25 Versículo de la Biblia sobre las obras de la ley
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Por tanto mis estatutos y mis derechos guardaréis, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos: Yo Jehová.
Y los amonestaste para que volviesen a tu ley; mas ellos fueron soberbios, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá. Pero ellos dieron la espalda, y endurecieron su cerviz, y no escucharon.
y les di mis ordenanzas, y les declaré mis decretos, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá por ellos.
Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis ordenanzas, y desecharon mis decretos, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá por ellos; y mis sábados profanaron en gran manera; dije, por tanto, que había de derramar sobre ellos mi ira en el desierto para consumirlos.
Sin embargo los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá por ellos; profanaron mis sábados. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo contra ellos en el desierto.
Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: El hombre que hiciere aquellas cosas, vivirá por ellas.
y la ley no es de fe, sino que dice: El hombre que las hiciere, vivirá en ellas.
Porque no son los oidores de la ley los justos para con Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.
¿Por qué? Porque no la procuraron por fe, sino como por las obras de la ley, por lo cual tropezaron en la piedra de tropiezo,
Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse; pero no delante de Dios.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros; pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hayamos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo;
quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según su propósito y gracia, la cual nos fue dada en Cristo Jesús desde antes del principio de los siglos;
Por tanto, por las obras de la ley ninguna carne será justificada delante de Él; pues por la ley es el conocimiento del pecado.
sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada.
Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Pero al que no obra, pero cree en Aquél que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.
Como David también describe la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin las obras,
Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.
Por tanto, dejando los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios,
(aunque aún no habían nacido sus hijos, ni habían hecho bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras de la ley sino por el que llama), le fue dicho a ella: El mayor servirá al menor.
Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír de la fe?
Y si por gracia, ya no es por obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.