Multitud de camellos te cubrirá, dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Seba; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová.

Los reyes de Tarsis y de las islas traerán presentes; los reyes de Seba y de Sabá ofrecerán dones,

Y entrando en la casa, vieron al niño con María su madre, y postrándose lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.

Y Jocsán engendró a Seba y a Dedán; y los hijos de Dedán fueron Asurim, Letusim y Leumim.

Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas, que no había número en ellos ni en sus camellos: así venían a la tierra para devastarla.

Y los hijos de Cus: Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Y los hijos de Raama: Seba y Dedán.

Éstos, pues, son los nombres de los hijos de Ismael, por sus nombres, por sus linajes: El primogénito de Ismael, Nebaiot; luego Cedar, Abdeel, Mibsam,

Y Madián, y Amalec, y todos los orientales, estaban tendidos en el valle como langostas en muchedumbre, y sus camellos eran innumerables, como la arena que está a la ribera del mar en multitud.

Y vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, ella le comunicó todo lo que había en su corazón.

Tomó pues Hazael en su mano un presente de todos los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y lo salió a recibir: y llegó, y se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Benadad, rey de Siria, me ha enviado a ti, diciendo: ¿He de sanar de esta enfermedad?

Y oyendo la reina de Seba la fama de Salomón, vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias aromáticas, y oro en abundancia, y piedras preciosas, para probar a Salomón con preguntas difíciles. Y luego que vino a Salomón, habló con él todo lo que en su corazón tenía.

Y vivirá, y se le dará del oro de Seba; y se orará por él continuamente; todo el día se le bendecirá.

Carga acerca de las bestias del Neguev: De la tierra de tribulación y angustia, de donde viene el leoncillo y el león, la víbora y la serpiente voladora, llevarán sus riquezas sobre los lomos de sus asnos, y sus tesoros sobre gibas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho.

Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar y cuanto hay en él, las islas y los moradores de ellas.

Así dice Jehová: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía y los sabeos, hombres de gran estatura, se pasarán a ti, y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán con grillos; se inclinarán delante de ti y te suplicarán, diciendo: Ciertamente en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios.

Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros del Dios nuestro seréis llamados; comeréis la riqueza de los gentiles, y con su gloria seréis exaltados.

Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, será grande mi nombre entre los gentiles; y en todo lugar se ofrecerá incienso a mi nombre, y ofrenda limpia; porque mi nombre será grande entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.

y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre.

Y aunque sea ofrecido sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros.

Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido; para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

Después de estas cosas miré, y he aquí una gran multitud, la cual ninguno podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos;

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