'La' en la Biblia

Entonces pensaba: ``En mi nido moriré, y multiplicaré {mis} días como la arena.

Me esperaban como a la lluvia, y abrían su boca como a la lluvia tardía.

Si me reía a ellos, no lo creían; y no abatían la luz de mi rostro.

Porque ¿para qué yo habría menester la fuerza de sus manos, en los cuales pereció el tiempo?

Por causa de la pobreza y del hambre andaban solos; huían a la soledad, al lugar tenebroso, asolado y desierto.

De la comunidad fueron expulsados, gritaban contra ellos como contra un ladrón.

Habitaban en las barrancas de los arroyos, en las cavernas de la tierra, y en las piedras.

Hijos de locos, y hombres sin nombre, más bajos que la misma tierra.

Me aborrecen {y} se alejan de mí, y no se retraen de escupirme a la cara.

Por cuanto El ha aflojado la cuerda de su arco y me ha afligido, se han quitado el freno delante de mí.

A la mano derecha se levantaron los jóvenes; empujaron mis pies, y pisaron sobre mí las sendas de su destrucción.

Como {por} ancha brecha vienen, en medio de la tempestad siguen rodando.

Con la grandeza de la fuerza del dolor mi vestidura es mudada; me ciñe como el cuello de mi ropa.

Me derribó en el lodo, y soy semejante al polvo, y a la ceniza.

Te has vuelto cruel para mí; con la fortaleza de tu mano me odias.

Me alzas al viento, me haces cabalgar {en él,} y me deshaces en la tempestad.

Porque yo conozco que me conduces a la muerte; y a la casa determinada a todo viviente.

Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro; ¿clamarán por ventura los sepultados cuando él los quebrantare?

Cuando esperaba el bien, entonces me vino el mal; y cuando esperaba la luz, vino la oscuridad.

Denegrido anduve, y no por el sol; me he levantado en la congregación, y clamé.

Mi piel se ennegrece sobre mí, y mis huesos se queman por la fiebre.

¿Y cuál es la porción de Dios desde arriba, o la heredad del Todopoderoso desde las alturas?

¿No es la calamidad para el injusto, y el infortunio para los que obran iniquidad?

Si he caminado con la mentira, y {si} mi pie se ha apresurado tras el engaño,

Si fue mi corazón engañado acerca de mujer, y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo,

Porque es fuego que devoraría hasta la destrucción, y desarraigaría toda mi hacienda.

¿Por ventura el que en el vientre me hizo a mí, no lo hizo a él? ¿Y no nos dispuso un mismo autor en la matriz?

Si estorbé el contento de los pobres, e hice desfallecer los ojos de la viuda;

(porque desde mi juventud creció conmigo el huérfano como con padre, y desde el vientre de mi madre fui guía de la viuda);

si alcé contra el huérfano mi mano, aunque viere que todos me ayudarían en la puerta;

que mi hombro se caiga de la coyuntura, y mi brazo se quiebre en el codo.

si he mirado al sol cuando resplandecía, y a la luna cuando iba hermosa,

¿Acaso me he alegrado en la destrucción de mi enemigo, o me he regocijado cuando el mal le sobrevino?

El extranjero no tenía fuera la noche; mis puertas abría al caminante.

si temí a la gran multitud, y el menosprecio de las familias me atemorizó, y callé, y no salí de mi puerta,

¿Quién me diera que alguien me oyera! He aquí mi firma. ¿Que me responda el Todopoderoso! Y la acusación que ha escrito mi adversario,

ciertamente yo la llevaría sobre mi hombro, y me la ceñiría como una corona.

Entonces Eliú hijo de Baraquel, buzita, de la familia de Ram, se enojó con furor contra Job; se enojó con furor, por cuanto se justificaba a sí mismo más que a Dios.

Y Eliú había esperado a Job en la disputa, porque todos eran más viejos de días que él.

Pero viendo Eliú que no había respuesta en la boca de aquellos tres varones, su furor se encendió.

Yo decía: Los días hablarán, y la muchedumbre de años declarará sabiduría.

Ciertamente espíritu hay en el hombre, y la inspiración del Omnipotente le da entendimiento.

Mis razones declararán la rectitud de mi corazón, y mis labios proferirán conocimiento puro.

El espíritu de Dios me hizo, Y la inspiración del Omnipotente me dió vida.

De cierto tú dijiste a oídos míos, y yo oí la voz de tus palabras que decían:

para quitar al hombre de su propia obra, y cubrir al varón de la soberbia.

libra su alma de la fosa y su vida de pasar al Seol.

que le hace que su vida aborrezca el pan, y su alma la comida suave.

Su carne desaparece a la vista, y sus huesos que no se veían, aparecen.

Y su alma se acerca al sepulcro, Y su vida á los que causan la muerte.

y que tenga piedad de él, y diga: ``Líbralo de descender a la fosa, he hallado {su} rescate";

Su carne será más tierna que la del niño, volverá a los días de su juventud.

Dios rescatará su alma, que no pase a la huesa, y su vida se verá en luz.

para apartar su alma de la huesa, e iluminarlo con la luz de los vivientes.

Porque el oído distingue las palabras, como el paladar prueba la comida.

Por tanto, varones de entendimiento, oídme: Lejos esté de Dios la impiedad, y del Omnipotente la iniquidad.

¿Quién visitó por él la tierra? ¿Y quién puso en orden todo el mundo?

Toda carne (toda la humanidad) a una perecería, Y el hombre volvería al polvo.

Si pues hay en ti entendimiento, oye esto: Escucha la voz de mis palabras.

¿Gobernará el que aborrece la justicia? ¿Y condenarás al Justo poderoso,

Por tanto él hará notorias las obras de ellos, cuando los trastornará en la noche, y serán quebrantados.

¿Piensas que esto es justo? Dices: ``Mi justicia es más que la de Dios."

A causa de la gran violencia clamarán, y darán voces por la fuerza de los muchos.

Y ninguno dirá: ¿Dónde está Dios mi hacedor, que da canciones en la noche?

Que nos enseña más que a las bestias de la tierra, y nos hace sabios más que las aves del cielo.

Allí clamarán, y él no oirá, por la soberbia de los malos.

Ciertamente Dios no oirá la vanidad, ni la mirará el Omnipotente.

Cuánto menos cuando dices que no le contemplas, que la causa está delante de El y tienes que esperarle.

Y ahora, porque El no ha castigado {con} su ira, ni se ha fijado bien en la transgresión,

Tomaré mi sabiduría de lejos, y daré la justicia a mi hacedor.

He aquí, Dios es poderoso pero no desprecia {a nadie}, es poderoso en la fuerza del entendimiento.

Y si estuvieren presos en grillos, y cautivos en las cuerdas de la aflicción,

él les anunciará la obra de ellos, y que sus rebeliones prevalecieron.

Y despierta el oído de ellos para instrucción, y les manda que se conviertan de la iniquidad.

Mas los impíos de corazón acumulan la ira; no claman pidiendo ayuda cuando El los ata.

Al pobre librará de su pobreza, y en la aflicción despertará su oído.

Asimismo te apartaría de la boca de la angustia a lugar espacioso, libre de todo apuro; y te asentará mesa llena de grosura.

Mas tú has llenado el juicio del impío, contra la justicia y el juicio que lo sustentan todo.

{Ten cuidado,} no sea que el furor te induzca a burlarte; no dejes que la grandeza del rescate te extravíe.

¿Por ventura estimará él tus riquezas, ni del oro, ni de todas las fuerzas de la potencia?

No anheles la noche, en la cual él corta los pueblos de su lugar.

Guárdate, no mires a la iniquidad; teniéndola por mejor que la pobreza.

Acuérdate de engrandecer su obra, la cual contemplan los hombres.

La cual vieron todos los hombres; y el hombre la ve de lejos.

Porque él detiene las goteras de las aguas, cuando la lluvia se derrama de su vapor;

¿Quién podrá tampoco comprender la extensión de las nubes, Y el sonido estrepitoso de su pabellón?

He aquí que sobre él extiende su luz, Y cobija con ella las raíces de la mar.

Con ellas juzga a los pueblos, y da comida a la multitud.

Con las nubes encubre la luz, y les manda que vayan contra ella.

La una da nuevas de la otra; la una adquiere ira contra la que viene.

Oíd atentamente su voz terrible, y la palabra que sale de su boca.

Debajo de todos los cielos lo enderezará, y su luz se extenderá hasta los fines de la tierra.

Después de ella bramará el sonido, Tronará él con la voz de su magnificencia; Y aunque sea oída su voz, no los detiene.

Porque a la nieve dice: Sé en la tierra; lluvia tras lluvia, y lluvia tras lluvia en su fortaleza.

Sella la mano a todo hombre; para que todos los hombres conozcan su obra.

La bestia se entrará en su escondrijo, y habitará en sus moradas.

Del soplo de Dios se forma el hielo, y se congela la extensión de las aguas.

Además de esto con la claridad fatiga las nubes, y las esparce con su luz.

Y ellas se revuelven en derredor por sus designios, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que él les mandó.

¿Supiste tú por ventura, cuando Dios las ponía en concierto, y hacía levantar la luz de su nube?