9 El ungüento y el incienso alegran el corazón; así la dulzura del amigo con el consejo del alma.
10 No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.
20 El sepulcro y la perdición nunca se sacian; así los ojos del hombre nunca están satisfechos.
22 Aunque majes al loco en un mortero entre granos de trigo a pisón majados, no se quitará de él su locura.