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El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres; me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; para poner en libertad a los quebrantados;
Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
Y he aquí, un doctor de la ley se levantó, tentándole y diciendo: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por lo cual también lo Santo que de ti nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Y aconteció en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuera empadronada.
Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero cada día, y sígame.
Y aconteció que entrando en casa de un príncipe de los fariseos un sábado a comer pan, ellos le acechaban.
Y vino a Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme a su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó a leer.
Y aconteció que yendo, entró él en una aldea; y una mujer llamada Marta, le recibió en su casa.
Y aconteció que estando él orando en un lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.
Y les dijo también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar,
Y Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue agitado del Espíritu al desierto
Y le rogó uno de los fariseos, que comiera con él. Y entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
Habiendo muchos tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas,
Y después de estas cosas, señaló el Señor aun otros setenta, los cuales envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y lugares a donde él había de venir.
Y no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran avanzados en días.
Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestidos, echaron suertes.
Y el primero de los sábados, muy de mañana, vinieron al monumento, trayendo las drogas aromáticas que habían aparejado, y algunas otras mujeres con ellas.
Mas a vosotros los que oís, digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno; porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto a medir.
Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios por el orden de su vez,
Y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
Y dijo también a unos que confiaban en sí como justos, y menospreciaban a los otros, esta parábola:
Y aconteció, que estando él junto al lago de Genesaret, la multitud se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo.
Y le acechaban los escribas y los fariseos, si sanaría en sábado, para hallar de qué acusarle.
Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumplieran todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los salmos.
Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea que estaba de Jerusalén sesenta estadios, llamada Emaús.
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
conforme a la costumbre del sacerdocio, salió en suerte a poner el incienso, entrando en el Templo del Señor.
Y le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.
No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el Reino.
Y se llegaban a él todos los publicanos y pecadores a oírle.
Aun el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad sacudimos en vosotros; pero esto sabed, que el Reino de los cielos se ha llegado a vosotros.
Y el mismo Jesús comenzaba a ser como de treinta años, hijo de José, como se creía; que fue hijo de Elí,
Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y a tu prójimo como a ti mismo.
Y he aquí, yo enviaré al Prometido de mi Padre sobre vosotros; mas vosotros asentad en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto.
Y en este mismo tiempo estaban allí unos que le contaban acerca de los galileos, cuya sangre Pilato había mezclado con sus sacrificios.
Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento.
y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
Y en el año quince del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia,
Y había pastores en la misma tierra, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.
Y alzando él los ojos a sus discípulos, decía: Bienaventurados los pobres; porque vuestro es el Reino de Dios.
Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elisabet.
Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres.
Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la tierra apretura de las naciones por la confusión del sonido del mar y de las ondas;
Y Jesús volvió en virtud del Espíritu a Galilea, y salió la fama de él por toda la tierra de alrededor,
Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; que un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí que Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
Y os digo que los de Sodoma tendrán más remisión aquel día, que aquella ciudad.
Ellos entonces comenzaron a preguntar entre sí, cuál de ellos sería el que había de hacer esto.
Y aconteció que, cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y le dará el Señor Dios el trono de David su padre;
Y aconteció que, como se cumplió el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir a Jerusalén.
Y aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro y a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.
Y dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado delante de él como disipador de sus bienes.
Y preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el Reino de Dios, les respondió y dijo: El Reino de Dios no vendrá con observación;
Y comenzando desde Moisés, y de todos los profetas, les declaraba esto en todas las Escrituras que eran de él.
Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros.
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidieren de él?
Y aconteció que yendo él a Jerusalén, pasaba por medio de Samaria y de Galilea.
Y juntando a sus doce discípulos, les dio virtud y potestad sobre todos los demonios, y que sanaran enfermedades.
porque ninguna cosa es imposible para Dios.
Y entre tanto que ellos hablaban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz sea a vosotros.
Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y os será abierto.
Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, dio el espíritu.
diciendo: Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado; y los caminos torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados;
que os es nacido hoy Salvador, que es Cristo, el Señor, en la ciudad de David.
Y vino otro, diciendo: Señor, he aquí tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo;
Y cuando lo entendió el pueblo, le siguió; y él los recibió, y les hablaba del Reino de Dios, y sanó a los que tenían necesidad de cura.
Y aconteció después, que él caminaba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el Evangelio del Reino de Dios, y los doce con él,
Y respondiendo el príncipe de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiera curado en sábado, dijo a la congregación: Seis días hay en que conviene obrar; en éstos, pues, venid y sed curados, y no en días de sábado.
y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciera, y resucitara de los muertos al tercer día;
Y le preguntó un príncipe, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?
He aquí os doy potestad de hollar sobre serpientes y sobre escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.
Y aconteció el día después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y gran multitud.
Y aconteció en aquellos días, que fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Y habiéndolo hecho, encerraron gran multitud de pescado, que su red se rompía.
Mas él sabía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él levantándose, se puso en pie.
Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer avanzada en días.
Y respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó entre ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy evangelio de gran gozo, que será a todo el pueblo;
Y he aquí, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
En aquellos días levantándose María, fue a la montaña con prisa, a una ciudad de Judá;
Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada de los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles sean cumplidos.
Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos; sea tu Nombre santificado. Venga tu Reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creiste a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.
y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y fue hecha una voz del cielo que decía: TÚ eres mi Hijo amado, en ti es mi placer.
Mas el que no entendió, e hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a cualquiera que fue dado mucho, mucho será vuelto a demandar de él; y al que encomendaron mucho, más le será pedido.
Porque también yo soy hombre puesto en potestad, que tengo debajo de mí soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se maravillaban de que él se detuviera en el Templo.
Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
Gloria en las alturas a Dios, Y en la tierra paz, y en el hombre buena voluntad.
Y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos.
Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los puercos; mas nadie se las daba.
Cualquiera que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.
Y les dijo: Yo veía a Satanás, como un rayo que caía del cielo.
Y cuando se cumplieron los días de su purificación, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor,
respondió Juan, diciendo a todos: Yo, a la verdad, os bautizo en agua; mas viene quien es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de sus zapatos; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego;
Mas el publicano estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho, diciendo: Dios, reconcíliame, pecador.
Asimismo también tomó y les dio el vaso, después que hubo cenado, diciendo: Este vaso es el Nuevo Testamento en mi sangre, que por vosotros se derrama.
Y navegaron a la tierra de los gadarenos, que está delante de Galilea.
Y cuando viereis a Jerusalén cercada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.
Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano, en compañía de sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea y de Jerusalén, y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido a oírle, y para ser sanados de sus enfermedades;
ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el Reino de Dios entre vosotros está.
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
Y como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del hombre.
Y oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y porque pensaban que luego había de ser manifestado el Reino de Dios.
Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
Y como llegó cerca viendo la ciudad, lloró sobre ella,
Entonces el ángel le dice: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios.
Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.
Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
Y pasados los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre JESÚS; el cual le fue puesto por el ángel antes que él fuera concebido en el vientre.
Y mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
Y dio a luz a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa y compre espada.
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno aun para con los ingratos y malos.
Mirad por vosotros; si pecare contra ti tu hermano, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.
Y les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había llevado muchos frutos;
Y he aquí, había un hombre en Jerusalén, llamado Simeón, y este hombre, justo y pío, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo era sobre él.
tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra;
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.
Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? Porque no conozco varón.
Entonces les abrió el sentido, para que entendieran las Escrituras;
Y él les dijo: Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios.
Y aconteció que estando él solo orando, estaban con él los discípulos; y les preguntó diciendo: ¿Quién dice el pueblo que soy?
Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del hombre.
En aquella misma hora Jesús se alegró en espíritu, y dijo: Te confieso, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños; así, Padre, porque así te agradó.
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se allegará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis.
La ley y los profetas hasta Juan; desde entonces el Reino de Dios es anunciado, y quienquiera se esfuerza a entrar en él.
Y el niño crecía, y era confortado del Espíritu, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.
Y después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme.
Y a sus discípulos dice: Imposible es que no vengan escándalos; mas ¡ay de aquel por quien vienen!
Os digo, que así habrá más gozo en el cielo de un pecador que se enmienda, que de noventa y nueve justos, que no tienen necesidad de enmendarse.
Y hubo entre ellos una contienda, quién de ellos parecía que había de ser el mayor.
Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
Entonces Jesús les dice: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en sábados hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar una persona, o matarla?
Los mandamientos sabes: No cometerás homicidio; no adulterarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.
Y aconteció un día que él entró en un barco con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron.
Y en el Hades alzó sus ojos, estando en los tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno.
Y llevándole, tomaron a un Simón cireneo, que venía del campo, y le pusieron encima el madero para que la llevara tras Jesús.
Y cuando llegaron al lugar que se llama de la Calavera, le colgaron del madero allí, y a los malhechores, uno en un madero a la derecha, y otro a la izquierda.
Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
Y otros, tentándolo, pedían de él señal del cielo.
Porque él irá delante de él con el Espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para aparejar al Señor un pueblo preparado.
Os digo que los vengará presto. Pero cuando el Hijo del hombre viniere, ¿hallará fe en la tierra?
Y uno de los malhechores que estaban colgados, le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
Y traían a él los niños para que los tocara; lo cual viendo los discípulos les reñían.
El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que a mí me desecha, desecha al que me envió.
Y aconteció un día, que él estaba enseñando, y los fariseos y doctores de la ley estaban sentados, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y la virtud del Señor estaba allí para sanarlos.
Y Jesús respondiéndole, dijo: Escrito está: Que no con pan sólo vivirá el hombre, mas con toda palabra de Dios.
Y oyendo esto uno de los que juntamente estaban sentados a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que comerá pan en el Reino de los cielos.
Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a su voluntad, será azotado mucho.
Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; la cual había venido en grande edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad;
Y mirando, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de la limosna.
Y decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
Mas os digo, amigos míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hacer.
Y saliendo, se fue, como solía, al monte de las Olivas; y sus discípulos también le siguieron.
En esto, juntándose muchos acompañantes, tanto que unos a otros se pisaban, comenzó a decir a sus discípulos: Primeramente guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca.
Porque ¿cuál de vosotros, queriendo edificar una torre, no cuenta primero sentado los gastos, para ver si tiene lo que necesita para acabarla?
Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca.
El cielo y la tierra pasarán; mas mis palabras no pasarán.
Y aconteció que pasando él por los sembrados en el sábado segundo del primero, sus discípulos arrancaban espigas, y comían, restregándolas con las manos.
Les dijo también: ¿Quién de vosotros tendrá un amigo, e irá a él a medianoche, y le dirá: Amigo, préstame tres panes,
Y dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe.
Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo.
Lo cual oyendo Jesús, se maravilló de él, y vuelto, dijo a las personas que le seguían: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
Mas no os gocéis de esto, que los espíritus se os sujetan; antes gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
Y saliendo, no les podía hablar; y entendieron que había visto visión en el Templo; y él les hablaba por señas, y quedó mudo.
Entonces el Señor le respondió, y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en sábado su buey o su asno del pesebre, y lo lleva a beber?
Para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.
y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo dónde juntar mis frutos?
Y aconteció que yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré dondequiera que fueres.
porque tuve miedo de ti, que eres hombre recio; tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste.
Entonces María dijo: He aquí la criada del Señor; cúmplase en mí conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano al arado mirare atrás, es hábil para el Reino de Dios.
Y cuando era como la hora sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
que fue de Cainán, que fue de Enós, que fue de Set, que fue de Adán, que fue de Dios.
Mas Jesús llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no lo impidáis; porque de los tales es el Reino de Dios.
Y él les dijo: Que también a otras ciudades es necesario que anuncie el Evangelio del Reino de Dios; porque para esto soy enviado.
Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró todos los reinos de la redondez de la tierra en un momento de tiempo.
Y decía a los de la multitud que salía para ser bautizados de él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira que vendrá?
Porque el Señor me ha hecho así en los días en que miró para quitar mi afrenta entre los hombres.
Mas ¡ay de vosotros, fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza; pero el juicio y la caridad de Dios pasáis de largo. Pues estas cosas era necesario hacer, y no dejar las otras.
Mas él, queriéndose justificar a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
Y aconteció, que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinara sobre ellos, traedlos acá, y degolladlos delante de mí.
Y estando el pueblo esperando, y pensando todos de Juan en sus corazones, si él sería el Cristo,
Mas ¡ay de las que estén encinta, y de las que críen en aquellos días! Porque habrá apretura grande sobre la tierra, e ira en este pueblo.
Y tú, Capernaum, que hasta los cielos estás levantada, hasta el Hades serás abatida.
Y estando en agonía, oraba más intensamente; y fue su sudor como gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Y vino el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario matar el cordero de la pascua.
y verá toda carne la Salud de Dios.
Pero más fácil cosa es pasar el cielo y la tierra, que frustrarse una tilde de la ley.
Y estaba cerca el día de la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la Pascua.
Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre las almenas del Templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo;
Y vueltos los apóstoles, le contaron todas las cosas que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte a un lugar desierto de la ciudad que se llama Betsaida.
Mejor le fuera, si una muela de un molino de asno le fuera puesta al cuello, y le lanzaran en el mar, que escandalizar a uno de estos pequeñitos.
Y os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios;
Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se enmienda.
Vended lo que poseéis, y dad limosna \'
Y estaba él lanzando un demonio, el cual era mudo; y aconteció que salido fuera el demonio, el mudo habló y la multitud se maravilló.
y algunas mujeres que habían sido curadas por él de malos espíritus y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la cual habían salido siete demonios,
E hicieron señas a los compañeros que estaban en el otro barco, que vinieran a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambos barcos, de tal manera que se anegaban.
¡Jerusalén, Jerusalén! Que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti, ¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina sus pollos debajo de sus alas, y no quisiste!
Y aconteció que estando en una ciudad, he aquí un hombre lleno de lepra, el cual viendo a Jesús, postrándose sobre el rostro, le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Entonces él les dice: ¿Qué hay? ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios que son de mi Padre me conviene estar?
Y el día había comenzado a declinar; y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la multitud, para que yendo a las aldeas y heredades de alrededor, procedan a alojarse y hallen viandas; porque aquí estamos en lugar desierto.
Y después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se encubrió por cinco meses, diciendo:
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal, el Hijo del hombre se avergonzará cuando venga en su gloria, y del Padre, y de los santos ángeles.
Aquel mismo día llegaron unos de los fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
mas yo he rogado por ti que tu fe no falte; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.
Los cuales le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas bien, y que no tienes respeto a persona; antes enseñas el camino de Dios con verdad.
Y subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David;
Y Jesús, tomando aparte a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas, del Hijo del hombre.
Y a unos que decían del Templo, que estaba adornado de hermosas piedras y dones, dijo:
Y descendió a Capernaum, ciudad de Galilea, y allí les enseñaba los sábados.
Y les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.
Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos.
¿Pensáis que he venido a la tierra a dar paz? No, os digo; sino disensión.
Pues si yo echo fuera los demonios en Beelzebú, ¿vuestros hijos en quién los echan fuera? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a la que se perdió, hasta que la halle?
Y llegaron unos de los saduceos, los cuales niegan haber resurrección, le preguntaron,
Y juntándose la multitud a él, comenzó a decir: Esta generación es mala; señal busca, mas señal no le será dada, sino la señal de Jonás profeta.
Y les dice: Dadles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, si no vamos nosotros a comprar viandas para toda esta multitud.
Y a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo.
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os dieren; porque el obrero digno es de su salario. No os paséis de casa en casa.
Y cualquiera que no carga su madero, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiere una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta hallarla?
Es pues ésta la parábola: La simiente es la palabra de Dios.
Y ellos se llenaron de rabia; y hablaban los unos a los otros qué harían a Jesús.
Y mirándolos a todos alrededor, dice al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restituida sana como la otra.
Mas él le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.
Mas os enseñaré a quién temáis: temed a aquel que después de ser matado, tiene potestad de echar en el infierno; así os digo: a éste temed.
Y como se juntó una grande compañía, y los que estaban en cada ciudad vinieron a él, dijo por una parábola:
Y dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
Y dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; para que ellos te vuelvan a convidar, y te sea hecha compensación.
Y le apareció un ángel del cielo confortándole.
Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.
Y vueltos a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo.
Y algunos de ellos decían: En Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.
porque escrito está: Que a sus ángeles mandará de ti, que te guarden;
y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y una muerte, al cual habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.
Y dijo: Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores, y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes;
Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí mismo, no permanecerá.
Y eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos: Hacedlos sentar en grupos, de cincuenta en cincuenta.
Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; todo árbol pues que no hace buen fruto, es cortado, y echado en el fuego.
Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los llamados: Venid, que ya está todo aparejado.
Y diciendo estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; mas todo el pueblo se gozaba de todas las cosas gloriosas que eran por él hechas.
Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban fuera a un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda; y había con ella grande compañía de la ciudad.
Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación sería ésta.
mas vosotros, no así; antes el que es mayor entre vosotros, sea como el más joven; y el que es príncipe, como el que sirve.
Entonces él, oídas estas cosas, se puso muy triste, porque era muy rico.
y deseando saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios.
Entonces él le dijo: Mal siervo, de tu boca te juzgo. Sabías que yo era hombre recio, que quito lo que no puse, y que siego lo que no sembré;
Porque más fácil cosa es entrar un cable por el ojo de una aguja, que un rico entrar al Reino de Dios.
Y tomando los cinco panes y los dos pescados, mirando al cielo los bendijo, y partió, y dio a sus discípulos para que los pusieran delante de la multitud.
Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.
Y comenzaron todos a una a excusarse. El primero le dijo: He comprado una hacienda, y necesito salir y verla; te ruego que me des por excusado.
Había también un mendigo llamado Lázaro, el cual estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas,
¿por qué, no diste mi dinero al banco, y yo viniendo lo recibiera con el logro?
Mas primero es necesario que padezca mucho, y sea reprobado de esta generación.
Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo estará en pie su reino? Ya que decís que en Beelzebú echo yo fuera los demonios.
Y si alguien os preguntare, ¿por qué lo desatáis? Le responderéis así: Porque el Señor lo necesita.
Porque temor le había rodeado, y a todos los que estaban con él, de la presa de los peces que habían tomado;
Mas procurad el Reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen cillero, ni alfolí; y Dios los alimenta. ¿Cuánto de más estima sois vosotros que las aves?
Y comieron todos, y se saciaron; y alzaron lo que les sobró, doce cestos de pedazos.
Semejante es a la levadura, que tomándola la mujer, y la esconde en tres medidas de harina, hasta que todo sea leudado.
Mas ellos le detuvieron por fuerza, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Y entró con ellos.
A Simón, al cual también llamó Pedro, y a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé,
Y acabada toda tentación, el diablo se fue de él por un tiempo.
Y vinieron también publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
Y si así viste Dios a la hierba, que hoy está en el campo, y mañana es echada en el horno; ¿cuánto más a vosotros, los de poca fe?
Y aconteció, que descendió un sacerdote por el mismo camino, y viéndole, pasó de lado.
Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban, pararon. Y dice: Joven, a ti digo, levántate.
Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estaréis afanosos de lo demás?
Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas.
Y vuelto particularmente a sus discípulos, dijo: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis;
Y vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve presto por las plazas y por las calles de la ciudad, y mete acá los pobres, los mancos, y cojos, y ciegos.
Entonces, extendiendo la mano, le tocó diciendo: Quiero; sé limpio. Y luego la lepra se fue de él.
Y toda la multitud procuraba tocarle; porque salía de él virtud, y sanaba a todos.
porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron; y he aquí más que Jonás en este lugar.
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo, y delante de ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
¿Y quién de vosotros podrá con su afán añadir a su estatura un codo?
Considerad los lirios, cómo crecen; no labran, ni hilan; y os digo, que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
diciendo: Este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar.
Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron llamados, gustará mi Cena.
Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Y vinieron aprisa, y hallaron a María, y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Y no pudieron reprender sus palabras delante del pueblo; antes maravillados de su respuesta, callaron.
diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea colgado en un madero, y resucite al tercer día.
Y ellos respondieron, y dijeron: Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.
Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os recibieren, saliendo por sus calles, decid:
Y su misericordia de generación a generación a los que le temen.
Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le conocieron; mas él se desapareció de los ojos de ellos.
Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán dificultosamente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!
Y respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.
Y dijo a sus discípulos: Días vendrán, cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Que un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y que Dios ha visitado a su pueblo.
Mas si sobreviniendo otro más fuerte que él, le venciere, le toma todas sus armas en que confiaba, y reparte sus despojos.
Y en la misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos; y a muchos ciegos dio la vista.
Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, entended que está cerca el Reino de Dios.
ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
Y traed el becerro grueso, y matadlo, y comamos, y hagamos banquete;
Porque no hay cosa oculta, que no haya de ser manifestada; ni cosa escondida, que no haya de ser entendida, y de venir a luz.
y los que eran atormentados de espíritus inmundos eran curados.
Pero tanto más se extendía su fama; y se juntaba grande multitud a oír y ser sanada por él de sus enfermedades.
Entonces va, y toma otros siete espíritus más malos que él; y entrados, habitan allí; y el postrer estado del tal hombre viene a ser peor que el primero.
Porque como el relámpago, que resplandece de la región de debajo del cielo, resplandece en lo que está debajo del cielo, así también será el Hijo del hombre en su día.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre; porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el Reino de Dios,
Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Y yo soy entre vosotros como el que sirve.
Mas Jesús, vuelto a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no me lloréis a mí, mas llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos.
Porque todas estas cosas buscan los gentiles del mundo; que vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas.
Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y con los malos fue contado; porque lo que está escrito de mí, su cumplimiento tiene.
Y él le dijo: Señor, aparejado estoy a ir contigo aun a cárcel y a muerte.
(Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz, será santo al Señor),
Y él le mandó que no lo dijera a nadie; mas ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza, como mandó Moisés, para que les conste.
Mas él, entendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis?
porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que será necesario decir.
Después que el padre de familia se levantare, y cerrare la puerta, y comenzaréis a estar fuera, y a tocar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; y respondiendo os dirá: No os conozco de dónde seáis.
Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por él a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que había hecho Herodes,
Hizo valentía con su brazo; esparció los soberbios del pensamiento de su corazón.
Y había recibido respuesta del Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viera al Cristo del Señor.
Y luego, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba echado, se fue a su casa, glorificando a Dios.
Y le fue dado aviso, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera, que quieren verte.
Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían.
Quitó los poderosos de los tronos, y levantó a los humildes.
Y respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban;
Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrara.
Y el otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
Gozaos en aquel día, y alegraos; porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres a los profetas.
Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a hablar de Juan a la multitud: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña que es agitada por el viento?
Pues yo os digo que a cualquiera que tuviere, le será dado; mas al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado.
y para dar la ofrenda, conforme a lo que está dicho en la ley del Señor: un par de tórtolas, o dos palominos.
Mostradme un denario. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César.
Porque será entregado a los gentiles, y será escarnecido, e injuriado, y escupido.
Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando fue nacida, llevó fruto a ciento por uno. Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oídos para oír, oiga.
cómo entró en la Casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, y dio también a los que estaban con él, a los cuales no era lícito comer, sino sólo a los sacerdotes?
Y como los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, diciendo: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?
Por tanto, las cosas que dijisteis en tinieblas, a la luz serán oídas; y lo que hablasteis al oído en los aposentos, será pregonado en los tejados.
¡Ay de vosotros, los que estáis hartos! Porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! Porque lamentaréis y lloraréis.
Y salió esta palabra de él por toda Judea, y por toda la tierra de alrededor.
Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a pensar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?
Comían, bebían, maridos tomaban mujeres, y mujeres maridos, hasta el día que entró Noé en el arca; y vino el diluvio, y destruyó a todos.
Y se volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios de todas las cosas que habían oído y visto, como les había sido dicho.
Semejante es a un grano de mostaza, que tomándolo el hombre lo metió en su huerto; y creció, y fue hecho árbol grande, y las aves del cielo hicieron nidos en sus ramas.
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo es su Nombre.
Vosotros, pues, no procuréis qué tengáis de comer, o qué tengáis de beber; ni andéis elevados.
Cuando ya brotan, viéndolos, de vosotros mismos entendéis que el verano está ya cerca.
Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se haga pan.
Y enrollando el libro, lo dio al ministro y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Y él dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.
Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me des por excusado.
El entonces dijo: No, padre Abraham; mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se enmendarán.
Y les dice: No toméis nada para el camino, ni báculo, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni tengáis dos vestidos.
Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido.
Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
Mas el padre dijo a sus siervos: Sacad el principal vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y zapatos en sus pies.
Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados?
Y los envió a que predicaran el Reino de Dios, y que sanaran a los enfermos.
Para que después que haya puesto el fundamento, y no pueda acabarla, todos los que lo vieren, no comiencen a hacer burla de él,
y envió a Jesús, diciendo: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?
Y el siervo de un centurión, al cual tenía él en estima, estaba enfermo y a punto de morir.
Y vino por el Espíritu al templo. Y cuando sus padres trajeron al niño Jesús al Templo, para hacer por él conforme a la costumbre de la ley.
No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis en el camino.
Y saliendo él a tierra, le vino al encuentro de la ciudad un hombre que tenía demonios ya de mucho tiempo; y no vestía vestido, ni estaba en casa, sino por los sepulcros.
Y prendiéndole le trajeron, y le metieron en casa del príncipe de los sacerdotes. Y Pedro le seguía de lejos.
El cual, cuando vio a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.
Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no criaron.
mas el día que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y destruyó a todos.
Y he aquí unos hombres, que traían sobre un lecho un hombre que estaba paralítico; y buscaban por dónde meterle, y ponerle delante de él.
Y todo el pueblo oyéndole, y los publicanos, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de Juan.
En aquel día, el que estuviere en el terrado, y sus alhajas en casa, no descienda a tomarlas; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás.
y os dirá: Os digo que no os conozco de dónde seáis; apartaos de mí todos los obreros de iniquidad.
Y aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis pues; de más estima sois que muchos pajarillos.
El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen mi palabra, y la hacen.
que fue de Joana, que fue de Resa, que fue de Zorobabel, que fue de Salatiel,
y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle.
Y acercándose a él, le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y despertado él, increpó al viento y a la furia del agua; y cesaron, y fue hecha grande bonanza.
diciendo: Maestro, Moisés nos escribió: Si el hermano de alguno muriere teniendo mujer, y muriere sin hijos, que su hermano tome la mujer, y levante simiente a su hermano.
diciendo: Id a la aldea de enfrente; en la cual cuando entrareis, hallaréis un pollino atado, en el que ningún hombre se ha sentado jamás; desatadlo, y traedlo.
Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fue limpio, sino Naamán el sirio.
Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste;
Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice al paralítico): A ti digo, levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
que fue de Melea, que fue de Mainán, que fue de Matata, que fue de Natán,
Cualquiera que procurare salvar su alma, la perderá; y cualquiera que la perdiere, la vivificará.
que fue de Matatías, que fue de Amós, que fue de Nahum, que fue de Esli,
Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad.
Y en cualquier ciudad donde entréis, y os recibieren, comed lo que os pusieren delante;
Y vio dos barcos que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellos, lavaban sus redes.
Mas él respondiendo, dijo al padre: He aquí tantos años te sirvo, no habiendo traspasado jamás tu mandamiento, y nunca me has dado un cabrito para hacer banquete con mis amigos;
Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas;
Mas ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre cubierto de vestidos delicados? He aquí, los que están en vestido precioso, y viven en delicias, en los palacios de los reyes están.
pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda.
Y vosotros sois testigos de estas cosas.
Y los escribas y los fariseos murmuraban contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?
que fue de Matat, que fue de Leví, que fue de Melqui, que fue de Jana, que fue de José,
Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, habiendo trabajado toda la noche, nada hemos tomado; mas en tu palabra echaré la red.
Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi ángel delante de tu faz, El cual aparejará tu camino delante de ti.
E hizo Leví gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros, los cuales estaban a la mesa con ellos.
Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, cierto el Reino de Dios ha llegado a vosotros.
Y respondiendo, le dicen: ¿Dónde, Señor? Y él les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allá se juntarán también las águilas.
Pero mientras ellos navegaban, él se durmió. Y sobrevino una tempestad de viento en el lago; y se anegaban de agua, y peligraban.
Y respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun tú temes a Dios, estando en la misma condenación?
Otra parte cayó entre las espinas; y naciendo las espinas juntamente, la ahogaron.
En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.
Y dice el Señor: ¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes?
¿O cuál rey, teniendo que ir a hacer guerra contra otro rey, sentándose primero no consulta si puede salir al encuentro con diez mil al que viene contra él con veinte mil?
(Porque mandaba al espíritu inmundo que saliera del hombre, porque ya de mucho tiempo le arrebataba; y le guardaban preso con cadenas y grillos; mas rompiendo las prisiones, era agitado del demonio por los desiertos.)
Entonces algunos de los fariseos de la multitud, le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
que fue de Nagai, que fue de Maat, que fue de Matatías, que fue de Semei, que fue de José, que fue de Judá,
Y no hallando por donde meterle a causa de la multitud, se subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, en medio, delante de Jesús;
Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué pensáis en vuestros corazones?
Y enseñaba de día en el Templo; y de noche saliendo, se estaba en el monte que se llama de las Olivas.
mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus vestidos sobre el pollino, subieron a Jesús encima.
Y viniendo ellos a Jesús, le rogaron con diligencia, diciéndole: Porque es digno de concederle esto;
Y cuando oyó hablar de JESÚS, envió a él los ancianos de los judíos, rogándole que viniera y librara a su siervo.
¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que toca, es abierto.
La reina del austro se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación, y los condenará; porque vino de los fines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón; y he aquí más que Salomón en este lugar.
Y desatando ellos el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino?
que fue de Josué, que fue de Eliezer, que fue de Jorim, que fue de Matat,
Y les dijo: ¿Qué es de vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, diciendo los unos a los otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y al agua manda, y le obedecen?
Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de su casa, envió el centurión amigos a él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado;
Y tomó espanto a todos, y glorificaban a Dios; y fueron llenos de temor, diciendo: Hemos visto maravillas hoy.
Y entrado en uno de estos barcos, el cual era de Simón, le rogó que lo desviara de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde el barco a la multitud.
(El cual había sido echado en la cárcel por una sedición hecha en la ciudad, y una muerte.)
Mas ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? También os digo, y aun más que profeta.
que fue de Leví, que fue de Simeón, que fue de Judá, que fue de José, que fue de Jonán, que fue de Eliaquim,
Y después que le hubieren azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará.
y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole sobre su cabalgadura, le llevó a un mesón, y lo curó.
que fue de Aminadab, que fue de Aram, que fue de Esrom, que fue de Fares,
que fue de Neri, que fue de Melqui, que fue de Adi, que fue de Cosam, que fue de Elmodam, que fue de Er,
Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.
Y saliendo, rodeaban por todas las aldeas, anunciando el Evangelio, y sanando por todas partes.
Y él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha matado el becerro grueso, por haberle recibido salvo.
Y todos los que no os recibieren, saliéndoos de aquella ciudad, aun el polvo sacudid de vuestros pies en testimonio contra ellos.
Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
De otra manera, cuando aun el otro está lejos, le ruega por la paz, enviándole embajada.
me ha parecido también a mí, después de haber entendido todas las cosas desde el principio con diligencia, escribírtelas por orden, oh buen Teófilo,
Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Qué nombre tienes? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él.
Y diciendo: Si tú eres el Rey de los Judíos, sálvate a ti mismo.
Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.
por lo cual ni aun me tuve por digno de venir a ti; mas di la palabra, y mi siervo será sano.
Y dijo Herodes: A Juan yo degollé: ¿quién pues será éste, de quien yo oigo tales cosas? Y procuraba verle.
Y el niño crecía, y era confortado del Espíritu; y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a Israel.
Y aconteció que acercándose él a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando;
Ahora despides, Señor, a tu siervo, Conforme a tu palabra, en paz;
Porque como Jonás fue señal a los ninivitas, así también será el Hijo del hombre a esta generación.
Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y hay primeros que serán postreros.
que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.
El entonces le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y llamó a muchos.
Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra será dejada.
diciendo: Es necesario que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y sea desechado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día.
Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías;
Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre.
Y los que iban delante, le reñían que callara; mas él clamaba mucho más: Hijo de David, ten misericordia de mí.
Pero es necesario que hoy, y mañana, y pasado mañana camine; porque no es posible que profeta muera fuera de Jerusalén.
Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando viereis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, y a todos los profetas en el Reino de Dios, y vosotros ser echados fuera.
Y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él.
Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual el señor pondrá sobre su familia, para que a tiempo les dé su ración?
He aquí, os es dejada vuestra Casa desierta; y os digo que no me veréis hasta que venga tiempo cuando digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.
Y yo os digo: Haceos amigos con las riquezas de maldad, para que cuando éstas falten, seáis recibidos en las moradas eternas.
Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo había sido conocido de ellos en el partir el pan.
Y los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas; y llamó Juan a dos de sus discípulos,
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Me volveré a mi casa de donde salí.
Y les dijo: En gran manera he deseado comer con vosotros este cordero de la pascua antes que padezca;
que fue de Judá, que fue de Jacob, que fue de Isaac, que fue de Abraham, que fue de Taré, que fue de Nacor,
diciendo: Había un juez en una ciudad, el cual ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
Y como fue de día, llamó a sus discípulos, y escogió doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:
Y él vino por toda la tierra alrededor del Jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para la remisión de pecados;
Y observando cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió una parábola a los convidados, diciéndoles:
Y comenzó a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, y la arrendó a labradores, y se ausentó por mucho tiempo.
El discípulo no es sobre su maestro; mas cualquiera que fuere como el maestro, será perfecto.
Y otros: Elías ha aparecido; y otros: Algún profeta de los antiguos ha resucitado.
Y levantándose de la sinagoga, entró en casa de Simón; y la suegra de Simón estaba con una gran fiebre; y le rogaron por ella.
¿No se venden cinco pajarillos por dos blancas? Pues ni uno de ellos está olvidado de Dios.
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir en vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que puede Dios, aun de estas piedras, levantar hijos a Abraham.
Y aconteció que diciendo él estas cosas, una mujer de la multitud, levantando la voz, le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los pechos que mamaste.
Y aconteció que volviendo Jesús, le recibió la multitud; porque todos le esperaban.
Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te engendrará un hijo, y llamarás su nombre Juan.
Ninguno que enciende la lámpara lo cubre con vasija, o lo pone debajo de la cama; mas lo pone en un candelero, para que los que entren vean la luz.
Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, dad las nuevas a Juan de lo que habéis visto y oído: que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres es anunciado el Evangelio:
Y aconteció que bendiciéndolos, se fue de ellos; y era llevado arriba al cielo.
Y él dijo: A vosotros es dado conocer los misterios del Reino de Dios; mas a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.
Dijo pues: Un hombre noble se fue a una provincia lejos, para tomar para sí un reino, y volver.
El fariseo, en pie, oraba consigo de esta manera: Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
Y tomando el vaso, habiendo dado gracias, dijo: Tomad esto, y partidlo entre vosotros;
¿Y Dios no vengará a sus escogidos, que claman a él día y noche, aunque sea longánime acerca de ellos?
Y murmuraban los fariseos y los escribas, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
Y él les refirió esta parábola, diciendo:
Dos hombres subieron al Templo a orar: el uno fariseo, el otro publicano.
Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y perseguirán, entre-gándoos a las sinagogas y a las cárceles, siendo llevados a los reyes y a los gobernadores por causa de mi nombre.
Todas las cosas me son entregadas de mi Padre; y nadie sabe quién sea el Hijo sino el Padre; ni quién sea el Padre, sino el Hijo, y a quien el Hijo lo quisiere revelar.
Y vinieron a él su madre y hermanos; y no podían llegar a él por causa de la multitud.
Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.
Y repentinamente hubo con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, que alababan a Dios, y decían:
Y respondiendo Jesús, le dijo: Vete detrás de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor Dios tuyo adorarás, y a él solo servirás.
a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la Casa de David; y el nombre de la virgen era María.
Y dijo: Te ruego pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre;
Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salud,
Y levantándose, vino a su padre. Y como aún estuviera lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.
Y le fue dado el libro del profeta Isaías; y cuando abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
Porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado.
Y les decía una parábola: ¿Puede el ciego guiar al ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?
Y eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás que estaban con ellas, las que dijeron estas cosas a los apóstoles.
El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
Y vendrán otros del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.
y he aquí un varón llamado Zaqueo, el cual era el principal de los publicanos, y era rico;
¿Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra?, o, si pescado, ¿en lugar de pescado, le dará una serpiente?
Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas al que se perdona poco, poco ama.
Y no creyéndolo aún ellos de gozo, y maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
Vosotros pues también, estad apercibidos; porque a la hora que no pensáis, el Hijo del hombre vendrá.
Y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en una nube con potestad y gran gloria.
Porque ¿qué aprovecha al hombre, si ganare todo el mundo, habiéndose destruido a sí mismo, o habiendo sido perdido?
Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos de mal.
Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y soy enviado a hablarte, y a darte este evangelio.
Y alabó el señor al mayordomo malo por haber hecho discretamente; porque los hijos de este siglo son en su generación más prudentes que los hijos de luz.
y el de dentro respondiendo, dijere: No me seas molesto; la puerta está ya cerrada, y mis niños están conmigo en la cama; no puedo levantarme, y darte.
lumbre para ser revelada a los gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel.
¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara (así) en su gloria?
O aquellos dieciocho, sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que ellos fueron más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén?
y Juana, mujer de Chuza, procurador de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus haciendas.
Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, y tus discípulos comen y beben?
Y él le dice: Está bien, buen siervo; pues que en lo poco has sido fiel, tendrás potestad sobre diez ciudades.
Y la que en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y llevan fruto en paciencia.
Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque han padecido tales cosas, hayan sido más pecadores que todos los Galileos?
Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas.
No he venido a llamar justos, sino pecadores al arrepentimiento.
Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, que hubo una gran hambre en toda la tierra;
Y estando detrás a sus pies, comenzó llorando a regar con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía con el ungüento.
Y los de sobre la piedra, son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; mas éstos no tienen raíces; que a tiempo creen, y en el tiempo de la tentación se apartan.
Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día se volviere a ti, diciendo, me arrepiento; tú le perdonarás.
porque tengo cinco hermanos; para que les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
Por tanto, la sabiduría de Dios también dijo: Enviaré a ellos profetas y apóstoles; y de ellos a unos matarán y a otros perseguirán;
Y aconteció, que llegando cerca de Betfagé, y de Betania, al monte que se llama de las Olivas, envió dos de sus discípulos,
Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.
que aparecieron en majestad, y hablaban de su salida, la cual había de cumplir en Jerusalén.
por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto el amanecer,
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.
Y he aquí el ángel del Señor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor.
Yo pues os ordeno el Reino, como mi Padre me lo ordenó a mí,
Y vueltas, aparejaron drogas aromáticas y ungüentos; y reposaron el sábado, conforme al mandamiento.
Y a la verdad el Hijo del hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por el cual es entregado!
Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor.
Entonces uno de ellos, como se vio que estaba limpio, volvió, glorificando a Dios a gran voz;
Y viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma, como hizo Elías?
Y aconteció un día, que enseñando él al pueblo en el Templo, y anunciando el Evangelio, llegaron los príncipes de los sacerdotes y los escribas, con los ancianos;
Y le dijo Dios: Necio, esta noche vuelven a pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será?
para que comáis y bebáis en mi mesa en mi Reino, y os sentéis sobre tronos juzgando a las doce tribus de Israel.
A los hambrientos colmó de bienes; y a los ricos envió vacíos.
Y les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.
porque no pueden ya más morir; porque son iguales a los ángeles; y son hijos de Dios, cuando son hijos de la resurrección.
Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, cuando entendió que estaba a la mesa en casa de aquel fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
Lo cual viendo Simón Pedro, se derribó de rodillas a Jesús, diciendo: Apartate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
Con todo eso, he aquí la mano del que me entrega, conmigo en la mesa.
Y aconteció, que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías.
Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste es puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel; y para señal a la que será contradicho;
Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce;
Y aconteció, que después de tres días le hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles.
Pero esto sabed, que si supiera el padre de familia a qué hora había de venir el ladrón, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.
Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.
Y les decía también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo; pues si lo hace, rompe el nuevo, y el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo.
Y la que cayó entre las espinas, éstos son los que oyeron; mas yéndose, son ahogados de los cuidados y de las riquezas y de los pasatiempos de la vida, y no llevan fruto a perfección.
Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
mas los que son tenidos por dignos de aquel siglo y de la resurrección de los muertos, ni se casan, ni son dados en casamiento;
¿Y quién de vosotros tiene un siervo que ara o apacienta, que vuelto del campo le diga luego: Pasa, siéntate a la mesa?
(y una espada traspasará tu misma alma), para que sean manifestados los pensamientos de muchos corazones.
Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.
Y Jesús, oído esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Y el Señor le dijo: Ahora vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato; mas lo que está dentro de vosotros está lleno de rapiña y de maldad.
Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte la nación, y que veda dar tributo a César, diciendo que él es Cristo, un Rey.
Y le preguntaron también los soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No oprimáis, ni acuseis falsamente a nadie; y estad contentos con vuestros salarios.
El entonces dijo: Mirad, no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy; y, el tiempo está cerca; por tanto, no vayáis en pos de ellos.
Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio sólo los lienzos allí echados; y se fue maravillado entre sí de lo que había sucedido.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y son dados en casamiento;
Y Pilato dijo a los príncipes de los sacerdotes, y a la multitud: Ninguna culpa hallo en este hombre.
Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diréis a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecerá.
Os digo, que aunque no se levante a darle por ser su amigo, sin embargo, por su importunidad se levantará, y le dará todo lo que necesite.
¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros! Porque así hacían sus padres a los falsos profetas.
Os digo que éste descendió a su casa más justificado que el otro; porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será ensalzado.
que fue de David, que fue de Jessé, que fue de Obed, que fue de Booz, que fue de Salmón, que fue de Naasón,
Y acechándole enviaron espías que simularan ser justos, para sorprenderle en palabras, para que le entregaran al principado y a la potestad del gobernador.
Y oían también todas estas cosas los fariseos, los cuales eran avaros, y se burlaban de él.
Y le seguía una grande multitud del pueblo, y de mujeres, las cuales le lloraban y lamentaban.
Y cuando os trajeren a las sinagogas, y a los magistrados y potestades, no estéis solícitos cómo o qué hayáis de responder, o qué habréis de decir;
Y cuando fue de día, se juntaron los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y le trajeron a su concilio,
diciendo: ¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en lo altísimo!
Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido.
Porque no es buen árbol el que hace malos frutos; ni árbol malo el que hace buen fruto.
Y aconteció al día siguiente, apartándose ellos del monte, gran multitud les salió al encuentro.
Y oyó Herodes el tetrarca todas las cosas que hacía; y estaba en duda, porque decían algunos: Juan ha resucitado de los muertos;
¡Ay de vosotros, doctores de la ley! Que os tomasteis la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban impedisteis.
Mas él se apartaba a los desiertos, y oraba.
Y dijo esta parábola: Tenía uno una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló.
y vosotros semejantes a hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere, y tocare, luego le abran.
Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.
porque han visto mis ojos tu Salud,
Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo él, dijo: Tú lo dices.
Y el pueblo estaba mirando; y se burlaban de él los príncipes con ellos, diciendo: A otros hizo salvos; sálvese a sí, si éste es el Cristo, el escogido de Dios.
Y le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo.
Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no te sigue con nosotros.
Y he aquí, Elisabet tu parienta, también ella ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes para ella que era llamada la estéril;
Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
diciendo: ¡Oh si también tú conocieras, a lo menos en este tu día, lo que toca a tu paz! Mas ahora está encubierto a tus ojos.
Cuando cesó de hablar, dijo a Simón: Tira a alta mar, y echad vuestras redes para pescar.
Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada.
Y aconteció que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores dijeron los unos a los otros: Pasemos pues hasta Belén, y veamos esto que ha acontecido, y el Señor nos ha mostrado.
Y él respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.
Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago sanidades hoy y mañana, y al tercer día soy perfeccionado.
Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí es entregada, y a quien quiero la doy;
que fue de Serug, que fue de Ragau, que fue de Peleg, que fue de Heber,
Y siendo ya de día salió, y se fue a un lugar desierto; y el pueblo le buscaba, y vinieron hasta él; y le detenían para que no se apartara de ellos.
por cuarenta días, y era tentado del diablo. Y no comió nada en aquellos días; los cuales pasados, después tuvo hambre.
Mirad pues cómo oís; porque a cualquiera que tuviere, le será dado; y a cualquiera que no tuviere, aun lo que parece tener le será quitado.
pero sólo una cosa es necesaria; y María escogió la buena parte, la cual no le será quitada.
Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene dónde recline la cabeza.
y era viuda hacía ochenta y cuatro años, que no se apartaba del Templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
Estando él aún hablando, he aquí una multitud; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos; y llegó a Jesús para besarle.
su aventador está en su mano, y limpiará su era, y juntará el trigo en su alfolí, y la paja quemará en fuego que nunca se apagará.
Y aconteció también en otro sábado, que él entró en la sinagoga y enseñó; y estaba allí un hombre que tenía la mano derecha seca.
Y decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y es así.
Pero ellos nada de estas cosas entendían, y esta palabra les era encubierta, y no sabían lo que decía.
Asimismo también como fue en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;
y asimismo a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora tomarás hombres.
Porque éstos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.
Y he aquí una mujer que tenía espíritu de enfermedad hacía dieciocho años, y andaba agobiada, que en ninguna manera se podía enderezar.
Y el Señor le dijo: Porque hoy ha sido hecha salud a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.
Y los príncipes de los sacerdotes y los escribas procuraban cómo matarle; mas tenían miedo del pueblo.
Y cuando cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
Entonces él les dijo: Los reyes de los gentiles se enseñorean de ellos; y los que sobre ellos tienen potestad, son llamados bienhechores;
Y a esta hija de Abraham, que he aquí Satanás la había ligado dieciocho años, ¿no conviene desatarla de esta ligadura en día de sábado?
que fue de Sala, que fue de Cainán, que fue de Arfaxad, que fue de Sem, que fue de Noé, que fue de Lamec,
Pero cuando oyereis guerras y sediciones, no os espantéis; porque es necesario que estas cosas sean hechas primero; mas aún no será el fin.
Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo como lo vio, dio a Dios alabanza.
Y poniéndose el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, los traían a él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
Escarnecían de él también los soldados, acercándose y presentándole vinagre,
Porque cualquiera que quisiere salvar su alma, la perderá; y cualquiera que perdiere su alma por causa de mí, éste la salvará.
Y él se apartó de ellos como a un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,
Mas Herodes con su corte le menospreció, y escarneció, vistiéndole de una ropa rica; y le volvió a enviar a Pilato.
Pero respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, cuidadosa estás, y con las muchas cosas estás turbada;
Y respondiendo a ellos dijo: ¿El asno o el buey de cuál de vosotros caerá en algún pozo, y no lo sacará luego en día de sábado?
para hacer misericordia con nuestros padres, y acordándose de su santo testamento;
Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando; de cierto os digo, que él se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá.
Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque todos viven para él.
como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías que dice: Voz del que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor, Haced derechas sus sendas.
Uno que sembraba, salió a sembrar su simiente; y sembrando, una parte cayó junto al camino, y fue hollada; y las aves del cielo la comieron.
Y él dijo: El que usó con él de misericordia. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.
Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.
Y descendió con ellos, y vino a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.
Y aconteció, que estando sentado con ellos a la mesa, tomando el pan, bendijo, y partió, y les dio.
Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
y habrá grandes terremotos en cada lugar, y hambres, y pestilencias; y habrá prodigios y grandes señales del cielo.
porque yo os daré boca y sabiduría, a la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se os opondrán.
Y les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Simón Pedro, dijo: El Cristo de Dios.
mas desde ahora el Hijo del hombre se sentará a la diestra de la potencia de Dios.
y serás bienaventurado; porque no te pueden pagar; mas te será pagado en la resurrección de los justos.
mas era necesario hacer banquete y regocijarnos, porque éste tu hermano estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
No está aquí, mas ha resucitado; acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
Cuando el fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee.
y como tuvieran ellas temor, y bajaran el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.
Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos, los ciegos;
Mas a ellos les parecía como locura las palabras de ellas, y no las creyeron.
Pero de un bautismo me es necesario ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que sea cumplido!
Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos?
Y ésta tenía una hermana que se llamaba María, la cual sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho con ella grande misericordia, y se alegraron con ella.
Pues cuando vas al magistrado con tu adversario, procura en el camino librarte de él; para que no te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz.
Y entrando en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos,
Y les dice: Cualquiera que recibiere este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibiere a mí, recibe al que me envió; porque el que fuere el menor entre todos vosotros, éste será grande.
Porque os digo, que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el Reino de Dios venga.
Y le dijo Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué gracias tendréis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.
Mas él les dice: ¿Por qué estáis turbados, y suben pensamientos a vuestros corazones?
Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios. Mas él riñéndoles no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Cristo.
Y luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiera con él; y él entró y se sentó a la mesa.
Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora sobre todo esto, hoy es el tercer día que esto ha acontecido.
Y os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que vean el Reino de Dios.
Pero él mirándolos, dice: ¿Qué pues es lo que está escrito: La piedra que condenaron los edificadores, ésta fue por cabeza de esquina?
Y estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz,
Y vino una voz de la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a El oíd.
Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino sólo Dios.
Y ellos, después de haberle adorado, se volvieron a Jerusalén con gran gozo;
Y su hijo mayor estaba en el campo; el cual cuando vino, y llegó cerca de casa, oyó la sinfonía y las danzas;
Y dijo a otro: Sígueme. Y él dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.
Y tú, niño: profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor, para aparejar sus caminos;
Y además de todo esto, una gran sima está constituida entre nosotros y vosotros, que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar a nosotros.
Porque donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo; pues si tu ojo fuere sincero, también todo tu cuerpo será resplandeciente; mas si fuere malo, también tu cuerpo será tenebroso.
Me levantaré, e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y delante de ti;
Y todo aquel que dice palabra contra el Hijo del Hombre, hay perdón para él; mas al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.
Y otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al huésped, y le dijo: Cúralo; y todo lo que gastares de más, cuando yo vuelva te lo pagaré.
y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.
Pero él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Porque os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; mas el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él.
diciendo: Déjanos, ¿qué tenemos contigo Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.
Y no muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, partió lejos a una provincia apartada; y allí desperdició su hacienda viviendo perdidamente.
Mira pues, si la lumbre que en ti hay, es tinieblas.
Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él diciendo: Defiéndeme de mi adversario.
Y uno de ellos hirió al siervo del príncipe de los sacerdotes, y le quitó la oreja derecha.
¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y la viga que está en tu propio ojo no consideras?
porque os digo que no comeré más de él, hasta que sea cumplido en el Reino de Dios.
El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Y una mujer, que tenía flujo de sangre hacía ya doce años, la cual había gastado en médicos toda su hacienda, y por ninguno había podido ser curada,
Habiendo estado con vosotros cada día en el Templo, no extendisteis las manos contra mí; mas ésta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas.
Y enseñaba cada día en el Templo; mas los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los principales del pueblo procuraban matarle.
Entonces Pilato, convocando los príncipes de los sacerdotes, y los magistrados, y el pueblo,
Mas cuando vino éste tu hijo, que ha consumido tu sustento con rameras, has matado para él el becerro grueso.
Y respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no necesitan médico, sino los que están enfermos.
Y como vino a aquel lugar Jesús, mirando, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose en tu casa.
que sin temor librados de nuestros enemigos, le serviríamos
Y como vio esto el fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Este, si fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora.
Pero Marta se distraía en muchos servicios; y sobreviniendo, dice: Señor, ¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Dile pues, que me ayude.
desfalleciendo los hombres a causa del temor y expectación de las cosas que sobrevendrán a la redondez de la tierra; porque las virtudes de los cielos serán conmovidas.
ayuno lo de dos comidas cada sábado, doy diezmos de todo lo que poseo.
Y que los muertos hayan de resucitar, aun Moisés lo enseñó junto a la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob.
que devoran las casas de las viudas, poniendo por pretexto la larga oración; éstos recibirán mayor condenación.
Y los de junto al camino, éstos son los que oyen; y luego viene el diablo, y quita la palabra de su corazón, para que no se salven creyendo.
Porque cada árbol por su fruto es conocido; que no cogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de las zarzas.
desde la sangre de Abel, hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y la Casa; así os digo, será demandada de esta generación.
y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán sobre ti piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.
Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú, ve, y anuncia el Reino de Dios.
Y a cualquiera que te pidiere, da; y al que tomare lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.
Mas todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.
Y cuando fue de doce años, subieron ellos a Jerusalén conforme a la costumbre de la Fiesta.
Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, doctores de la ley! Que cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar; mas vosotros ni aun con un dedo tocáis las cargas.
Mas seréis entregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros.
Y le dijo uno: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
Y Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía mucho que deseaba verle; porque había oído de él muchas cosas, y tenía esperanza que le vería hacer alguna señal.
y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.
Y envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, aparejadnos el cordero de la pascua para que comamos.
Y viniendo también las mujeres que le habían seguido de Galilea, vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo.
Mas ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.
Y envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una ciudad de los samaritanos, para hacerle preparativos.
Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: Quita a éste, y suéltanos a Barrabás.
Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas hayan de comenzar a ser hechas?
Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; y ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos de su cabeza.
Mas cuando fueres llamado, ve, y siéntate en el postrer lugar; porque cuando viniere el que te llamó, te diga: Amigo, ven arriba; entonces tendrás gloria delante de los que juntamente se sientan a la mesa.
para que de esta generación sea demandada la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la fundación del mundo;
Os digo que aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado.
Y levantándose en la misma hora, tornáronse a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos.
Cuando fueres llamado de alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más honrado que tú esté por él convidado,
Y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola; mas temieron al pueblo.
Y estaban fuera de sí de su doctrina, porque su palabra era con potestad.
porque miró a la bajeza de su criada; Porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Entonces dio voces, diciendo: Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí.
Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían hiriendo sus pechos.
Y dijo al viñero: He aquí tres años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, ¿por qué ocupará aún la tierra?
Y un samaritano que transitaba, viniendo cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
Y cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor.
Y ésta, sobreviniendo en la misma hora, juntamente confesaba al Señor, y hablaba de él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
el cual, viendo la fe de ellos, le dice: hombre, tus pecados te son perdonados.
Entonces les dijo: Se levantarán gentiles contra gentiles, y reino contra reino;
porque éste mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a hacer banquete.
¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó entre ladrones?
Pues si en las malas riquezas no fuisteis fieles. ¿Quién os confiará lo verdadero?
Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois;
Salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron;
Poned vosotros en vuestros oídos estas palabras; porque ha de acontecer que el Hijo del hombre será entregado en manos de hombres.
Y él les dijo: He aquí cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare,
Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César; y lo que es de Dios, a Dios.
Pero de lo que os resta, dad limosna \'
Mas si el tal siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a herir a los siervos y a las criadas, y a comer y a beber y a embriagarse;
Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor.
vendrá el señor de aquel siervo el día que él no espera, y a la hora que él no sabe, y le apartará, y pondrá su parte con los infieles.
Y esto os será por señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.
Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Pero sus ciudadanos le aborrecían, y enviaron tras de él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.
Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho; más a él no le vieron.
Y aconteció, que apartándose ellos de él, Pedro dice a Jesús: Maestro, bien es que nos quedemos aquí; y hagamos tres tabernáculos: uno para ti, y uno para Moisés, y uno para Elías; no sabiendo lo que decía.
Semejante es al hombre que edifica una casa, el cual cavó y ahondó, y puso el fundamento sobre piedra; y cuando vino una avenida, el río dio con ímpetu en aquella casa, mas no la pudo menear, porque estaba fundada sobre piedra.
De cierto os digo, que cualquiera que no recibiere el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Y respondiendo el uno, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Tú solo peregrino eres en Jerusalén, y no has sabido las cosas que en ella han acontecido estos días?
siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
les dijo: Me habéis presentado a éste por hombre que desvía al pueblo; y he aquí, preguntando yo delante de vosotros, no he hallado culpa alguna en este hombre de aquellas de que le acusáis.
Y dijo el Señor: Oíd lo que dice el juez injusto.
Y quitado, lo envolvió en una sábana, y le puso en un sepulcro que era labrado de piedra, en el cual ninguno aún había sido puesto.
Y aconteció que yendo en comunión entre sí, y preguntándose el uno al otro, el mismo Jesús se llegó, e iba con ellos juntamente.
porque todos éstos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios; mas ésta de su pobreza echó todo el sustento que tenía.
Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento.
Y había también sobre él un título escrito con letras griegas, y romanas, y hebraicas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
Y asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de lado.
Y si prestaréis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracias tendréis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.
Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan, ni bebía vino, y decís: Demonio tiene.
porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.
El entonces respondiendo, le dijo: Señor, déjala aún este año, hasta que la excave, y la abone.
¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, deja, echaré fuera la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga, que está en tu ojo? Hipócrita, echa primero fuera de tu ojo la viga, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.
y fue, y habló con los príncipes de los sacerdotes, y con los capitanes, de cómo se lo entregaría.
Y hubo espanto en todos, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen?
Nadie pone en oculto la lámpara encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la lumbre.
Guardaos de los escribas, que quieren andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas;
Y dijeron todos: ¿Luego tú eres Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros lo decís que YO SOY.
Y cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza;
y sanad los enfermos que en ella hubiere, y decidles: Se ha llegado a vosotros el Reino de Dios.
y viniendo a casa, junta a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: Regocijad conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.
Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y cuando despertaron, vieron su majestad, y a aquellos dos varones que estaban con él.
Y ninguno que bebiere del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.
y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me pertenece; y les repartió su sustento.
todavía, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, porque al fin no venga y me muela.
Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó.
Y fueron hechos amigos entre sí Pilato y Herodes en el mismo día; porque antes eran enemigos entre sí.
que fue de Matusalén, que fue de Enoc, que fue de Jared, que fue de Mahalaleel,
Diciéndoles: Escrito está: Mi Casa, Casa de oración es; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
En la resurrección, pues, ¿mujer de cuál de ellos será? Porque los siete la tuvieron por mujer.
¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Que si en Tiro y en Sidón hubieran sido hechas las virtudes que se han hecho en vosotras, hace ya días que, sentados en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido.
Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, y que dan voces los unos a los otros, y dicen: Os tañimos con flautas, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis.
Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él dice: Di, Maestro.
Porque vendrán días sobre ti, que tus enemigos te cercarán con baluarte, y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho,
Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras, y las hace, os enseñaré a quién es semejante:
Y a ella dijo: Los pecados te son perdonados.
Y fue y se llegó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentara los puercos.
Mas un pelo de vuestra cabeza no perecerá.
Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.
Y corriendo delante, se subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.
Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,
Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.
Y procuraba ver quién era Jesús; mas no podía a causa de la multitud, porque era pequeño de estatura.
Y cuando una criada le vio que estaba sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: Y éste con él estaba.
Mas llamados diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo.
Yo sé lo que haré para que cuando fuere quitado de la mayordomía, me reciban en sus casas.
Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, y los hallare así, bienaventurados son los tales siervos.
Y Jesús le increpó, diciendo: Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno.
Y dijo: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su tierra.
Te digo que no saldrás de allá, hasta que hayas pagado hasta el último centavo.
Y Jesús dijo a los que habían venido a él, a los príncipes de los sacerdotes, y a los capitanes del Templo, y a los ancianos: ¿Cómo a ladrón habéis salido con espadas y con bastones?
Y él dijo: Confía hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.
Mas los fariseos y los sabios de la ley, desecharon el consejo de Dios contra sí mismos, no siendo bautizados de él.
Y puso las manos sobre ella; y luego se enderezó, y glorificaba a Dios.
y decid al padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde tengo de comer el cordero de la pascua con mis discípulos?
Y todos estaban fuera de sí de la grandeza de Dios. Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:
Y viendo los que estaban con él lo que había de acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada?
Y él dijo: Cien batos de aceite. Y le dijo: Toma tu obligación, y siéntate presto, y escribe cincuenta.
Entonces los que estuvieren en Judea, huyan a los montes; y los que estuvieren en medio de ella, váyanse; y los que en las otras regiones, no entren en ella.
Cualquiera que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre el que la piedra cayere, le desmenuzará.
Y respondiendo Jesús, habló a los doctores de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en sábado?
Y les dijo: ¿Qué pláticas son éstas que tratáis entre vosotros andando, y estáis tristes?
Porque he aquí, cuando llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Poned pues en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder;
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera el vino nuevo romperá los odres, y el vino se derramará, y los odres se perderán.
Y él les dijo: ¿Podéis hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?
diciendo: ¿Eres tú el Cristo? Dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no creeríais;
Y he aquí un varón, llamado Jairo, y que era príncipe de la sinagoga, vino, y cayendo a los pies de Jesús, le rogaba que entrara en su casa;
Entonces él os mostrará un gran cenáculo aderezado; aparejad allí.
Y estando él hablando esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor entrando ellos en la nube.
y nos alzó el cuerno de salud en la Casa de David su siervo,
Y cuando llegaron ya cerca de la bajada del monte de las Olivas, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto,