'Las' en la Biblia
Todas las cosas son fatigosas, el hombre no puede expresar{las.} No se sacia el ojo de ver, ni se cansa el oído de oír.
No hay memoria de las cosas primeras ni tampoco de las postreras que sucederán; no habrá memoria de ellas entre los que vendrán después.
He visto todas las obras que se han hecho bajo el sol, y he aquí, todo es vanidad y correr tras el viento.
Reuní también para mí plata y oro y el tesoro de los reyes y de las provincias. Me proveí de cantores y cantoras, y de los placeres de los hombres, de muchas concubinas.
Consideré luego todas las obras que mis manos habían hecho y el trabajo en que me había empeñado, y he aquí, todo era vanidad y correr tras el viento, y sin provecho bajo el sol.
Y yo vi que la sabiduría sobrepasa a la insensatez, como la luz a las tinieblas.
Entonces yo me volví y observé todas las opresiones que se cometen bajo el sol: Y he aquí, {vi} las lágrimas de los oprimidos, sin que tuvieran consolador; en mano de sus opresores estaba el poder, sin que tuvieran consolador.
Pero mejor que ambos está el que nunca ha existido, que nunca ha visto las malas obras que se cometen bajo el sol.
Había un {hombre} solo, sin sucesor, que no tenía hijo ni hermano, sin embargo, no había fin a todo su trabajo. En verdad, sus ojos no se saciaban de las riquezas, {y nunca se preguntó:} ¿Para quién trabajo yo y privo a mi vida del placer? También esto es vanidad y tarea penosa.
Porque los sueños vienen de la mucha tarea, y la voz del necio de las muchas palabras.
Porque en los muchos sueños y {en} las muchas palabras {hay} vanidades; tú, sin embargo, teme a Dios.
Hay un grave mal {que} he visto bajo el sol: las riquezas guardadas por su dueño para su mal;
Tampoco tomes en serio todas las palabras que se hablan, no sea que oigas a tu siervo maldecirte.
Hay una vanidad que se hace sobre la tierra: hay justos a quienes les sucede conforme a las obras de los impíos, y hay impíos a quienes les sucede conforme a las obras de los justos. Digo que también esto es vanidad.
Vi además que bajo el sol no es de los ligeros la carrera, ni de los valientes la batalla; y que tampoco de los sabios es el pan, ni de los entendidos las riquezas, ni de los hábiles el favor, sino que el tiempo y la suerte les llegan a todos.
Las palabras del sabio oídas en quietud son {mejores} que los gritos del gobernante entre los necios.
Mejor es la sabiduría que las armas de guerra, pero un solo pecador destruye mucho bien.
Las moscas muertas hacen que el ungüento del perfumista dé mal olor; un poco de insensatez pesa más que la sabiduría {y} el honor.
Llenas de gracia son las palabras de la boca del sabio, mientras que los labios del necio a él consumen.
El comienzo de las palabras de su boca es insensatez, y el final de su habla perversa locura.
El necio multiplica las palabras, pero nadie sabe lo que sucederá, ¿y quién le hará saber lo que ha de suceder después de él?
Echa tu pan sobre las aguas, que después de muchos días lo hallarás.
Si las nubes están llenas, derraman lluvia sobre la tierra; y caiga el árbol al sur o al norte, donde cae el árbol allí se queda.
El que observa el viento no siembra, y el que mira las nubes no siega.
Como no sabes cuál es el camino del viento, {o} cómo {se forman} los huesos en el vientre de la mujer encinta, tampoco conoces la obra de Dios que hace todas las cosas.
antes que se oscurezcan el sol y la luz, la luna y las estrellas, y las nubes vuelvan tras la lluvia;
el día cuando tiemblen los guardas de la casa y los fuertes se encorven, las que muelen estén ociosas porque son pocas, y se nublen los que miran por las ventanas;
cuando se cierren las puertas de la calle por ser bajo el sonido del molino, y se levante uno al canto del ave, y todas las hijas del canto sean abatidas;
Las palabras de los sabios son como aguijones, y como clavos bien clavados {las} de los maestros de colecciones, dadas por un Pastor.