'Nosotros' en la Biblia
Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Vamos contra Judá, y la despertaremos, y la repartiremos entre nosotros, y pondremos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel.
"Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal: Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y Le pondrá por nombre Emmanuel (Dios con nosotros).
Fluirá con ímpetu en Judá, inundará y seguirá adelante, Hasta el cuello llegará, Y la extensión de sus alas Llenará la anchura de tu tierra, oh Emmanuel (Dios con nosotros).
Tomad consejo, y será deshecho; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros.
Aun las hayas se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros.
Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también enfermaste como nosotros, y como nosotros fuiste?
Y dirán los habitantes de esta costa en aquel día: ``He aquí, tal ha sido nuestra esperanza, adonde huíamos buscando auxilio para ser librados del rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos nosotros?"
SEÑOR, tú nos depararás paz; porque también obraste en nosotros todas nuestras obras.
SEÑOR Dios nuestro, señores se han enseñoreado de nosotros sin ti; mas en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.
Como la mujer encinta, al acercarse el {momento de} dar a luz, se retuerce {y} grita en sus dolores de parto, así éramos nosotros delante de ti, oh SEÑOR.
Porque habéis dicho: Pacto tenemos hecho con la muerte, y con el Seol; hicimos acuerdo que cuando pasare el turbión del azote, no llegará a nosotros; porque pusimos nuestra acogida en mentira, y en la falsedad nos esconderemos;
hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se torne en campo labrado; y el campo labrado sea estimado por bosque.
Oh SEÑOR, ten misericordia de nosotros, a ti esperamos; tú que fuiste fortaleza de su pueblo al principio, sé también nuestra salud en tiempo de la tribulación.
Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?
Porque ciertamente allí será fuerte a nosotros el SEÑOR, lugar de riberas, de arroyos muy anchos, por el cual no andará galera, ni por él pasará gran navío.
`Pero si me decís: ``Nosotros confiamos en el SEÑOR nuestro Dios," ¿no es El aquel cuyos lugares altos y cuyos altares Ezequías ha quitado y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ``Adoraréis delante de este altar"?
Entonces dijeron Eliacim, Sebna y Joa a Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en lengua de Asiria, porque nosotros la entendemos; y no hables con nosotros en lengua judaica, oyéndolo el pueblo que está sobre el muro.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestras iniquidades. El castigo de nuestra paz fue sobre él; y por su llaga hubo cura para nosotros.
Todos nosotros nos perdimos, como ovejas; cada cual se apartó por su camino; mas el SEÑOR traspuso en él la iniquidad de todos nosotros.
Por esto se alejó de nosotros el juicio, y justicia nunca nos alcanzó, esperamos luz, y he aquí tinieblas, resplandores y andamos en oscuridad.
Aullamos, como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos juicio, y no lo hay; salud, y se alejó de nosotros.
Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque nuestras iniquidades están con nosotros, y conocemos nuestras iniquidades:
Nosotros somos tuyos. Tú nunca señoreaste sobre ellos, ellos nunca fueron llamados por tu nombre.
Saliste al encuentro al que con alegría obró justicia. En tus caminos se acordaban de ti. He aquí, tú te enojaste porque pecamos; tus caminos son eternos y nosotros seremos salvos.
Que todos nosotros éramos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja del árbol; y nuestras iniquidades nos llevaron como viento.
Y nadie hay que invoque tu nombre, ni que se despierte para tenerte, por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras iniquidades.
Ahora pues, SEÑOR, tú eres nuestro padre; nosotros lodo, y tú el que nos obraste, así que obra de tus manos somos todos nosotros.
No te aíres, oh SEÑOR, sobremanera; ni tengas perpetua memoria de la iniquidad. He aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.
Resultados de Búsqueda por Versiones
Resultados de Búsqueda por Libro
- Génesis (50)
- Éxodo (18)
- Números (23)
- Deuteronomio (21)
- Josué (32)
- Jueces (37)
- 1 Samuel (36)
- 2 Samuel (18)
- 1 Reyes (8)
- 2 Reyes (13)
- 1 Crónicas (6)
- 2 Crónicas (15)
- Esdras (15)
- Nehemías (19)
- Job (13)
- Salmos (50)
- Proverbios (2)
- Isaías (30)
- Jeremías (32)
- Lamentaciones (10)
- Ezequiel (6)
- Daniel (6)
- Oseas (4)
- Amós (1)
- Jonás (2)
- Miqueas (5)
- Zacarías (2)
- Malaquías (1)
- Mateo (19)
- Marcos (10)
- Lucas (24)
- Juan (24)
- Hechos (59)
- Romanos (22)
- 1 Corintios (30)
- 2 Corintios (57)
- Gálatas (10)
- Efesios (11)
- Filipenses (2)
- Colosenses (4)
- 1 Tesalonicenses (17)
- 2 Tesalonicenses (8)
- 1 Timoteo (1)
- 2 Timoteo (1)
- Tito (5)
- Hebreos (18)
- Santiago (3)
- 1 Pedro (6)
- 2 Pedro (6)
- 1 Juan (24)
- 2 Juan (4)
- 3 Juan (3)
- Apocalipsis (2)