'Sal' en la Biblia
Sal del arca tú, y tu esposa, y tus hijos, y las esposas de tus hijos contigo.
Entonces la esposa de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.
Toma, pues, ahora tus armas, tu aljaba y tu arco, y sal al campo, y tráeme caza;
Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste la columna, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora, y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tus padres.
Y descenderán a mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Sal tú, y todo el pueblo que está bajo de ti; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de delante de Faraón.
Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal, pelea con Amalec: mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.
Y sazonarás con sal toda ofrenda de tu presente; y no harás que falte jamás de tu presente la sal del pacto de tu Dios: en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.
Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo: pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu simiente contigo.
(Azufre y sal, calcinada está toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, que Jehová destruyó en su furor y en su ira);
Nibsan, la ciudad de la sal y Engadi; seis ciudades con sus aldeas.
¡Quisiera Dios que este pueblo estuviera bajo mi mano! Yo echaría luego a Abimelec. Y decía a Abimelec: Aumenta tus escuadrones, y sal.
Y Zebul le respondió: ¿Dónde está ahora aquel tu hablar, diciendo: Quién es Abimelec para que le sirvamos? ¿No es éste el pueblo que tenías en poco? Sal pues, ahora, y pelea contra él.
Y Abimelec combatió contra aquella ciudad todo aquel día; y tomó la ciudad, y mató al pueblo que estaba en ella, y asoló la ciudad y la sembró de sal.
Y David ganó fama cuando regresó de herir de los sirios a dieciocho mil hombres en el valle de la Sal.
Levántate pues, ahora, y sal, y habla bondadosamente a tus siervos; porque juro por Jehová, que si no sales, no quedará ni uno contigo esta noche; y esto te será peor que todos los males que te han sobrevenido desde tu juventud hasta ahora.
Y él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.
Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned sal en ella. Y se la trajeron.
Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así dice Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni esterilidad.
Éste mató asimismo a diez mil edomitas en el valle de la Sal, y tomó a Sela en batalla, y la llamó Jocteel, hasta hoy.
Y así que oigas venir un estruendo por las copas de los árboles de moras, sal luego a la batalla; porque Dios saldrá delante de ti, y herirá el ejército de los filisteos.
A más de esto Abisai hijo de Sarvia hirió en el valle de la Sal a dieciocho mil edomitas.
¿No sabéis vosotros, que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos mediante pacto de sal?
Y él dijo: Saldré y seré espíritu de mentira en la boca de todos los profetas. Y Jehová dijo: Incita, y también prevalece; sal, y hazlo así.
Esforzándose entonces Amasías, sacó a su pueblo, y vino al valle de la Sal, y mató de los hijos de Seir diez mil.
Y se pusieron contra el rey Uzías, y le dijeron: No a ti, oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, por que has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios.
Y lo que fuere necesario, becerros y carneros y corderos, para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado cada día, sin falta;
hasta cien talentos de plata, y hasta cien coros de trigo, y hasta cien batos de vino, y hasta cien batos de aceite; y sal sin medida.
¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿O habrá gusto en la clara del huevo?
Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstrale; libra mi alma del malo con tu espada;
«Al Músico principal; sobre Susan-edut: Mictam de David, para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, e hirió de Edom en el valle de la Sal a doce mil» Oh Dios, tú nos has desechado, nos disipaste; te has airado; ¡vuélvete a nosotros!
Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres, sal tras las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.
Entonces dijo Jehová a Isaías: Sal ahora al encuentro de Acaz, tú, y Sear-jasub tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el camino de la Heredad del Lavador,
Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo de menstruo: ¡Sal fuera! les dirás.
y sal al valle del hijo de Hinom, que está a la entrada de la puerta oriental, y proclama allí las palabras que yo te hablaré.
Y vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me dijo: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo.
Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para atemperarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas.
Y los ofrecerás delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos y los ofrecerán en holocausto a Jehová.
Por tanto, vivo yo, dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra; campo de ortigas, y mina de sal, y asolamiento perpetuo: el remanente de mi pueblo los saqueará, y el resto de mi gente los heredará.
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y ser hollada por los hombres.
Y Jesús le reprendió, diciendo: ¡Enmudece, y sal de él!
Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.
Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.
Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal.
Buena es la sal; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será sazonada? Tened sal en vosotros mismos, y tened paz los unos con los otros.
Y Jesús le reprendió, diciendo: Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno.
Aquel mismo día vinieron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
Buena es la sal; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será sazonada?
Entonces sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.
y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que te mostraré.
Y le vi que me decía: Date prisa, y sal cuanto antes de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.
Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.