Most Popular Bible Verses in Juan

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1

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

10

Y al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.

12

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los judíos.

24

Éste vino por testimonio, para que diese testimonio de la Luz, para que todos creyesen por él.

27

Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y desparramó el dinero de los cambistas, y trastornó las mesas;

31

Y vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber

34

Señor, le respondió el enfermo, no tengo hombre que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; pues entre tanto que yo vengo, otro desciende antes que yo.

41

Y oyéndolo ellos, redargüidos por su conciencia, salieron uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.

47

Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; pues también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

49

No os maravilléis de esto; porque viene la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;

54

Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.

63

(Pues los discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer).

65

Y el primer día de la semana, de mañana, siendo aún oscuro, María Magdalena vino al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro.

66

Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no les bastarían para que cada uno de ellos tome un poco.

67

Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que Él hace, eso también hace el Hijo igualmente.

68

Y no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.

71

Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, no sea que te venga alguna cosa peor.

78

Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí Señor, tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.

80

Y respondieron los judíos y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto?

81

Y el que había sido sanado no sabía quién fuese; porque Jesús se había apartado de la multitud que estaba en aquel lugar.

83

Entonces algunos de sus discípulos dijeron entre ellos: ¿Qué es esto que nos dice: Un poco, y no me veréis; y otra vez, un poco, y me veréis, y: Porque yo voy al Padre?

84

Él les respondió: El que me sanó, Él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.

85

Y le era necesario pasar por Samaria.

87

Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.

88

De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, las obras que yo hago él también las hará; y mayores que éstas hará, porque yo voy a mi Padre.

89

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

95

Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.

98

Porque un ángel descendía a cierto tiempo al estanque y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.

102

Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero ahora mi reino no es de aquí.

103

porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.

105

Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo:

110

De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, el tal es ladrón y salteador.

112

Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre que está en el cielo.

113

Entonces la mujer samaritana le dijo: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.

115

Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.

116

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez.

121

Jesús le dijo: No me toques; porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

122

Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique a ti.

123

Después de estas cosas Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera.

124

En éstos yacía gran multitud de enfermos, ciegos, cojos, secos, que esperaban el movimiento del agua.

125

Por esto, más procuraban los judíos matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que también decía que Dios era su Padre, haciéndose igual a Dios.

127

Y estaba cerca la pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.

130

Y Jesús se fue al monte de los Olivos.

131

Y también Juan bautizaba en Enón, junto a Salim, porque allí había mucha agua; y venían, y eran bautizados.

136

Entonces Jesús, seis días antes de la pascua, vino a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, a quien había resucitado de los muertos.

137

y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado.

138

Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),

140

Después de estas cosas, Jesús se fue al otro lado del mar de Galilea, que es de Tiberias.

143

Respondió Nicodemo, y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?

144

Después de estas cosas, vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea; y estuvo allí con ellos, y bautizaba.

147

Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda?

149

Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme a la purificación de los judíos, y en cada una cabían dos o tres cántaros.

153

Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron que les había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.

157

Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.

158

Entonces dijeron los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?

159

Jesús le dijo: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.

160

Así que decían: ¿Qué es esto que dice: Un poco? No entendemos lo que habla.

163

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed,

166

Y ciertamente muchas otras señales hizo Jesús en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.

167

Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en sábado.

173

Y muchos de los judíos leyeron este título, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y estaba escrito en hebreo, y en griego, y en latín.

176

Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no tiene cuidado de las ovejas.

177

Jesús le dijo: Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.

178

Después de esto descendió a Capernaúm, Él, y su madre, y sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.

179

Y en esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación, y era invierno.

180

Y estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María esposa de Cleofas, y María Magdalena.

183

Y éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas, a preguntarle: ¿Tú, quién eres?

185

El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.

186

Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.

187

Entonces le dijeron: ¿Quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?

189

dejó Judea, y se fue otra vez a Galilea.

191

Y preguntándole, le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta?

195

Cuando Jesús hubo dicho estas palabras, salió con sus discípulos al otro lado del arroyo de Cedrón, donde había un huerto, en el cual Él entró, y sus discípulos.

196

Cuando Jesús le vio postrado, y entendió que hacía mucho tiempo que estaba enfermo, le dijo: ¿Quieres ser sano?

199

Entonces Jesús dijo: Haced recostar los hombres. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron, en número como de cinco mil varones.

200

Y hay en Jerusalén, a la puerta de las Ovejas, un estanque, que en hebreo es llamado Betesda, el cual tiene cinco pórticos.

201

Y estando en Jerusalén, en la pascua, en el día de la fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo los milagros que hacía.

206

Y había ciertos griegos de los que habían subido a adorar en la fiesta.

208

Pilato entonces le dijo: ¿Acaso, eres tú rey? Jesús respondió: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.

209

Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo en agua, mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.

210

y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo; y era como la hora sexta.

211

Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?

212

Y como persistían en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella.

213

Vino, pues, a una ciudad de Samaria que se llamaba Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José;

215

Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.

218

El siguiente día, mucha gente que había venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén,

219

En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.

221

Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien Él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.

222

Entonces, cuando él hubo salido, Jesús dijo: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en Él.

225

¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que venga la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.

230

Su madre dijo a los siervos: Haced todo lo que Él os dijere.

232

Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.

234

Estas cosas acontecieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

237

Y ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

239

¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?

242

Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta.

243

Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y llorando se inclinó y miró dentro del sepulcro;

244

Respondió él y dijo: El hombre que se llama Jesús hizo lodo, y me untó los ojos, y me dijo: Ve al estanque de Siloé, y lávate, y fui y me lavé, y recibí la vista.

249

Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea porque los judíos procuraban matarle.

250

Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, las cuales si se escribiesen una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.

251

El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.

252

Y cada uno se fue a su casa.

254

Pero cuando sus hermanos habían subido, entonces Él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto.

255

Entonces los judíos decían a aquel que había sido sanado: Sábado es; no te es lícito llevar tu lecho.

258

Entonces los judíos, por cuanto era el día de la preparación, para que los cuerpos no quedasen en la cruz en el sábado (porque era gran día aquel sábado), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados.

259

Estas cosas dijo Él; y después de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a despertarle del sueño.

261

Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.

264

Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?

267

Y Él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota;

273

La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?

274

Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;

275

Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?

276

A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; a quienes se los retuviereis, les son retenidos.

277

Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.

278

y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar en agua, Éste me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu, y que permanece sobre Él, Éste es el que bautiza con el Espíritu Santo.

280

Él es el que viniendo después de mí, es antes de mí; del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.

281

Jesús entonces les dijo: Si Dios fuese vuestro Padre, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que Él me envió.

283

Y cuando el maestresala probó el agua hecha vino, y no sabía de dónde era (mas lo sabían los siervos que habían sacado el agua), el maestresala llamó al esposo,

289

Y los principales sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: No escribas: El Rey de los judíos; sino que Él dijo: Yo soy Rey de los judíos.

291

Habiendo dicho esto, Jesús se turbó en espíritu, y testificó diciendo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.

292

Y llevaron a Jesús de Caifás al pretorio; y era de mañana; y ellos no entraron al pretorio para no ser contaminados, y así poder comer la pascua.

293

Y no tenía necesidad de que alguien le diese testimonio del hombre, porque Él sabía lo que había en el hombre.

294

Acordaos de la palabra que yo os dije: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.

295

Y cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestiduras e hicieron cuatro partes, para cada soldado una parte; y también su túnica, y la túnica era sin costura, toda tejida desde arriba.

298

Pues si yo, vuestro Señor y Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.

299

Le dijeron, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor. Y él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

301

Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

303

para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.

304

Y después de estas cosas, José de Arimatea, el cual era discípulo de Jesús, aunque secreto por miedo a los judíos, rogó a Pilato que le dejase quitar el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo permitió. Entonces vino, y quitó el cuerpo de Jesús.

305

Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a Aquél de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús de Nazaret, el hijo de José.

306

Éste es Aquél de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.

307

Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?

308

Porque Juan no había sido aún puesto en la cárcel.

310

Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, piedra).

311

Jesús les dijo: Llenad de agua estas tinajas. Y las llenaron hasta arriba.

315

Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Entonces vino Jesús, estando las puertas cerradas, y poniéndose en medio, dijo: Paz a vosotros.

316

Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos.

320

Y les dijo: Sacad ahora, y llevadla al maestresala. Y se la llevaron.

321

Y halló en el templo a los que vendían bueyes y ovejas y palomas, y a los cambistas sentados.

322

Y Jesús sabía que le querían preguntar, y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros de esto que dije: Un poco, y no me veréis; y otra vez, un poco, y me veréis?

323

Éste halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que si lo interpretares es, el Cristo).

324

Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó y aprendió del Padre, viene a mí.

325

Entonces Jesús les dijo otra vez: Yo me voy, y me buscaréis, y en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir.

326

La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que yo no tenga sed, ni venga acá a sacarla.

327

(Esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyesen en Él; porque el Espíritu Santo aún no había sido dado; porque Jesús no había sido aún glorificado.)

334

Mas ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas?

335

Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda.

342

Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era sábado aquel día.

343

Y percibiendo Jesús que habían de venir para tomarle por fuerza y hacerle rey, volvió a retirarse al monte Él solo.

344

Y halló Jesús un asnillo, y se montó sobre él; como está escrito:

345

Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él estaba en el sepulcro.

349

Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?

350

Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro, entristecido de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? Le dijo: Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

351

Y había gran murmuración acerca de Él entre el pueblo; porque unos decían: Es bueno; y otros decían: No, sino que engaña al pueblo.

352

Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.

356

Y si alguno oye mis palabras, y no cree, yo no le juzgo; porque no vine para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.

358

Y muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís?

359

Entonces le dijeron: ¿Dónde está Él? Él dijo: No sé.

362

El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.

363

Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.

364

Pilato respondió: Lo que he escrito, he escrito.

365

Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo: No morirá; sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga ¿qué a ti?

366

¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho.

367

Pero los fariseos dijeron entre sí: ¿Veis que nada ganáis? He aquí el mundo se va tras Él.

369

Y entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto;

371

Pero esto decía Jesús de su muerte; y ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño.

373

Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas de Él, y que le habían hecho estas cosas.

374

Y volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras.

376

Y era sábado cuando Jesús hizo el lodo y le abrió los ojos.

377

Y la gente que estaba con Él cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos, daba testimonio.

378

Entonces volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que se dice, si lo interpretares; Maestro), ¿dónde moras?

379

y me alegro por vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos a él.

382

Desde ahora os lo digo, antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.

383

Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.

384

Y cuando hubieron remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo.

385

Y estaba Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú también uno de sus discípulos? Él negó, y dijo: No soy.

386

Entonces hubo una discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación.

387

Él les dijo: Venid y ved. Vinieron y vieron dónde moraba; y se quedaron con Él aquel día, porque era como la hora décima.

388

Otros decían: Estas palabras no son de endemoniado: ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?

390

Y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.

391

Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, he aquí Él bautiza, y todos vienen a Él.

392

Y cuando Él hubo dicho esto, uno de los alguaciles que estaba allí, dio una bofetada a Jesús, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?

393

Vuelven a decir al ciego: ¿Tú, qué dices del que abrió tus ojos? Él dijo: Que es profeta.

394

Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. Y él les dijo: Puso lodo sobre mis ojos, y me lavé, y veo.

395

Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.

396

De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, a mí me recibe; y el que a mí recibe, recibe al que me envió.

397

Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora también ellos las han visto, y nos han aborrecido a mí y a mi Padre.

398

Decían entonces los judíos: ¿Se ha de matar a sí mismo, pues dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?

399

Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de Él.

400

Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será; para que se cumpliese la Escritura que dice: Repartieron entre sí mis vestiduras, y sobre mi ropa echaron suertes. Esto, pues, hicieron los soldados.

401

El que habla de sí mismo, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, Éste es verdadero, y no hay injusticia en Él.

403

Y ahora os lo he dicho antes que acontezca, para que cuando acontezca, creáis.

404

Y se levantó el mar por un gran viento que soplaba.

406

Le respondió Jesús: Si he hablado mal, da testimonio del mal; y si bien, ¿por qué me hieres?

408

Respondiendo sus padres, les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego;

409

¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros guarda la ley? ¿Por qué procuráis matarme?

410

Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a Él.

411

Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca; y en seguida la barca llegó a la tierra adonde iban.

412

Respondió Jesús y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis.

413

Estas cosas os he hablado en parábolas; pero la hora viene cuando ya no os hablaré en parábolas, sino que claramente os anunciaré del Padre.

414

Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios.

415

y entrando en una barca, se fueron al otro lado del mar hacia Capernaúm. Y era ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos.

416

Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús.

418

y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?

419

Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás.

421

Y subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos.

422

También por esta causa la gente había venido a recibirle, porque había oído que Él había hecho este milagro.

423

Y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano.

424

Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo, como si no les oyera.

425

Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos.

426

Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.

427

Pero los judíos no creían de que él había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista,

428

Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.

430

Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:

431

(Aunque otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor.)

433

Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.

434

pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros no lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo.

436

Él entonces, recostado en el pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?

437

Mas he aquí, habla públicamente y no le dicen nada: ¿Habrán en verdad reconocido los príncipes que verdaderamente Éste es el Cristo?

438

Por eso Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres); y en sábado circuncidáis al hombre.

439

Mas él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.

440

Y volviéndose a inclinar hacia el suelo, escribía en tierra.

441

Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió, es verdadero; y yo, lo que he oído de Él, esto hablo al mundo.

442

Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Y Jesús les dijo: El mismo que os he dicho desde el principio.

443

le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido tomada en el acto mismo de adulterio;

444

Y estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos.

445

Mas no entendieron que les hablaba del Padre.

446

Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros;

447

Si recibe el hombre la circuncisión en sábado, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en sábado sané completamente a un hombre?

448

Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en casa.

449

Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.

450

Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es Éste a quien buscan para matarle?

451

Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama.

453

Entonces sus hermanos le dijeron: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.

454

Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote, el hijo de Simón.

455

Entonces procuraban prenderle; pero ninguno puso mano sobre Él, porque aún no había llegado su hora.

457

Felipe vino y lo dijo a Andrés; y después Andrés y Felipe lo dijeron a Jesús.

458

Mas al extraño no seguirán, sino que huirán de él; porque no conocen la voz de los extraños.

459

Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has venido de Dios.

460

Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto.

462

Esto dijeron sus padres porque tenían miedo de los judíos; porque los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Él era el Cristo, debía ser expulsado de la sinagoga.

463

Esta parábola les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

464

Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha venido; mas vuestro tiempo siempre está presto.

465

Entonces Anás le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.

466

Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que este hombre es pecador.

467

Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

468

Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

470

Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

471

Y muchos del pueblo creyeron en Él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más milagros que los que Éste ha hecho?

472

Habiendo dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego,

473

Entonces Jesús, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: Vosotros me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo; pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis.

474

y le dijo: Ve, lávate en el estanque de Siloé (que interpretado significa, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.

475

Pero también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.

476

Pero nosotros sabemos de dónde es Éste; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.

477

Pues nadie hace algo en secreto cuando procura darse a conocer. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.

478

Mas para que el mundo conozca que yo amo al Padre, y como el Padre me dio mandamiento, así hago. Levantaos, vámonos de aquí.

479

Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquél a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con Él?

480

A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que le preguntase quién era aquel de quien hablaba.

481

Entonces Pilato salió a ellos, y dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?

482

He aquí la hora viene, y ya ha venido, en que seréis dispersados cada uno a los suyos, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

483

Pilato respondió: ¿Soy yo judío? Tu nación misma, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?

484

para que se cumpliese la palabra de Jesús, que había dicho, indicando de qué muerte había de morir.

486

Y vinieron los soldados y quebraron las piernas al primero, y al otro que había sido crucificado con Él.

487

Y el que lo vio, da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.

488

Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?

489

Y le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?

490

Entonces le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros discípulos de Moisés somos.

491

Unos decían: Éste es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy.

492

Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.

493

Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.

494

Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él.

495

Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua: ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?

497

Él les respondió: Ya os lo he dicho antes, y no habéis oído; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos?

498

Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo.

499

El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz.

500

La multitud le respondió: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre: ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre?

503

Pero los príncipes de los sacerdotes consultaron para matar también a Lázaro.

505

Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó de la fragancia del ungüento.

507

Respondió Jesús y dijo: No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros.

508

Y vino también Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloe, como cien libras.

509

Respondió el hombre, y les dijo: Por cierto, cosa maravillosa es ésta, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.

510

Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar; porque Jesús muchas veces se había reunido allí con sus discípulos.

512

Entonces él, habiendo recibido el bocado, salió en seguida; y era ya noche.

513

Y esto decía indicando de qué muerte había de morir.

514

Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.

515

Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaúm un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo.

516

Entonces dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había de entregar:

517

Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron de una ropa de púrpura;

518

Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a Éste sueltas, no eres amigo de César; cualquiera que se hace rey, se declara contra César.

519

Y le hicieron allí una cena; y Marta servía; y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con Él.

520

Entonces Judas, tomando una compañía y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, vino allí con linternas y antorchas, y con armas.

521

Hijitos, aún un poco estaré con vosotros. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo a vosotros ahora: A donde yo voy, vosotros no podéis venir.

523

(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies con sus cabellos.)

524

Estaban juntos Simón Pedro, y Tomás llamado el Dídimo, y Natanael, de Caná de Galilea, y los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.

525

Entonces aquellos hombres, cuando vieron el milagro que Jesús había hecho, dijeron: Verdaderamente Éste es el Profeta que había de venir al mundo.

528

Entonces Pilato oyendo este dicho, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar que es llamado el Enlosado, y en hebreo, Gabata.

529

Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.

531

Pues por causa de él, muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.

533

El día siguiente, cuando la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había otra barca sino aquella en la que habían entrado sus discípulos, y que Jesús no había entrado con sus discípulos en la barca, sino que sus discípulos se habían ido solos.

534

De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.

536

Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros doce, y uno de vosotros es diablo?

537

Enviaron, pues, sus hermanas a Él, diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo.

538

Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.

541

Y tomaron el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias, como es costumbre de los judíos sepultar.

543

De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.

544

Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después.

545

Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó, e hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.

547

Entonces quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has oído.

548

Porque algunos pensaban, ya que Judas traía la bolsa, que Jesús le dijo, compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.

549

y le llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, que era el sumo sacerdote aquel año.

550

Sus discípulos le dijeron: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna parábola dices.

551

Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.

552

Estas cosas os he hablado para que no os escandalicéis.

555

Y lo que ha visto y oído, esto testifica; y nadie recibe su testimonio.

557

Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.

560

Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!

562

Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el mismo lugar donde estaba.

563

Y tras el bocado Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto.

564

Y murmuraban de Él los judíos, porque dijo: Yo soy el pan que descendió del cielo.

565

La mujer le dijo: Sé que el Mesías ha de venir, el que es llamado, el Cristo; cuando Él venga nos declarará todas las cosas.

567

Pedro entonces salió, y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.

569

Y era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: He aquí vuestro Rey.

571

Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo potestad para crucificarte, y que tengo potestad para soltarte?

573

Y le dijeron: ¿Cómo fueron abiertos tus ojos?

574

Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.

576

Entonces aquel discípulo, a quien Jesús amaba, dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Y cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó su ropa (porque estaba desnudo), y se echó al mar.

577

Y escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz. Y el escrito era: JESÚS DE NAZARET, EL REY DE LOS JUDÍOS.

580

Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que habían de venir sobre Él, salió y les dijo: ¿A quién buscáis?

581

Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?

582

Y Simón Pedro seguía a Jesús, y también otro discípulo; y aquel discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote.

584

Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo, pues, podemos saber el camino?

586

Cuando Jesús alzó sus ojos, y vio una gran multitud que había venido a Él, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?

587

Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Y tomaron a Jesús, y le llevaron.

588

Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí.

590

Pilato le dijo: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Ninguna falta hallo en Él.

591

Vino María Magdalena dando las nuevas a los discípulos de que había visto al Señor, y que Él le había dicho estas cosas.

593

Porque Jesús aún no había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde Marta le había encontrado.

594

Jesús viendo que Natanael venía hacia Él, dijo de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño.

596

Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y le habían seguido.

597

Y le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías? Y dijo: No soy. ¿Eres tú el Profeta? Y él respondió: No.

600

Entonces los príncipes de los sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchos milagros.

601

Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo: Me buscáis, no porque visteis los milagros, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.

602

Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.

603

tomaron ramas de palmas, y salieron a recibirle, y aclamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el Rey de Israel, que viene en el nombre del Señor!

604

Sé que sois simiente de Abraham, mas procuráis matarme, porque mi palabra no tiene cabida en vosotros.

605

El que viene de arriba, sobre todos es; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, sobre todos es.

606

Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;

608

Y cuando ha sacado sus propias ovejas, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

609

Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna; para que el que siembra como el que siega juntos se regocijen.

611

Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?

613

Entonces Pedro, volviéndose, ve a aquel discípulo al cual Jesús amaba, que los seguía, el que también se había recostado en su pecho en la cena, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te va a entregar?

615

Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?

616

Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.

617

Entre tanto que tenéis luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos.

619

Él dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.

620

¿Por qué no fue este ungüento vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?

621

Jesús le dijo: María. Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).

623

Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Le dijeron entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un Padre tenemos, que es Dios.

624

Simón Pedro subió, y trajo la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y siendo tantos, la red no se rompió.

626

Y dos días después, salió de allí y se fue a Galilea.

630

Subid vosotros a esta fiesta; yo no subo todavía a esta fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido.

631

Así que, después que les hubo lavado los pies, y que hubo tomado su túnica, se sentó otra vez, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?

633

Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.

635

Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.

637

Y en el lugar donde había sido crucificado había un huerto; y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.

639

Simón Pedro les dijo: A pescar voy: Ellos le dijeron: Nosotros también vamos contigo. Fueron, y luego entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.

642

Y también otra Escritura dice: Mirarán a Aquél a quien traspasaron.

643

Mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Entonces salió aquel discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la criada que guardaba la puerta, y metió dentro a Pedro.

645

Y la multitud que estaba presente, y había oído, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado.

646

Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto.

647

Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.

649

Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.

650

Pero Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.

651

Pero os he dicho esto, para que cuando llegue la hora, os acordéis que yo os lo había dicho; pero esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros.

653

y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el que es inferior, pero tú has guardado el buen vino hasta ahora.

654

Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

655

Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.

656

Entonces mucha gente de los judíos supieron que Él estaba allí; y vinieron no solamente por causa de Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos.

657

Entonces Jesús dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que mi Padre me ha dado, ¿no la he de beber?

659

Entonces salió Jesús, llevando la corona de espinas y la ropa de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre!

660

Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.

661

Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que Él resucitase de los muertos.

663

Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: He aquí, os lo traigo fuera, para que entendáis que ninguna falta hallo en Él.

664

Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también llorando, se conmovió en espíritu y se turbó,

666

Entonces muchos de los judíos que habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús, creyeron en Él.

667

y el sudario que había estado sobre su cabeza, no puesto con los lienzos, sino envuelto en un lugar aparte.

669

Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.

670

se levantó de la cena, y se quitó su túnica, y tomando una toalla, se ciñó.

674

Y al amanecer, Jesús se puso a la ribera; mas los discípulos no sabían que era Jesús.

675

Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea otra vez.

676

Jesús les dijo: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos osaba preguntarle: ¿Tú, quién eres? Sabiendo que era el Señor.

677

Entonces todos dieron voces otra vez, diciendo: No a Éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón.

679

Le dijo Jesús: El que ha sido lavado, no necesita sino que lave sus pies, porque está todo limpio; y vosotros sois limpios, aunque no todos.

680

Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y yo soy glorificado en ellos.

681

Entonces la compañía y el tribuno y alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús, y le ataron.

682

Les respondió Jesús: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre, ¿por cuál de esas obras me apedreáis?

683

Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.

684

Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

685

Yo hablo lo que he visto cerca de mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis visto cerca de vuestro padre.

686

Éstos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, querríamos ver a Jesús.

687

Y cuando le vieron los príncipes de los sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo falta en Él.

688

Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada si no le es dado del cielo.

690

Le respondieron: A Jesús de Nazaret. Jesús les dijo: Yo soy. Y Judas, el que le entregaba, también estaba con ellos.

692

Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra.

693

Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se encubrió, y salió del templo atravesando por en medio de ellos, y así pasó.

694

Y decían: ¿No es Éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice Éste: Yo he descendido del cielo?

695

Y corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.

697

Y cuando llegaron a tierra, vieron brasas puestas, y un pez sobre ellas, y pan.

698

Y habiendo dicho esto, volteó hacia atrás, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.

699

Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por la palabra de la mujer, que testificaba diciendo: Me ha dicho todo lo que he hecho.

700

Mas hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le iba a entregar.

704

Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le es dado de mi Padre.

705

La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha venido su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.

707

Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.

709

Judas le dijo (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?

711

No penséis que yo os acusaré delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien vosotros confiáis.

713

Y se fue otra vez al otro lado del Jordán, al lugar donde primero Juan bautizaba; y se quedó allí.

715

Y yo le vi, y he dado testimonio de que Éste es el Hijo de Dios.

718

Jesús les dijo: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero ahora porque decís: Vemos; vuestro pecado permanece.

720

Jesús le respondió: Yo manifiestamente he hablado al mundo; yo siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde siempre se reúnen los judíos, y nada he hablado en oculto.

721

Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.

723

Y Jesús tomando los panes, habiendo dado gracias, los repartió a los discípulos, y los discípulos a los que estaban recostados; y asimismo de los peces, cuanto querían.

724

Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica; el que vosotros decís que es vuestro Dios.

725

Los judíos respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo el Hijo de Dios.

727

Pero ellos dieron voces: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Los principales sacerdotes respondieron: No tenemos rey sino a César.

729

Ella, oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él;

731

Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sano estará.

732

También está escrito en vuestra ley que el testimonio de dos hombres es verdadero.

733

Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, son de ti;

734

Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, ni entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane.

736

Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos has de turbar el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.

737

Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.

738

Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.

739

Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se fue de allí a la tierra que está junto al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos.

740

Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se ha de ir Éste que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos?

745

y vio dos ángeles en ropas blancas que estaban sentados, el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.

746

Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón.

747

Entonces Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos es lícito dar muerte a nadie;

750

Entonces Jesús dijo a los doce: ¿Queréis iros vosotros también?

751

Y en esto llegaron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con la mujer; pero ninguno dijo: ¿Qué preguntas? O: ¿Por qué hablas con ella?

752

Y sé que su mandamiento es vida eterna; así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo.

753

Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, no sea que os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va.

754

Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo, que decía: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.

755

Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,

756

Entonces Jesús les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.

757

Le dijeron entonces los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?

758

Y Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar por la multitud de peces.

759

Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, ellos también entraron en unas barcas y vinieron a Capernaúm, buscando a Jesús.

760

Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?

761

Vuelve a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Le responde: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis ovejas.

762

Y le buscaban los judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está Aquél?

763

Jesús respondió y les dijo: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy.

764

Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Tú sígueme.

765

Jesús le respondió: ¿Dices tú esto de ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?

766

El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

768

Si Dios es glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo; y en seguida le glorificará.

769

Y la pascua de los judíos estaba cerca; y muchos de aquella tierra subieron a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse.

770

Y enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?

771

Los fariseos oyeron al pueblo que murmuraba de Él estas cosas; y los príncipes de los sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendiesen.

773

Y Caifás era el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un hombre muriese por el pueblo.

774

Y esto no lo dijo de sí mismo; sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;

776

Entonces le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais.

777

Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí; mas no entró.

778

¿No dice la Escritura que de la simiente de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?

779

Entonces entró también el otro discípulo, que había llegado primero al sepulcro, y vio, y creyó.

780

Si le dejamos así, todos creerán en Él; y vendrán los romanos y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación.

781

Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!

783

Y los siervos y los alguaciles que habían encendido unas brasas, porque hacía frío, estaban de pie y se calentaban; y Pedro también estaba con ellos de pie, calentándose.

784

para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?

785

Entonces corrió, y vino a Simón Pedro, y al otro discípulo, a quien amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.

786

Cuando Pedro lo vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y éste qué?

789

Y hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón, porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.

793

Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le dio respuesta.

794

Entonces, cuando los samaritanos vinieron a Él, le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días.

795

Le respondieron: Simiente de Abraham somos, y jamás fuimos esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?

798

Vosotros enviasteis a preguntar a Juan, y él dio testimonio de la verdad.

799

Respondieron y le dijeron: Naciste enteramente en pecado, ¿y tú nos enseñas? Y le expulsaron.

800

Entonces la criada que guardaba la puerta, dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Él dijo: No soy.

802

Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también mis manos y mi cabeza.

804

Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú le has llevado, dime dónde le has puesto, y yo lo llevaré.

805

Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa de su pecado.

806

Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

807

Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede Éste darnos a comer su carne?

808

Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y puesta sobre un hisopo, se la acercaron a la boca.

809

Mas ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; Abraham no hizo esto.

811

Allí, pues, pusieron a Jesús, por causa del día de la preparación de los judíos, porque aquel sepulcro estaba cerca.

812

¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?

813

Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.

814

Hablando Él estas cosas, muchos creyeron en Él.

816

Entonces muchos del pueblo, oyendo este dicho, decían: Verdaderamente Éste es el Profeta.

818

Entonces los discípulos se decían el uno al otro: ¿Le habrá traído alguien de comer?

819

Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.

821

Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer también que éste no muriera?

822

Pero yo no recibo el testimonio de hombre; pero digo esto para que vosotros seáis salvos.

824

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: No murmuréis entre vosotros.

825

Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.

826

Y los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis?

827

Ésta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.

828

Éste, cuando oyó que Jesús venía de Judea a Galilea, vino a Él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, porque estaba a punto de morir.

830

Entonces vino Jesús, y tomó el pan y les dio; y asimismo del pez.

831

Respondieron y le dijeron: Si Éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado.

832

Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.

833

Otros decían: Éste es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo?

834

Por esto no podían creer; porque en otra ocasión dijo Isaías:

837

Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, jamás probará muerte.

838

Me buscaréis, y no me hallaréis; y donde yo estaré, vosotros no podréis venir.

839

Entonces algunos de los fariseos que estaban con Él, al oír esto, dijeron: ¿Acaso nosotros también somos ciegos?

840

Y yo no busco mi gloria, hay quien la busca, y juzga.

842

Y cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que Él hizo en Jerusalén en el día de la fiesta; pues también ellos habían ido a la fiesta.

845

Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaúm.

846

Y cuando Pilato oyó estas palabras, tuvo más miedo.

847

¿Qué palabra es ésta que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir?

848

Jesús les dijo: Traed de los peces que pescasteis ahora.

849

Y los otros discípulos vinieron en una barca (porque no estaban lejos de tierra, sino como a doscientos codos), trayendo la red con los peces.

850

Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos;

851

Entonces les preguntó a qué hora había comenzado a mejorar. Y le dijeron: Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.

852

Éste es el pan que descendió del cielo: No como vuestros padres que comieron el maná, y murieron; el que come de este pan vivirá eternamente.

853

Entonces les volvió a preguntar: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús de Nazaret.

855

Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?

856

Entonces el padre entendió que aquella hora era cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó él, y toda su casa.

857

Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza?

858

Y muchos venían a Él, y decían: Juan, a la verdad, ningún milagro hizo, pero todo lo que Juan dijo de Éste, era verdad.

859

¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? También los profetas murieron. ¿Quién te haces a ti mismo?

860

Desde el principio del mundo no fue oído que alguno abriese los ojos de uno que nació ciego.

861

Éste además es el segundo milagro que Jesús hizo, cuando vino de Judea a Galilea.

862

Y vosotros no le conocéis; pero yo le conozco; y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros, pero yo le conozco, y guardo su palabra.

863

El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.

864

¿Acaso ha creído en Él alguno de los príncipes, o de los fariseos?

865

¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre, sin antes oírle y saber lo que hace?

867

Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis.

868

Así que había disensión entre el pueblo a causa de Él.

869

Y cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron las nuevas, diciendo: Tu hijo vive.

870

y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve.

871

Y Jesús le dijo: Le has visto, y el que habla contigo, Él es.

873

Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en Él?

874

Y los príncipes de los sacerdotes y los fariseos habían dado orden, que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.

875

Si este hombre no fuese de Dios, nada podría hacer.

876

Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.

877

Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados?

878

Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano.

879

Y buscaban a Jesús, y estando en el templo, se decían unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?