48 Versículos de la Biblia sobre Luz natural,
Versículos Más Relevantes
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y apartó Dios a la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche; y fue la tarde y la mañana un día.
Y dijo Dios: Sean luminarias en el extendimiento de los cielos para apartar el día y la noche; y sean por señales, y por tiempos determinados , y por días y años; y sean por luminarias en el extendimiento de los cielos para alumbrar sobre la tierra; y fue así. E hizo Dios las dos luminarias grandes; la luminaria grande para que señorease en el día, y la luminaria pequeña para que señorease en la noche, y las estrellas.Leer más.
Y las puso Dios en el extendimiento de los cielos, para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para apartar la luz y las tinieblas; y vio Dios que era bueno.
Del resplandor de su presencia se encendieron ascuas ardientes. El SEÑOR tronó desde los cielos, y el Altísimo dio su voz; arrojó saetas, y los desbarató; relampagueó, y los consumió.
Con sus estornudos encienden lumbre, y sus ojos son como los párpados del alba. De su boca salen hachas de fuego, centellas de fuego proceden. De sus narices sale humo como de una olla o caldero que hierve.Leer más.
Su aliento enciende los carbones, y de su boca sale llama.
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú compusiste: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?
al que hizo las grandes luminarias, porque para siempre es su misericordia; el sol para que dominase en el día, porque para siempre es su misericordia; la luna y las estrellas para que dominasen en la noche, porque para siempre es su misericordia.
Que formo la luz, y creo las tinieblas; que hago la paz y que creo el mal. Yo soy el SEÑOR, que hago todo esto.
Así dijo el SEÑOR, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche; que parte el mar y sus ondas braman; el SEÑOR de los ejércitos es su Nombre:
Toda buena dádiva, y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las lumbres, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
He aquí que sobre él sobre extiende su luz, y cubrió las raíces del mar. Con ellas castiga a los pueblos, y da comida a la multitud. Con las nubes encubre la luz, y les manda que vayan contra ella.
El SEÑOR será tu guardador; el SEÑOR será tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche.
para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueva sobre justos e injustos.
Porque el Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la claridad de Dios en la faz del Cristo Jesús.
Y el SEÑOR iba delante de ellos de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino; y de noche en una columna de fuego para alumbrarles; a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego.
E iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquellos , y alumbraba la noche a Israel ; y en toda aquella noche nunca llegaron los unos a los otros.
y en el desierto has visto que el SEÑOR tu Dios te ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta que habéis venido a este lugar.
Y con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.
Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y el SEÑOR dio voces y granizó, y el fuego discurría por la tierra; y llovió el SEÑOR granizo sobre la tierra de Egipto. Y hubo granizo, y fuego mezclado entre el granizo, tan grande, cual nunca hubo en toda la tierra de Egipto desde que fue habitada.
Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.
He aquí, que yo vuelvo atrás la sombra de los grados, que ha descendido en el reloj de Acaz por el Sol, diez grados. Y el Sol fue tornado diez grados atrás, por los cuales había ya descendido.
El sol y la luna se pararon en su estancia; a la luz de tus saetas anduvieron, y al resplandor de tu fulgente lanza.
Y cuando era como la hora sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se obscureció; y el velo del Templo se rompió por medio.
Y procediendo, aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo;
Mas aconteció que yendo yo, y llegando cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo;
en mitad del día, oh rey, vi en el camino una luz del cielo, que sobrepujaba al resplandor del sol, la cual me rodeó y a los que iban conmigo.
Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
Y he aquí, el ángel del Señor sobrevino, y una luz resplandeció en la cárcel; e hiriendo a Pedro en el lado, le despertó, diciendo: Levántate prestamente. Y las cadenas se le cayeron de las manos.
Y tenía en su diestra siete estrellas; y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
Y la luz de la luna será como la luz del Sol; y la luz del Sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que soldará el SEÑOR la quebradura de su pueblo, y curará la llaga de su herida.
Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la tierra apretura de las naciones por la confusión del sonido del mar y de las ondas;
Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.
Y se transfiguró delante de ellos; y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos fueron blancos como la luz.
Y seis días después tomó Jesús a Pedro, y a Jacobo, y a Juan, y los sacó aparte solos a un monte alto; y fue transfigurado delante de ellos.
Y miré, y he aquí un viento tempestuoso venía del aquilón, y una gran nube, y un fuego que venía revolviéndose, y tenía en derredor suyo un resplandor, y en medio de él, en medio del fuego una cosa que parecía como de ámbar,
y su cuerpo era como piedra de Tarsis (turquesa ), y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce resplandeciente, y la voz de sus palabras como la voz de un ejército.
Por esta causa los corté con los profetas, con las palabras de mi boca los maté; para que tu justicia sea como luz que sale.
Porque como el relámpago, que resplandece de la región de debajo del cielo, resplandece en lo que esta debajo del cielo, así también será el Hijo del hombre en su día.
Y sobre el cielo que estaba sobre sus cabezas, había una figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él. Y vi una cosa que parecía como de ámbar, que parecía que había fuego dentro de ella, la cual se veía desde sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor que parecía el arco del cielo que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria del SEÑOR. Y yo lo vi, y caí sobre mi rostro, y oí voz de uno que hablaba.