15 Versículo de la Biblia sobre Arco y flechas, símbolo de fuerza
Versículos Más Relevantes
Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará. Porque tú nos has guardado de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecían.
Has dado a los que te temen bandera que alcen por la verdad. (Selah.)
mas su arco quedó en fortaleza, y los brazos de sus manos se corroboraron por las manos del Fuerte de Jacob; de allí apacentó la piedra de Israel,
Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego.
Y haré por ellos concierto en aquel tiempo con las bestias del campo, y con las aves del cielo, y con las serpientes de la tierra; y quebraré arco, y espada, y batalla de la tierra, y los haré dormir seguros.
Y de Efraín talaré los carros, y los caballos de Jerusalén; y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a los gentiles; y su Señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra.
Dios es el que juzga al justo; y Dios está airado contra los impíos todos los días. Si no se volviere, él afilará su espada; armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.
Porque tendieron mal contra ti; fraguaron maquinaciones, mas no prevalecieron. Por tanto tú los pondrás aparte; con tu arco apuntarás a sus rostros.
Dálet: Entesó su arco como enemigo, afirmó su mano derecha como adversario, y mató toda cosa hermosa a la vista en la tienda de la hija de Sion; derramó como fuego su enojo.
Dálet: Su arco entesó, y me puso como blanco a la saeta.
Se descubrió enteramente tu arco; y los juramentos a las tribus, Palabra eterna, cuando partiste la tierra con ríos.
Porque he entesado para mí a Judá como arco, e hice a Efraín su flecha, y despertaré tus hijos, oh Sion, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente.
Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que estaba sentado encima de él, tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió victorioso, para que también venciera.
Mi gloria se renueva conmigo, y mi arco se renueva en mi mano.
Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.