'Muerte' en la Biblia
Y cuando Abner volvió a Hebrón, lo apartó Joab al medio de la puerta, hablando con él blandamente, y allí le hirió por la quinta costilla, a causa de la muerte de Asael su hermano, y murió.
Joab, pues, y Abisai su hermano mataron a Abner, porque él había dado muerte a Asael, hermano de ellos en la batalla de Gabaón.
Así todo el pueblo y todo Israel comprendió aquel día que no había sido el deseo del rey de que se diera muerte a Abner, hijo de Ner.
Y Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies de edad de cinco años, que cuando la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán vino de Jezreel, le tomó su ama y huyó; y como iba huyendo de prisa, cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mefi-boset.
Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.
Hirió también a los de Moab, y los midió con cordel, haciéndolos echar por tierra; y los midió en dos cordeles, el uno para muerte, y otro cordel entero para vida; y fueron los moabitas siervos llevando presente.
Y David dijo: Seré bondadoso con Hanún, hijo de Nahas, tal como su padre fue bondadoso conmigo. Envió, pues, David algunos de sus siervos para consolarlo por {la muerte de} su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los amonitas,
Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive el SEÑOR, que el que tal hizo es digno de muerte;
Y estando aún ellos en el camino, llegó a David el rumor que decía: Absalón ha dado muerte a todos los hijos del rey, que ninguno de ellos ha quedado.
Y Jonadab, hijo de Simea, hermano de David, dijo: No crea mi señor que han dado muerte a todos los jóvenes, hijos del rey, pues sólo ha muerto Amnón; porque esto había sido determinado por decisión de Absalón desde el día en que Amnón violó a su hermana Tamar.
Y he aquí que toda la familia se ha levantado contra tu sierva, y dicen: ``Entrega al que hirió a su hermano, para que le demos muerte por la vida de su hermano a quien mató, y destruyamos al heredero también." Así extinguirán el ascua que me queda, no dejando a mi marido nombre ni remanente sobre la faz de la tierra.
Y Absalón respondió a Joab: He aquí, envié por ti, diciendo: ``Ven acá, para enviarte al rey a decir{le:} ` ¿Para qué vine de Gesur? Mejor me hubiera sido estar aún allá.'" Ahora pues, vea yo el rostro del rey; y si hay iniquidad en mí, que me dé muerte.
Y respondió Itai al rey, diciendo: Vive Dios, y vive mi señor el rey, que, o para muerte o para vida, donde mi señor el rey estuviere, allí estará también tu siervo.
Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados de tu mesa. ¿Qué justicia pues tengo aún para quejarme más contra el rey?
Cuando David llegó a su casa en Jerusalén, el rey tomó las diez mujeres, las concubinas que había dejado para guardar la casa, las puso bajo custodia y les dio alimento, pero no se llegó a ellas; y estuvieron encerradas hasta el día de su muerte, viviendo como viudas.
En los días de David hubo hambre por tres años consecutivos, y David buscó la presencia del SEÑOR. Y el SEÑOR dijo: Es por causa de Saúl y de su casa sangrienta, porque él dio muerte a los gabaonitas.
Los gabaonitas le respondieron: No nos importa la plata ni el oro de Saúl o de su casa, ni nos corresponde dar muerte a ningún hombre en Israel. Y él dijo: Haré por vosotros lo que digáis.
y los entregó en manos de los gabaonitas, que los ahorcaron en el monte delante del SEÑOR, de modo que los siete cayeron a la vez; les dieron muerte en los primeros días de la cosecha, al comienzo de la cosecha de la cebada.
Cuando me cercaron ondas de muerte, y deluvio de Belial me asombró,
cuando las cuerdas del Seol me ciñieron, y los lazos de muerte me tomaron descuidado,
Y acercándose los días de la muerte de David, dio órdenes a su hijo Salomón, diciendo:
Y a Abiatar, el sacerdote dijo el rey: Vete a Anatot a tus heredades, que tú eres digno de muerte; mas no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca del Señor DIOS delante de David mi padre, y además has sido afligido en todas las cosas en que fue afligido mi padre.
Y el SEÑOR hará tornar su sangre sobre su cabeza; que él ha dado muerte a dos varones más justos y mejores que él, a los cuales mató a espada sin que mi padre David supiera nada: a Abner hijo de Ner, general del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá.
Faraón el rey de Egipto había subido y tomado a Gezer, y la quemó, y dio muerte a los cananeos que habitaban la ciudad, y la dio en don a su hija, la esposa de Salomón.
(pues Joab y todo Israel permanecieron allí seis meses hasta que dieron muerte a todos los varones en Edom),
Procuró por tanto Salomón matar a Jeroboam, pero se levantó Jeroboam y huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.
Entonces Zimri entró, lo hirió, y le dio muerte, en el año veintisiete de Asa, rey de Judá, y reinó en su lugar.
Y el pueblo que estaba en el campo oyó decir: Zimri ha hecho conjuración, y ha dado muerte al rey. Entonces todo Israel levantó el mismo día por rey sobre Israel a Omri, general del ejército, en el campo.
Después de la muerte de Acab, Moab se rebeló contra Israel.
Y saliendo él a los manaderos de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho el SEÑOR: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad.
y dijeron: ¡Esto es sangre! Los reyes se han revuelto, y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora pues, ¡Moab, a la presa!
Y dio de comer a los varones; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: ¡Varón de Dios, la muerte en la olla! Y no lo pudieron comer.
Y sucedió que cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Acaso soy yo Dios, para dar muerte y para dar vida, para que éste me mande {a decir} que cure a un hombre de su lepra? Pero considerad ahora, y ved cómo busca pleito conmigo.
Y había cuatro leprosos a la entrada de la puerta, y se dijeron el uno al otro: ¿Por qué estamos aquí sentados esperando la muerte?
Si hablaremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasémonos al ejército de los Sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos.
Venida la mañana, salió él, y estando en pie dijo a todo el pueblo: Vosotros sois justos; he aquí yo he conspirado contra mi señor, y le he dado muerte; ¿mas quién ha dado muerte a todos estos?
Pero Josaba, hija del rey Joram, hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Así lo escondieron de Atalía, y no le dieron muerte.
Y cuando el reino fue confirmado en su mano, hirió a sus siervos, los que habían dado muerte al rey su padre.
Pero a los hijos de los asesinos no les dio muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, tal como el SEÑOR ordenó, diciendo: No se dará muerte a los padres por los hijos, ni se dará muerte a los hijos por los padres, sino que a cada uno se le dará muerte por su propio pecado.
Y Amasías hijo de Joás rey de Judá, vivió después de la muerte de Joás hijo de Joacaz rey de Israel, quince años.
Mas el SEÑOR hirió al rey con lepra, y fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó en casa separada, y Jotam hijo del rey tenía el cargo de la casa, juzgando al pueblo de la tierra.
Y Oseas, hijo de Ela, tramó una conspiración contra Peka, hijo de Remalías, y lo hirió y le dio muerte; y reinó en su lugar, en el año veinte de Jotam, hijo de Uzías.
El rey de Asiria lo escuchó, y el rey de Asiria subió contra Damasco y la tomó, y se llevó a {su pueblo} al destierro en Kir, y dio muerte a Rezín.
En aquellos días cayó Ezequías enfermo de muerte, y vino a él Isaías profeta hijo de Amós, y le dijo: El SEÑOR dice así: Dispón de tu casa, porque has de morir, y no vivirás.
Entonces los hirió el rey de Babilonia y les dio muerte en Ribla, en la tierra de Hamat. Así Judá fue llevado al cautiverio, lejos de su tierra.
Los hijos de Judá {fueron} Er, Onán, y Sela; {estos} tres le nacieron de Bet-súa la cananea. Y Er, primogénito de Judá, fue malo ante los ojos del SEÑOR, quien le dio muerte.
Y después de la muerte de Hezrón en Caleb-efrata, Abías, mujer de Hezrón, dio a luz a Asur, padre de Tecoa.
Y dijo David: Haré misericordia con Hanán hijo de Nahas, porque también su padre hizo conmigo misericordia. Así David envió embajadores que lo consolaran de la muerte de su padre. Mas venidos los siervos de David en la tierra de los amonitas a Hanán, para consolarle,
Pero los arameos huyeron delante de Israel, y David mató de los arameos a siete mil {hombres} de los carros y cuarenta mil hombres de a pie, también dio muerte a Sofac, comandante del ejército.
Y dijo David: Salomón mi hijo es aún muchacho y tierno, y la Casa que se ha de edificar al SEÑOR ha de ser magnífica por excelencia, para nombre y honra en todas las tierras; ahora pues yo le aparejaré lo necesario. Y preparó David antes de su muerte en gran abundancia.
antes has andado en el camino de los reyes de Israel, y has hecho que fornicara Judá, y los moradores de Jerusalén, como fornicó la casa de Acab; y además has dado muerte a tus hermanos, a la casa de tu padre, los cuales eran mejores que tú,
Y los moradores de Jerusalén hicieron rey en lugar suyo a Ocozías su hijo menor, porque la tropa había venido con los árabes al campamento y había dado muerte a todos los mayores; por lo cual reinó Ocozías, hijo de Joram rey de Judá.
Hizo, pues, lo malo ante los ojos del SEÑOR, como la casa de Acab; porque después de la muerte de su padre, ellos le aconsejaron para su perdición.
Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo sacó furtivamente de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y lo puso a él y a su nodriza en la alcoba. Así Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiada (pues era hermana de Ocozías), lo escondió de Atalía para que no le diera muerte.
Pero después de la muerte de Joiada vinieron los oficiales de Judá y se inclinaron ante el rey, y el rey los escuchó.
Porque cuando fue confirmado en el reino, mató a sus siervos, los que habían dado muerte al rey su padre;
Pero a sus hijos no les dio muerte, sino que {hizo} conforme a lo que está escrito en la ley en el libro de Moisés, tal como el SEÑOR ordenó, diciendo: No se dará muerte a los padres por los hijos, ni se dará muerte a los hijos por los padres, sino que a cada uno se le dará muerte por su propio pecado.
Y vivió Amasías hijo de Joás, rey de Judá, quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz rey de Israel.
Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa apartada, leproso, porque era cortado de la Casa del SEÑOR; y Jotam su hijo tuvo el cargo de la casa real, juzgando al pueblo de la tierra.
¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre, y a sed, diciendo: El SEÑOR nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria?
En aquel tiempo Ezequías enfermó de muerte; y oró al SEÑOR, el cual le respondió, y le dio una señal.
Y durmió Ezequías con sus padres, y lo sepultaron en los más insignes sepulcros de los hijos de David, honrándole en su muerte todo Judá y los de Jerusalén; y reinó en su lugar Manasés su hijo.
Y conspiraron contra él sus siervos y le dieron muerte en su casa.
Y cualquiera que no hiciere la ley de tu Dios, y la ley del rey, prestamente sea juzgado, o a muerte, o a desarraigo, o a pena de la hacienda, o a prisión.
Todos los siervos del rey y el pueblo de las provincias del rey saben que para cualquier hombre o mujer que vaya al rey en el atrio interior, sin ser llamado, él tiene una sola ley, que se le dé muerte, a menos que el rey le extienda el cetro de oro para que viva. Y yo no he sido llamada para ir al rey por estos treinta días.
Que tinieblas y sombra de muerte sea su redentor; reposara sobre él nublado, que lo hiciera horrible como día caluroso.
Que esperan la muerte, y no la hay; y la buscan más que tesoros.
Porque el enojo mata al insensato, y la ira da muerte al necio.
En el hambre te rescatará de la muerte, y en la guerra de las manos de la espada.
Y mi alma tuvo por mejor el ahogamiento, y quiso la muerte más que a mis huesos.
Antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;
tierra de oscuridad, y tenebrosa sombra de muerte, donde no hay orden, y que resplandece como la misma oscuridad.
El descubre las profundidades de las tinieblas, y saca a luz la sombra de muerte.
Comerán los ramos de su cuero, y el primogénito de la muerte tragará sus miembros.
De la ciudad gimen los hombres, Y claman las almas de los heridos de muerte: Mas Dios no puso estorbo.
Porque la mañana es a todos ellos como sombra de muerte; si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman.
Los que de ellos quedaren, en muerte serán sepultados; y no llorarán sus viudas.
A las tinieblas puso término; y a toda obra perfecta que él hizo, puso piedra de oscuridad y de sombra de muerte.
El infierno y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos.
Porque yo conozco que me conduces a la muerte; y a la casa determinada a todo viviente.
Y su alma se acerca al sepulcro, Y su vida á los que causan la muerte.
No hay tinieblas, ni sombra de muerte donde se encubran los que obran iniquidad.
¿Por ventura te han sido descubiertas las puertas de la muerte o has visto las puertas de la sombra de muerte?
Porque en la muerte no hay memoria de ti, ¿quién te loará en el Seol?
Asimismo ha aparejado para él armas de muerte; ha labrado sus saetas para los que persiguen.
Ten misericordia de mí, SEÑOR. Mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
Mira, óyeme, SEÑOR Dios mío: Alumbra mis ojos, para que no duerma en muerte;
Me cercaron dolores de muerte, y torrentes de Belial me atemorizaron.
Dolores del Seol me rodearon, me previnieron lazos de muerte.
Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar; y me has puesto en el polvo de la muerte.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me confortarán.
¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descendiere al hoyo? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en el hambre.
La maldad dará muerte al impío, y los que aborrecen al justo serán condenados.
Es como muerte en mis huesos, cuando mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?
Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, y nos cubriste con sombra de muerte,
Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre; El nos capitaneará hasta la muerte.
Como ovejas son puestos en el Seol; la muerte los pastorea; y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; y se consumirá su bien parecer en la sepultura desde su morada.
porque en su muerte no llevará nada, ni descenderá tras él su gloria.
Mi corazón está doloroso dentro de mí, y terrores de muerte han caído sobre mí.
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