'Bienes' en la Biblia
Y tomó Abram a Sarai su esposa, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado, y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.
Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron.
Y recobró todos los bienes, y también a Lot su hermano y sus bienes, y también a las mujeres y a la gente.
Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma para ti los bienes.
Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, pues tenía a su disposición todos los bienes de su señor: y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.
Y puso en camino todo su ganado, y todos sus bienes que había adquirido, el ganado de su ganancia que había obtenido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán.
Sus ganados, sus bienes y todas sus bestias serán nuestros; solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros.
y todos sus bienes; se llevaron cautivos a todos sus niños y sus esposas, y saquearon todo lo que había en casa. 33 44
Y Esaú tomó sus esposas, sus hijos y sus hijas, y todas las personas de su casa, y sus ganados, y todas sus bestias, y todos sus bienes que había adquirido en la tierra de Canaán, y se fue a otra tierra, lejos de su hermano Jacob.
Porque los bienes de ellos eran tantos que no podían habitar juntos, y la tierra de su peregrinación no los podía sostener a causa de sus ganados.
Y no os preocupéis por vuestros bienes, porque el bien de la tierra de Egipto será vuestro.
Y tomaron sus ganados, y sus bienes que había adquirido en la tierra de Canaán, y se vinieron a Egipto, Jacob, y toda su simiente consigo;
Juramento de Jehová tendrá lugar entre ambos de que no echó su mano a los bienes de su prójimo: y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará.
Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, y en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que juró Jehová a tus padres que te había de dar.
Tomó pues Hazael en su mano un presente de todos los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y lo salió a recibir: y llegó, y se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Benadad, rey de Siria, me ha enviado a ti, diciendo: ¿He de sanar de esta enfermedad?
Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló, diciendo: He aquí las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey bienes; yo, pues, te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, que hables bien.
Y a cualquiera que hubiere quedado de todos los lugares donde peregrinare, los hombres de su lugar ayúdenle con plata y oro, bienes y ganado; además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cuál está en Jerusalén.
Y todos los que estaban en sus alrededores corroboraron las manos de ellos con vasos de plata y de oro, con bienes y ganado, y con cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente.
Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, prestamente sea juzgado, o a muerte, o a destierro, o a confiscación de bienes, o a prisión.
No se enriquecerá, ni sus bienes perdurarán, ni extenderá por la tierra su hermosura.
Restituirá el trabajo conforme a los bienes que tomó; según su sustancia será la restitución, y no se gozará en ello.
Les había colmado de bienes sus casas. Lejos sea de mí el consejo de los impíos.
Bienes y riquezas hay en su casa; y su justicia permanece para siempre.
El hombre que ama la sabiduría alegra a su padre; mas el que mantiene rameras desperdiciará sus bienes.
Cuando los bienes aumentan, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?
Igualmente, a todo hombre a quien Dios le da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellos y tome su porción y goce de su trabajo. Esto es don de Dios.
Un hombre a quien Dios da riquezas, bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; mas Dios no le da facultad de comer de ello, sino que los extraños se lo comen. Esto es vanidad y penosa enfermedad.
No habías de haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no habías tú de haber mirado su mal el día de su quebranto, ni haber echado mano a sus bienes el día de su calamidad.
De otra manera, ¿cómo puede uno entrar a la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no ata al hombre fuerte? Y entonces podrá saquear su casa.
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
Nadie puede entrar en la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no ata al hombre fuerte, y entonces podrá saquear su casa.
A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos.
y Juana, esposa de Chuza, mayordomo de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.
Y les dijo: Mirad, y guardaos de la avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Y dijo: Esto haré; derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí almacenaré todos mis frutos y mis bienes;
y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.
En verdad os digo que él le pondrá sobre todos sus bienes.
y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me pertenece. Y él les repartió sus bienes.
Y no muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, partió lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
Pero cuando vino éste, tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has matado para él el becerro grueso.
Y dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él de que había disipado sus bienes.
Y Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado, y tú atormentado.
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos, según cada uno tenía necesidad.
¿Y por qué no decir (como somos difamados, y algunos afirman que decimos): Hagamos males para que vengan bienes? La condenación de los cuales es justa.
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, que predican el evangelio de los bienes!
Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos partícipes de sus bienes espirituales, deben también ellos servirles en los carnales.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve.
El que es enseñado en la palabra, comunique en todos sus bienes al que lo instruye.
Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos; sino sírvanles mejor, por cuanto son fieles y amados, y partícipes de los bienes. Esto enseña y exhorta.
Mas estando ya presente Cristo, Sumo Sacerdote de los bienes que habían de venir, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación;
Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
Y os compadecisteis de mí en mis cadenas, y el despojo de vuestros bienes padecisteis con gozo, sabiendo en vosotros que tenéis una mejor y perdurable sustancia en los cielos.
Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano tener necesidad, y le cierra sus entrañas, ¿cómo mora el amor de Dios en él?