'Testigos' en la Biblia
Cualquiera que hiriere a alguno, por dicho de testigos, morirá el homicida; mas un solo testigo no hablará contra alguna persona para que muera.
yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que presto pereceréis totalmente de la tierra a la cual pasáis el Jordán para heredarla; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos.
Por dicho de dos o de tres testigos, morirá el que hubiere de morir; no morirá por el dicho de un solo testigo.
La mano de los testigos será primero sobre él para matarlo, y después la mano de todo el pueblo; así quitarás el mal de en medio de ti.
No valdrá un testigo contra ninguno en cualquier iniquidad, o en cualquier pecado, en cualquier pecado que cometiere. En el dicho de dos o tres testigos consistirá el negocio.
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu simiente;
Congregad a mí todos los ancianos de vuestras tribus, y a vuestros alcaldes, y hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos y a la tierra.
Y Josué respondió al pueblo: Vosotros seréis testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido al SEÑOR para servirle. Y ellos respondieron: Testigos seremos.
Y Booz dijo a los ancianos y a todo el pueblo: Vosotros seréis hoy testigos de como tomo todas las cosas que fueron de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón, de mano de Noemí.
Y que también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para que yo levante el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se pierda de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar. Vosotros seréis hoy testigos.
Y dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos. El SEÑOR haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y tú seas ilustre en Efrata, y tengas nombradía en Belén;
No me entregues a la voluntad de mis enemigos; porque se han levantado contra mí testigos falsos, y quien habla calumnia.
Se levantaron testigos falsos; me demandaron lo que no sabía;
Y junté conmigo por testigos fieles a Urías, el sacerdote, y a Zacarías hijo de Jeberequías.
Congréguense a una todos los gentiles, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay, que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y serán sentenciados por justos; oigan, y digan: Verdad.
Vosotros sois mis testigos, dice el SEÑOR, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis, que yo mismo soy; antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí.
Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros extraño. Vosotros pues sois mis testigos, dice el SEÑOR, que yo soy Dios.
No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde antiguo, y te dije antes lo que estaba por venir? Luego vosotros sois mis testigos que no hay Dios sino yo; y que no hay Fuerte, que yo no conozca.
Los formadores de escultura, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y testigos de ellos, ellos mismos, que ni ven ni entienden; por tanto se avergonzarán.
Y escribí la carta, y la sellé, e hice atestiguar a testigos, y pesé el dinero con balanza.
Y di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maasías, delante de Hanameel el hijo de mi tío, y delante de los testigos que habían suscrito en la carta de venta, delante de todos los judíos que estaban en el patio de la guarda.
Y tú Señor DIOS me dijiste a mí: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos; y la ciudad es entregada en manos de los caldeos.
Heredades comprarán por dinero, y harán carta, y la sellarán, y pondrán testigos, en tierra de Benjamín y en los contornos de Jerusalén, y en las ciudades de Judá; y en las ciudades de las montañas, y en las ciudades de los campos, y en las ciudades que están al Mediodía; porque yo haré tornar su cautividad, dice el SEÑOR.
Mas si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que en boca de dos o de tres testigos conste toda palabra.
y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se llegaban, aun no lo hallaron; mas a la postre vinieron dos testigos falsos,
Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestidos, diciendo: Ha blasfemado; ¿qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia.
Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestidos, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?
Y vosotros sois testigos de estas cosas.
Vosotros mismos me sois testigos que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.
mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra.
A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
y matasteis al Autor de la vida, al cual Dios ha resucitado de los muertos; de lo que nosotros somos testigos.
Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le persuaden.
Y pusieron testigos falsos, que dijeran: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y la ley;
y echándolo fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de Judea, y en Jerusalén; al cual mataron colgándole en un madero.
no a todo el pueblo, sino a testigos que Dios antes había ordenado, es a saber, a nosotros que comimos y bebimos juntamente con él, después que resucitó de los muertos.
Y él fue visto por muchos días de los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales hasta ahora son sus testigos al pueblo.
Y aun somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él haya levantado al Cristo; al cual empero no levantó, si los muertos no resucitan.
Esta tercera vez voy a vosotros. En la boca de dos o de tres testigos consistirá toda palabra.
Vosotros sois testigos, y Dios, de cuán santa y justa e irreprensiblemente nos condujimos con vosotros que creisteis;
Contra un anciano no recibas acusación, sino con dos o tres testigos.
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual así mismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos.
Y lo que has oído de mí entre muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que serán idóneos para enseñar también a otros.
El que menospreciare la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere sin ninguna misericordia.
Por tanto nosotros también, teniendo puesta sobre nosotros una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos por paciencia la carrera que nos es propuesta,
y tened vuestra conversación honesta entre los gentiles; para que, en lo que ellos murmuran de vosotros como de malhechores, siendo testigos de sus buenas obras, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, estimándoos.
Y daré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
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