'Murieron' en la Biblia
Y los hijos de Judá: Er, Onán, Sela, Fares y Zara: mas Er y Onán, murieron en la tierra de Canaán. Y los hijos de Fares fueron Hezrón y Hamul.
Asimismo los peces que había en el río murieron; y el río se corrompió, y los egipcios no podían beber de él: y hubo sangre por toda la tierra de Egipto.
E hizo Jehová conforme a la palabra de Moisés, y murieron las ranas de las casas, de los cortijos y de los campos.
Y salió fuego de delante de Jehová que los quemó, y murieron delante de Jehová.
Y Jehová habló a Moisés, después que murieron los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron.
Mas Nadab y Abiú murieron delante de Jehová, cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová, en el desierto de Sinaí: y no tuvieron hijos: y Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio delante de Aarón su padre.
aquellos varones que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Jehová.
Y los que murieron en aquella mortandad fueron catorce mil setecientos, sin los muertos por el asunto de Coré.
Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil.
Mas los hijos de Coré no murieron.
Los hijos de Judá: Er y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán.
Mas Nadab y Abiú murieron, cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová.
Y cuando iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, Jehová arrojó sobre ellos del cielo grandes piedras hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada.
Y así todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza de modo que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.
entonces le decían: Ahora, pues, di Shibolet. Y él decía Sibolet; porque no podía pronunciarlo correctamente. Entonces le echaban mano, y le degollaban junto a los vados del Jordán. Y murieron entonces de los de Efraín cuarenta y dos mil.
Así todos los que de Benjamín murieron aquel día, fueron veinticinco mil hombres que sacaban espada, todos ellos hombres de guerra.
Y murieron también los dos, Mahalón y Quilión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido.
Y David le dijo: ¿Qué ha acontecido? Te ruego que me lo digas. Y él respondió: El pueblo huyó de la batalla, y también muchos del pueblo cayeron y son muertos; también Saúl y Jonatán su hijo murieron.
Mas los siervos de David hirieron de los de Benjamín y de los de Abner, a trescientos sesenta hombres, los cuales murieron.
pero los arqueros tiraron contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; y murió también tu siervo Urías heteo.
Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en una casa en guarda, y les dio de comer; pero nunca más entró a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron en viudez de por vida.
y los entregó en manos de los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová: y murieron juntos aquellos siete, lo cuales fueron muertos en el tiempo de la siega, en los primeros días, en el principio de la siega de las cebadas.
Y Jehová envió pestilencia a Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.
Pero Nadab y Abiú murieron antes que su padre, y no tuvieron hijos; por lo cual Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio.
Y había criado a Hadasa, que es Esther, hija de su tío, porque no tenía padre ni madre; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer; y como su padre y su madre murieron, Mardoqueo la había tomado por hija suya.
y he aquí un gran viento que vino del lado del desierto, y azotó las cuatro esquinas de la casa, y cayó sobre los jóvenes, y murieron; solamente escapé yo para traerte la noticia.
Y alabé yo a los muertos, los que ya murieron, más que a los vivientes, los que aún están con vida.
Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos por el hambre; porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra.
Y la tomó el tercero; asimismo también los siete; y murieron sin dejar descendencia.
Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
Éste es el pan que descendió del cielo: No como vuestros padres que comieron el maná, y murieron; el que come de este pan vivirá eternamente.
¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? También los profetas murieron. ¿Quién te haces a ti mismo?
Así también fue el don, mas no como el pecado. Porque si por el pecado de uno muchos murieron, mucho más la gracia de Dios abundó para muchos, y el don de gracia por un hombre, Jesucristo.
Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: Que si uno murió por todos, luego todos murieron;
Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
Y el nombre de la estrella se dice Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas fue tornada en ajenjo; y muchos hombres murieron por las aguas, porque fueron hechas amargas.
Y en aquella hora fue hecho gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y siete mil hombres murieron en el terremoto; y los demás se espantaron, y dieron gloria al Dios del cielo.