61 Versículo de la Biblia sobre los ríos

El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre.

Del Río sus conductos alegrarán la ciudad de Dios, el santuario de las tiendas del Altísimo.

Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

Y el tercer ángel derramó su copa en los ríos, y en las fuentes de las aguas, y fueron vueltas en sangre.

Y será como el árbol plantado junto a arroyos de aguas, que da su fruto en su tiempo; y su hoja no cae, y todo lo que hace, prosperará.

Y salía un río de Edén para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro cabezas.

En los cabezcos altos abriré ríos, y fuentes en la mitad de los llanos; tornaré el desierto en estanques de aguas; y en manaderos de aguas la tierra seca.

He aquí que yo hago cosa nueva; presto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez pondré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

Porque así dice el SEÑOR: He aquí que yo extiendo sobre ella paz, como un río; y la gloria de los gentiles como un arroyo que sale de madre; y mamaréis, y sobre el lado seréis traídos, y sobre las rodillas seréis regalados.

Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano del SEÑOR; a todo lo que quiere lo inclina.

¡Ay de la tierra que hace sombra con las alas, que está tras los ríos de Etiopía!

Y las aguas del mar faltarán, y el río se agotará y se secará.

Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion.

Porque él será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viniere el calor, y su hoja será verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de hacer fruto.

Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y en los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

De esa parte de los ríos de Etiopía, suplicarán a mí, la hija de mis esparcidos, me traerá presente.

Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salud.

Antes corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.

Y será que toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos rios, vivirá; y habrá muchos peces en gran manera por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este arroyo.

los ríos batan las manos; los montes todos hagan regocijo,

Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va hacia el oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.

Porque yo derramaré aguas sobre el sediento, y ríos sobre la tierra árida. Derramaré mi Espíritu sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;

Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.

Visitas la tierra, y desde que la has hecho desear mucho, la enriqueces con el Río de Dios lleno de aguas; preparas el grano de ellos, porque así la ordenaste.

En el medio de la plaza de ella, y de un lado y del otro del río, el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol son para la sanidad de los gentiles.

Aquel día hizo el SEÑOR pacto con Abram diciendo: A tu simiente daré esta tierra desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;

Porque él la fundó sobre los mares, y sobre los ríos la afirmó.

Y Moisés y Aarón hicieron como el SEÑOR lo mandó; y alzando la vara hirió las aguas que había en el río, en presencia del Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se volvieron sangre.

Y no pudiendo tenerle más escondido, tomó una arquilla de juncos, y la calafateó con pez y betún, y colocó en ella al niño, y lo puso en un carrizal a la orilla del río.

Las aguas del mar se fueron, y se agotó el río, se secó.

nombrado por Dios Sumo Sacerdote, según la orden de Melquisedec.

Por lo cual, debía hacerse en todo semejante a los hermanos, ser hecho misericordioso y fiel Sumo sacerdote en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo;

Y Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote de aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;

Porque tal Sumo Sacerdote nos convenía tener: Santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos.

Y me mostró a Josué, el sumo sacerdote, el cual estaba delante del ángel del SEÑOR; y Satanás estaba a su mano derecha para serle adversario.

Que no tiene necesidad cada día, como los otros sacerdotes, de ofrecer sacrificios primero por sus pecados, y luego por los del pueblo, porque esto lo hizo UNA VEZ ofreciéndose a sí mismo.

Porque todo sumo sacerdote es tomado de los hombres, constituido en lugar de los hombres en lo que a Dios toca, para que ofrezca presentes y sacrificios por los pecados;

Mas en el segundo, sólo el sumo sacerdote entraba una vez en el año, no sin sangre, la cual ofrece por su propia ignorancia y la del pueblo.

Por tanto, hermanos, santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús,

Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?

Así que, la suma acerca de lo dicho es : Que tenemos tal Sumo Sacerdote que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos;

por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él se allegan a Dios, viviendo siempre para rogar por ellos.

Mas esto no lo dijo de sí mismo; sino que, como era el sumo sacerdote de aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;

Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.

Mas Jesús callaba. Respondiendo el sumo sacerdote, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, Hijo de Dios.

Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes algo? ¿Qué atestiguan éstos contra ti?

Y ellos, prendido Jesús, le llevaron a Caifás sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban juntos.

Porque la ley constituye sacerdotes a hombres débiles; mas la palabra del juramento después de la ley, al Hijo, hecho perfecto eternalmente.

vosotros también, como piedras vivas, son edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesús, el Cristo.

El príncipe de los sacerdotes, Ananías, mandó entonces a los que estaban delante de él, que le hiriesen en la boca.

porque el testimonio es de esta manera: Que tú eres Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.

Pues traspasado el sacerdocio, necesario es que se haga también traspasamiento de la Ley.

(Y había siete hijos de un tal Esceva, judío, príncipe de los sacerdotes, que hacían esto.)

Entonces Simón Pedro, que tenía espada, la sacó, e hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.

Y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, el cual era sumo sacerdote de aquel año, (y él le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.)

Y el sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, y que fue consagrado para vestir las vestimentas, no descubrirá su cabeza, ni romperá sus vestidos;

Así también el Cristo no se glorificó a sí mismo haciéndose Sumo Sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy:

Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?