'Quinto' en la Biblia
Y fue la tarde y la mañana el quinto día.
Y oyó Dios a Lea: y concibió, y dio a luz a Jacob el quinto hijo.
Mas al quinto año comeréis el fruto de él, para que os haga crecer su fruto: Yo Jehová vuestro Dios.
El quinto día, Selumiel hijo de Zurisadai, príncipe de los hijos de Simeón.
Y el quinto día, nueve becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto;
Y subió Aarón el sacerdote al monte de Hor, conforme al dicho de Jehová, y allí murió a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mes quinto, en el primer día del mes.
Y al quinto día levantándose de mañana para irse, le dijo el padre de la joven: Te ruego que confortes ahora tu corazón. Y se detuvieron hasta que ya declinaba el día, y comieron ambos juntos.
El cuarto, Adonías hijo de Haguit; el quinto, Sefatías hijo de Abital;
Al quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén.
En el quinto año de Joram hijo de Acab rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat rey de Judá.
En el mes quinto, en el séptimo día del mes, siendo el año diecinueve de Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, siervo del rey de Babilonia.
el quinto, Sefatías, de Abital; el sexto, Itream, de Egla su esposa.
Mismana el cuarto, Jeremías el quinto,
Los hijos de Obed-edom: Semaías el primogénito, Jozabad el segundo, Joah el tercero, el cuarto Sacar, el quinto Natanael;
El quinto jefe para el quinto mes era Samhut izrita; y en su división había veinticuatro mil.
Y sucedió que en el quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén (por cuanto se habían rebelado contra Jehová),
Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, según la buena mano de su Dios sobre él.
Fue asimismo en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto.
Y aconteció en el mismo año, en el principio del reinado de Sedequías rey de Judá, en el año cuarto, en el quinto mes, que Hananías, hijo de Azur, profeta que era de Gabaón, me habló en la casa de Jehová delante de los sacerdotes y de todo el pueblo, diciendo:
Y aconteció en el año quinto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, que promulgaron ayuno en la presencia de Jehová, a todo el pueblo de Jerusalén, y a todo el pueblo que venía de las ciudades de Judá a Jerusalén.
Y en el mes quinto, a los diez del mes, que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, entró a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, que solía estar delante del rey de Babilonia.
Y aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, el quinto día del mes, estando yo en medio de los cautivos junto al río de Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios.
En el quinto día del mes, que fue en el quinto año de la cautividad del rey Joaquín,
Y aconteció en el año séptimo, en el mes quinto, a los diez del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí.
y a hablar a los sacerdotes que estaban en la casa de Jehová de los ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?
Habla a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí?
Así dice Jehová de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se convertirán en gozo y alegría para la casa de Judá, y en fiestas de regocijo. Amad, pues, la verdad y la paz.
Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían.
Y el quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y le fue dada la llave del pozo del abismo.
Y el quinto ángel derramó su copa sobre la silla de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y se mordían sus lenguas de dolor;
el quinto, ónice; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.