30 Versículos de la Biblia sobre Mal liderazgo

Dirán todos mis huesos: SEÑOR, ¿quién como tú, que libras al afligido de aquel que es más fuerte que él, sí, al afligido y al necesitado de aquel que lo despoja?

El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor, pero el que se apiada del necesitado le honra.

Bienaventurada tú, tierra, cuyo rey es de noble cuna y cuyos príncipes comen a su debida hora, para fortalecerse y no para embriagarse.

El hace justicia al huérfano y a la viuda, y muestra su amor al extranjero dándole pan y vestido.

Al fin de cada tercer año, sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año y {lo} depositarás en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni herencia contigo, y el forastero, el huérfano y la viuda que habitan en tus ciudades, y comerán y se saciarán, para que el SEÑOR tu Dios te bendiga en toda obra que tu mano haga.

Porque nunca faltarán pobres en tu tierra; por eso te ordeno, diciendo: ``Con liberalidad abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra."

El generoso será bendito, porque da de su pan al pobre.

El que da al pobre no pasará necesidad, pero el que cierra sus ojos tendrá muchas maldiciones.

Abre tu boca por los mudos, por los derechos de todos los desdichados. Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende los derechos del afligido y del necesitado.

No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.

Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.

Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.

``Porque yo sé los planes que tengo para vosotros" --declara el SEÑOR-- ``planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.

Será también el SEÑOR baluarte para el oprimido, baluarte en tiempos de angustia.

Pues el necesitado no será olvidado para siempre, ni la esperanza de los afligidos perecerá eternamente.

Por la desolación del afligido, por los gemidos del menesteroso, me levantaré ahora, dice el SEÑOR; lo pondré en la seguridad que anhela.

Los pobres comerán y se saciarán; los que buscan al SEÑOR, le alabarán. ¿Viva vuestro corazón para siempre!

Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan.

Haga él justicia a los afligidos del pueblo, salve a los hijos de los pobres, y aplaste al opresor.

Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso. Rescatad al débil y al necesitado; librad{los} de la mano de los impíos.

Porque El está a la diestra del pobre, para salvarlo de los que juzgan su alma.

El levanta al pobre del polvo, y al necesitado saca del muladar,

Yo sé que el SEÑOR sostendrá la causa del afligido, {y} el derecho de los pobres.

El que se apiada del pobre presta al SEÑOR, y El lo recompensará por su buena obra.

El que oprime al pobre para engrandecerse, o da al rico, sólo {llegará a} la pobreza.

No robes al pobre, porque es pobre, ni aplastes al afligido en la puerta; porque el SEÑOR defenderá su causa, y quitará la vida de los que los roban.

Dad, y os será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis, se os volverá a medir.

pero los que esperan en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; se remontarán {con} alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.

Por tanto andarás en el camino de los buenos, y guardarás las sendas de los justos; porque los rectos morarán en la tierra, y los íntegros permanecerán en ella;

Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede {hacer} perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno.