30 Versículo de la Biblia sobre no temer a los hombres
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No tengáis respeto de personas en el juicio; así al pequeño como al grande oiréis; no tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios; y la causa que os fuere difícil, la traeréis a mí, y yo la oiré.
No temas cuando se enriquece alguno, cuando aumenta la gloria de su casa;
Cuando el profeta hablare en nombre del SEÑOR, y no fuere la tal cosa, ni viniere, es palabra que el SEÑOR no ha hablado; con soberbia la habló el tal profeta; no tengas temor de él.
y en nada intimidados de los que se oponen; que a ellos ciertamente es indicio de perdición, mas a vosotros de salud; y esto de Dios;
Por tanto, no seáis rebeldes contra el SEÑOR, ni temáis al pueblo de esta tierra, porque nuestro pan son; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está el SEÑOR; no los temáis.
Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos.
No los temáis; que el SEÑOR vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros.
No tengas temor de ellos; acuérdate bien de lo que hizo el SEÑOR tu Dios con Faraón y con todo Egipto;
No desmayes delante de ellos, que el SEÑOR tu Dios está en medio de ti, Dios grande y terrible.
Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos; que el SEÑOR tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará.
Y el SEÑOR dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos parará delante de ti.
Mas el SEÑOR dijo a Josué: No tengas temor de ellos, que mañana a esta hora yo entregaré a todos éstos, muertos delante de Israel; a sus caballos desjarretarás, y sus carros quemarás al fuego.
Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: No le tengas miedo, que en tu mano lo he dado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra ; y harás de él como hiciste de Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.
Y me dijo el SEÑOR: No tengas temor de él, porque en tu mano he entregado a él y a todo su pueblo, y su tierra; y harás con él como hiciste con Sehón rey amorreo, que habitaba en Hesbón.
Entonces Gedalías les hizo juramento, a ellos y a los suyos, y les dijo: No tengáis temor de los siervos de los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.
Entonces el ángel del SEÑOR dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey.
No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dijo el SEÑOR.
Y tú, hijo de hombre, no temas de ellos, ni tengas miedo de sus palabras, porque son rebeldes; aunque te hallas entre espinas, y tú moras con abrojos, no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.
Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no les temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque es casa rebelde.
Y saliendo Jael a recibir a Sísara, le dijo: Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor. Y él vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta.
¿Por qué me has engañado? que tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas: ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra.
Quédate conmigo, no temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; bien que tú estarás conmigo guardado.
Y le dijo: No temas, que no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun mi padre así lo sabe.
Y les juró Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y tendréis bien.
Cuando salieres a la guerra contra tus enemigos, y vieres caballos y carros, un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, que el SEÑOR tu Dios es contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto.
y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no se ablande vuestro corazón, no temáis, ni tengáis miedo, ni tampoco os desalentéis delante de ellos;
Después miré, y me levanté, y dije a los principales y a los magistrados, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor grande y terrible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.
Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar; temed antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el quemadero.
Mas os digo, amigos míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hacer.