23 Versículo de la Biblia sobre Los malos deseos
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Huye también de los deseos juveniles; y sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz, con los que invocan al Señor de limpio corazón.
pero cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído, y cebado.
Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía, vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, un joven falto de entendimiento, el cual pasaba por la calle, junto a la esquina de aquella, e iba camino de su casa;Leer más.
a la tarde del día, ya que oscurecía; en la oscuridad y tiniebla de la noche. Y he aquí, una mujer que le sale al encuentro con atavío de ramera, guardada de corazón, alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa; unas veces de fuera, o bien por las plazas, acechando por todas las esquinas. Y traba de él, y lo besa; desvergonzó su rostro, y le dijo: Sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos; por tanto he salido a encontrarte, buscando tu rostro, y te he hallado. Con paramentos he ataviado mi cama, recamados con cordoncillo de Egipto. He sahumado mi cámara con mirra, áloes, y canela. Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; alegrémonos en amores. Porque el marido no está en casa, se ha ido a un largo viaje; el saco de dinero llevó en su mano, el día de la fiesta volverá a su casa. Lo derribó con la mucha suavidad de sus palabras, con la blandura de sus labios le persuadió. Se va en pos de ella luego, como va el buey al degolladero, y como el loco a las prisiones para ser castigado; de tal manera que la saeta traspasó su hígado; como el ave que se apresura al lazo, y no sabe que es contra su vida. Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las razones de mi boca. No se aparte a sus caminos tu corazón; no yerres en sus veredas. Porque a muchos ha hecho caer muertos; y todos los fuertes han sido muertos por ella. Caminos del Seol son su casa, que descienden a las cámaras de la muerte.
Mortificad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra: fornicación, inmundicia, deleite carnal, mala concupiscencia, y avaricia, la cual es servicio de ídolos;
Y la concupiscencia después que ha concebido, da a luz al pecado; y el pecado, siendo cumplido, engendra muerte.
El alma del impío desea mal; su prójimo no le parece bien.
Por tanto, he aquí que yo extendí sobre ti mi mano, y disminuí tu libertad, y te entregué a la voluntad de las hijas de los filisteos que te aborrecen, las cuales se avergüenzan de tu camino tan deshonesto.
No inclines mi corazón a cosa mala, a hacer obras con impiedad con los varones que obran iniquidad; y no coma yo de sus deleites.
pero los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras cosas, entrando, ahogan la Palabra, y es hecha sin fruto.
Vosotros de vuestro padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. El, homicida ha sido desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que lo obedezcáis en sus concupiscencias;
Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; y estas cosas se oponen la una a la otra, para que no hagáis lo que quisierais.
a que dejéis, en cuanto a la pasada manera de vivir; es a saber el viejo hombre que se corrompe conforme a los deseos del error;
Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y en lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición.
Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo templada, justa, y píamente,
Codiciáis, y no tenéis; matáis y tenéis envidia, y no podéis alcanzar; combatís y guerreáis, y no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
Porque mientras vivíamos en la carne, los afectos de los pecados que eran por la ley, obraban en nuestros miembros fructificando a muerte.
Porque hablando arrogantes palabras de vanidad, ceban con las concupiscencias de la carne en disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que conversan en error;
Mas os digo que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del hombre padecerá de ellos.
Cierto que si bien hicieres, será acepto; y si no hicieres bien, a las puertas duerme el pecado, y a ti será su deseo, mas tú debes enseñorearte de él.