12 Versículo de la Biblia sobre Ser una esposa
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Sométanse unos a otros en el temor (la reverencia) de Cristo. Las mujeres {estén sometidas} a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, {siendo} El mismo el Salvador del cuerpo.Leer más.
Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres {deben estarlo} a sus maridos en todo. Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio El mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; porque somos miembros de Su cuerpo. POR ESTO EL HOMBRE DEJARA A SU PADRE Y A SU MADRE, Y SE UNIRA A SU MUJER, Y LOS DOS SERAN UNA SOLA CARNE. Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia.
El hijo necio es ruina de su padre, Y gotera constante las contiendas de una esposa.
Mejor es habitar en tierra desierta Que con mujer rencillosa y molesta.
Mujeres, estén sujetas a sus maridos, como conviene en el Señor.
El que halla esposa halla algo bueno Y alcanza el favor del SEÑOR.
Las mujeres {estén sometidas} a sus propios maridos como al Señor.
Abre su boca con sabiduría, Y hay enseñanza de bondad en su lengua.
La mujer sabia edifica su casa, Pero la necia la derriba con sus manos.
En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.
{a que sean} prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
Que el adorno de ustedes no sea el externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos,
Sométanse unos a otros en el temor (la reverencia) de Cristo.