9 Versículo de la Biblia sobre La autoridad de Cristo sobre la muerte.
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Mientras les decía estas cosas, he aquí, vino un oficial {de la sinagoga} y se postró delante de El, diciendo: Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. Y levantándose Jesús, lo siguió, {y también} sus discípulos. Y he aquí, una mujer que había estado sufriendo de flujo de sangre por doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;Leer más.
pues decía para sí: Si tan sólo toco su manto, sanaré. Pero Jesús, volviéndose y viéndola, dijo: Hija, ten ánimo, tu fe te ha sanado. Y al instante la mujer quedó sana. Cuando entró Jesús en la casa del oficial, y vio a los flautistas y al gentío en ruidoso desorden, {les} dijo: Retiraos, porque la niña no ha muerto, sino que está dormida. Y se burlaban de El. Pero cuando habían echado fuera a la gente, El entró y la tomó de la mano; y la niña se levantó.
Y vino uno de los oficiales de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle se postró* a sus pies. Y le rogaba* con insistencia, diciendo: Mi hijita está al borde de la muerte; {te ruego} que vengas y pongas las manos sobre ella para que sane y viva. {Jesús} fue con él; y una gran multitud le seguía y le oprimía.Leer más.
Y una mujer que había tenido flujo de sangre por doce años, y había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado; cuando oyó hablar de Jesús, se llegó {a El} por detrás entre la multitud y tocó su manto. Porque decía: Si tan sólo toco sus ropas, sanaré. Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción. Y enseguida Jesús, dándose cuenta de que había salido poder de El, volviéndose entre la gente, dijo: ¿Quién ha tocado mi ropa? Y sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te oprime, y dices: `` ¿Quién me ha tocado?" Pero El miraba a su alrededor para ver a la {mujer} que le había tocado. Entonces la mujer, temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de El y le dijo toda la verdad. Y {Jesús} le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz y queda sana de tu aflicción. Mientras estaba todavía hablando, vinieron* de {casa del} oficial de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas aún al Maestro? Pero Jesús, oyendo lo que se hablaba, dijo* al oficial de la sinagoga: No temas, cree solamente. Y no permitió que nadie fuera con El sino {sólo} Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo. Fueron* a la casa del oficial de la sinagoga, y {Jesús} vio* el alboroto, y {a los que} lloraban y se lamentaban mucho. Y entrando les dijo*: ¿Por qué hacéis alboroto y lloráis? La niña no ha muerto, sino que está dormida. Y se burlaban de El. Pero El, echando fuera a todos, tomó* consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con El, y entró* donde estaba la niña. Y tomando a la niña por la mano, le dijo*: Talita cum (que traducido significa: Niña, a ti te digo, ¡levántate!). Al instante la niña se levantó y {comenzó a} caminar, pues tenía doce años. Y al momento se quedaron completamente atónitos.
Cuando Jesús volvió, la multitud le recibió {con gozo}, porque todos le habían estado esperando. Y he aquí, llegó un hombre llamado Jairo, que era un oficial de la sinagoga; y cayendo a los pies de Jesús le rogaba que entrara a su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que estaba al borde de la muerte. Pero mientras El iba, la muchedumbre le apretaba.Leer más.
Y una mujer que había tenido un flujo de sangre por doce años y que había gastado en médicos todo cuanto tenía y no podía ser curada por nadie, se acercó {a Jesús} por detrás y tocó el borde de su manto, y al instante cesó el flujo de su sangre. Y Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Mientras todos lo negaban, Pedro dijo, y los que con él estaban: Maestro, las multitudes te aprietan y te oprimen. Pero Jesús dijo: Alguien me tocó, porque me di cuenta que de mí había salido poder. Al ver la mujer que ella no había pasado inadvertida, se acercó temblando, y cayendo delante de El, declaró en presencia de todo el pueblo la razón por la cual le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. Y El le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz. Mientras estaba todavía hablando, vino* alguien de {la casa del} oficial de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. Pero cuando Jesús {lo} oyó, le respondió: No temas; cree solamente, y ella será sanada. Y cuando El llegó a la casa, no permitió que nadie entrara con El sino {sólo} Pedro, Juan y Jacobo, y el padre y la madre de la muchacha. Todos la lloraban y se lamentaban; pero El dijo: No lloréis, porque no ha muerto, sino que duerme. Y se burlaban de El, sabiendo que ella había muerto. Pero El, tomándola de la mano, clamó, diciendo: ¿Niña, levántate! Entonces le volvió su espíritu, y se levantó al instante, y El mandó que le dieran de comer.
Pasado el día de reposo, al amanecer del primer {día} de la semana, María Magdalena y la otra María vinieron a ver el sepulcro. Y he aquí, se produjo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendiendo del cielo, y acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestidura blanca como la nieve;Leer más.
y de miedo a él los guardias temblaron y se quedaron como muertos. Y hablando el ángel, dijo a las mujeres: Vosotras, no temáis; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, porque ha resucitado, tal como dijo. Venid, ved el lugar donde yacía. E id pronto, y decid a sus discípulos que El ha resucitado de entre los muertos; y he aquí, El va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os {lo} he dicho.
Pasado el día de reposo, María Magdalena, María, la {madre} de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. Y muy de mañana, el primer día de la semana, llegaron* al sepulcro cuando el sol {ya} había salido. Y se decían unas a otras: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?Leer más.
Cuando levantaron los ojos, vieron* que la piedra, aunque era sumamente grande, había sido removida. Y entrando en el sepulcro, vieron a un joven sentado al {lado} derecho, vestido con ropaje blanco; y ellas se asustaron. Pero él les dijo*: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar donde le pusieron.
Pero el primer {día} de la semana, al rayar el alba, {las mujeres} vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado. Y encontraron {que} la piedra {había sido} removida del sepulcro, y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.Leer más.
Y aconteció que estando ellas perplejas por esto, de pronto se pusieron junto a ellas dos varones en vestiduras resplandecientes; y estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos cómo os habló cuando estaba aún en Galilea, diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar. Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
Y el primer {día} de la semana María Magdalena fue* temprano al sepulcro, cuando todavía estaba* oscuro, y vio* que {ya} la piedra había sido quitada del sepulcro. Entonces corrió* y fue* a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo*: Se han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde le han puesto. Salieron, pues, Pedro y el otro discípulo, e iban hacia el sepulcro.Leer más.
Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro; e inclinándose para mirar {adentro}, vio* las envolturas de lino puestas {allí,} pero no entró. Entonces llegó* también Simón Pedro tras él, entró al sepulcro, y vio* las envolturas de lino puestas {allí,} y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con las envolturas de lino, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó. Porque todavía no habían entendido la Escritura, que Jesús debía resucitar de entre los muertos. Los discípulos entonces se fueron de nuevo a sus casas. Pero María estaba fuera, llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó y miró dentro del sepulcro; y vio* dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Y ellos le dijeron*: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo*: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. Al decir esto, se volvió y vio* a Jesús que estaba {allí,} pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo*: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo*: Señor, si tú le has llevado, dime dónde le has puesto, y yo me lo llevaré. Jesús le dijo*: ¿María! Ella, volviéndose, le dijo* en hebreo: ¡Raboní! (que quiere decir, Maestro). Jesús le dijo*: Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos, y diles: ``Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios."
Aconteció poco después que {Jesús} fue a una ciudad llamada Naín; y sus discípulos iban con El acompañados por una gran multitud. Y cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, he aquí, sacaban fuera a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda; y un grupo numeroso de la ciudad estaba con ella. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores.Leer más.
Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y {Jesús} dijo: Joven, a ti te digo: ¡Levántate! El que había muerto se incorporó y comenzó a hablar, y {Jesús} se lo entregó a su madre. El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros, y: Dios ha visitado a su pueblo.
Entonces Jesús, de nuevo profundamente conmovido en su interior, fue* al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta sobre ella. Jesús dijo*: Quitad la piedra. Marta, hermana del que había muerto, le dijo*: Señor, ya hiede, porque hace cuatro días {que murió.} Jesús le dijo*: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?Leer más.
Entonces quitaron la piedra. Jesús alzó los ojos a lo alto, y dijo: Padre, te doy gracias porque me has oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que {me} rodea, para que crean que tú me has enviado. Habiendo dicho esto, gritó con fuerte voz: ¿Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo*: Desatadlo, y dejadlo ir.