32 Versículo de la Biblia sobre las acciones propias
Versículos Más Relevantes
Yo conozco tus obras, y tu trabajo, y tu paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;
Yo conozco tus obras, y caridad, y servicio, y fe, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.
Y escribe al ángel de la iglesia en SARDIS: El que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice estas cosas: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
Yo conozco tus obras: he aquí, he dado una puerta abierta delante de ti, la cual ninguno puede cerrar; porque aún tienes un poco de fuerza, y has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.
Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Quisiera que fueses frío o caliente!
Aun el muchacho es conocido por sus hechos, si su obra fuere limpia y recta.
Y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.
Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos.
En todo lugar donde habitéis las ciudades serán desiertas, y los lugares altos serán asolados, para que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y quebrados serán vuestros ídolos, y cesarán; y vuestras imágenes del sol serán destruidas, y vuestras obras serán desechas.
Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les había de hacer, y no lo hizo.
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres os hagan, así también haced vosotros a ellos; porque esto es la ley y los profetas.
Y vinieron también publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
Y le preguntaron también los soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dice: No hagáis extorsión a nadie ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
Ahora bien, al que obra no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda.
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, éste hago.
la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará; porque por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesucristo nuestro Señor? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?
Esto piense el tal, que como somos en la palabra por carta estando ausentes, tales seremos también de hecho estando presentes.
Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no podáis hacer lo que quisiereis.
Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias al Dios y Padre por medio de Él.
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;
sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
y considerémonos unos a otros para provocarnos al amor y a las buenas obras;
Mas sed hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.
¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por buena conducta sus obras en mansedumbre de sabiduría.
Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.
Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, porque descansan de sus trabajos; pero sus obras con ellos continúan.
Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es la justicia de los santos.