31 Versículo de la Biblia sobre El Espíritu Santo dando vida
Versículos Más Relevantes
El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado, son Espíritu y son vida.
Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Formó, pues, El SEÑOR Dios al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un alma viviente.
Su espíritu adornó los cielos; su mano creó la serpiente huidora.
que todo el tiempo que mi alma estuviere en mí, y hubiere hálito de Dios en mis narices,
Ciertamente espíritu hay en el hombre, e inspiración del Omnipotente los hace que entiendan.
El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida.
Si él pusiera sobre el hombre su corazón, y recogiere así su espíritu y su aliento,
Con la palabra del SEÑOR fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos con el espíritu de su boca.
Envías tu espíritu, se crean; y renuevas la faz de la tierra.
Y la mano del SEÑOR fue sobre mí, y me sacó en el Espíritu del SEÑOR, y me puso en medio de un campo que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo alrededor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor DIOS, tú lo sabes.Leer más.
Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd Palabra del SEÑOR. Así dijo el Señor DIOS a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré nervios sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy el SEÑOR. Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un estruendo mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos acercaron cada hueso a su hueso. Y miré, y he aquí nervios sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; mas no había en ellos espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así dijo el Señor DIOS: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo. Me dijo luego: Hijo de hombre, todos estos huesos son la Casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y en nosotros mismos somos del todo talados. Por tanto, profetiza, y diles: Así dijo el Señor DIOS: He aquí, yo abro vuestros sepulcros, y os haré subir de vuestras sepulturas, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy el SEÑOR, cuando abriere vuestros sepulcros, y os sacare de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y yo os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo, el SEÑOR, hablé, y lo hice, dijo el SEÑOR.
Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis derechos, y los pongáis por obra. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.
Y el nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así: Que siendo María su madre desposada con José, antes que se juntara, se halló que había concebido del Espíritu Santo.
Y pensando él en esto, he aquí el ángel del Señor se le aparece en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas de recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por lo cual también lo Santo que de ti nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Porque también el Cristo padeció una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
el cual fue declarado Hijo de Dios con potencia, según el Espíritu de santificación, por la resurrección de los muertos), de Jesús, el Cristo, Señor nuestro,
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, Espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde vaya; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo, Jesús, me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Porque la prudencia de la carne es muerte; mas la prudencia del Espíritu, vida y paz; por cuanto la prudencia de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede. Así que, los que son carnales no pueden agradar a Dios.Leer más.
Mas vosotros no sois en la carne, sino en el Espíritu, por cuanto el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo a la verdad es muerto a causa del pecado; mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó a Jesús, el Cristo de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si viviereis conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu mortificáis las obras del cuerpo, viviréis.
Porque el que siembra en su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra en el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Mas en el postrer día, el día grande de la Fiesta, se puso de pie y clamó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre. (Y esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él; porque aún no era dado el Espíritu Santo, porque Jesús aún no era glorificado.)
hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se torne en campo labrado; y el campo labrado sea estimado por bosque.
Porque yo derramaré aguas sobre el sediento, y ríos sobre la tierra árida. Derramaré mi Espíritu sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán como entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.
Y esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis derechos, y los pongáis por obra.
Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque derramaré mi Espíritu sobre la Casa de Israel, dijo el Señor DIOS.
Me hizo tornar luego a la entrada de la Casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente; y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al mediodía del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo rodear por el camino fuera de la puerta, por fuera al camino de la que mira al oriente; y he aquí las aguas que salían al lado derecho. Y saliendo el varón hacia el oriente, tenía un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos.Leer más.
Y midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Y midió otros mil, e iba ya el río que yo no podía pasar, porque las aguas se habían alzado, y el río no se podía pasar sino a nado. Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo tornar por la ribera del río. Y tornando yo, he aquí en la ribera del río había muchísimos árboles por un lado y el otro. Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al desierto, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas. Y será que toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchos peces en gran manera por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este arroyo. Y será que junto a él estarán pescadores; y desde En-gadi hasta En-eglaim será tendedero de redes, en su clase será su pescado como el pescado del gran mar, mucho en gran manera. Sus charcos y sus lagunas no se sanarán; quedarán para salinas. Y junto al arroyo, en su ribera de una parte y de otra, crecerá todo árbol de fruto de comer; su hoja nunca caerá, ni faltará su fruto; a sus meses madurará, porque sus aguas salen del Santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.
Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas; la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno.
Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú pedirías de él, y él te daría agua viva. La mujer le dice: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual él bebió, y sus hijos, y sus ganados?Leer más.
Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed; sino que el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En el medio de la plaza de ella, y de un lado y del otro del río, el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol son para la sanidad de los gentiles.