Most Popular Bible Verses in Mateo

Mateo Rank:

18

Entrad por la puerta estrecha: porque el camino que lleva a perdición es ancho y espacioso; y los que van por él, son muchos.

19

Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que toca, se le abre.

31

Y Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara; y Fares engendró a Esrom; y Esrom engendró a Aram.

40

Porque es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.

41

Y Aram engendró a Aminadab; y Aminadab engendró a Naasón; y Naasón engendró a Salmón.

48

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé al varón prudente, que edificó su casa sobre la peña;

51

Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

56

Y viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?

57

Entonces el Reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

59

Mas los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.

62

Oísteis que fue dicho a los antiguos: No cometerás homicidio; y cualquiera que cometiere homicidio, será culpado del juicio.

68

Y he aquí, uno acercándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?

71

Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado de él.

72

Y Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la transmigración de Babilonia.

78

Luego Jesús hizo a sus discípulos entrar en un barco, e ir delante de él al otro lado del lago, entre tanto que él despedía a la multitud.

84

Y Asa engendró a Josafat; y Josafat engendró a Joram; y Joram engendró a Uzías.

85

Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo;

94

Maestro, ¿cuál es el Mandamiento Grande en la ley?

98

¿Y si le pidiere un pez, le dará una serpiente?

99

Y Ezequías engendró a Manasés; y Manasés engendró a Amón; y Amón engendró a Josías.

100

Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y fue restituida sana como la otra.

101

Y después de seis días, Jesús toma a Pedro, y a Jacobo, y a Juan su hermano, y los lleva aparte a un monte alto;

104

Porque también yo soy hombre bajo potestad, y tengo debajo de mi potestad soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.

110

Y oyendo esto el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él.

114

En aquel tiempo se llegaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el Reino de los cielos?

115

Y como se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de las Olivas, entonces Jesús envió dos discípulos,

119

Entonces salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán;

122

Porque el Reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.

124

Y Uzías engendró a Jotam; y Jotam engendró a Acaz; y Acaz engendró a Ezequías.

125

Le dice el joven: Todo esto guardé desde mi juventud; ¿qué más me falta?

127

Por tanto, si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene algo contra ti,

132

Y aquel día, saliendo Jesús de casa, se sentó junto al mar.

134

Entonces dice a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.

135

Y a ti daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

136

Y partidos ellos, he aquí el ángel del Señor aparece en sueños a José, diciendo: Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te lo diga; porque ha de acontecer, que Herodes buscará al niño para matarlo.

138

También, el Reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.

141

Y Azor engendró a Sadoc; y Sadoc engendró a Aquim; y Aquim engendró a Eliud.

142

Y salido Jesús, se iba del Templo; y se acercaron sus discípulos, para mostrarle los edificios del Templo.

143

Y respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:

145

Entonces los fariseos, oyendo que había cerrado la boca a los saduceos, se juntaron a una.

148

Entonces se llegaron a él los fariseos, tentándolo, y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?

149

En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en día de sábado; y sus discípulos tenían hambre, y comenzaron a coger espigas, y a comer.

154

Y andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, que es llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

155

Entonces habló Jesús a la multitud y a sus discípulos,

158

Y entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,

159

Y Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento?

160

Por sus frutos los conoceréis. ¿Se cogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?

163

Y respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí;

165

Y saliendo Jesús de allí, se fue a las partes de Tiro y de Sidón.

166

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre sacamos demonios, y en tu nombre hicimos muchas grandezas?

168

Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

171

Y Eliud engendró a Eleazar; y Eleazar engendró a Matán; y Matán engendró a Jacob.

174

Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dice a los discípulos: Sentaos aquí, hasta que vaya allí y ore.

175

Entonces llegaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:

179

De cierto os digo que todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo.

185

El les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy?

188

Y viendo esto los fariseos, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?

194

Generación de víboras, ¿cómo podéis hablar bien, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

199

Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que tomándolo un hombre lo sembró en su campo;

203

Y ¿por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu ojo?

204

Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

206

De manera que cualquiera que desatare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el Reino de los cielos; mas cualquiera que los hiciere y los enseñare, éste será llamado grande en el Reino de los cielos.

209

Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No te perjurarás; mas pagarás al Señor tus juramentos.

211

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al Reino de los cielos se da vida; y los valientes lo arrebatan.

213

Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña; y la cercó de vallado, y cavó en ella un lagar, y edificó una torre, y la dio a renta a labradores, y se fue lejos.

216

Cuando llegó la tarde del día, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también había sido discípulo de Jesús.

217

Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el Reino de los cielos delante de los hombres; que ni vosotros entráis, ni a los que están entrando dejáis entrar.

220

Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiera las manos sobre ellos, y orara; y los discípulos les riñeron.

222

Entonces Jesús le dice: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomaren espada, a espada perecerán.

224

Otra vez le pasó el diablo a un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y su gloria,

226

Así que, si os dijeren: He aquí en el desierto está, no salgáis; he aquí en las cámaras, no creáis.

228

Abraham engendró a Isaac; e Isaac engendró a Jacob; y Jacob engendró a Judá y a sus hermanos.

230

No está aquí; porque ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.

231

Y he aquí, el velo del Templo se rompió en dos, de alto a bajo; y la tierra tembló, y las piedras se hendieron;

232

Pero, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.

237

Y viendo él muchos de los fariseos y de los saduceos, que venían a su bautismo, les decía: Generación de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que vendrá?

238

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad.

240

Y aconteció que estando él sentado a la mesa en su casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.

242

¿No entendéis todavía que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la letrina?

243

Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para ti para comer la Pascua?

247

Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en un barco a un lugar desierto, apartado; y cuando la multitud lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.

253

Porque hay castrados que nacieron así del vientre de su madre; y hay castrados, que son hechos por los hombres; y hay castrados que se castraron a sí mismos por causa del Reino de los cielos; el que pueda tomar eso, tómelo.

256

Mas oyendo Jesús que Juan estaba preso, se volvió a Galilea;

257

Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu mano derecha, y el otro a tu izquierda, en tu Reino.

258

Y aconteció que acabando Jesús estas palabras, se pasó de Galilea, y vino a los términos de Judea, pasado el Jordán.

259

Y cuando fue la tarde del día, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y el tiempo es ya pasado; despide la multitud, para que se vayan por las aldeas, y compren para sí de comer.

260

Y cuando él llegó a la otra ribera, a la provincia de los gadarenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, que nadie podía pasar por aquel camino.

261

Entonces Jesús llamándolos, dijo: Ya sabéis que los príncipes de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad.

263

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que el rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos.

265

Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si tú eres, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

266

Porque todos los profetas y la ley hasta Juan profetizaron.

267

Del árbol de la higuera aprended la comparación: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca.

269

Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos,

273

Mas vosotros, no queráis ser llamados Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo; y todos vosotros sois hermanos.

276

Y entrando él en un barco, sus discípulos le siguieron.

280

Mas sabiéndolo Jesús, se apartó de allí; y le siguieron grandes multitudes, y sanaba a todos.

283

Ni se enciende la lámpara y se pone debajo de un almud, sino en el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.

285

Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

287

Y siendo despertado José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.

288

para que se cumpliera lo que estaba dicho por el profeta Isaías, que dijo:

289

Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijeran que él era Jesús, el Cristo.

293

Y él les encargaba rigurosamente que no le descubrieran;

295

y no penséis decir dentro de vosotros: a Abraham tenemos por padre; porque yo os digo, que puede Dios despertar hijos a Abraham aun de estas piedras.

296

por tanto, te convenía dar mi dinero a los banqueros, y viniendo yo, hubiera recibido lo que es mío con logro.

299

Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creiste te sea hecho. Y su criado fue sano en la misma hora.

301

Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís; ¿podéis beber el vaso que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dicen: Podemos.

304

Y ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:

305

Quitadle pues el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.

306

Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿O sediento, y te dimos de beber?

307

Mas a éste, no pudiendo pagar, mandó su señor venderle, y a su mujer e hijos, con todo lo que tenía, y pagar.

309

No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol podrido llevar frutos buenos.

311

y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le burlaban, diciendo: ¡Hallas gozo, rey de los Judíos!

313

para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te pagará en público.

314

Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y se pierden los odres; mas echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conserva juntamente.

317

y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y de Neftalí:

322

Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.

323

Y él les dice: A la verdad mi vaso beberéis, y del bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; mas el sentaros a mi mano derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a los que está aparejado por mi Padre.

324

Y vino a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así no habéis podido velar conmigo una hora?

325

Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la Palabra, y el que lleva el fruto; y produce uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta por uno.

328

Y Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reprenderle, diciendo: Señor, lejos sea de ti; en ninguna manera esto te acontezca.

329

Y nadie echa remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque el tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.

331

Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.

333

Entonces Herodes, llamando en secreto a los sabios, entendió de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;

336

y enviándolos a Belén, dijo: Andad allá, y preguntad con diligencia por el niño; y después que le hallaréis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.

339

porque decía entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré libre.

340

Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba el niño.

341

Y después que le hubieron escarnecido, le desnudaron el manto, y le vistieron de sus vestidos, y le llevaron para colgarle en el madero.

342

Mas Juan lo resistía mucho, diciendo: Yo necesito ser bautizado de ti, ¿y tú vienes a mí?

343

El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces pensaron entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le creisteis?

344

De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta los siete.

345

Y respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os preguntaré una palabra, la cual si me dijereis, también yo os diré con qué autoridad hago esto.

346

y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la peña.

347

Y los que comieron fueron como cinco mil varones, sin contar las mujeres y los niños.

348

Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.

349

Y saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.

352

y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, e hicieron ímpetu en aquella casa; y cayó; y fue grande su ruina.

354

Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?

355

Y viendo la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.

356

Y si tu mano derecha te fuere ocasión de caer, córtala, y échala de ti; que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

357

Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres; mas por dentro, llenos estáis de hipocresía e iniquidad.

358

¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón fueran hechas las maravillas que han sido hechas en vosotras, en otro tiempo se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.

359

Y él les dijo: El hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos?

360

Y siendo avisados por revelación Divina en sueños que no volvieran a Herodes, se volvieron a su tierra por otro camino.

361

Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a la izquierda.

362

De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.

365

Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro del barco, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.

366

Mas los labradores, tomando a los siervos, al uno hirieron, y al otro mataron, y al otro apedrearon.

367

Y oyendo esto la multitud, estaba fuera de sí por su doctrina.

369

La tierra de Zabulón, y la tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles;

370

Y de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que es dicho de Dios a vosotros, que dice:

371

De cierto os digo, que el castigo será más tolerable a la tierra de los de Sodoma y de los de Gomorra en el día del juicio, que a aquella ciudad.

372

Pero viendo el viento fuerte, tuvo miedo; y comenzándose a hundir, dio voces, diciendo: Señor, sálvame.

373

Le dicen: a los malos destruirá sin misericordia, y su viña dará a renta a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.

375

Y estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres,

376

Mas él no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despáchala, pues da voces tras nosotros.

377

Entonces llamándole su señor, le dice: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste:

380

O ¿cómo dirás a tu hermano: Espera, echaré de tu ojo la mota, y he aquí hay una viga en tu ojo?

382

Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado; mas solamente di con la palabra, y mi criado sanará.

386

Y como llegaron al lugar que se llamaba Gólgota, que es dicho: El lugar de la calavera,

387

¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen ellos: El primero. Les dijo Jesús: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al Reino de Dios.

389

Y acercándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que fueres.

390

Y él despertando, tomó al niño y a su madre de noche, y se fue a Egipto;

391

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos,

392

Mas muerto Herodes, he aquí el ángel del Señor aparece en sueños a José en Egipto,

394

Y llegado Jesús a casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la multitud que hacía bullicio,

395

Cuando los diez oyeron esto, se enojaron con los dos hermanos.

396

Sin embargo, para que no los ofendamos, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que viniere, tómalo, y abierta su boca, hallarás un estatero: tómalo, y dáselo por mí y por ti.

398

Por tanto, he aquí, yo envío a vosotros profetas, y sabios, y escribas; y de ellos, a unos mataréis y colgaréis de un madero, y a otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad.

402

Y respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

408

Y si yo por Beelzebú echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.

409

Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: Fantasma es. Y dieron voces de miedo.

410

Y pasando de allí vio otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en el barco con Zebedeo, su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.

411

Pedro le dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos.

412

Sí, Padre, porque así agradó en tus ojos.

414

Y partiendo Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí.

415

Por tanto yo os digo, que a Tiro y a Sidón será más tolerable el castigo en el día del juicio, que a vosotras.

416

Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dicen: Sí, Señor.

417

Y él dice: Sí. Y entrando él en casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los tributos o el censo? ¿De sus hijos o de los extraños?

418

Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moisés, para que les conste.

420

Voz fue oída en Ramá, lamentación, lloro y gemido grande; Raquel que llora sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron.

422

Y acercándose los siervos del padre de familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?

424

Entonces se cumplió lo que fue dicho por el Señor por el profeta Jeremías, que dijo:

425

Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba, diciendo: Detén la ira para conmigo, y yo te lo pagaré todo.

426

Y le siguió gran multitud de Galilea y de Decápolis y de Jerusalén y de Judea y del otro lado del Jordán.

427

Y llegando al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Yo voy señor. Y no fue.

428

Y viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, declararon a su señor todo lo que había pasado.

431

Y cuando salió en hierba e hizo fruto, entonces apareció también la cizaña.

432

Y he aquí dos ciegos sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.

434

Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia (rectitud), y no le creisteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, nunca os arrepentisteis después para creerle.

435

Y ellos, dejando luego el barco y a su padre, le siguieron.

436

Y oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, temió ir allá; mas amonestado por revelación Divina en sueños, se fue a las partes de Galilea.

437

Y he aquí, fue hecho en el mar un gran movimiento, que el barco se cubría de las ondas; mas él dormía.

439

Pero sabed esto, que si el padre de familia supiera a cuál hora el ladrón había de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.

443

Y después de la transmigración de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel; y Salatiel engendró a Zorobabel.

444

Pues cuando viniere el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

446

diciendo: ¿Qué os parece del Cristo? ¿De quién es Hijo? Le dicen ellos: De David.

447

Y ya el barco estaba en medio del mar, atormentado de las ondas; porque el viento era contrario.

450

Y se difundió esta fama por toda aquella tierra.

452

Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.

453

Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y se vino a tierra de Israel.

457

Y acercándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos.

460

Porque a cualquiera que tuviere, le será dado, y tendrá más; y al que no tuviere, aun lo que tiene le será quitado.

461

Porque, ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus alhajas, si primero no prendiere al hombre fuerte; y entonces saqueará su casa?

465

Y si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor se tarda en venir;

466

diciendo: Levántate, y toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel; que muertos están los que procuraban la muerte del niño.

467

Y él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si cayere ésta en una fosa en sábado, no le echa mano, y la levanta?

470

Pues os digo que uno mayor que el Templo está aquí.

471

Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que, lícito es en los sábados hacer bien.

472

Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.

473

Mas después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.

474

Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibieran sus frutos.

476

Por tanto yo os digo, que a la tierra de los de Sodoma será más tolerable el castigo en el día del juicio, que a ti.

477

Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.

478

Mas los labradores, viendo al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y tomemos su heredad.

481

Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Ni yo os digo con qué autoridad hago esto.

483

Y Salomón engendró a Roboam; y Roboam engendró a Abías; y Abías engendró a Asa.

484

Entonces aquel siervo, postrado, le adoraba, diciendo: Señor, detén la ira para conmigo, y yo te lo pagaré todo.

485

Entonces sus discípulos le dicen: ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?

487

Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo, y lo enterraron; y fueron, y dieron las nuevas a Jesús.

488

Y a la postre les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.

492

Y respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado.

493

Y él les dijo: ¿No habéis leído qué hizo David, teniendo él hambre y los que con él estaban;

494

Y mandó a la multitud que se recostara sobre la tierra.

495

Porque Señor aún del sábado, es el Hijo del hombre.

496

¿No te convenía también a ti tener misericordia de tu consiervo, como también yo tuve misericordia de ti?

498

Y partiendo de allí, vino a la sinagoga de ellos.

500

¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

505

Y el que quisiere entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo;

506

Y como vino al Templo, se acercaron a él cuando estaba enseñando, los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, diciendo: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te dio esta autoridad?

507

Así que, testimonio dais a vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas.

508

cómo entró en la Casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no le era lícito comer, ni a los que estaban con él, sino sólo a los sacerdotes?

509

Todo esto habló Jesús por parábolas a la multitud; y nada les habló sin parábolas.

510

Entonces se llegó a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorando, y pidiéndole algo.

513

Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los príncipes de los sacerdotes,

514

O ¿no habéis leído en la ley, que los sábados en el Templo los sacerdotes profanan el sábado, y son sin culpa?

516

Y parándose Jesús, los llamó, y dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros?

518

Y los que pasaban, le decían injurias, meneando sus cabezas,

519

Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.

520

Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, Que aparejará tu camino delante de ti.

521

¿Quién pues es el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su familia para que les dé alimento a tiempo?

522

Mas sus discípulos, oyendo estas cosas, se espantaron en gran manera, diciendo: ¿Quién pues podrá ser salvo?

523

Y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.

524

Para que se cumpliera lo que fue dicho por el profeta, que dijo: Abriré en parábolas mi boca; Rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo.

525

Y estando él aún hablando a la multitud, he aquí su madre y sus hermanos estaban fuera, que le querían hablar.

526

Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí el que sembraba salió a sembrar.

528

Entonces entrando en un barco, pasó al otro lado, y vino a su ciudad.

532

Y respondiendo él, dijo: No quiero; mas después, arrepentido, fue.

533

He aquí vuestra Casa os es dejada desierta.

534

Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia, y que viene en las nubes del cielo.

536

Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?

537

Así que, por sus frutos los conoceréis.

540

Y él respondió, y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal de Jonás profeta.

541

Cuando ellos llegaron a la multitud, vino a él un hombre hincándose de rodillas,

542

he aquí, Jesús les sale al encuentro, diciendo: Halláis gozo. Y ellas se llegaron y abrazaron sus pies, y le adoraron.

550

Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?

551

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque rodeáis el mar y la tierra por hacer un prosélito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros.

553

Y hablando aún él, he aquí Judas, uno de los doce, vino, y con él muchas personas con espadas y bastones, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los ancianos del pueblo.

555

Y él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros es concedido saber los misterios del Reino de los cielos; mas a ellos no les es concedido.

556

Y respondiendo Jesús les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto a la higuera; mas si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.

557

De cierto os digo, que no se levantó entre los que nacen de mujer otro mayor que Juan el Bautista; mas el que es más pequeño en el Reino de los cielos, mayor es que él.

560

Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.

561

Y saliendo, hallaron a un cireneo, que se llamaba Simón; a éste obligaron para que llevara su madero.

562

E idos ellos, comenzó Jesús a decir de Juan a la multitud: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña que es meneada del viento?

563

Felipe, y Bartolomé; Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre Tadeo;

566

Y venida la mañana, entraron en consejo todos los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos del pueblo, contra Jesús, para entregarle a muerte.

567

Y vino, y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliera lo que fue dicho por los profetas, que había de ser llamado Nazareno.

568

Y después que le hubieron colgado del madero, repartieron sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliera lo que fue dicho por el profeta: Se repartieron mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.

569

Y Zorobabel engendró a Abiud; y Abiud engendró a Eliaquim; y Eliaquim engendró a Azor.

570

Otra parábola les dijo: El Reino de los cielos es semejante a la levadura que tomándola la mujer, la esconde en tres medidas de harina, hasta que todo se leude.

573

Antes, todas sus obras hacen para ser mirados de los hombres; porque ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos;

574

Entonces comenzó a reconvenir el beneficio a las ciudades en las cuales habían sido hechas muchas de sus maravillas, porque no se habían enmendado, diciendo:

577

Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.

579

Pero os digo, que más liviano trabajo es pasar un cable por el ojo de una aguja, que el rico entrar en el Reino de Dios.

583

Enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y cogerán de su Reino todos los estorbos, y a los que hacen iniquidad,

585

No proveáis oro, ni plata, ni dinero en vuestros cintos;

588

De cierto os digo: hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su Reino.

591

Y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, el cual es llamado, el Cristo.

592

Entonces Jesús les dice: Todos vosotros seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: Heriré al Pastor, y las ovejas de la manada serán dispersas.

593

Y pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: Ten misericordia de nosotros, Hijo de David.

594

Por tanto os digo, que el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que hagan el fruto de él.

595

Porque éste es aquel del cual fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: Voz de uno que clama en el desierto; aparejad el camino del Señor, enderezad sus veredas.

596

diciendo: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?

598

Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.

599

Y aconteció que acabando Jesús estas parábolas, pasó de allí.

601

Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagara todo lo que le debía.

605

Pero respondiendo Jesús le dijo: Deja ahora; porque así nos conviene cumplir toda justicia. Entonces le dejó.

612

Por lo cual, el Reino de los cielos es semejante a un hombre rey, que quiso hacer cuentas con sus siervos.

614

Y cualquiera que hablare contra el Hijo del hombre, le será perdonado; mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo, ni en el venidero.

619

Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y juntaron a él toda la cuadrilla;

621

Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.

622

Mas cuando os persiguieren en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de andar todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del hombre.

623

Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, que dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, que fue apreciado por los hijos de Israel;

625

Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí.

628

Y he aquí, fue hecho un gran terremoto; porque el ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, había revuelto la piedra del sepulcro, y estaba sentado sobre ella.

631

Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,

632

¿Qué hombre hay de vosotros, a quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?

634

Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis:

637

Y envían a él los discípulos de ellos, con los de Herodes, diciendo: Maestro, sabemos que eres amador de verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te curas de nadie, porque no tienes acepción de persona de hombres.

642

Y viendo una higuera sobre el camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.

643

Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?

644

y decís: Si estuviéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en la sangre de los profetas.

645

Y el siguiente día, que es el segundo día de la preparación, se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los fariseos a Pilato,

646

Y mientras que ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas, entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

647

entre las cuales estaban María Magdalena, y María de Jacobo, y la madre de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

648

Y Salmón engendró de Rahab a Booz, y Booz engendró de Rut a Obed y Obed engendró a Jessé.

649

Y Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se llegó a él una criada, diciendo: Y tú con Jesús el Galileo estabas.

650

Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; mas ni aun con su dedo las quieren mover.

652

Entonces los discípulos de Juan vinieron a él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?

653

Mas entre vosotros no será así; sino el que quisiere entre vosotros hacerse grande, será vuestro servidor;

654

Y Jesús estuvo delante del gobernador; y el gobernador le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices.

655

Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

656

Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen, pues, los escribas que es necesario que Elías venga primero?

657

De manera que se maravillaba la multitud, viendo hablar los mudos, los mancos sanos, andar los cojos, y ver los ciegos; y glorificaron al Dios de Israel.

658

Y cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su salario.

659

Y estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido de Galilea a Jesús, sirviéndole,

663

En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús,

664

Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre hacía doce años, acercándose por detrás, tocó la franja de su vestido,

665

Y por la mañana volviendo a la ciudad, tuvo hambre.

671

Mas ¿a quién compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,

674

Y él respondiendo, les dijo: ¿Por qué también vosotros traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?

675

Así que, todo lo que os dijeren que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras; porque dicen, y no la hacen.

677

Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los llamados: He aquí, mi comida he aparejado, mis toros y animales engordados son muertos, y todo está preparado: venid a las bodas.

678

También el Reino de los cielos es semejante a la red, que echada en el mar, coge de toda suerte de peces;

679

Y fue, que acabando Jesús de dar mandamientos a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.

681

Y respondiendo el ángel, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue colgado en un madero.

682

Y él dijo: No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo.

683

Y ellos, prendieron a Jesús, y le llevaron a Caifás sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban juntos.

686

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque coméis las casas de las viudas, y por pretexto hacéis larga oración; por esto llevaréis mas grave juicio.

687

Y a la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo triste. Hipócritas, que sabéis tomar decisiones basadas en la faz del cielo; ¿y en las señales de los tiempos no podéis?

689

y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le señalaron treinta piezas de plata.

691

¡Ay del mundo por los escándalos! Porque necesario es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel hombre por el cual viene el escándalo!

692

Y Jesús llamando a sus discípulos, dijo: Tengo misericordia de la multitud, que ya hace tres días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, para que no desmayen en el camino.

693

Le dice: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No cometerás homicidio. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio.

695

Y las personas que iban delante, y las que iban detrás, aclamaban diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!

696

También el Reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas;

697

Y saliendo ellos, he aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado.

698

Porque como eran en los días antes del diluvio, estaban comiendo y bebiendo, tomando mujeres los maridos y dándolas los padres, hasta el día que Noé entró en el arca,

701

Y viendo Pilato que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomando agua se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.

704

Y tenía Juan su vestido de pelos de camellos, y una cinta de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.

705

Y le llevaron atado, y le entregaron a Poncio Pilato, presidente.

706

Y los nombres de los doce apóstoles son éstos: el primero, Simón, que es llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;

707

Entonces saliendo ellos de Jericó, le seguía gran multitud.

708

Y respondiendo Jesús, les dijo: a la verdad, Elías vendrá primero, y restituirá todas las cosas.

709

y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí; ¿nunca leisteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?

711

Y subiendo Jesús a Jerusalén, tomó sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo:

713

Y habiendo cantado un himno, salieron al monte de las Olivas.

717

Y aconteció que, como hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos:

718

De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.

719

Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

721

Y le dice: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; que escrito está: A sus ángeles mandará por ti, y te alzarán en las manos, para que nunca tropieces con tu pie en piedra.

723

Y viendo Jesús gran multitud alrededor de sí, mandó que se fueran al otro lado del lago.

725

Y preguntó uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole y diciendo:

726

Simón el cananeo y Judas Iscariote, que también le entregó.

730

Y les dice: Escrito está: Mi Casa, Casa de oración será llamada; mas vosotros cueva de ladrones la habéis hecho.

732

¡Ay de vosotros, guías ciegos! Que decís: Cualquiera que jurare por el Templo es nada; mas cualquiera que jurare por el oro del Templo, deudor es.

733

Porque Herodes había prendido a Juan, y le había aprisionado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;

736

Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no será dejada aquí piedra sobre piedra, que no sea destruida.

737

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, al cual matasteis entre el Templo y el altar.

738

De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no miraréis.

741

Y tardándose el esposo, cabecearon todas, y se durmieron.

742

Mas ¿qué salisteis a ver? ¿Profeta? También os digo, y más que profeta.

743

Y estando él sentado en el tribunal, su mujer envió a él, diciendo: No tengas que ver con aquel justo; porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de él.

744

La reina del austro se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y he aquí más que Salomón en este lugar.

746

De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y desde David hasta la transmigración de Babilonia, catorce generaciones; y desde la transmigración de Babilonia hasta el Cristo, catorce generaciones.

748

Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y yendo a dar las nuevas a sus discípulos,

749

Y a la medianoche fue hecho un clamor: He aquí, el esposo viene; salid a recibirle.

750

Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo que beber nuevo con vosotros en el Reino de mi Padre.

751

¿Qué os parece? Si tuviera algún hombre cien ovejas, y se perdiera una de ellas, ¿no iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, a buscar la que se había perdido?

752

Y tú, Belén, de tierra de Judá, no eres muy pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un Guiador, que apacentará a mi pueblo Israel.

755

Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.

756

Diciéndoles: Id a la aldea que está delante de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.

759

y desnudándole, le echaron encima un manto de grana;

762

Y venido a su tierra, les enseñó en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban fuera de sí, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas?

763

Y llegaron a él muchas personas, que tenían consigo cojos, ciegos, mudos, mancos, y muchos otros enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó;

767

Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,

768

Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces llegaron, y echaron mano a Jesús, y le prendieron.

771

y no conocieron hasta que vino el diluvio y tomó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre.

772

Mas a la cuarta vela de la noche, Jesús fue a ellos andando sobre el mar.

775

mas saliendo el sol, se quemó; y se secó, porque no tenía raíz.

776

Ahora, ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no hace buen fruto, es cortado y echado en el fuego.

777

Y Jessé engendró al rey David; y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías:

778

Entonces vino a sus discípulos y les dice: Dormid ya, y descansad; he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.

779

Por tanto, si tu mano o tu pie te fuere ocasión de caer, córtalos y echalos de ti; mejor te es entrar cojo o manco a la vida, que teniendo dos manos o dos pies ser echado al fuego eterno.

780

Y viniendo sus discípulos del otro lado del lago, se habían olvidado de tomar pan.

782

Y él les dijo: Por eso todo escriba docto en el Reino de los cielos, es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

783

Entonces, despedida la multitud, Jesús se vino a casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.

786

Mas Jesús callaba. Respondiendo el sumo sacerdote, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, Hijo de Dios.

787

Entonces él les dijo: No todos pueden recibir esta palabra, sino aquellos a quienes es dado.

789

Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo:

790

Entonces Jesús les dice: No temáis: id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.

791

Entonces los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos del pueblo se juntaron en el patio del sumo sacerdote, el cual se llamaba Caifás;

794

Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; que mejor te es entrar con un ojo a la vida, que teniendo dos ojos ser echado al infierno de fuego.

795

Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.

796

Y yendo ellas, he aquí unos de la guardia vinieron a la ciudad, y dieron aviso a los príncipes de los sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.

797

Y en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, cual quisieran.

798

A la verdad el Hijo del hombre va, como está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera al tal hombre no haber nacido.

801

Le dicen: ¿Por qué, pues, Moisés mandó dar carta de divorcio, y repudiarla?

802

Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.

803

De manera que como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo.

804

Y oyéndolo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.

805

Y se le acercó a él gran multitud; y entrando él en el barco, se sentó, y toda la multitud estaba a la ribera.

810

Mas ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre cubierto de delicados vestidos? He aquí, los que traen vestidos delicados, en las casas de los reyes están.

812

Y el centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente Hijo de Dios era éste.

814

Mas os digo que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del hombre padecerá de ellos.

824

Dinos pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?

826

Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

827

Mas en cualquier ciudad, o aldea donde entréis, buscad con diligencia quién sea en ella digno, y reposad allí hasta que salgáis.

829

y ya no deberá honrar a su padre o a su madre con socorro. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.

831

Entonces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.

832

Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas que han sido hechas en ti, hubiera quedado hasta el día de hoy.

833

Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme.

834

Y Pilato les dijo: Tenéis la guardia: id, aseguradlo como sabéis.

835

Y llegando al otro lado, vinieron a la tierra de Genesaret.

837

Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; y he aquí más que Jonás en este lugar.

839

y a cualquiera que te cargare por una milla, ve con él dos.

842

Y los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y todo el consejo, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte;

846

Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.

848

Pilato les dijo: ¿Qué pues haré de Jesús que se dice el Cristo? Le dicen todos: Sea colgado en un madero.

849

el cual a la verdad es la más pequeña de todas las simientes; mas cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.

850

Ellos le dicen: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.

851

Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos pequeñitos, tampoco a mí lo hicisteis.

852

Y habiéndose concertado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

853

Mas celebrándose el día del nacimiento de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes.

854

Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

855

Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra y entre tanto que pongo tus enemigos por estrado de tus pies?

856

Y diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece malamente; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua.

857

¿No me es lícito a mí hacer lo que quiero en mis cosas? o ¿es malo tu ojo, porque yo soy bueno?

861

porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;

862

Quien tiene oídos para oír, oiga.

863

Y les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de puercos; y he aquí, todo el hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en el mar, y murieron en las aguas.

864

Y Jesús les dijo: Mirad, y guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.

866

Y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; él ha resucitado de los muertos, y por eso virtudes obran en él.

868

Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué pues tendremos?

869

Mas los príncipes de los sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! Se indignaron,

870

y le rogaban que les dejara tocar solamente el borde de su manto; y todos los que le tocaron, fueron salvos.

871

Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí.

873

Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación infiel y torcida! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de sufrir? Traédmelo acá.

874

diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos da a nosotros? Tú lo verás.

875

Y he aquí, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó una oreja.

878

El les dice: ¿Pues cómo David en Espíritu le llama Señor, diciendo:

879

Y respondiendo Pedro, dijo a Jesús: Señor, bien es que nos quedemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres tabernáculos: para ti uno, y para Moisés otro, y otro para Elías.

881

Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su tierra y en su casa.

882

Y cinco de ellas eran prudentes, y cinco fatuas.

883

Y llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges donde no esparciste;

884

Y como descendieron del monte, les mandó Jesús, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de los muertos.

885

Y dejándolos, se marchó fuera de la ciudad, a Betania; y posó allí.

886

De cierto os digo, que dondequiera que este Evangelio fuere predicado en todo el mundo, también será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho.

888

Y luego, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le daba de beber.

889

Entonces entendieron que no les había dicho que se guardaran de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.

891

Mas los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiera a Barrabás, y a Jesús matara.

892

Y todo esto fue hecho, para que se cumpliera lo que fue dicho por el profeta, que dijo:

894

vino a él una mujer, teniendo un vaso de alabastro de ungüento de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.

896

¿Cómo es que no entendéis que no por el pan os dije, que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?

897

He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte;

899

Y la multitud les reñía para que callaran; pero ellos clamaban más, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.

900

Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, aquel es; prendedle.

901

ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

902

Y respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola.

903

Y juntados con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados,

904

Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el arca de la limosna, porque es precio de sangre.

906

Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos, oyendo esta palabra, se ofendieron?

908

Las que eran fatuas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;

909

¡Insensatos y ciegos! Porque ¿cuál es mayor, el oro, o el Templo que santifica al oro?

910

Y oyendo esto, se maravillaron, y dejándole se fueron.

911

Y vino, y los halló otra vez durmiendo; porque los ojos de ellos estaban agravados.

912

Y entrando él en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó, diciendo: ¿Quién es éste?

913

Y los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle.

914

y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y revuelta una grande piedra a la puerta del sepulcro, se fue.

916

diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después del tercer día resucitaré.

918

Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda? Y a él se le cerró la boca.

920

Y el rey, oyendo esto, se enojó y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y puso fuego a su ciudad.

921

y aman el primer lugar en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas;

922

Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué dais pena a esta mujer? Pues ha hecho conmigo buena obra.

923

E id presto, decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos; y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis; he aquí, os lo he dicho.

924

El que recibe profeta en nombre de profeta, salario de profeta recibirá; y el que recibe justo en nombre de justo, salario de justo recibirá.

925

Entonces respondiendo Judas, que le entregaba, dijo: ¿Por ventura soy yo, Maestro? Le dice: Tú lo has dicho.

926

Y tenían entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás.

927

Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino.

928

¿Ni de los siete panes de los cuatro mil, y cuántas canastas tomasteis?

929

y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por Aquel que está sentado sobre él.

930

Y Jesús les dice: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.

931

Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ese me ha de entregar.

933

Y algunos de los que estaban allí, oyéndolo, decían: A Elías llama éste.

934

Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos.

935

Oyendo los príncipes de los sacerdotes y los fariseos sus parábolas, entendieron que hablaba de ellos.

936

diciendo: Decid: Sus discípulos vinieron de noche, y le hurtaron, durmiendo nosotros.

937

Porque echando este ungüento sobre mi cuerpo, para sepultarme lo ha hecho.

938

Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o huésped, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

939

Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa haré la Pascua con mis discípulos.

940

Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están fuera, y te quieren hablar.

942

Y respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?

943

Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

944

Y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y se sentó sobre ellos.

945

Mas respondiendo él, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

947

Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tomasteis pan?

948

De esta manera también los príncipes de los sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los ancianos, decían:

949

Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Es porque no tomamos pan.

951

¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes de los cinco mil hombres, y cuántos cestos alzasteis?

952

Por lo cual fue llamado aquel campo, Acéldama: Campo de sangre, hasta el día de hoy.

954

vendrá el señor de aquel siervo en el día que no espera, y a la hora que no sabe,

955

Pero vosotros decís: Cualquiera que dijere al padre o a la madre: Es ya ofrenda mía a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte,

957

Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestidos, diciendo: Ha blasfemado; ¿qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia.

958

Y yendo ellos, aseguraron el sepulcro con guardia, sellando la piedra.

959

Y otros, tomando a sus siervos, los afrentaron y los mataron.

960

¡Insensatos y ciegos! Porque, ¿cuál es mayor, el presente, o el altar que santifica al presente?

962

Y dejándolos se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.

963

Y prometió él con juramento darle todo lo que pidiera.

965

que hallando una preciosa perla, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

966

Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y son peores las postrimerías del tal hombre que las primeras. Así también acontecerá a esta generación mala.

967

y envió sus siervos para que llamaran a los invitados a las bodas; pero no quisieron venir.

969

Y las fatuas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

974

Y alzando ellos sus ojos, a nadie vieron, sino a Jesús solo.

975

Entonces el rey se entristeció; mas por el juramento, y por los que estaban juntamente a la mesa, mandó que se le diera.

976

Lo cual viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo: ¿Por qué se pierde esto?

977

Y ellos, tomando el dinero, hicieron como estaban instruidos: y este dicho fue divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.

978

Mas ellos sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza y otro a sus negocios.

979

Entonces les dice: ¿De quién es esta imagen, y lo que está encima escrito?

981

Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su Hijo?

982

Pilato entonces le dice: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?

984

Y él respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no te concertaste conmigo por un denario?

986

Y saliendo cerca de la hora undécima, halló otros que estaban ociosos; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día ociosos?

987

Y he aquí, toda la ciudad salió a encontrar a Jesús. Y cuando le vieron, le rogaban que se fuera de sus términos.

990

Y viendo esto los discípulos, maravillados decían: ¡Cómo se secó luego la higuera!

992

Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y aderezaron la Pascua.

993

Y juntos ellos, les dijo Pilato: ¿Cuál queréis que os suelte? ¿A Barrabás o a Jesús que se dice Cristo?

996

Y partido él, el que había recibido cinco talentos granjeó con ellos, e hizo otros cinco talentos.

997

Les dijo Jesús: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos responden: Sí, Señor.

998

Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?

999

Y decían: No en el día de fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo.