'Para' en la Biblia
- 1.Gé 1:14-Gé 26:22
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- 7.Levítico 14:57-Levítico 25:46
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- 10.Números 32:36-Deuteronomio 12:28
- 11.Deuteronomio 12:30-Deuteronomio 28:63
- 12.Deuteronomio 28:65-Josué 24:4
- 13.Josué 24:9-Jueces 19:27
- 14.Jueces 20:10-1 Samuel 17:25
- 15.1 Samuel 17:26-2 Samuel 7:21
- 16.2 Samuel 7:23-1 Reyes 1:20
- 17.1 Reyes 1:31-1 Reyes 16:21
- 18.1 Reyes 16:33-2 Reyes 18:25
- 19.2 Reyes 18:27-1 Crónicas 17:21
- 20.1 Crónicas 17:22-1 Crónicas 28:2
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- 22.2 Crónicas 17:7-2 Crónicas 35:15
- 23.2 Crónicas 35:16-Nehemías 9:5
- 24.Nehemías 9:8-Job 5:11
- 25.Job 5:12-Salmos 3:2
- 26.Salmos 4:1-Salmos 45:1
- 27.Salmos 45:2-Salmos 79:5
- 28.Salmos 79:13-Salmos 111:3
- 29.Salmos 111:4-Salmos 139:1
- 30.Salmos 139:6-Proverbios 19:29
- 31.Proverbios 20:3-Isaías 4:3
- 32.Isaías 4:6-Isaías 36:20
- 33.Isaías 37:3-Isaías 65:8
- 34.Isaías 65:10-Jeremías 19:15
- 35.Jeremías 20:4-Jeremías 43:3
- 36.Jeremías 43:5-Ezequiel 16:26
- 37.Ezequiel 16:33-Ezequiel 39:11
- 38.Ezequiel 39:12-Daniel 6:4
- 39.Daniel 6:6-Jonás 4:6
- 40.Jonás 4:9-Mateo 1:22
- 41.Mateo 2:8-Marcos 1:4
- 42.Marcos 1:38-Lucas 2:34
- 43.Lucas 2:52-Lucas 22:32
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- 45.Juan 15:16-Hechos 15:6
- 46.Hechos 15:14-Romanos 7:4
- 47.Romanos 7:5-1 Corintios 7:5
- 48.1 Corintios 7:8-2 Corintios 9:3
- 49.2 Corintios 9:5-Filipenses 1:26
- 50.Filipenses 1:28-2 Timoteo 2:14
- 51.2 Timoteo 2:20-Hebreos 12:13
- 52.Hebreos 12:17-Apocalipsis 5:10
- 53.Apocalipsis 6:2-Apocalipsis 22:16
Hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste con él un pacto para dar{le} la tierra del cananeo, del hitita, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia. Y has cumplido tu palabra, porque eres justo.
Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino en que debían andar.
Les proveíste pan del cielo para su hambre, les sacaste agua de la peña para su sed, y les dijiste que entraran a poseer la tierra que tú habías jurado darles.
Rehusaron escuchar, y no se acordaron de las maravillas que hiciste entre ellos; endurecieron su cerviz y eligieron un jefe para volver a su esclavitud en Egipto. Pero tú eres un Dios de perdón, clemente y compasivo, lento para la ira y abundante en misericordia, y no los abandonaste.
tú, en tu gran compasión, no los abandonaste en el desierto; la columna de nube no los dejó de día, para guiarlos en el camino, ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde debían andar.
Y diste tu buen Espíritu para instruirles, no retiraste tu maná de su boca, y les diste agua para su sed.
Por cuarenta años proveíste para ellos en el desierto {y} nada les faltó, sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies.
Y entraron los hijos y poseyeron la tierra. Y tú sometiste delante de ellos a los habitantes de la tierra, a los cananeos, y los entregaste en su mano, con sus reyes y los pueblos de la tierra, para hacer con ellos como quisieran.
Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra ti, echaron tu ley a sus espaldas, mataron a tus profetas que los amonestaban para que se volvieran a ti, y cometieron grandes blasfemias.
Pero cuando tenían descanso, volvían a hacer lo malo delante de ti; por eso tú los abandonabas en mano de sus enemigos para que los dominaran; y cuando clamaban de nuevo a ti, tú oías desde el cielo y muchas veces los rescataste conforme a tu compasión.
Los amonestaste para que volvieran a tu ley, pero ellos obraron con soberbia y no escucharon tus mandamientos, sino que pecaron contra tus ordenanzas, las cuales si el hombre las cumple, por ellas vivirá. Y dieron la espalda en rebeldía, endurecieron su cerviz y no escucharon.
He aquí, hoy somos esclavos, y en cuanto a la tierra que diste a nuestros padres para comer de sus frutos y de sus bienes, he aquí, somos esclavos en ella.
Y su abundante fruto es para los reyes que tú pusiste sobre nosotros a causa de nuestros pecados, los cuales dominan nuestros cuerpos y nuestros ganados como les place, y en gran angustia estamos.
y que no daremos nuestras hijas a los pueblos de la tierra ni tomaremos sus hijas para nuestros hijos.
En cuanto a los pueblos de la tierra que traigan mercancías o cualquier {clase de} grano para vender en el día de reposo, no compraremos de ellos en día de reposo ni en día santo; y renunciaremos a {las cosechas} del año séptimo y a la exigencia de toda deuda.
También nos imponemos la obligación de contribuir con un tercio de un siclo al año para el servicio de la casa de nuestro Dios:
para el pan de la proposición y la ofrenda continua de cereal; para el holocausto continuo, los días de reposo, las lunas nuevas y las fiestas señaladas; para las cosas sagradas, para las ofrendas por el pecado para hacer expiación por Israel y {para} toda la obra de la casa de nuestro Dios.
Asimismo echamos suertes para la provisión de madera {entre} los sacerdotes, los levitas y el pueblo para que la traigan a la casa de nuestro Dios, conforme a nuestras casas paternas, en los tiempos fijados cada año, para quemar sobre el altar del SEÑOR nuestro Dios, como está escrito en la ley;
y para traer cada año los primeros frutos de nuestra tierra y los primeros frutos de todo árbol a la casa del SEÑOR,
y traer a la casa de nuestro Dios los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados como está escrito en la ley; los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas son para los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios.
También traeremos las primicias de nuestra harina y nuestras ofrendas del fruto de todo árbol, del mosto y del aceite para los sacerdotes a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestro suelo a los levitas, porque los levitas son los que reciben los diezmos en todas las ciudades donde trabajamos.
Los jefes del pueblo habitaron en Jerusalén, pero el resto del pueblo echó suertes a fin de traer uno de cada diez para que habitara en Jerusalén, la ciudad santa, mientras los otros nueve {se quedarían} en las {otras} ciudades.
Y bendijo el pueblo a todos los hombres que se ofrecieron para habitar en Jerusalén.
y Matanías, hijo de Micaía, hijo de Zabdi, hijo de Asaf, que era jefe para comenzar la acción de gracias en la oración, y Bacbuquías, el segundo entre sus hermanos; y Abda, hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún.
El superintendente de los levitas en Jerusalén {era} Uzi, hijo de Bani, hijo de Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaía, de los hijos de Asaf, cantores para el servicio de la casa de Dios;
porque {había} un mandato del rey acerca de ellos y un reglamento fijo para los cantores de cada día.
Y los principales de los levitas {eran} Hasabías, Serebías y Jesúa, hijo de Cadmiel, con sus hermanos frente a ellos, para alabar {y} dar gracias, según lo prescrito por David, hombre de Dios, sección frente a sección.
En la dedicación de la muralla de Jerusalén buscaron a los levitas de todos sus lugares para traerlos a Jerusalén, a fin de celebrar la dedicación con alegría, con himnos de acción de gracias y con cánticos, {acompañados} de címbalos, arpas y liras.
Aquel día fueron designados hombres a cargo de las cámaras destinadas a almacenes de las contribuciones, de las primicias y de los diezmos, para que recogieran en ellas, de los campos de las ciudades, las porciones dispuestas por la ley para los sacerdotes y levitas. Pues Judá se regocijaba por los sacerdotes y levitas que servían.
Y todo Israel, en días de Zorobabel y en días de Nehemías, daba las porciones correspondientes a los cantores y a los porteros como se demandaba para cada día, y consagraban {parte} para los levitas, y los levitas consagraban {parte} para los hijos de Aarón.
porque no recibieron a los hijos de Israel con pan y agua, sino que contrataron contra ellos a Balaam para maldecirlos; pero nuestro Dios convirtió la maldición en bendición.
le había preparado un gran aposento, donde anteriormente se colocaban las ofrendas de cereal, el incienso, los utensilios, y los diezmos del cereal, del mosto y del aceite prescritos para los levitas, los cantores y los porteros, y las contribuciones para los sacerdotes.
Y aconteció que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén, antes del día de reposo, ordené que se cerraran las puertas y que no las abrieran hasta después del día de reposo. Entonces puse algunos de mis siervos a las puertas {para que} no entrara ninguna carga en día de reposo.
Y ordené a los levitas que se purificaran y que vinieran a guardar las puertas para santificar el día de reposo. {Por} esto también acuérdate de mí, Dios mío, y ten piedad de mí conforme a la grandeza de tu misericordia.
Y contendí con ellos y los maldije, herí a algunos de ellos y les arranqué el cabello, y les hice jurar por Dios, {diciendo:} No daréis vuestras hijas a sus hijos; tampoco tomaréis de sus hijas para vuestros hijos ni para vosotros mismos.
Así los purifiqué de todo lo extranjero, y designé oficios para los sacerdotes y levitas, cada uno en su ministerio,
e {hice arreglos} para la provisión de leña en los tiempos señalados y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para bien!
en el año tercero de su reinado, ofreció un banquete para todos sus príncipes y servidores, estando en su presencia {los oficiales} del ejército de Persia y Media, los nobles y los príncipes de sus provincias.
Cuando se cumplieron estos días, el rey ofreció un banquete de siete días para todo el pueblo que se encontraba en la fortaleza de Susa, desde el mayor hasta el menor, en el atrio del jardín del palacio del rey.
Y se bebía conforme a la ley, no había obligación, porque el rey así había dado órdenes a todos los oficiales de su casa para que hicieran conforme a los deseos de cada persona.
La reina Vasti también hizo un banquete para las mujeres en el palacio que pertenecía al rey Asuero.
que trajeran a la reina Vasti a la presencia del rey con su corona real, para mostrar al pueblo y a los príncipes su belleza, porque era muy hermosa.
Si le place al rey, proclame él un decreto real y que se escriba en las leyes de Persia y Media para que no sea revocado, que Vasti no entre más a la presencia del rey Asuero, y que el rey dé su título de reina a otra que sea más digna que ella.
Y envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escritura y a cada pueblo conforme a su lengua, para que todo hombre fuera señor en su casa y que {en ella} se hablara la lengua de su pueblo.
Entonces los cortesanos al servicio del rey, dijeron: Búsquense para el rey jóvenes vírgenes y de buen parecer.
Y que el rey nombre oficiales en todas las provincias de su reino para que reúnan a todas las jóvenes vírgenes y de buen parecer en la fortaleza de Susa, en el harén, bajo la custodia de Hegai, eunuco del rey, encargado de las mujeres, y que se {les} den sus cosméticos.
Y todos los días Mardoqueo se paseaba delante del patio del harén para enterarse de cómo estaba Ester y qué le sucedía.
Cuando le tocaba a cada joven venir al rey Asuero, al cumplirse sus doce meses, según las ordenanzas para las mujeres, pues los días de su embellecimiento se cumplían así: seis meses con óleo de mirra y seis meses con especias y cosméticos para las mujeres,
entonces la joven venía al rey de esta manera: cualquier cosa que ella deseaba se le concedía para que la llevara consigo del harén al palacio del rey.
Entonces el rey hizo un gran banquete para todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester. También concedió un día de descanso para las provincias y dio presentes conforme a la liberalidad del rey.
Y sucedió que después que ellos le habían hablado día tras día y él se había negado a escucharlos, se {lo} informaron a Amán para ver si la palabra de Mardoqueo era firme; porque él les había declarado que era judío.
En el mes primero, que es el mes de Nisán, el año doce del rey Asuero, se echó el Pur, es decir la suerte, delante de Amán para cada día y cada mes hasta el mes doce, que es el mes de Adar.
Si al rey le parece bien, decrétese que sean destruidos, y yo pagaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan los negocios {del rey,} para que {los} pongan en los tesoros del rey.
Y el rey dijo a Amán: Quédate con la plata, y {también con} el pueblo, para que hagas con él lo que te parezca bien.
Y se enviaron cartas por medio de los correos a todas las provincias del rey para destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un solo día, el {día} trece del mes doce, que es el mes de Adar, y sus posesiones dadas al saqueo.
La copia del edicto que sería promulgada ley en cada provincia fue publicada a todos los pueblos para que estuvieran preparados para ese día.
Vinieron las doncellas de Ester y sus eunucos y se {lo} comunicaron, y la reina se angustió en gran manera. Y envió ropa para que Mardoqueo se vistiera y se quitara el cilicio de encima, pero él no {la} aceptó.
Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto a su servicio, y le ordenó {ir} a Mardoqueo para saber qué {era} aquello y por qué.
Le dio también una copia del texto del decreto que había sido promulgado en Susa para la destrucción de los judíos, para que {se la} mostrara a Ester y le informara, y le mandara que ella fuera al rey para implorar su favor y para interceder ante él por su pueblo.
Todos los siervos del rey y el pueblo de las provincias del rey saben que para cualquier hombre o mujer que vaya al rey en el atrio interior, sin ser llamado, él tiene una sola ley, que se le dé muerte, a menos que el rey le extienda el cetro de oro para que viva. Y yo no he sido llamada para ir al rey por estos treinta días.
Porque si permaneces callada en este tiempo, alivio y liberación vendrán de otro lugar para los judíos, pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para una ocasión como ésta tú habrás llegado a ser reina?
Entonces el rey dijo: Traed pronto a Amán para que hagamos como Ester desea. Y el rey vino con Amán al banquete que Ester había preparado.
Y Amán añadió: Aun la reina Ester no permitió que nadie, excepto yo, viniera con el rey al banquete que ella había preparado; y también para mañana estoy invitado por ella junto con el rey.
Entonces el rey preguntó: ¿Quién está en el atrio? Y Amán acababa de entrar al atrio exterior del palacio del rey, para pedir al rey que hiciera ahorcar a Mardoqueo en la horca que él le había preparado.
Cuando Amán entró, el rey le preguntó: ¿Qué se debe hacer para el hombre a quien el rey quiere honrar? Y Amán se dijo: ¿A quién desearía el rey honrar más que a mí?
Y Amán respondió al rey: Para el hombre a quien el rey quiere honrar,
porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para el exterminio, para la matanza y para la destrucción. Y si {sólo} hubiéramos sido vendidos como esclavos o esclavas, hubiera permanecido callada, porque el mal no se podría comparar con el disgusto del rey.
Y dejando de beber vino, el rey se levantó lleno de furor {y salió} al jardín del palacio; pero Amán se quedó para rogar por su vida a la reina Ester, porque vio que el mal había sido determinado contra él por el rey.
Entonces Harbona, uno de los eunucos que {estaban} delante del rey, dijo: He aquí precisamente, la horca de cincuenta codos de alto está en la casa de Amán, la cual había preparado Amán para Mardoqueo, quien había hablado bien en favor del rey. Y el rey dijo: Ahorcadlo en ella.
Colgaron, pues, a Amán en la horca que había preparado para Mardoqueo, y se aplacó el furor del rey.
Aquel mismo día el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán, enemigo de los judíos; y Mardoqueo vino delante del rey, porque Ester {le} había revelado lo que era él para ella.
y dijo: Si le place al rey, y si he hallado gracia delante de él, si el asunto le parece bien al rey y yo soy grata ante sus ojos, que se escriba para revocar las cartas concebidas por Amán, hijo de Hamedata, agagueo, las cuales escribió para destruir a los judíos que están en todas las provincias del rey.
Una copia del edicto que había de promulgarse como ley en cada provincia fue publicado a todos los pueblos, para que los judíos estuvieran listos para ese día a fin de vengarse de sus enemigos.
Para los judíos fue {día} de luz y alegría, de gozo y gloria.
En cada provincia, en cada ciudad y en todo lugar adonde llegaba el mandato del rey y su decreto había alegría y gozo para los judíos, banquete y día festivo. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hicieron judíos, porque había caído sobre ellos el temor de los judíos.
En el mes doce (es decir, el mes de Adar), el día trece cuando estaban para ejecutarse el mandato y edicto del rey, el {mismo} día que los enemigos de los judíos esperaban obtener dominio sobre ellos, sucedió lo contrario, porque fueron los judíos los que obtuvieron dominio sobre los que los odiaban.
Se reunieron los judíos en sus ciudades por todas las provincias del rey Asuero para echar mano a los que buscaban su daño; y nadie podía oponérseles, porque el temor a ellos había caído sobre todos los pueblos.
Y los demás judíos que {se hallaban} en las provincias del rey se reunieron para defender sus vidas y librarse de sus enemigos; y mataron a setenta y cinco mil de los que los odiaban, pero no echaron mano a los bienes.
Por eso los judíos de las áreas rurales, que habitan en las ciudades abiertas, proclaman el día catorce del mes de Adar día festivo para regocijarse, hacer banquetes y enviarse porciones {de comida} unos a otros.
porque en esos días los judíos se libraron de sus enemigos, y fue para ellos un mes que se convirtió de tristeza en alegría y de duelo en día festivo. Los harían días de banquete y de regocijo, para que se enviaran porciones {de comida} unos a otros e hicieran donativos a los pobres.
Pues Amán, hijo de Hamedata, agagueo, enemigo de todos los judíos, había hecho planes contra los judíos para destruirlos, y había echado el Pur, es decir, la suerte, para su ruina y destrucción.
los judíos establecieron e hicieron una costumbre para ellos, para sus descendientes y para todos los que se aliaban con ellos, de que no dejarían de celebrar estos dos días conforme a su ordenanza y conforme a su tiempo señalado cada año.
Así estos días serían recordados y celebrados por todas las generaciones, por cada familia, cada provincia y cada ciudad; para que estos días de Purim no dejaran de celebrarse entre los judíos, ni su memoria se extinguiera entre sus descendientes.
Entonces la reina Ester, hija de Abihail, y el judío Mardoqueo escribieron con toda autoridad para confirmar esta segunda carta acerca de Purim.
para establecer estos días de Purim en sus tiempos señalados, tal como habían establecido para ellos el judío Mardoqueo y la reina Ester, según habían fijado para ellos y sus descendientes, con instrucciones para sus tiempos de ayuno y de lamentaciones.
Sus hijos solían ir y hacer un banquete en la casa de cada uno por turno, e invitaban a sus tres hermanas para que comieran y bebieran con ellos.
y los sabeos atacaron y se los llevaron. También mataron a los criados a filo de espada; sólo yo escapé para contárte{lo.}
Mientras estaba éste hablando, vino otro y dijo: Fuego de Dios cayó del cielo y quemó las ovejas y a los criados y los consumió; sólo yo escapé para contárte{lo.}
Mientras estaba éste hablando, vino otro y dijo: Los caldeos formaron tres cuadrillas y atacaron los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; sólo yo escapé para contárte{lo.}
y he aquí, vino un gran viento del otro lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, y {ésta} cayó sobre los jóvenes y murieron; sólo yo escapé para contárte{lo.}
Y sucedió que un día cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse delante del SEÑOR, vino también Satanás entre ellos para presentarse delante del SEÑOR.
Y el SEÑOR dijo a Satanás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Porque no hay otro como él sobre la tierra, hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Y él todavía conserva su integridad, aunque tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa.
Y {Job} tomó un tiesto para rascarse mientras estaba sentado entre las cenizas.
Cuando tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita, oyeron de todo este mal que había venido sobre él, vinieron cada uno de su lugar, pues se habían puesto de acuerdo para ir juntos a condolerse de él y a consolarlo.
Maldíganla los que maldicen el día, los que están listos para despertar a Leviatán.
¿Por qué me recibieron las rodillas, y para qué los pechos que me dieron de mamar?
con los reyes y los consejeros de la tierra, que reedificaron ruinas para sí;
``Entre la mañana y la tarde son hechos pedazos; sin que nadie se dé cuenta, perecen para siempre.
porque el hombre nace para la aflicción, como las chispas vuelan hacia arriba.
Para poner en alto a los humildes, y a los que lloran levantarlos a lugar seguro,
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