1 «Al Músico principal: Salmo: Cántico de David» A ti es plácida la alabanza en Sión, oh Dios; y a ti se pagarán los votos. 2 Tú oyes la oración; a ti vendrá toda carne. 3 Iniquidades prevalecen contra mí; mas tú perdonarás nuestras transgresiones. 4 Bienaventurado el que tú escogieres, e hicieres acercarse a ti, para que habite en tus atrios. Seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo.
5 Con tremendas cosas, en justicia, nos responderás tú, oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los términos de la tierra, y de los más remotos confines del mar. 6 Tú, el que afirma los montes con su poder, ceñido de valentía: 7 El que calma el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, y el alboroto de las naciones. 8 Por tanto, los moradores de los fines de la tierra temen de tus maravillas. Tú haces que se alegren las salidas de la mañana y de la tarde.
9 Visitas la tierra, y la riegas: En gran manera la enriqueces con el río de Dios, que está lleno de aguas; preparas el grano de ellos, cuando así la dispones. 10 Haces que se empapen sus surcos, haces descender sus canales; la ablandas con lluvias, bendices sus renuevos. 11 Tú coronas el año con tu bondad; y tus nubes destilan grosura. 12 Destilan sobre los pastizales del desierto; y los collados se ciñen de alegría. 13 Los prados se visten de rebaños, y los valles se cubren de grano; dan voces de júbilo, y aun cantan.

Reina Valera Gómez (© 2010)