46 Versículo de la Biblia sobre la respuesta de Dios a las oraciones
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Y será que antes que clamen, yo oiré; aún estando ellos hablando, yo oiré.
Lejos está el SEÑOR de los impíos; mas él oye la oración de los justos.
Porque a ti, oh SEÑOR, he esperado; tú responderás, SEÑOR Dios mío.
Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán;
Mas ciertamente me oyó Dios; atendió a la voz de mi oración.
Oh SEÑOR, oye mi oración, escucha mis ruegos por tu verdad; respóndeme por tu justicia.
habrá mirado a la oración de los solitarios y menesterosos, y no habrá desechado el ruego de ellos.
Pe Clamaron los justos, y el SEÑOR oyó, y los libró de todas sus angustias.
Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
Y esta es la confianza que tenemos en Dios, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Si en mi corazón hubiera yo mirado a la iniquidad, el Señor no me oiría.
ayudándonos también vosotros, con oración por nosotros, para que por el don hecho a nosotros por respeto de muchos, por muchos también sean dadas gracias por nosotros.
Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; mas si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a éste oye.
Pedís, y no recibís; porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
El SEÑOR te oiga en el día de la angustia; te ensalce el nombre del Dios de Jacob.
Ciertamente Dios no oirá la vanidad, ni la mirará el Omnipotente.
Invocad luego vosotros en el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré en el nombre del SEÑOR; y será que el Dios que respondiere por fuego, sea el Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.
El deseo de los humildes oíste, oh SEÑOR; tú dispones su corazón, y haces atento tu oído;
Y dijo: Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria en la presencia de Dios.
Y me dijo el SEÑOR: No ruegues por este pueblo para bien.
y la oración de fe hará salvo al enfermo, y el Señor lo aliviará; y si estuviere en pecados, le serán perdonados.
Yo te he invocado, por cuanto tú me oyes, oh Dios: Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
Y el humo del incienso de las oraciones de los santos subió de la mano del ángel delante de Dios.
Desde la angustia invoqué a JAH; y me respondió JAH, poniéndome en anchura.
Pero yo enderezaba mi oración a ti, oh SEÑOR, al tiempo de la buena voluntad. Oh Dios, por la multitud de tu misericordia, por la verdad de tu salud, óyeme.
Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, también sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos pedido.
Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres varón de deseos. Entiende, pues, la palabra, y entiende la visión.
que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta Casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo hará en este lugar.
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está sobre aquellos que hacen males.
Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré a ti, y esperaré.
Aún estaba hablando, orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante del SEÑOR mi Dios por el monte santo de mi Dios;
Entonces clamarán al SEÑOR y no les responderá; antes esconderá de ellos su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicieron malas obras.
Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh SEÑOR Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti;
por toda oración y ruego orando en todo tiempo en el espíritu, y velando en ello con toda instancia y súplica por todos los santos,
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Y me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,
Confesaos vuestras faltas unos a otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanos. Porque la oración eficaz del justo, es muy poderosa.
Y me dijo: Daniel, no temas, porque desde el primer día que diste tu corazón a entender, y a afligir tu alma delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y yo soy venido a causa de tus palabras.
porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.
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