'Alguno' en la Biblia
Miré, y no había hombre alguno, Y todas las aves del cielo habían huido.
Al ruido de jinetes y arqueros huye toda la ciudad; Entran en las espesuras y trepan por los peñascos. Toda ciudad está abandonada, Y no queda en ellas morador alguno.
Como los espantapájaros de un pepinar, Sus ídolos no hablan; Tienen que ser transportados, Porque no andan. No les tengan miedo, Porque no pueden hacer ningún mal, Ni tampoco hacer bien alguno."
Han sembrado trigo y han segado espinos, Se han esforzado sin provecho alguno. Avergüéncense, pues, de sus cosechas A causa de la ardiente ira del SEÑOR."
Tus riquezas y tus tesoros Entregaré al saqueo, sin costo alguno, Por todos tus pecados En todas tus fronteras.
"Tampoco saquen carga de sus casas en día de reposo, ni hagan trabajo alguno, sino santifiquen el día de reposo, como mandé a sus padres.
"Pero sucederá que si me escuchan con atención," declara el SEÑOR, ``no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en día de reposo, y santifican el día de reposo, sin hacer en él trabajo alguno,
"Estoy contra los que profetizan sueños falsos," declara el SEÑOR, ``y los cuentan y hacen errar a Mi pueblo con sus mentiras y sus presunciones, cuando Yo no los envié ni les di órdenes, ni son de provecho alguno para este pueblo," declara el SEÑOR.
"Porque Yo comienzo a causar mal en {esta} ciudad que se llama por Mi nombre, ¿y quedarán ustedes sin castigo alguno? No quedarán sin castigo, porque llamo a la espada contra todos los habitantes de la tierra," declara el SEÑOR de los ejércitos.'
" ¿Por qué has profetizado en nombre del SEÑOR, diciendo: `Esta casa será como Silo y esta ciudad quedará desolada sin habitante alguno?'" Y todo el pueblo se congregó contra Jeremías en la casa del SEÑOR.
``Tómalo y vela por él, y no le hagas daño alguno; sino que harás con él conforme a lo que él mismo te diga."
``Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: `Ustedes han visto toda la calamidad que he traído sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá, y que hoy están en ruinas y que en ellas no hay morador alguno,
sino que ciertamente cumpliremos toda palabra que ha salido de nuestra boca, y quemaremos sacrificios a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hacíamos nosotros, nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Entonces teníamos bastante alimento, prosperábamos y no veíamos mal alguno.