'Tú' en la Biblia
- 1.Gé 3:9-Gé 26:29
- 2.Gé 27:3-Gé 47:5
- 3.Gé 47:6-Éx 20:7
- 4.Éx 20:9-Levítico 21:17
- 5.Levítico 23:22-Deuteronomio 1:37
- 6.Deuteronomio 2:7-Deuteronomio 10:13
- 7.Deuteronomio 10:14-Deuteronomio 19:2
- 8.Deuteronomio 19:3-Deuteronomio 28:31
- 9.Deuteronomio 28:32-Josué 17:15
- 10.Josué 17:17-1 Samuel 1:11
- 11.1 Samuel 1:14-1 Samuel 25:29
- 12.1 Samuel 25:31-2 Samuel 14:7
- 13.2 Samuel 14:8-1 Reyes 2:44
- 14.1 Reyes 3:6-1 Reyes 19:16
- 15.1 Reyes 20:3-2 Reyes 20:17
- 16.2 Reyes 22:19-2 Crónicas 18:29
- 17.2 Crónicas 18:33-Job 8:21
- 18.Job 9:28-Job 39:20
- 19.Job 39:26-Salmos 25:5
- 20.Salmos 25:6-Salmos 50:9
- 21.Salmos 50:15-Salmos 71:15
- 22.Salmos 71:16-Salmos 89:1
- 23.Salmos 89:2-Salmos 119:21
- 24.Salmos 119:23-Salmos 130:3
- 25.Salmos 132:8-Proverbios 7:15
- 26.Proverbios 7:25-Cantares 8:2
- 27.Cantares 8:5-Isaías 41:13
- 28.Isaías 41:14-Isaías 63:2
- 29.Isaías 63:14-Jeremías 22:15
- 30.Jeremías 22:17-Lamentaciones 3:64
- 31.Lamentaciones 3:65-Ezequiel 21:7
- 32.Ezequiel 21:14-Ezequiel 36:14
- 33.Ezequiel 36:15-Amós 7:12
- 34.Amós 7:16-Mateo 5:30
- 35.Mateo 5:36-Lucas 1:13
- 36.Lucas 1:28-Juan 1:49
- 37.Juan 2:10-Hechos 7:3
- 38.Hechos 7:28-Filemón 1:6
- 39.Filemón 1:7-Apocalipsis 18:14
¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio?
Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, qué piensas que el don de Dios se gana por dinero.
No tienes tú parte ni suerte en este negocio; porque tu corazón no es recto delante de Dios.
Arrepiéntete pues de ésta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te será perdonado este pensamiento de tu corazón.
Y Felipe dijo: Si crees con todo tu corazón, puedes. Respondió él y dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él Señor dijo: YO SOY Jesús el Nazareno a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
y aun aquí tiene facultad de los príncipes de los sacerdotes de prender a todos los que invocan tu Nombre.
Y le dijo Pedro: Eneas, El Señor Jesús, el Cristo, te sana; levántate, y hazte tu cama. Y luego se levantó.
Y volvió la voz hacia él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
Y dijo: Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria en la presencia de Dios.
Así que, luego envié a ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado.
diciendo: Tú entraste en casa de incircuncisos y comiste con ellos.
Entonces la voz me respondió del cielo la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo ensucies tú.
el cual te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa.
Y le dijo el ángel: Cíñete, y átate tus sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Rodéate tu ropa, y sígueme.
dijo: Tú, hijo del diablo, que estás lleno de todo engaño y fraude, enemigo de toda justicia, ¿no cesarás de torcer los caminos rectos del Señor?
la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como también en el salmo segundo está escrito: Mi hijo eres tú, yo te engendré hoy.
Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu Santo vea corrupción.
Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesús, el Cristo, y serás salvo tú, y tu casa.
Tomando a éstos contigo, purifícate con ellos, y gaste por ellos, para que rasuren sus cabezas, y todos entiendan que no hay nada de lo que fueron informados acerca de ti; sino que tú también andas guardando la ley.
¿No eres tú aquel egipcio que levantaste una sedición antes de estos días, y sacaste al desierto cuatro mil hombres salteadores?
Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo Soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.
~`Porque tú serás testigo Suyo a todos los hombres de lo que has visto y oído.
Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prestamente fuera de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.
y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo también estaba presente, y consentía a su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban.
Y viniendo el tribuno, le dijo: Dime, ¿eres tú Romano? Y él dijo: Sí.
Entonces Pablo le dijo: Dios te herirá a ti, pared blanqueada; ¿y estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y contra la ley me mandas herir?
Y Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el príncipe de los sacerdotes; pues escrito está: Al príncipe de tu pueblo no maldecirás.
Mas tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales han hecho voto bajo maldición, de no comer ni beber hasta que le hayan muerto; y ahora están apercibidos esperando tu promesa.
Y citado que fue, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como por causa tuya vivamos en gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia,
Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu clemencia.
mandando a sus acusadores que vinieran a ti; del cual tú mismo juzgando, podrás entender todas estas cosas de que le acusamos.
Después que el gobernador le hizo una señal para que hablara, Pablo respondió: Sabiendo que por muchos años tú has sido juez de esta nación, con gusto presento mi defensa,
Porque tú puedes entender que no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén;
Y Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde conviene que sea juzgado. A los judíos no he hecho injuria alguna, como tú sabes muy bien.
Y Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar en tu favor. Entonces Pablo, extendiendo la mano, comenzó su defensa:
mayormente sabiendo tú todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos, por lo cual te ruego que me oigas con paciencia.
Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo Soy Jesús, a quien tú persigues.
Mientras {Pablo} decía esto en su defensa, Festo dijo* a gran voz: ¡Pablo, estás loco! ¡{Tu} mucho saber te está haciendo perder la cabeza!
Y Pablo dijo: ¡Deseo delante de Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fuerais hechos tales cual yo soy, excepto estas prisiones!
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas; porque en lo mismo que juzgas al otro, te condenas a ti mismo; porque lo mismo haces, tú que juzgas a los otros.
¿Y piensas esto, oh hombre, que juzgas a los que hacen tales cosas, y haces las mismas, que tú escaparás del juicio de Dios?
Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios;
He aquí, tú te llamas por sobrenombre judío; y estás apoyado en la ley, y te glorías en Dios,
Tú pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? ¿Tú, que predicas que no se ha de hurtar, hurtas?
¿Tú, que dices que no se ha de adulterar, adulteras? ¿Tú, que abominas los ídolos, cometes sacrilegio?
¿Tú, que te jactas de la ley, con rebelión a la ley deshonras a Dios?
Porque la circuncisión en verdad aprovecha, si guardares la ley; pero si eres rebelde a la ley, tu circuncisión es hecha prepucio.
El cual creyó para esperar contra esperanza, que sería hecho padre de muchos gentiles, conforme a lo que le había sido dicho: Así será tu simiente.
ni son todos hijos por ser descendientes de Abraham, sino que POR ISAAC SERA LLAMADA TU DESCENDENCIA.
Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? O dirá el vaso de barro al que lo labró: ¿Por qué me has hecho tal?
Mas la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer de lo alto al Cristo);
Mas ¿qué dice? Cercana está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe, la cual predicamos:
Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Y si algunas de las ramas fueron quebradas, y tú, siendo oliva silvestre, has sido injertado entre ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva;
no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti.
Bien; por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme.
Mira antes la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad (de Dios) en ti, si permanecieres en la bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
Porque si tú eres cortado de la oliva que es silvestre por naturaleza, y contra natura fuiste injertado en la buena oliva, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su oliva?
Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber: que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza.
porque es ministro de Dios para tu bien. Mas si hicieres lo malo, teme; porque no sin causa trae la espada; porque es ministro de Dios, vengador para castigo al que hace lo malo.
Porque: No adulterarás; no cometerás homidicio; no hurtarás; no dirás falso testimonio; no codiciarás; y si hay algún otro mandamiento, en esta palabra se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
¿Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno? Por su señor está en pie, o cae; y si cae se afirmará; que poderoso es el Señor para afirmarle.
Mas tú ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos estaremos delante del tribunal del Cristo.
Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme a la caridad. No eches a perder con tu comida a aquel por el cual Cristo murió.
Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda o sea enfermo.
Tú tienes fe; tenla contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo con lo que aprueba.
pero que los gentiles glorifiquen a Dios por la misericordia; como está escrito: Por tanto yo te confesaré a ti entre los gentiles, y cantaré a tu Nombre.
Porque ¿de dónde sabes, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O de dónde sabes, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?
¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te preocupes; aunque si puedes obtener tu libertad, prefiérelo.
Y por tu ciencia se perderá el hermano débil por el cual el Cristo murió.
Porque si bendijeres con el espíritu, el que ocupa lugar de ignorante ¿cómo dirá amén a tu acción de gracias? Pues no sabe lo que has dicho.
Porque tú, a la verdad, bien haces acción de gracias; mas el otro no es edificado.
Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muriere antes.
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh Hades, tu victoria?
Como vi que no andaban derechamente conforme a la verdad del Evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿por qué constriñes a los gentiles a judaizar?
A Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como de muchos; sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
Porque escrito está: REGOCIJATE, OH ESTERIL, LA QUE NO CONCIBES; PRORRUMPE Y CLAMA, TU QUE NO TIENES DOLORES DE PARTO, PORQUE MAS SON LOS HIJOS DE LA DESOLADA, QUE DE LA QUE TIENE MARIDO.
Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu projimo como a ti mismo.
Hermanos, si alguno fuere tomado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con el espíritu de mansedumbre; considerándote a ti mismo, para que tú no seas también tentado.
Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará el Cristo.
Honra a tu padre y a tu madre, (que es el primer mandamiento con promesa),
Ninguno tenga en poco tu juventud; mas sé ejemplo de los fieles en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza.
En estas cosas ocúpate con cuidado, en éstas está todo; de manera que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
Ya no bebas agua {sola,} sino usa un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la tolerancia, la mansedumbre.
trayendo a la memoria la fe no fingida que está en ti, la cual residió primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice; y estoy cierto que está en ti también.
Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor.
Pues tú, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.
Y tú pues, trabaja como fiel soldado de Jesús el Cristo.
Pero tú has conocido plenamente mi doctrina, conducta, propósito, fe, largura de ánimo, caridad, paciencia,
Permanece tú en lo que has aprendido y en lo que te ha sido encargado, sabiendo de quién has aprendido;
Tú por tanto vela en todo, trabaja, haz la obra del evangelista, cumple tu ministerio,
Guárdate tú también de él; que en gran manera ha resistido a nuestras palabras.
El Señor Jesús el Cristo, sea con tu espíritu. La Gracia sea con vosotros. Amén.
Pero tú, habla lo que conviene a la sana doctrina:
presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en doctrina, mostrando integridad, honestidad, sinceridad,
y a la amada Apia hermana, y a Arquipo, compañero de nuestra milicia, y a la Iglesia que está en tu casa:
Oyendo tu caridad, y la fe que tienes en el Señor Jesús, y para con todos los santos;
que la comunicación de tu fe sea eficaz, para conocimiento de todo el bien que está en vosotros, por Cristo Jesús.
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