Most Popular Bible Verses in Job
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Y un día vinieron los hijos de Dios á presentarse delante de Jehová, entre los cuales vino también Satán.
Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo:
HUBO un varón en tierra de Hus, llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, y temeroso de Dios, y apartado del mal.
Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo tornaré allá. Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito.
¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra? Házme lo saber, si tienes inteligencia.
Extiende el alquilón sobre vacío, Cuelga la tierra sobre nada.
Y RESPONDIO Jehová á Job desde un torbellino, y dijo:
Mas extiende ahora tu mano, y toca á todo lo que tiene, y verás si no te blasfema en tu rostro.
¿No le has tú cercado á él, y á su casa, y á todo lo que tiene en derredor? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto su hacienda ha crecido sobre la tierra.
Cuando las estrellas todas del alba alababan, Y se regocijaban todos los hijos de Dios?
Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal la inteligencia.
Y un día aconteció que sus hijos é hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito,
El espíritu de Dios me hizo, Y la inspiración del Omnipotente me dió vida.
HICE pacto con mis ojos: ¿Cómo pues había yo de pensar en virgen?
Y vino un mensajero á Job, que le dijo: Estando arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,
EL HOMBRE nacido de mujer, Corto de días, y harto de sinsabores:
He aquí, aunque me matare, en él esperaré; Empero defenderé delante de él mis caminos.
¿Quién preparó al cuervo su alimento, Cuando sus pollos claman á Dios, Bullendo de un lado á otro por carecer de comida?
Su espíritu adornó los cielos; Su mano crió la serpiente tortuosa.
Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y trasquiló su cabeza, y cayendo en tierra adoró;
Y Jehová dijo á Satán: ¿No has considerado á mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado de mal?
Acometieron los Sabeos, y tomáronlos, é hirieron á los mozos á filo de espada: solamente escapé yo para traerte las nuevas.
Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los Caldeos hicieron tres escuadrones, y dieron sobre los camellos, y tomáronlos, é hirieron á los mozos á filo de espada; y solamente escapé yo solo para traerte las nuevas.
De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.
Mas él conoció mi camino: Probaráme, y saldré como oro.
Sea aquel día sombrío, Y Dios no cuide de él desde arriba, Ni claridad sobre él resplandezca.
Aun estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y los mozos, y los consumió: solamente escapé yo solo para traerte las nuevas.
Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
Y he aquí un gran viento que vino del lado del desierto, é hirió las cuatro esquinas de la casa, y cayó sobre los mozos, y murieron; y solamente escapé yo solo para traerte las nuevas.
Mas ahora que el mal sobre ti ha venido, te es duro; Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.
He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Y pasará, y no lo entenderé.
El hombre vano se hará entendido, Aunque nazca como el pollino del asno montés.
Los ojos de los que me ven, no me verán más: Tus ojos sobre mí, y dejaré de ser.
Mi cuero y mi carne se pegaron á mis huesos; Y he escapado con la piel de mis dientes.
Con Dios está la sabiduría y la fortaleza; Suyo es el consejo y la inteligencia.
Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; Repose sobre él nublado, Que lo haga horrible como caliginoso día.
Pues nosotros somos de ayer, y no sabemos, Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.
¿Cuánto menos el hombre abominable y vil, Que bebe la iniquidad como agua?
Y respondiendo Satán dijo á Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.
El extranjero no tenía fuera la noche; Mis puertas abría al caminante.
Si te tornares al Omnipotente, serás edificado; Alejarás de tu tienda la aflicción;
¿No te enseñarán ellos, te dirán, Y de su corazón sacarán palabras?
He aquí, él derribará, y no será edificado: Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra.
Vida y misericordia me concediste, Y tu visitación guardó mi espíritu.
¿Es este tu temor, tu confianza, Tu esperanza, y la perfección de tus caminos?
He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá, Qué haces?
Quién me diera que viniese mi petición, Y que Dios me otorgase lo que espero;
Escúchame; yo te mostraré Y te contaré lo que he visto:
A pesar de no haber iniquidad en mis manos, Y de haber sido mi oración pura.
Que da la lluvia sobre la haz de la tierra, Y envía las aguas por los campos:
Mas extiende ahora tu mano, y toca á su hueso y á su carne, y verás si no te blasfema en tu rostro.
El cual hace cosas grandes é inescrutables, Y maravillas que no tienen cuento:
Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; Porque la mano de Dios me ha tocado.
Y Jehová dijo á Satán: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, Y serás fuerte y no temerás:
Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, Y no consintieres que more maldad en tus habitaciones;
El hace andar á los consejeros desnudos de consejo, Y hace enloquecer á los jueces.
Ocupe la oscuridad aquella noche; No sea contada entre los días del año, Ni venga en él número de los meses.
Con él está la fortaleza y la existencia; Suyo es el que yerra, y el que hace errar.
Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan.
Recapacita ahora, ¿quién que fuera inocente se perdiera? Y ¿en dónde los rectos fueron cortados?
Cuando están echados en las cuevas, O se están en sus guaridas para acechar?
Si encubrí, como los hombres mis prevaricaciones, Escondiendo en mi seno mi iniquidad;
Y olvidarás tu trabajo, O te acordarás de él como de aguas que pasaron:
Si pequé, tú me has observado, Y no me limpias de mi iniquidad.
Cuando fuere lleno su bastimento, tendrá angustia: Las manos todas de los malvados vendrán sobre él.
He aquí, el detendrá las aguas, y se secarán; El las enviará, y destruirán la tierra.
Y en mitad de la siesta se levantará bonanza; Resplandecerás, y serás como la mañana:
Mas los ojos de los malos se consumirán, Y no tendrán refugio; Y su esperanza será agonía del alma.
Sobre su día se espantarán los por venir, Como ocupó el pavor á los que fueron antes.
El descubre las profundidades de las tinieblas, Y saca á luz la sombra de muerte.
El lleva despojados á los príncipes, Y trastorna á los poderosos.
El atribulado es consolado de su compañero: Mas hase abandonado el temor del Omnipotente.
Y ciertamente el monte que cae se deshace, Y las peñas son traspasadas de su lugar;
Renuevas contra mí tus plagas, Y aumentas conmigo tu furor, Remudándose sobre mí ejércitos.
Tales son los caminos de todos los que olvidan á Dios: Y la esperanza del impío perecerá:
Aun él en su verdor no será cortado, Y antes de toda hierba se secará.
Maldíganla los que maldicen al día, Los que se aprestan para levantar su llanto.
Y confiarás, que habrá esperanza; Y cavarás, y dormirás seguro:
Dios no tornará atrás su ira, Y debajo de él se encorvan los que ayudan á los soberbios.
Porque su esperanza será cortada, Y su confianza es casa de araña.
El derrama menosprecio sobre los príncipes, Y enflaquece la fuerza de los esforzados.
Oscurézcanse las estrellas de su alba; Espere la luz, y no venga, Ni vea los párpados de la mañana:
Antes que vaya para no volver, A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;
Oh si fuere aquella noche solitaria, Que no viniera canción alguna en ella!
Por tanto yo no reprimiré mi boca; Hablaré en la angustia de mi espíritu, Y quejaréme con la amargura de mi alma.
El impide el labio á los que dicen verdad, Y quita á los ancianos el consejo.
Y estas cosas tienes guardadas en tu corazón; Yo sé que esto está cerca de ti.
Apoyaráse él sobre su casa, mas no permanecerá en pie; Atendráse á ella, mas no se afirmará.
¿No son mis días poca cosa? Cesa pues, y déjame, para que me conforte un poco.
¿Por qué me sacaste de la matriz? Habría yo espirado, y no me vieran ojos.
Van á tientas como en tinieblas y sin luz, Y los hace errar como borrachos.
A manera de un árbol, está verde delante del sol, Y sus renuevos salen sobre su huerto;
Si yo me justificare, me condenará mi boca; Si me dijere perfecto, esto me hará inicuo.
El quita el seso de las cabezas del pueblo de la tierra, Y háceles que se pierdan vagueando sin camino:
Que si yo le invocase, y él me respondiese, Aun no creeré que haya escuchado mi voz.
Oid con atención mi razonamiento, Y mi denunciación con vuestros oídos.
Y tomaba una teja para rascarse con ella, y estaba sentado en medio de ceniza.
Deseo yo que Job sea probado ampliamente, A causa de sus respuestas por los hombres inicuos.
Ciertamente tales son las moradas del impío, Y este será el lugar del que no conoció á Dios.
Si habláremos de su potencia, fuerte por cierto es; Si de juicio, ¿quién me emplazará?
¿Por qué no morí yo desde la matriz, O fuí traspasado en saliendo del vientre?
Que frustra los pensamientos de los astutos, Para que sus manos no hagan nada:
Miraron los caminantes de Temán, Los caminantes de Saba esperaron en ellas:
¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de mañana, ya no seré.
Y sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo.
Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, Ni escondió de mis ojos la miseria.
Si le arrancaren de su lugar, Este negarále entonces, diciendo: Nunca te vi.
Si fuere malo, ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, Estando harto de deshonra, Y de verme afligido.
Estruendos espantosos hay en sus oídos; En la paz le vendrá quien lo asuele.
Sus hijos serán honrados, y él no lo sabrá; O serán humillados, y no entenderá de ellos.
Y libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, Y de la mano violenta;
Los cuales alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron á voz en grito; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.
Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, Y alzarás á Dios tu rostro.
Que con cincel de hierro y con plomo Fuesen en piedra esculpidas para siempre!
Que prende á los sabios en la astucia de ellos, Y el consejo de los perversos es entontecido;
Mis días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien.
De día se topan con tinieblas, Y en mitad del día andan á tientas como de noche:
O ¿por qué no fuí escondido como aborto, Como los pequeñitos que nunca vieron luz?
¿Cuál es mi fortaleza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para dilatar mi vida?
Todas tinieblas están guardadas para sus secretos: Fuego no soplado lo devorará; Su sucesor será quebrantado en su tienda.
Pues que ahora yaciera yo, y reposara; Durmiera, y entonces tuviera reposo,
Desasosegado á comer siempre, Sabe que le está aparejado día de tinieblas.
Perecen por el aliento de Dios, Y por el espíritu de su furor son consumidos.
Allí los impíos dejan el perturbar, Y allí descansan los de cansadas fuerzas.
Con los reyes y con los consejeros de la tierra, Que edifican para sí los desiertos;
Mas los años contados vendrán, Y yo iré el camino por donde no volveré.
Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que el dolor era muy grande.
¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi prevaricación y mi pecado.
Y dijo Jehová á Satán: ¿De dónde vienes? Respondió Satán á Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.
ESTA mi alma aburrida de mi vida: Daré yo suelta á mi queja sobre mí, Hablaré con amargura de mi alma.
Que el malo es reservado para el día de la destrucción? Presentados serán en el día de las iras.
En los viejos está la ciencia, Y en la larga edad la inteligencia.
Ciertamente que vosotros sois el pueblo; Y con vosotros morirá la sabiduría.
El multiplica las gentes, y él las destruye: El esparce las gentes, y las torna á recoger.
¿Quién le denunciará en su cara su camino? Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
Tierra de oscuridad, lóbrega Como sombra de muerte, sin orden, Y que aparece como la oscuridad misma.
A lo menos dos cosas no hagas conmigo; Entonces no me esconderé de tu rostro:
Al cual yo tengo de ver por mí, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mis riñones se consuman dentro de mí.
Y RESPONDIO Sophar Naamathita, y dijo:
El libertará la isla del inocente; Y por la limpieza de tus manos será librada.
Tribulación y angustia le asombrarán, Y esforzaránse contra él como un rey apercibido para la batalla.
Aburríme: no he de vivir yo para siempre; Déjáme, pues que mis días son vanidad.
Y así mi alma tuvo por mejor el ahogamiento, Y quiso la muerte más que mis huesos.
¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y que pongas sobre él tu corazón,
Llama luego, y yo responderé; O yo hablaré, y respóndeme tú.
Porque él es el que hace la llaga, y él la vendará: El hiere, y sus manos curan.
Y RESPONDIO Job, y dijo:
Es más alto que los cielos: ¿qué harás? Es más profundo que el infierno: ¿cómo lo conocerás?
Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del negocio en mí se halla.
A los cuales solos fué dada la tierra, Y no pasó extraño por medio de ellos:)
Y que te declarara los arcanos de la sabiduría, Que son de doble valor que la hacienda! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos que tu iniquidad merece.
Yo soy uno de quien su amigo se mofa, Que invoca á Dios, y él le responde: Con todo, el justo y perfecto es escarnecido.
De la destrucción y del hambre te reirás, Y no temerás de las bestias del campo:
AHORA pues da voces, si habrá quien te responda; ¿Y á cuál de los santos te volverás?
Es cierto que al necio la ira lo mata, Y al codicioso consume la envidia.
¿Por qué escribes contra mí amarguras, Y me haces cargo de los pecados de mi mocedad?
Y el cuerpo mío se va gastando como de carcoma, Como vestido que se come de polilla.
Del azote de la lengua serás encubierto; Ni temerás de la destrucción cuando viniere.
Porque llevado será él á los sepulcros, Y en el montón permanecerá.
Cuando se pusiere á henchir su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, Y harála llover sobre él y sobre su comida.
Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas.
Y habitó las ciudades asoladas, Las casas inhabitadas, Que estaban puestas en montones.
¿Harán tus falacias callar á los hombres? ¿Y harás escarnio, y no habrá quien te avergüence?
¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre parlero será justificado?
Pequé, ¿qué te haré, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me has puesto contrario á ti, Y que á mí mismo sea pesado?
No he tenido paz, no me aseguré, ni me estuve reposado; Vínome no obstante turbación.
Y exclamó Job, y dijo:
El le acometerá en la cerviz, En lo grueso de las hombreras de sus escudos:
¿A la hoja arrebatada has de quebrantar? ¿Y á una arista seca has de perseguir?
El bramido del león, y la voz del león, Y los dientes de los leoncillos son quebrantados.
Porque él conoce á los hombres vanos: Ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?
Pues aun con las piedras del campo tendrás tu concierto, Y las bestias del campo te serán pacíficas.
¿Por qué al hombre que no sabe por donde vaya, Y al cual Dios ha encerrado?
Ciertamente el oído distingue las palabras, Y el paladar gusta las viandas.
Fuera, como si nunca hubiera sido, Llevado desde el vientre á la sepultura.
Pones además mis pies en el cepo, y guardas todos mis caminos, Imprimiéndolo á las raíces de mis pies.
Y RESPONDIO Bildad Suhita, y dijo:
Mis hermanos han mentido cual arroyo: Pasáronse como corrientes impetuosas,
¿Cómo pues me consoláis en vano, Viniendo á parar vuestras respuestas en falacia?
Ciertamente éste será el gozo de su camino; Y de la tierra de donde se traspusiere, nacerán otros.
¿No me fundiste como leche, Y como un queso me cuajaste?
Si cortare, ó encerrare, O juntare, ¿quién podrá contrarrestarle?
Acuérdate ahora que como á lodo me diste forma: ¿Y en polvo me has de tornar?
Prosperan las tiendas de los ladrones, Y los que provocan á Dios viven seguros; En cuyas manos él ha puesto cuanto tienen.
No enriquecerá, ni será firme su potencia, Ni extenderá por la tierra su hermosura.
También tengo yo seso como vosotros; No soy yo menos que vosotros: ¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto?
Concibieron dolor, y parieron iniquidad; Y las entradas de ellos meditan engaño.
Los renuevos de su casa serán trasportados; Serán derramados en el día de su furor.
Que esperan la muerte, y ella no llega, Aunque la buscan más que tesoros;
Y estotro morirá en amargura de ánimo, Y no habiendo comido jamás con gusto.
Porque quebrantaba á la gran multitud, Y el menosprecio de las familias me atemorizó, Y callé, y no salí de mi puerta:
Aquel cuyos pies van á resbalar, Es como una lámpara despreciada de aquel que está á sus anchuras.
Los que te aborrecen, serán vestidos de confusión; Y la habitación de los impíos perecerá.
Su dimensión es más larga que la tierra, Y más ancha que la mar.
¿Parécete bien que oprimas, Que deseches la obra de tus manos, Y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?
En el hambre te redimirá de la muerte, Y en la guerra de las manos de la espada.
En imaginaciones de visiones nocturnas, Cuando el sueño cae sobre los hombres,
Ciertamente yo conozco que es así: ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?
Y vendrás en la vejez á la sepultura, Como el montón de trigo que se coge á su tiempo.
Su mies comerán los hambrientos, Y sacaránla de entre las espinas, Y los sedientos beberán su hacienda.
Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Y terrores de Dios me combaten.
¿Son tus días como los días del hombre, O tus años como los tiempos humanos,
El león viejo perece por falta de presa, Y los hijos del león son esparcidos.
Todos los días del impío, él es atormentado de dolor, Y el número de años es escondido al violento.
Porque pregunta ahora á la edad pasada, Y disponte para inquirir de sus padres de ellos;
Y tu principio habrá sido pequeño, Y tu postrimería acrecerá en gran manera.
Asimismo echarás de ver que tu simiente es mucha, Y tu prole como la hierba de la tierra.
Y RESPONDIO Job, y dijo:
Y RESPONDIO Job y dijo:
Yo he visto al necio que echaba raíces, Y en la misma hora maldije su habitación.
Vanse entretejiendo sus raíces junto á una fuente, Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.
Enseñadme, y yo callaré: Y hacedme entender en qué he errado.
Y mis días fueron más ligeros que la lanzadera del tejedor, Y fenecieron sin esperanza.
He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así: Oyelo, y juzga tú para contigo.
La tierra es entregada en manos de los impíos, Y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿dónde está?
Sus hijos estarán lejos de la salud, Y en la puerta serán quebrantados, Y no habrá quien los libre.
Que manda al sol, y no sale; Y sella las estrellas:
El es sabio de corazón, y poderoso en fortaleza, ¿Quién se endureció contra él, y quedó en paz?
¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, Y las palabras de tu boca serán como un viento fuerte?
Ahora ciertamente como ellas sois vosotros: Que habéis visto el tormento, y teméis.
¿Acaso pervertirá Dios el derecho, O el Todopoderoso pervertirá la justicia?
Y RESPONDIO Eliphaz el Temanita, y dijo:
Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, Que se lleva el polvo de la tierra: de tal manera haces tú perecer la esperanza del hombre.
Que Job no habla con sabiduría, Y que sus palabras no son con entendimiento.
Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Y mide mi corazón la noche, Y estoy harto de devaneos hasta el alba.
Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; Demudarás su rostro, y enviaráslo.
¿Acaso gime el asno montés junto á la hierba? ¿Muge el buey junto á su pasto?
Que al tiempo del calor son deshechas, Y en calentándose, desaparecen de su lugar;
Y el Todopoderoso será tu defensa, Y tendrás plata á montones.
Como el siervo anhela la sombra, Y como el jornalero espera el reposo de su trabajo:
Oh si pesasen al justo mi queja y mi tormento, Y se alzasen igualmente en balanza!
Disputadores son mis amigos: Mas á Dios destilarán mis ojos.
Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo; Mi piel hendida y abominable.
Porque pesaría aquél más que la arena del mar: Y por tanto mis palabras son cortadas.
¿Si será el hombre más justo que Dios? ¿Si será el varón más limpio que el que lo hizo?
Si fueres limpio y derecho, Cierto luego se despertará sobre ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.
Porque á su pecado añadió impiedad: Bate las manos entre nosotros, Y contra Dios multiplica sus palabras.
El negocio también me era á mí oculto; Mas mi oído ha percibido algo de ello.
Determinarás asimismo una cosa, y serte ha firme; Y sobre tus caminos resplandecerá luz.
He aquí que en sus siervos no confía, Y notó necedad en sus ángeles
También os arrojáis sobre el huérfano, Y hacéis hoyo delante de vuestro amigo.
Serán como la paja delante del viento, Y como el tamo que arrebata el torbellino.
Cuán fuertes son las palabras de rectitud! Mas ¿qué reprende el que reprende de vosotros?
Mas fueron avergonzados por su esperanza; Porque vinieron hasta ellas, y halláronse confusos.
Y libradme de la mano del opresor, Y redimidme del poder de los violentos?
¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son como el viento?
Orarás á él, y él te oirá; Y tú pagarás tus votos.
¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿No puede mi paladar discernir las cosas depravadas?
Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. También recibimos el bien de Dios, ¿y el mal no recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
Aunque me lave con aguas de nieve, Y limpie mis manos con la misma limpieza,
Ciertamente espíritu hay en el hombre, E inspiración del Omnipotente los hace que entiendan.
Y su hacienda era siete mil ovejas, y tres mil camellos, y quinientas yuntas de bueyes, y quinientas asnas, y muchísimos criados: y era aquel varón grande más que todos los Orientales.
Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras á Job, Jehová dijo á Eliphaz Temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros: porque no habéis hablado por mí lo recto, como mi siervo Job.
Tornad ahora, y no haya iniquidad; Volved aún á considerar mi justicia en esto.
¿Alcanzarás tú el rastro de Dios? ¿Llegarás tú á la perfección del Todopoderoso?
Y OTRO día aconteció que vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satán vino también entre ellos pareciendo delante de Jehová.
Y dijo Jehová á Satán: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano: solamente no pongas tu mano sobre él. Y salióse Satán de delante de Jehová.
Y acontecía que, habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y santificábalos, y levantábase de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado á Dios en s
Cuánto más en los que habitan en casas de lodo, Cuyo fundamento está en el polvo, Y que serán quebrantados de la polilla!
Y dijo Jehová á Satán: ¿De dónde vienes? Y respondiendo Satán á Jehová, dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.
Si el hombre muriere, ¿volverá á vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi mutación.
He aquí, yo conozco vuestros pensamientos, Y las imaginaciones que contra mí forjáis.
El no creerá que ha de volver de las tinieblas, Y está mirando al cuchillo.
Y un espíritu pasó por delante de mí, Que hizo se erizara el pelo de mi carne.
Y mudó Jehová la aflicción de Job, orando él por sus amigos: y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.
Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y hame acontecido lo que temía.
De la mañana á la tarde son quebrantados, Y se pierden para siempre, sin haber quien lo considere.
He aquí, bienaventurado es el hombre á quien Dios castiga: Por tanto no menosprecies la corrección del Todopoderoso.
Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñecerá aún, Y sus renuevos no faltarán.
Díjole entonces su mujer: ¿Aun retienes tú tu simplicidad? Bendice á Dios, y muérete.
Y Jehová dijo á Satán: ¿No has considerado á mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado de mal, y que aun retiene su perfección, habiéndome tú incitado contra él, para que lo arruinara sin caus
Y en efecto, pregunta ahora á las bestias, que ellas te enseñarán; Y á las aves de los cielos, que ellas te lo mostrarán;
Al que vacilaba, enderezaban tus palabras, Y esforzabas las rodillas que decaían.
Y vinieron é él todos sus hermanos, y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y condoliéronse de él, y consoláronle de todo aquel mal que sobre él había Jehová traído; y cada uno de ellos le dió una
Cuando fueren abatidos, dirás tú: Ensalzamiento habrá: Y Dios salvará al humilde de ojos.
¿Podrás tú impedir las delicias de las Pléyades, O desatarás las ligaduras del Orión?
¿CAZARAS tú la presa para el león? ¿Y saciarás el hambre de los leoncillos,
Y salió Satán de delante de Jehová, é hirió á Job de una maligna sarna desde la planta de su pie hasta la mollera de su cabeza.
Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste términos, de los cuales no pasará.
Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida.
Paróse un fantasma delante de mis ojos, Cuyo rostro yo no conocí, Y quedo, oí que decía:
Y respondiendo Satán á Jehová, dijo: ¿Teme Job á Dios de balde?
A más de eso respondió Jehová á Job y dijo:
Quién me diera quien me oyese! He aquí mi impresión es que el Omnipotente testificaría por mí, Aunque mi adversario me hiciera el proceso.
Empero si él se determina en una cosa, ¿quién lo apartará? Su alma deseó, é hizo.
Por tanto me aborrezco, y me arrepiento En el polvo y en la ceniza.
Empero como las centellas se levantan para volar por el aire, Así el hombre nace para la aflicción.
E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban á llamar sus tres hermanas, para que comiesen y bebiesen con ellos.
El que en el vientre me hizo á mí, ¿no lo hizo á él? ¿Y no nos dispuso uno mismo en la matriz?
MAS ahora los más mozos de días que yo, se ríen de mí; Cuyos padres yo desdeñara ponerlos con los perros de mi ganado.
¿Has tú entrado en los tesoros de la nieve, O has visto los tesoros del granizo,
Y tres amigos de Job, Eliphaz Temanita, y Bildad Suhita, y Sophar Naamathita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían concertado de venir juntos á condolecerse de él, y á consolarle.
¿SACARAS tú al leviathán con el anzuelo, O con la cuerda que le echares en su lengua?
Temed vosotros delante de la espada; Porque sobreviene el furor de la espada á causa de las injusticias, Para que sepáis que hay un juicio.
Empero ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la prudencia?
Así el hombre yace, y no se tornará á levantar: Hasta que no haya cielo no despertarán, Ni se levantarán de su sueño.
¿Por qué viven los impíos, Y se envejecen, y aun crecen en riquezas?
Si probáremos á hablarte, serte ha molesto; Mas ¿quién podrá detener las palabras?
No obstante, proseguirá el justo su camino, Y el limpio de manos aumentará la fuerza.
Que sale como una flor y es cortado; Y huye como la sombra, y no permanece.
CIERTAMENTE tiempo limitado tiene el hombre sobre la tierra, Y sus días son como los días del jornalero.
Porque decís: ¿Qué es de la casa del príncipe, Y qué de la tienda de las moradas de los impíos?
Amístate ahora con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien.
¿Quién encerró con puertas la mar, Cuando se derramaba por fuera como saliendo de madre;
Y RESPONDIO Eliphaz Temanita, y dijo:
Y RESPONDIO Job, y dijo:
En su mano está el alma de todo viviente, Y el espíritu de toda carne humana.
¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, Y que se justifique el nacido de mujer?
Que ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; Sois todos vosotros médicos nulos.
Si tuviera cerca de él Algún elocuente anunciador muy escogido, Que anuncie al hombre su deber;
Y RESPONDIO Job, y dijo:
Que todo el tiempo que mi alma estuviere en mí, Y hubiere hálito de Dios en mis narices,
¿Quién me ha anticipado, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío.
El sepulcro es descubierto delante de él, Y el infierno no tiene cobertura.
Sin embargo, en una ó en dos maneras habla Dios; Mas el hombre no entiende.
Mas el hombre morirá, y será cortado; Y perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?
Y RESPONDIO Job, y dijo:
Tus manos me formaron y me compusieron Todo en contorno: ¿y así me deshaces?
¿Traerá el hombre provecho á Dios, Porque el sabio sea provechoso á sí mismo?
La nube se consume, y se va: Así el que desciende al sepulcro no subirá;
Oh quién me diera que me escondieses en el sepulcro, Que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, Que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!
Cuando lavaba yo mis caminos con manteca, Y la piedra me derramaba ríos de aceite!
Dicen pues á Dios: Apártate de nosotros, Que no queremos el conocimiento de tus caminos.
El que hizo el Arcturo, y el Orión, y las Pléyadas, Y los lugares secretos del mediodía:
Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! Quién diese que se escribieran en un libro!
DESPUÉS de esto abrió Job su boca, y maldijo su día.
Y bendijo Jehová la postrimería de Job más que su principio; porque tuvo catorce mil ovejas, y seis mil camellos, y mil yuntas de bueyes, y mil asnas.
Si él pusiese sobre el hombre su corazón, Y recogiese así su espíritu y su aliento,
El cercó con término la superficie de las aguas, Hasta el fin de la luz y las tinieblas.
Y RESPONDIO Eliphaz Temanita, y dijo:
Cosas inanimadas son formadas Debajo de las aguas, y los habitantes de ellas.
¿Quién es el que oscurece el consejo sin ciencia? Por tanto yo denunciaba lo que no entendía; Cosas que me eran ocultas, y que no las sabía.
Ciertamente yo buscaría á Dios, Y depositaría en él mis negocios:
Y RESPONDIO Sophar Naamathita, y dijo:
¿No habéis preguntado á los que pasan por los caminos, Por cuyas señas no negaréis,
Si yo espero, el sepulcro es mi casa: Haré mi cama en las tinieblas.
Desenvainará y sacará saeta de su aljaba, Y relumbrante pasará por su hiel: Sobre él vendrán terrores.
HE AQUI que todas estas cosas han visto mis ojos, Y oído y entendido de por sí mis oídos.
Cuando salía á la puerta á juicio, Y en la plaza hacía preparar mi asiento,
¿Cuánto menos el hombre que es un gusano, Y el hijo de hombre, también gusano?
Si hubiera tenido en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva, Cuando ellos pleitearan conmigo,
Y CESARON estos tres varones de responder á Job, por cuanto él era justo en sus ojos.
Porque libraba al pobre que gritaba, Y al huérfano que carecía de ayudador.
El primogénito de la muerte comerá los ramos de su piel, Y devorará sus miembros.
MI ALIENTO está corrompido, acórtanse mis días, Y me está aparejado el sepulcro.
Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, Y vengamos juntamente á juicio.
He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos; Ni se puede rastrear el número de sus años.
He aquí que en sus santos no confía, Y ni los cielos son limpios delante de sus ojos:
Ahora pues, tomaos siete becerros y siete carneros, y andad á mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto á él atenderé para no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado por mí con rec
Quién me diera el saber dónde hallar á Dios! Yo iría hasta su silla.
El rompe la mar con su poder, Y con su entendimiento hiere la hinchazón suya.
Y RESPONDIO Bildad Suhita, y dijo:
Que la alegría de los impíos es breve, Y el gozo del hipócrita por un momento?
¿Cómo pues se justificará el hombre con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer?
Su furor me destrizó, y me ha sido contrario: Crujió sus dientes contra mí; Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.
Por tanto, varones de seso, oidme; Lejos esté de Dios la impiedad, Y del Omnipotente la iniquidad.
Traspasan los términos, Roban los ganados, y apaciéntanlos.
Y ninguno dice: ¿Dónde está Dios mi Hacedor, Que da canciones en la noche,
Por sueño de visión nocturna, Cuando el sueño cae sobre los hombres, Cuando se adormecen sobre el lecho;
Y VOLVIO Job á tomar su propósito, y dijo:
¿Tienes tú brazo como Dios? ¿Y tronarás tú con voz como él?
He aquí, estas son partes de sus caminos: Mas cuán poco hemos oído de él! Porque el estruendo de sus fortalezas, ¿quién lo detendrá?
Los terrones del valle le serán dulces; Y tras de él será llevado todo hombre, Y antes de él han ido innumerables.
He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré; Y al occidente, y no lo percibiré:
Y RESPONDIO Bildad Suhita, y dijo:
¿Has entrado tú hasta los profundos de la mar, Y has andado escudriñando el abismo?
Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, Y me lo ataría en lugar de corona.
Y dije: Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante, Y ahí parará la hinchazón de tus ondas?
Gastan sus días en bien, Y en un momento descienden á la sepultura.
No confíe el iluso en la vanidad; Porque ella será su recompensa.
Ciertamente la luz de los impíos será apagada, Y no resplandecerá la centella de su fuego.
Quién me tornase como en los meses pasados, Como en los días que Dios me guardaba,
Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, Y ve todos sus pasos.
Entonces Eliú hijo de Barachêl, Bucita, de la familia de Ram, se enojó con furor contra Job: enojóse con furor, por cuanto justificaba su vida más que á Dios.
PUESTO que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso, ¿Por qué los que le conocen no ven sus días?
A los rincones de la huesa descenderán, Y juntamente descansarán en el polvo.
Esta es la parte que Dios apareja al hombre impío, Y la heredad que Dios le señala por su palabra.
¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo?
¿Sacarás tú á su tiempo los signos de los cielos, O guiarás el Arcturo con sus hijos?
No se escapará de las tinieblas: La llama secará sus ramos, Y con el aliento de su boca perecerá.
Las nubes son su escondedero, y no ve; Y por el circuito del cielo se pasea.
Vestíame de justicia, y ella me vestía como un manto; Y mi toca era juicio.
¿Por dónde va el camino á la habitación de la luz, Y dónde está el lugar de las tinieblas?
Escucha esto, Job; Repósate, y considera las maravillas de Dios.
Su confianza será arrancada de su tienda, Y harále esto llevar al rey de los espantos.
¿No está Dios en la altura de los cielos? Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están.
¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda á esto.
Al dar peso al viento, Y poner las aguas por medida;
También yo hablaría como vosotros. Ojalá vuestra alma estuviera en lugar de la mía, Que yo os tendría compañía en las palabras, Y sobre vosotros movería mi cabeza.
¿Has tú conocido las diferencias de las nubes, Las maravillas del Perfecto en sabiduría?
Si puse en oro mi esperanza, Y dije al oro: Mi confianza eres tú;
La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve; Y el sepulcro á los pecadores.
¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos á él?
Si estorbé el contento de los pobres, E hice desfallecer los ojos de la viuda;
Porque sacaste prenda á tus hermanos sin causa, E hiciste desnudar las ropas de los desnudos.
Viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible.
Ellos son los que, rebeldes á la luz, Nunca conocieron sus caminos, Ni estuvieron en sus veredas.
¿Cuánto menos á aquel que no hace acepción de personas de príncipes, Ni el rico es de él más respetado que el pobre? Porque todos son obras de sus manos.
Porque la sociedad de los hipócritas será asolada, Y fuego consumirá las tiendas de soborno.
Porque ¿cuál es la esperanza del hipócrita, por mucho que hubiere robado, Cuando Dios arrebatare su alma?
Muchas veces he oído cosas como estas: Consoladores molestos sois todos vosotros.
Enterneceráse su carne más que de niño, Volverá á los días de su mocedad.
Por cierto tu malicia es grande, Y tus maldades no tienen fin.
Ata las aguas en sus nubes, Y las nubes no se rompen debajo de ellas.
¿Si proferirá el sabio vana sabiduría, Y henchirá su vientre de viento solano?
Próspero estaba, y desmenuzóme: Y arrebatóme por la cerviz, y despedazóme, Y púsome por blanco suyo.
El hierro se saca del polvo, Y de la piedra es fundido el metal.
Las viudas enviaste vacías, Y los brazos de los huérfanos fueron quebrados.
Oh cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, Y viene sobre ellos su quebranto, Y Dios en su ira les reparte dolores!
No haré ahora acepción de personas, Ni usaré con hombre de lisonjeros títulos.
No hay conmigo sino escarnecedores, En cuya acrimonia se detienen mis ojos.
Si tú lo dejares, él dejará de ser: Entre tanto deseará, como el jornalero, su día.
Todos mis confidentes me aborrecieron; Y los que yo amaba, se tornaron contra mí.
¿Sería bueno que él os escudriñase? ¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?
Entre nosotros también hay cano, también hay viejo Mucho mayor en días que tu padre.
¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás á mí, para justificarte á ti?
Y respondió Eliú hijo de Barachêl, Buzita, y dijo: Yo soy menor de días y vosotros viejos; He tenido por tanto miedo, y temido declararos mi opinión.
Tronará Dios maravillosamente con su voz; El hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.
Por cuanto él extendió su mano contra Dios, Y se esforzó contra el Todopoderoso,
¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos? ¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?
Arruinóme por todos lados, y perezco; Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
Vive Dios, el cual ha apartado mi causa, Y el Omnipotente, que amargó el alma mía,
Quitan el pecho á los huérfanos, Y de sobre el pobre toman la prenda.
Hizo alejar de mí mis hermanos, Y positivamente se extrañaron de mí mis conocidos.
Las aguas de la mar se fueron, Y agotóse el río, secóse.
Nunca tal acontezca que yo os justifique: Hasta morir no quitaré de mí mi integridad.
De coral ni de perlas no se hará mención: La sabiduría es mejor que piedras preciosas.
¿Quién puso la sabiduría en el interior? ¿O quién dió al entendimiento la inteligencia?
Su cola mueve como un cedro, Y los nervios de sus genitales son entretejidos.
Oid atentamente mi palabra, Y sea esto vuestros consuelos.
Oh tú, que despedazas tu alma con tu furor, ¿Será dejada la tierra por tu causa, Y serán traspasadas de su lugar las peñas?
Pasáronse mis días, fueron arrancados mis pensamientos, Los designios de mi corazón.
¿Y sobre éste abres tus ojos, Y me traes á juicio contigo?
El es la cabeza de los caminos de Dios: El que lo hizo, puede hacer que su cuchillo á él se acerque.
Porque tu boca declaró tu iniquidad, Pues has escogido el hablar de los astutos.
POR tanto, Job, oye ahora mis razones, Y escucha todas mis palabras.
¿Hante sido descubiertas las puertas de la muerte, Y has visto las puertas de la sombra de muerte?
Por cuanto quebrantó y desamparó á los pobres, Robó casas, y no las edificó;
Asimismo te apartaría de la boca de la angustia A lugar espacioso, libre de todo apuro; Y te asentará mesa llena de grosura.
He aquí que Dios es excelso con su potencia; ¿Qué enseñador semejante á él?
¿Y dirás tú: Qué sabe Dios? ¿Cómo juzgará por medio de la oscuridad?
He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, Ni las estrellas son limpias delante de sus ojos.
Toma ahora la ley de su boca, Y pon sus palabras en tu corazón.
Sea así que realmente haya yo errado, Conmigo se quedará mi yerro.
Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, Que lo libró de descender al sepulcro, Que halló redención:
Y después de esto vivió Job ciento y cuarenta años, y vió á sus hijos, y á los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación.
Si fué mi corazón engañado acerca de mujer, Y si estuve acechando á la puerta de mi prójimo:
A la huesa tengo dicho: Mi padre eres tú; A los gusanos: Mi madre y mi hermana.
El infierno y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos.
¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios? ¿Tienes acaso alguna cosa oculta cerca de ti?
Si oyeren, y le sirvieren, Acabarán sus días en bien, y sus años en deleites.
Mas yo os alentaría con mis palabras, Y la consolación de mis labios apaciguaría el dolor vuestro.
¿En qué ayudaste al que no tiene fuerza? ¿Has amparado al brazo sin fortaleza?
¿No sabes esto que fué siempre, Desde el tiempo que fué puesto el hombre sobre la tierra,
Vinieron sus ejércitos á una, y trillaron sobre mí su camino, Y asentaron campo en derredor de mi tienda.
Con sus estornudos encienden lumbre, Y sus ojos son como los párpados del alba.
El mira sobre los hombres; y el que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, Y no me ha aprovechado;
Cercáronme sus flecheros, Partió mis riñones, y no perdonó: Mi hiel derramó por tierra.
Al pobre librará de su pobreza, Y en la aflicción despertará su oído.
Pues haces frente á Dios con tu espíritu, Y sacas tales palabras de tu boca?
¿De dónde pues vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?
La reprensión de mi censura he oído, Y háceme responder el espíritu de mi inteligencia.
Tú me has arrugado; testigo es mi flacura, Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
Abrieron contra mí su boca; Hirieron mis mejillas con afrenta; Contra mí se juntaron todos.
Esta es para con Dios la suerte del hombre impío, Y la herencia que los violentos han de recibir del Omnipotente.
A los menesterosos era padre; Y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia:
¿Atarás tú al unicornio con su coyunda para el surco? ¿Labrará los valles en pos de ti?
Mira á todo soberbio, y humíllalo, Y quebranta á los impíos en su asiento.
Para que ocupe los fines de la tierra, Y que sean sacudidos de ella los impíos?
Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios, Y qué heredad el Omnipotente de las alturas?
¿No ve él mis caminos, Y cuenta todos mis pasos?
Quebrantóme de quebranto sobre quebranto; Corrió contra mí como un gigante.
Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía, Y me regocijé cuando le halló el mal;
Porque yo conozco que me reduces á la muerte; Y á la casa determinada á todo viviente.
Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí.
Hame despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza.
Y REASUMIO Job su discurso, y dijo:
Sus vacas conciben, no abortan; Paren sus vacas, y no malogran su cría.
Y llamó el nombre de la una, Jemimah, y el nombre de la segunda, Cesiah, y el nombre de la tercera, Keren-happuch.
El ojo del adúltero está aguardando la noche, Diciendo: No me verá nadie: Y esconde su rostro.
Sí, por cierto, Dios no hará injusticia, Y el Omnipotente no pervertirá el derecho.
Y RESPONDIO Job, y dijo:
He aquí que Dios es grande, mas no desestima á nadie; Es poderoso en fuerza de sabiduría.
Que nos enseña más que á las bestias de la tierra, Y nos hace sabios más que las aves del cielo?
En su tienda morará como si no fuese suya: Piedra azufre será esparcida sobre su morada.
Si se envejeciere en la tierra su raíz, Y su tronco fuere muerto en el polvo,
Péseme Dios en balanzas de justicia, Y conocerá mi integridad.
Mas si vosotros os engrandeciereis contra mí, Y adujereis contra mí mi oprobio,
He aquí yo clamaré agravio, y no seré oído: Daré voces, y no habrá juicio.
Porque él pagará al hombre según su obra, Y él le hará hallar conforme á su camino.
Porque es fuego que devoraría hasta el sepulcro, Y desarraigaría toda mi hacienda.
Los cuales fueron cortados antes de tiempo, Cuyo fundamento fué como un río derramado:
Por tanto, no sentirá él sosiego en su vientre, Ni salvará nada de lo que codiciaba.
El es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en potencia; Y en juicio y en multitud de justicia no afligirá.
No se igualará con ella esmeralda de Ethiopía; No se podrá apreciar con oro fino.
Mi aliento vino á ser extraño á mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
Sabed ahora que Dios me ha trastornado, Y traído en derredor su red sobre mí.
Orará á Dios, y le amará, Y verá su faz con júbilo: Y él restituirá al hombre su justicia.
Así hace retirarse á todo hombre, Para que los hombres todos reconozcan su obra.
Edificó su casa como la polilla, Y cual cabaña que el guarda hizo.
He aquí, como asnos monteses en el desierto, Salen á su obra madrugando para robar; El desierto es mantenimiento de sus hijos.
¿Habéis de hacer acepción de su persona? ¿Habéis de pleitear vosotros por Dios?
El me ha puesto por parábola de pueblos, Y delante de ellos he sido como tamboril.
Porque á éstos has tú escondido su corazón de inteligencia: Por tanto, no los ensalzarás.
Con su estiércol perecerá para siempre: Los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él?
Que decían á Dios: Apártate de nosotros. ¿Y qué les había hecho el Omnipotente?
¿De qué vientre salió el hielo? Y la escarcha del cielo, ¿quién la engendró?
La gloria de su vestido son escudos fuertes, Cerrados entre sí estrechamente.
¿Enviarás tú los relámpagos, para que ellos vayan? ¿Y diránte ellos: Henos aquí?
(Que ni aun entregué al pecado mi paladar, Pidiendo maldición para su alma;)
Mi justicia tengo asida, y no la cederé: No me reprochará mi corazón en el tiempo de mi vida.
Ya me habéis vituperado diez veces: ¿No os avergonzáis de descomediros delante de mí?
No puede ser apreciada con oro de Ophir, Ni con onique precioso, ni con zafiro.
A la luz se levanta el matador, mata al pobre y al necesitado, Y de noche es como ladrón.
De la ciudad gimen los hombres, Y claman las almas de los heridos de muerte: Mas Dios no puso estorbo.
El pues acabará lo que ha determinado de mí: Y muchas cosas como estas hay en él.
De su grandeza tienen temor los fuertes, Y á causa de su desfallecimiento hacen por purificarse.
No quitará sus ojos del justo; Antes bien con los reyes los pondrá en solio para siempre, Y serán ensalzados.
Vuestras memorias serán comparadas á la ceniza, Y vuestros cuerpos como cuerpos de lodo.
Y si él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;
El que denuncia lisonjas á sus prójimos, Los ojos de sus hijos desfallezcan.
Del mediodía viene el torbellino, Y el frío de los vientos del norte.
Empero los hipócritas de corazón lo irritarán más, Y no clamarán cuando él los atare.
Heme aquí á mí en lugar de Dios, conforme á tu dicho: De lodo soy yo también formado.
Dios guardará para sus hijos su violencia; Y le dará su pago, para que conozca.
Y decía yo: En mi nido moriré, Y como arena multiplicaré días.
Porque ¿qué deleite tendrá él de su casa después de sí, Siendo cortado el número de sus meses?
Por el soplo de Dios se da el hielo, Y las anchas aguas son constreñidas.
Y no se hallaron mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra: y dióles su padre herencia entre sus hermanos.
Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas.
He aquí en esto no has hablado justamente: Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre.
Hame entregado Dios al mentiroso, Y en las manos de los impíos me hizo estremecer.
Cuando los oídos que me oían, me llamaban bienaventurado, Y los ojos que me veían, me daban testimonio:
Sus huesos están llenos de sus mocedades, Y con él serán sepultados en el polvo.
Y PROCEDIENDO Eliú en su razonamiento, dijo:
De cierto mi vientre está como el vino que no tiene respiradero, Y se rompe como odres nuevos.
No hay tinieblas ni sombra de muerte Donde se encubran los que obran maldad.
Mas volved todos vosotros, y venid ahora, Que no hallaré entre vosotros sabio.
Echaráse debajo de las sombras, En lo oculto de las cañas, y de los lugares húmedos.
La bendición del que se iba á perder venía sobre mí; Y al corazón de la viuda daba alegría.
Lo antecogerá el solano, y partirá; Y tempestad lo arrebatará del lugar suyo.
Llévanse el asno de los huérfanos; Prenden el buey de la viuda.
Cuando alguno lo alcanzare, ni espada, Ni lanza, ni dardo, ni coselete durará.
Nadie hay tan osado que lo despierte: ¿Quién pues podrá estar delante de mí?
Antes como que dice entre los clarines: Ea! Y desde lejos huele la batalla, el grito de los capitanes, y la vocería.
Y si estuvieren prendidos en grillos, Y aprisionados en las cuerdas de aflicción,
¿Por qué tomaste pleito contra él? Porque él no da cuenta de ninguna de sus razones.
Porque á la nieve dice: Desciende á la tierra; También á la llovizna, Y á los aguaceros de su fortaleza.
Debajo de todos los cielos lo dirige, Y su luz hasta los fines de la tierra.
No los grandes son los sabios, Ni los viejos entienden el derecho.
Al percibir el agua reverdecerá, Y hará copa como planta.
Hanse revuelto turbaciones sobre mí; Combatieron como viento mi alma, Y mi salud pasó como nube
¿No lloré yo al afligido? Y mi alma ¿no se entristeció sobre el menesteroso?
He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, Y su fortaleza en el ombligo de su vientre.
Fueron pues Eliphaz Temanita, y Bildad Suhita, y Sophar Naamatita, é hicieron como Jehová les dijo: y Jehová atendió á Job.
Por causa de la pobreza y del hambre andaban solos; Huían á la soledad, á lugar tenebroso, asolado y desierto.
Cuando hacía resplandecer su candela sobre mi cabeza, A la luz de la cual yo caminaba en la oscuridad;
Como fué en los días de mi mocedad, Cuando el secreto de Dios estaba en mi tienda;
Pusieron la noche por día, Y la luz se acorta delante de las tinieblas.
Mis razones declararán la rectitud de mi corazón, Y mis labios proferirán pura sabiduría.
¿Tiene su contentamiento el Omnipotente en que tú seas justificado, O provecho de que tú hagas perfectos tus caminos?
Si al norte él obrare, yo no lo veré; Al mediodía se esconderá, y no lo veré.
Unas veces por azote, otras pos causa de su tierra, Otras por misericordia las hará parecer.
El oro no se le igualará, ni el diamante; Ni se trocará por vaso de oro fino.
¿Qué haría yo cuando Dios se levantase? Y cuando él visitara, ¿qué le respondería yo?
De dentro de sus paredes exprimen el aceite, Pisan los lagares, y mueren de sed.
Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fuí yo en sus ojos.
A las tinieblas puso término, Y examina todo á la perfección, Las piedras que hay en la oscuridad y en la sombra de muerte.
Aun los muchachos me menospreciaron: En levantándome, hablaban contra mí.
Restituirá el trabajo conforme á la hacienda que tomó; Y no tragará, ni gozará.
Yo decía: Los días hablarán, Y la muchedumbre de años declarará sabiduría.
Y si comí mi bocado solo, Y no comió de él el huerfano;
Por lo cual teme que en su ira no te quite con golpe, El cual no puedas apartar de ti con gran rescate.
Las partes momias de su carne están apretadas: Están en él firmes, y no se mueven.
Su cuerda está escondida en la tierra, Y su torzuelo sobre la senda.
Acuérdate de engrandecer su obra, La cual contemplan los hombres.
En el campo siegan su pasto, Y los impíos vendimian la viña ajena.
Yo no callaré sus miembros, Ni lo de sus fuerzas y la gracia de su disposición.
¿Por qué camino se reparte la luz, Y se esparce el viento solano sobre la tierra?
Y Eliú había esperado á Job en la disputa, porque eran más viejos de días que él.
He aquí que su bien no está en manos de ellos: El consejo de los impíos lejos esté de mí.
De su boca salen hachas de fuego, Centellas de fuego proceden.
Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, Para hacer sobre la haz del mundo, En la tierra, lo que él les mandara.
Si anduve con mentira, Y si mi pie se apresuró á engaño,
Si mis pasos se apartaron del camino, Y si mi corazón se fué tras mis ojos, Y si algo se apegó á mis manos,
¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel?
A causa de la multitud de las violencias clamarán, Y se lamentarán por el poderío de los grandes.
Fueron ensalzados por un poco, mas desaparecen, Y son abatidos como cada cual: serán encerrados, Y cortados como cabezas de espigas.
Si me alegré de que mi hacienda se multiplicase, Y de que mi mano hallase mucho;
Olvidaráse de ellos el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura; Nunca más habrá de ellos memoria, Y como un árbol serán los impíos quebrantados.
Ciertamente los montes producen hierba para él: Y toda bestia del campo retoza allá.
Al desnudo hacen andar sin vestido, Y á los hambrientos quitan los hacecillos.
De cierto su alteza os había de espantar, Y su pavor había de caer sobre vosotros.
Contra él suena la aljaba, El hierro de la lanza y de la pica:
Nunca la pisaron animales fieros, Ni león pasó por ella.
He aquí que la esperanza acerca de él será burlada; Porque aun á su sola vista se desmayarán.
Endurécese para con sus hijos, como si no fuesen suyos, No temiendo que su trabajo haya sido en vano:
¿Quién abrirá las puertas de su rostro? Los órdenes de sus dientes espantan.
He aquí que él tomará el río sin inmutarse: Y confíase que el Jordán pasará por su boca.
Y mis ojos se oscurecieron de desabrimiento, Y mis pensamientos todos son como sombra.
¿Piensas ser conforme á derecho Esto que dijiste: Más justo soy yo que Dios?
Mira á los cielos, y ve, Y considera que las nubes son más altas que tú.
Los árboles sombríos lo cubren con su sombra; Los sauces del arroyo lo cercan.
¿Oirá Dios su clamor Cuando la tribulación sobre él viniere?
Porque la mañana es á todos ellos como sombra de muerte; Si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman.
Pegado está el uno con el otro, Están trabados entre sí, que no se pueden apartar.
Verán los justos y se gozarán; Y el inocente los escarnecerá, diciendo:
Su simiente con ellos, compuesta delante de ellos; Y sus renuevos delante de sus ojos.
Mas la luz de los impíos es quitada de ellos, Y el brazo enaltecido es quebrantado.
Yo soy limpio y sin defecto; Y soy inocente, y no hay maldad en mí.
Porque ¿para qué yo habría menester la fuerza de sus manos, En los cuales había perecido con el tiempo?
Lugar hay cuyas piedras son zafiro, Y sus polvos de oro.
Mas á los fuertes adelantó con su poder: Levantóse, y no se da por segura la vida.
Son instables más que la superficie de las aguas; Su porción es maldita en la tierra; No andarán por el camino de las viñas.
Haciendo llover sobre la tierra deshabitada, Sobre el desierto, donde no hay hombre,
Regando también llega á disipar la densa nube, Y con su luz esparce la niebla.
En un momento morirán, y á media noche Se alborotarán los pueblos, y pasarán, Y sin mano será quitado el poderoso.
Hijos de viles, y hombres sin nombre, Más bajos que la misma tierra.
Empero el hombre pudiente tuvo la tierra; Y habitó en ella el distinguido.
Si he visto que pereciera alguno sin vestido, Y al menesteroso sin cobertura;
Y él con ímpetu y furor escarba la tierra, Sin importarle el sonido de la bocina;
El ojo que le habrá visto, nunca más le verá; Ni su lugar le echará más de ver.
Mis labios no hablarán iniquidad, Ni mi lengua pronunciará engaño.
Y ahora mi alma está derramada en mí; Días de aflicción me han aprehendido.
Si pecares, ¿qué habrás hecho contra él? Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú?
¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura? ¿Quién se llegará á él con freno doble?
Oid, sabios, mis palabras; Y vosotros, doctos, estadme atentos.
Los rectos se maravillarán de esto, Y el inocente se levantará contra el hipócrita.
Habíales él henchido sus casas de bienes. Sea empero el consejo de ellos lejos de mí.
Hacen apartar del camino á los menesterosos: Y todos los pobres de la tierra se esconden.
De la tierra nace el pan, Y debajo de ella estará como convertida en fuego.
¿Le intimidarás tú como á alguna langosta? El resoplido de su nariz es formidable:
Y quebraba los colmillos del inicuo, Y de sus dientes hacía soltar la presa.
Porque ha dicho: De nada servirá al hombre El conformar su voluntad con Dios.
Hace burla del espanto, y no teme, Ni vuelve el rostro delante de la espada.
He aquí, todas estas cosas hace Dios Dos y tres veces con el hombre;
¿Enseñorearáse el que aborrece juicio? ¿Y condenarás tú al que es tan justo?
¿No hay quebrantamiento para el impío, Y extrañamiento para los que obran iniquidad?
¿Quién puso por cuenta los cielos con sabiduría? Y los odres de los cielos, ¿quién los hace parar,
Dios pues descargará sobre él, y no perdonará: Hará él por huir de su mano.
Para apartar su alma del sepulcro, Y para iluminarlo con la luz de los vivientes.
Si sus hijos fueren multiplicados, serán para el cuchillo; Y sus pequeños no se hartarán de pan;
Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; Y cuando esperaba luz, la oscuridad vino.
Despierta además el oído de ellos para la corrección, Y díce les que se conviertan de la iniquidad.
Mi espalda se caiga de mi hombro, Y mi brazo sea quebrado de mi canilla.
Si alcé contra el huérfano mi mano, Aunque viese que me ayudarían en la puerta;
Haciendo venir delante de él el clamor del pobre, Y que oiga el clamor de los necesitados.
¿Quién visitó por él la tierra? ¿Y quién puso en orden todo el mundo?
Porque Dios desató mi cuerda, y me afligió, Por eso se desenfrenaron delante de mi rostro.
Ella habita y está en la piedra, En la cumbre del peñasco y de la roca.
Le dieron á crédito, y se afirmó: Sus ojos están sobre los caminos de ellos.
Con las nubes encubre la luz, Y mándale no brillar, interponiendo aquéllas.
Lo oculto de los montes es su pasto, Y anda buscando todo lo que está verde.
Yo os enseñaré en orden á la mano de Dios: No esconderé lo que hay para con el Omnipotente.
Porque de cierto no son mentira mis palabras; Contigo está el que es íntegro en sus conceptos.
Enojóse asimismo con furor contra sus tres amigos, porque no hallaban qué responder, aunque habían condenado á Job.
Luego que se levanta en alto, Búrlase del caballo y de su jinete.
He aquí aún: no se puede mirar la luz esplendente en los cielos, Luego que pasa el viento y los limpia,
Porque encubierta está á los ojos de todo viviente, y á toda ave del cielo es oculta.
¿Alzarás tú á las nubes tu voz, Para que te cubra muchedumbre de aguas?
Yo sabría lo que él me respondería, Y entendería lo que me dijese.
Desde allí acecha la comida: Sus ojos observan de muy lejos.
Denegrido ando, y no por el sol: Levantádome he en la congregación, y clamado.
Al hombre como tú dañará tu impiedad, Y al hijo del hombre aprovechará tu justicia.
Calificaba yo el camino de ellos, y sentábame en cabecera; Y moraba como rey en el ejército, Como el que consuela llorosos.
A la mano derecha se levantaron los jóvenes; Empujaron mis pies, Y sentaron contra mí las vías de su ruina.
¿He de mentir yo contra mi razón? Mi saeta es gravosa sin haber yo prevaricado.
Brota el torrente de junto al morador, Aguas que el pie había olvidado: Sécanse luego, vanse del hombre.
Después de ella bramará el sonido, Tronará él con la voz de su magnificencia; Y aunque sea oída su voz, no los detiene.
No carga pues él al hombre más de lo justo, Para que vaya con Dios á juicio.
Tocante á ella anunciará el trueno, su compañero, Que hay acumulación de ira sobre el que se eleva.
He aquí yo he esperado á vuestras razones, He escuchado vuestros argumentos, En tanto que buscabais palabras.
Habitaban en las barrancas de los arroyos, En las cavernas de la tierra, y en las rocas.
Su carne desfallece sin verse, Y sus huesos, que antes no se veían, aparecen.
De cierto tú dijiste á oídos míos, Y yo oí la voz de tus palabras que decían:
¿Quién podrá tampoco comprender la extensión de las nubes, Y el sonido estrepitoso de su pabellón?
Empero viendo Eliú que no había respuesta en la boca de aquelllos tres varones, su furor se encendió.
Levantásteme, é hicísteme cabalgar sobre el viento, Y disolviste mi sustancia.
¿Has tú considerado hasta las anchuras de la tierra? Declara si sabes todo esto.
Escojamos para nosotros el juicio, Conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno;
¿Por qué están calientes tus vestidos Cuando se fija el viento del mediodía sobre la tierra?
En las tinieblas minan las casas, Que de día para sí señalaron; No conocen la luz.
Espérame un poco, y enseñarte he; Porque todavía tengo razones en orden á Dios.
Y va en compañía con los que obran iniquidad, Y anda con los hombres maliciosos.
Fué cortada nuestra sustancia, Habiendo consumido el fuego el resto de ellos.
Con las avenidas de los montes se mojan, Y abrazan las peñas sin tener abrigo.
Cuando el polvo se ha convertido en dureza, Y los terrones se han pegado unos con otros?
Ahora bien, Job no enderezó á mí sus palabras, Ni yo le responderé con vuestras razones.