27 Versículos de la Biblia sobre Techo
Versículos Más Relevantes
Yo te ruego que hagas una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, mesa, silla, y candelero, para que cuando viniere a nuestra casa, se recoja en ella.
Entonces pusieron una tienda a Absalón sobre el terrado, y entró Absalón a las concubinas de su padre, en ojos de todo Israel.
Mejor es vivir en un rincón del terrado que con la mujer rencillosa en espaciosa casa.
Mejor es estar en un rincón del terrado, que con la mujer rencillosa en casa espaciosa.
Y cuando descendieron de lo alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado. Y al otro día madrugaron, al despuntar del alba, y Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado; y dijo: Levántate, para que te despache. Se levantó luego Saúl, y salieron fuera ambos, él y Samuel.
Y acaeció que levantándose David de su cama a la hora de la tarde, se paseaba por el terrado de la casa real, cuando vio desde el terrado una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.
Al cabo de doce meses, andándose paseando sobre el palacio del reino de Babilonia,
y el que estuviere sobre la casa, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa;
En aquel día, el que estuviere en el terrado, y sus alhajas en casa, no descienda a tomarlas; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás.
Salió, pues, el pueblo, y trajeron, y se hicieron cabañas, cada uno sobre su terrado, en sus patios, en los patios de la Casa de Dios, en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la puerta de Efraín.
Asimismo derribó el rey los altares que estaban sobre la techumbre de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la Casa del SEÑOR; y de allí corrió y arrojó el polvo en el arroyo de Cedrón.
Y las casas de Jerusalén, y las casas de los reyes de Judá, serán como el lugar de Tofet, inmundas, por todas las casas sobre cuyos tejados ofrecieron perfumes a todo el ejército del cielo, y vertieron libaciones a dioses ajenos.
y vendrán los caldeos que combaten esta ciudad, y encenderán esta ciudad a fuego, y la abrasarán, asimismo las casas sobre cuyas azoteas ofrecieron perfumes a Baal y derramaron libaciones a dioses ajenos, para provocarme a ira.
y a los que se inclinan sobre los terrados al ejército del cielo; y a los que se inclinan jurando por el SEÑOR y jurando por su rey;
Y al día siguiente, yendo ellos su camino, y llegando cerca de la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar, cerca de la hora sexta;
Se ceñirán de cilicio en sus plazas; en sus terrados y en sus calles todos aullarán, descendiendo en llanto.
Después Abimelec se fue a Tebes; y puso cerco a Tebes, y la tomó. En medio de aquella ciudad había una torre fuerte, a la cual se retiraron todos los hombres y mujeres, y todos los señores de la ciudad; y cerrando tras sí las puertas, subieron al techo de la torre. Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó a la puerta de la torre para prenderle fuego.
Y David estaba sentado entre las dos puertas; y el atalaya había ido al terrado de sobre la puerta en el muro, y alzando sus ojos, miró, y vio a uno que corría solo.
Sobre todas las techumbres de Moab y en sus plazas, todo él será llanto; porque yo quebranté a Moab como a vaso que no agrada, dijo el SEÑOR.
Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Lo que os digo en tinieblas, decidlo en luz; y lo que oís al oído, predicadlo desde los terrados.
Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido. Por tanto, las cosas que dijisteis en tinieblas, a la luz serán oídas; y lo que hablasteis al oído en los aposentos, será pregonado en los tejados.
Y como no podían llegar a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
Y no hallando por donde meterle a causa de la multitud, se subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, en medio, delante de Jesús;
Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di con la palabra, y mi criado sanará.
Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de su casa, envió el centurión amigos a él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado;