Most Popular Bible Verses in Proverbios

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24

El camino de los rectos es apartarse del mal: Su alma guarda el que guarda su camino.

25

Para entender parábola y declaración; Palabras de sabios, y sus dichos oscuros.

27

Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;

31

Todas ellas son rectas al que entiende, Y razonables á los que han hallado sabiduría.

32

HIJO mío, si tomares mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,

36

Si clamares á la inteligencia, Y á la prudencia dieres tu voz;

40

Si dijeren: Ven con nosotros, Pongamos asechanzas á la sangre, Acechemos sin motivo al inocente;

44

La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor,

48

Los tragaremos vivos como el sepulcro, Y enteros, como los que caen en sima;

53

Hijo mío, está atento á mis palabras; Inclina tu oído á mis razones.

57

Porque Jehová juzgará la causa de ellos, Y despojará el alma de aquellos que los despojaren.

58

Hallaremos riquezas de todas suertes, Henchiremos nuestras casas de despojos;

60

LOS proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel:

64

La herencia adquirida de priesa al principio, Aun su postrimería no será bendita.

66

El impío es enredado en la prevaricación de sus labios: Mas el justo saldrá de la tribulación.

67

Sus caminos son instables; no los conocerás, Si no considerares el camino de vida.

68

Mas ellos á su propia sangre ponen asechanzas, Y á sus almas tienden lazo.

69

Prepara en el verano su comida Y allega en el tiempo de la siega su mantenimiento.

70

Porque en vano se tenderá la red Ante los ojos de toda ave;

71

Porque sus pies correrán al mal, E irán presurosos á derramar sangre.

77

Volveos á mi reprensión: He aquí yo os derramaré mi espíritu, Y os haré saber mis palabras.

78

El hombre falto de entendimiento toca la mano, Fiando á otro delante de su amigo.

79

Clama en los principales lugares de concurso; En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones:

80

Tales son las sendas de todo el que es dado á la codicia, La cual prenderá el alma de sus poseedores.

82

El hombre será harto de bien del fruto de su boca: Y la paga de las manos del hombre le será dada.

86

El lebrel ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío; Y un rey contra el cual ninguno se levanta.

88

La ciudad de los fuertes tomó el sabio, Y derribó la fuerza en que ella confiaba.

89

El cual pasaba por la calle, junto á la esquina de aquella, E iba camino de su casa,

94

El buen entendimiento conciliará gracia: Mas el camino de los prevaricadores es duro.

96

Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre de escudo.

97

Como fuente turbia y manantial corrompido, Es el justo que cae delante del impío.

98

Mas los que lo reprenden, serán agradables, Y sobre ellos vendrá bendición de bien.

100

Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todas las cosas que se pueden desear, no son de comparar con ella.

101

Del fruto de la boca del hombre se hartará su vientre; Hartaráse del producto de sus labios.

102

Ahora pues, hijos, oidme, Y no os apartéis de las razones de mi boca.

103

Engrandécela, y ella te engrandecerá: Ella te honrará, cuando tú la hubieres abrazado.

106

Yo, la sabiduría, habito con la discreción, Y hallo la ciencia de los consejos.

109

Todo hombre cuerdo obra con sabiduría: Mas el necio manifestará necedad.

112

Por mí dominan los príncipes, Y todos los gobernadores juzgan la tierra.

114

A la tarde del día, ya que oscurecía, En la oscuridad y tiniebla de la noche.

115

El que cavare sima, caerá en ella: Y el que revuelva la piedra, á él volverá.

118

Cuando viniere como una destrucción lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.

121

En los labios del prudente se halla sabiduría: Y vara á las espaldas del falto de cordura.

124

Aleja de ella tu camino, Y no te acerques á la puerta de su casa;

126

Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo:

131

A su alma hace bien el hombre misericordioso: Mas el cruel atormenta su carne.

139

Plata escogida es la lengua del justo: Mas el entendimiento de los impíos es como nada.

140

Por mí reinan los reyes, Y los príncipes determinan justicia.

141

Como la justicia es para vida, Así el que sigue el mal es para su muerte.

144

Aunque llegue la mano á la mano, el malo no quedará sin castigo: Mas la simiente de los justos escapará.

148

Los simples heredarán necedad: Mas los cuerdos se coronarán de sabiduría.

151

Ciertamente el que exprime la leche, sacará manteca; Y el que recio se suena las narices, sacará sangre: Y el que provoca la ira, causará contienda.

152

Adorno de gracia dará á tu cabeza: Corona de hermosura te entregará.

154

Porque el reposo de los ignorantes los matará, Y la prosperidad de los necios los echará á perder.

156

Contentamiento es á los hombres hacer misericordia: Pero mejor es el pobre que el mentiroso.

160

El que madruga al bien, buscará favor: Mas el que busca el mal, vendrále.

162

La boca del justo producirá sabiduría: Mas la lengua perversa será cortada.

164

Lo que el impío teme, eso le vendrá: Mas á los justos les será dado lo que desean.

167

Los labios del justo apacientan á muchos: Mas los necios por falta de entendimiento mueren.

170

Oye, hijo mío, y recibe mis razones; Y se te multiplicarán años de vida.

172

Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo;

176

Unas veces de fuera, ó bien por las plazas, Acechando por todas las esquinas.

179

Porque su mercadería es mejor que la mercadería de la plata, Y sus frutos más que el oro fino.

185

Peca el que menosprecia á su prójimo: Mas el que tiene misericordia de los pobres, es bienaventurado.

186

No estés entre los que tocan la mano, Entre los que fían por deudas.

188

El hombre malo, el hombre depravado, Anda en perversidad de boca;

189

Para llamar á los que pasan por el camino, Que van por sus caminos derechos.

190

La necedad es alegría al falto de entendimiento: Mas el hombre entendido enderezará su proceder.

191

La falsa lengua atormenta al que aborrece: Y la boca lisonjera hace resbaladero.

192

Cualquiera simple, dice, venga acá. A los faltos de cordura dijo:

195

Y he aquí, una mujer que le sale al encuentro Con atavío de ramera, astuta de corazón,

196

Y traba de él, y bésalo; Desvergonzó su rostro, y díjole:

197

Ella es árbol de vida á los que de ella asen: Y bienaventurados son los que la mantienen.

206

Porque no des á los extraños tu honor, Y tus años á cruel;

209

Pasé junto á la heredad del hombre perezoso, Y junto á la viña del hombre falto de entendimiento;

210

Entonces entenderás justicia, juicio, Y equidad, y todo buen camino.

216

Para librarte del mal camino, De los hombres que hablan perversidades;

222

La mujer loca es alborotadora; Es simple é ignorante.

225

Con su ciencia se partieron los abismos, Y destilan el rocío los cielos.

226

Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará.

228

En el rostro del entendido aparece la sabiduría: Mas los ojos del necio vagan hasta el cabo de la tierra.

230

El perezoso esconde su mano en el seno: Aun á su boca no la llevará.

231

HIJO mío, si salieres fiador por tu amigo, Si tocaste tu mano por el extraño,

235

Las señales de las heridas son medicina para lo malo: Y las llagas llegan á lo más secreto del vientre.

236

Por vereda de justicia guiaré, Por en medio de sendas de juicio;

238

El deseo de los justos es solamente bien: Mas la esperanza de los impíos es enojo.

239

Para librarte de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras;

244

Aun el necio cuando calla, es contado por sabio: El que cierra sus labios es entendido.

245

El que camina en integridad, anda confiado: Mas el que pervierte sus caminos, será quebrantado.

248

Y gimas en tus postrimerías, Cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo,

250

Fortaleza es al perfecto el camino de Jehová: Mas espanto es á los que obran maldad.

253

Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; Y mi rédito mejor que la plata escogida.

254

Y he aquí que por toda ella habían ya crecido espinas, Ortigas habían ya cubierto su haz, Y su cerca de piedra estaba ya destruída.

255

Cierra sus ojos para pensar perversidades; Mueve sus labios, efectúa el mal.

256

Como el vinagre á los dientes, y como el humo á los ojos, Así es el perezoso á los que lo envían.

257

La integridad de los rectos los encaminará: Mas destruirá á los pecadores la perversidad de ellos.

258

¿Tomará el hombre fuego en su seno, Sin que sus vestidos se quemen?

259

En el bien de los justos la ciudad se alegra: Mas cuando los impíos perecen, hay fiestas.

260

Siéntase en una silla á la puerta de su casa, En lo alto de la ciudad,

261

Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos permanecerán en ella;

273

No digas: Como me hizo, así le haré; Daré el pago al hombre según su obra.

274

Misericordia y verdad guardan al rey; Y con clemencia sustenta su trono.

275

HIJO mío, está atento á mi sabiduría, Y á mi inteligencia inclina tu oído;

276

Apresta tu obra de afuera, Y disponla en tu heredad; Y después edificarás tu casa.

278

Cuando anduvieres no se estrecharán tus pasos; Y si corrieres, no tropezarás.

279

Las riquezas de los sabios son su corona: Mas es infatuación la insensatez de los necios.

281

Cesa, hijo mío, de oir la enseñanza Que induce á divagar de las razones de sabiduría.

284

El justo come hasta saciar su alma: Mas el vientre de los impíos tendrá necesidad.

285

Desea el impío la red de los malos: Mas la raíz de los justos dará fruto.

288

El justo eternalmente no será removido: Mas los impíos no habitarán la tierra.

290

El bueno alcanzará favor de Jehová: Mas él condenará al hombre de malos pensamientos.

293

No pleitees con alguno sin razón, Si él no te ha hecho agravio.

294

Ciertamente no es bueno condenar al justo, Ni herir á los príncipes que hacen lo recto.

298

Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando señalaba por compás la sobrefaz del abismo;

302

Si caiste, fué porque te enalteciste; Y si mal pensaste, Pon el dedo sobre la boca.

303

Haciendo estar atento tu oído á la sabiduría; Si inclinares tu corazón á la prudencia;

304

En el corazón del cuerdo reposa la sabiduría; Y es conocida en medio de los necios.

309

La justicia del perfecto enderezará su camino: mas el impío por su impiedad caerá.

310

No digas á tu prójimo: Ve, y vuelve, Y mañana te daré; Cuando tienes contigo qué darle.

311

HIJO mío, guarda mis razones, Y encierra contigo mis mandamientos.

313

Antes de los abismos fuí engendrada; Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.

316

Oid, porque hablaré cosas excelentes; Y abriré mis labios para cosas rectas.

317

En la multitud de pueblo está la gloria del rey: Y en la falta de pueblo la flaqueza del príncipe.

320

En justicia son todas las razones de mi boca; No hay en ellas cosa perversa ni torcida.

321

Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas.

322

Para hacer heredar á mis amigos el ser, Y que yo hincha sus tesoros.

323

Bendiciones sobre la cabeza del justo: Mas violencia cubrirá la boca de los impíos.

324

Desampárala, no pases por ella; Apártate de ella, pasa.

328

La justicia de los rectos los librará: Mas los pecadores en su pecado serán presos.

329

El que guiña del ojo acarrea tristeza; Y el loco de labios será castigado.

331

El hombre no se afirmará por medio de la impiedad: Mas la raíz de los justos no será movida.

333

No intentes mal contra tu prójimo, Estando él confiado de ti.

334

Entended, simples, discreción; Y vosotros, locos, entrad en cordura.

335

Y serás como el que yace en medio de la mar, O como el que está en la punta de un mastelero.

336

Y no oí la voz de los que me adoctrinaban, Y á los que me enseñaban no incliné mi oído!

338

Porque los labios de la extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;

339

Para que te guarden de la mala mujer, De la blandura de la lengua de la extraña.

340

Según su sabiduría es alabado el hombre: Mas el perverso de corazón será en menosprecio.

341

Y él me enseñaba, y me decía: Mantenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás:

342

Casi en todo mal he estado, En medio de la sociedad y de la congregación.

345

Porque mi boca hablará verdad, Y la impiedad abominan mis labios.

348

Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley.

349

El justo es librado de la tribulación: Mas el impío viene en lugar suyo.

350

En los altos cabezos, junto al camino, A las encrucijadas de las veredas se para;

351

Con él estaba yo ordenándolo todo; Y fuí su delicia todos los días, Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

352

Sacrificios de paz había prometido, Hoy he pagado mis votos;

354

No había aún hecho la tierra, ni las campiñas, Ni el principio del polvo del mundo.

355

El testigo perverso se burlará del juicio; Y la boca de los impíos encubrirá la iniquidad.

356

Mejor es el que es menospreciado y tiene servidores, Que el que se precia, y carece de pan.

357

En el lugar de las puertas, á la entrada de la ciudad, A la entrada de las puertas da voces:

360

Atalos siempre en tu corazón, Enlázalos á tu cuello.

361

Antes que los montes fuesen fundados, Antes de los collados, era yo engendrada:

362

Las palabras de los impíos son para acechar la sangre: Mas la boca de los rectos los librará.

367

Enlazado eres con las palabras de tu boca, Y preso con las razones de tu boca.

368

Y no saben que allí están los muertos; Que sus convidados están en los profundos de la sepultura.

369

Te guiarán cuando anduvieres; cuando durmieres te guardarán; Hablarán contigo cuando despertares.

370

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo: Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

372

Oh hombres, á vosotros clamo; Y mi voz es á los hijos de los hombres.

373

Los malos se inclinarán delante de los buenos, Y los impíos á las puertas del justo.

374

He sahumado mi cámara Con mirra, áloes, y cinamomo.

375

No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón.

376

Cuando ponía á la mar su estatuto, Y á las aguas, que no pasasen su mandamiento; Cuando establecía los fundamentos de la tierra;

378

Cuando afirmaba los cielos arriba, Cuando afirmaba las fuentes del abismo;

379

El morirá por falta de corrección; Y errará por la grandeza de su locura.

380

Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo.

381

Escápate como el corzo de la mano del cazador, Y como el ave de la mano del parancero.

382

Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; Alegrémonos en amores.

383

Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como cuchillo de dos filos.

388

Vase en pos de ella luego, Como va el buey al degolladero, Y como el loco á las prisiones para ser castigado;

390

¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, Y abrazarás el seno de la extraña?

392

El alma del que trabaja, trabaja para sí; Porque su boca le constriñe.

393

No des sueño á tus ojos, Ni á tus párpados adormecimiento.

394

¿Andará el hombre sobre las brasas, Sin que sus pies se abrasen?

395

Para que guardes consejo, Y tus labios conserven la ciencia.

396

Por tanto he salido á encontrarte, Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.

398

El que corrige al escarnecedor, afrenta se acarrea: El que reprende al impío, se atrae mancha.

399

Huélgome en la parte habitable de su tierra; Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

400

Ahora pues, hijos, oidme, Y estad atentos á las razones de mi boca.

401

Así el que entrare á la mujer de su prójimo; No será sin culpa cualquiera que la tocare.

404

No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en el vaso: Entrase suavemente;

405

Para que te guarden de la mujer ajena, Y de la extraña que ablanda sus palabras.

406

Porque mirando yo por la ventana de mi casa, Por mi celosía,

408

La maldición de Jehová está en la casa del impío; Mas él bendecirá la morada de los justos.

409

Porque adorno de gracia serán á tu cabeza, Y collares á tu cuello.

412

Con paramentos he ataviado mi cama, Recamados con cordoncillo de Egipto.

413

Di á la sabiduría: Tú eres mi hermana; Y á la inteligencia llama parienta:

416

Como el ave que se apresura al lazo, Y no sabe que es contra su vida, Hasta que la saeta traspasó su hígado.

418

CUANDO te sentares á comer con algún señor, Considera bien lo que estuviere delante de ti;

419

El saco de dinero llevó en su mano; El día señalado volverá á su casa.

421

Manzana de oro con figuras de plata Es la palabra dicha como conviene.

430

¿NO clama la sabiduría, Y da su voz la inteligencia?

431

No se aparte á sus caminos tu corazón; No yerres en sus veredas.

432

LA sabiduría edificó su casa, Labró sus siete columnas;

433

Porque á muchos ha hecho caer heridos; Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.

435

Hay quien todo el día codicia: Mas el justo da, y no desperdicia.

439

Mató sus víctimas, templó su vino, Y puso su mesa.

444

Cualquiera simple, venga acá. A los faltos de cordura dijo:

448

PALABRAS de Agur, hijo de Jachê: La profecía que dijo el varón á Ithiel, á Ithiel y á Ucal.

451

Envió sus criadas; Sobre lo más alto de la ciudad clamó:

452

Venid, comed mi pan, Y bebed del vino que yo he templado.

454

SEGUN su antojo busca el que se desvía, Y se entremete en todo negocio.

455

Si no tuvieres para pagar, ¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?

458

También ella, como robador, acecha, Y multiplica entre los hombres los prevaricadores.

466

El impío toma dádiva del seno Para pervertir las sendas del derecho.

469

El sacrificio de los impíos es abominación: ­Cuánto más ofreciéndolo con maldad!

476

¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?

486

El simple cree á toda palabra: Mas el avisado entiende sus pasos.

490

La sabiduría clama de fuera, Da su voz en las plazas:

494

Ciertamente el justo será pagado en la tierra: ­Cuánto más el impío y el pecador!

497

El testigo verdadero libra las almas: Mas el engañoso hablará mentiras.

508

¿Para quién será el ay? ¿para quién el ay? ¿para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?

513

El sacrificio de los impíos es abominación á Jehová: Mas la oración de los rectos es su gozo.

537

Porque siete veces cae el justo, y se torna á levantar; Mas los impíos caerán en el mal.

541

De sus caminos será harto el apartado de razón: Y el hombre de bien estará contento del suyo.

542

El que camina en su rectitud teme á Jehová: Mas el pervertido en sus caminos lo menosprecia.

544

Todos los días del afligido son trabajosos: Mas el de corazón contento tiene un convite continuo.

548

El primero en su propia causa parece justo; Y su adversario viene, y le sondea.

555

TAMBIÉN estos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezechîas, rey de Judá.

558

Del señor que escucha la palabra mentirosa, Todos sus ministros son impíos.

565

Nunca respondas al necio en conformidad á su necedad, Para que no seas tú también como él.

577

Alta está para el insensato la sabiduría: En la puerta no abrirá él su boca.

579

El que menosprecia la palabra, perecerá por ello: Mas el que teme el mandamiento, será recompensado.

589

El labio de verdad permanecerá para siempre: Mas la lengua de mentira por un momento.

601

Inclina tu oído, y oye las palabras de los sabios, Y pon tu corazón á mi sabiduría:

609

El hombre impío afirma rostro: Mas el recto ordena sus caminos.

611

No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la cerveza.

617

Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.

618

Tus ojos mirarán las extrañas, Y tu corazón hablará perversidades.

619

¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?

622

La sanguijuela tiene dos hijas que se llaman, Trae, trae. Tres cosas hay que nunca se hartan; Aun la cuarta nunca dice, Basta:

624

Buscó lana y lino, Y con voluntad labró de sus manos.

625

Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre: Mas el hombre entendido lo alcanzará.

636

El testigo falso no quedará sin castigo; Y el que habla mentiras no escapará.

637

Del fruto de su boca el hombre comerá bien: Mas el alma de los prevaricadores hallará mal.

639

El presente del hombre le ensancha el camino, Y le lleva delante de los grandes.

641

Oye tú, hijo mío, y sé sabio, Y endereza tu corazón al camino.

642

¿No te he escrito tres veces En consejos y ciencia,

643

El que tiene en poco la disciplina, menosprecia su alma: Mas el que escucha la corrección, tiene entendimiento.

647

Tres cosas me son ocultas; Aun tampoco sé la cuarta:

650

Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera.

653

Aplica tu corazón á la enseñanza, Y tus oídos á las palabras de sabiduría.

659

Hay quienes se hacen ricos, y no tienen nada: Y hay quienes se hacen pobres, y tienen muchas riquezas.

660

El corazón entendido busca la sabiduría: Mas la boca de los necios pace necedad.

663

Y yo miré, y púse lo en mi corazón: Vi lo, y tomé consejo.

664

Como bramido de cachorro de león es el terror del rey: El que lo hace enfurecerse, peca contra su alma.

665

Las palabras del chismoso parecen blandas, Y descienden hasta lo íntimo del vientre.

673

Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, Así la maldición sin causa nunca vendrá.

677

El avisado ve el mal, y escóndese, Mas los simples pasan, y llevan el daño.

678

Porque el perverso es abominado de Jehová: Mas su secreto es con los rectos.

679

No conviene al necio la altilocuencia: ­Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!

680

¿Hallaste la miel? come lo que te basta; No sea que te hartes de ella, y la vomites.

684

Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, Y las mismas son más sabias que los sabios:

688

Cruel es la ira, é impetuoso el furor; Mas ¿quién parará delante de la envidia?

690

Un poco de sueño, cabeceando otro poco, Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;

693

También estas cosas pertenecen á los sabios. Tener respeto á personas en el juicio no es bueno.

694

¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría, No teniendo entendimiento?

695

Dice el perezoso: El león está fuera; En mitad de las calles seré muerto.

697

Por la rebelión de la tierra sus príncipes son muchos: Mas por el hombre entendido y sabio permanecerá sin mutación.

712

Los labios del justo conocerán lo que agrada: Mas la boca de los impíos habla perversidades.

716

Si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿No lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras.

717

Espinas y lazos hay en el camino del perverso: El que guarda su alma se alejará de ellos.

719

Adivinación está en los labios del rey: En juicio no prevaricará su boca.

720

El que guarda el mandamiento, guarda su alma: Mas el que menospreciare sus caminos, morirá.

723

La luz de los justos se alegrará: Mas apagaráse la lámpara de los impíos.

724

Abominación es á Jehová el camino del impío: Mas él ama al que sigue justicia.

725

El de grande ira llevará la pena: Y si usa de violencias, añadirá nuevos males.

730

Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, Y del panal dulce á tu paladar:

733

Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, Ni tengo entendimiento de hombre.

734

El malo está atento al labio inicuo; Y el mentiroso escucha á la lengua detractora.

739

Abre tu boca, juzga justicia, Y el derecho del pobre y del menesteroso.

741

El hombre que se extravía del camino de la sabiduría, Vendrá á parar en la compañía de los muertos.

743

El látigo para el caballo, y el cabestro para el asno, Y la vara para la espalda del necio.

750

Otro parece en los labios al que aborrece; Mas en su interior pone engaño.

751

Tener respeto á la persona del impío, Para hacer caer al justo de su derecho, no es bueno.

753

Las riquezas del rico son la ciudad de su fortaleza, Y como un muro alto en su imaginación.

755

Mejor es se encuentre un hombre con una osa á la cual han robado sus cachorros, Que con un fatuo en su necedad.

756

El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra, Y entre los hermanos partirá la herencia.

759

La suerte pone fin á los pleitos, Y desparte los fuertes.

761

Los que dejan la ley, alaban á los impíos: Mas los que la guardan, contenderán con ellos.

762

Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, Y tendré qué responder al que me deshonrare.

766

No salgas á pleito presto, No sea que no sepas qué hacer al fin, Después que tu prójimo te haya dejado confuso.

767

Quítale su ropa al que salió por fiador del extraño; Y tómale prenda al que fía la extraña.

768

El testigo falso no quedará sin castigo; Y el que habla mentiras, perecerá.

773

El rey que se sienta en el trono de juicio, Con su mirar disipa todo mal.

774

Por tres cosas se alborota la tierra, Y la cuarta no puede sufrir:

775

La casa de los impíos será asolada: Mas florecerá la tienda de los rectos.

778

El hombre pobre y robador de los pobres, Es lluvia de avenida y sin pan.

780

Responde al necio según su necedad, Porque no se estime sabio en su opinión.

784

Piedra preciosa es el cohecho en ojos de sus dueños: A donde quiera que se vuelve, da prosperidad.

785

El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro: Y al hombre la boca del que lo alaba.

786

Ella se hizo tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.

787

Al que piensa mal hacer Le llamarán hombre de malos pensamientos.

791

No te entrometas con los malignos, Ni tengas envidia de los impíos;

792

No conviene al necio el deleite: ­Cuánto menos al siervo ser señor de los príncipes!

793

El que en integridad camina, será salvo; Mas el de perversos caminos caerá en alguno.

795

Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, También á mí se me alegrará el corazón;

797

Dice el perezoso: El león está en el camino; El león está en las calles.

798

El que guarda la higuera, comerá su fruto; Y el que guarda á su señor, será honrado.

802

Porque el defensor de ellos es el Fuerte, El cual juzgará la causa de ellos contra ti.

803

El aparcero del ladrón aborrece su vida; Oirá maldiciones, y no lo denunciará.

804

Los labios de los sabios esparcen sabiduría: Mas no así el corazón de los necios.

806

El alma harta huella el panal de miel; Mas al alma hambrienta todo lo amargo es dulce.

808

El león, fuerte entre todos los animales, Que no torna atrás por nadie;

811

El príncipe falto de entendimiento multiplicará los agravios: Mas el que aborrece la avaricia, prolongará sus días.

814

Como el bramido del cachorro de león es la ira del rey; Y su favor como el rocío sobre la hierba.

815

Tres cosas hay de hermoso andar, Y la cuarta pasea muy bien:

816

Los labios justos son el contentamiento de los reyes; Y aman al que habla lo recto.

817

El rebelde no busca sino mal; Y mensajero cruel será contra él enviado.

818

La ira del rey es mensajero de muerte: Mas el hombre sabio la evitará.

819

El rastro del águila en el aire; El rastro de la culebra sobre la peña; El rastro de la nave en medio de la mar; Y el rastro del hombre en la moza.

820

Los hombres malos no entienden el juicio: Mas los que buscan á Jehová, entienden todas las cosas.

823

El que dijere al malo, Justo eres, Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones:

824

Tal será el conocimiento de la sabiduría á tu alma: Si la hallares tendrá recompensa, Y al fin tu esperanza no será cortada.

825

El hombre que lisonjea á su prójimo, Red tiende delante de sus pasos.

826

El presente en secreto amansa el furor, Y el don en el seno, la fuerte ira.

827

Para que tu confianza sea en Jehová, Te las he hecho saber hoy á ti también.

828

Cuando viene el impío, viene también el menosprecio, Y con el deshonrador la afrenta.

829

La redención de la vida del hombre son sus riquezas: Pero el pobre no oye censuras.

832

Las palabras del chismoso parecen blandas; Mas ellas entran hasta lo secreto del vientre.

834

El rescate del justo es el impío, Y por los rectos el prevaricador.

835

Por la aborrecida cuando se casare; Y por la sierva cuando heredare á su señora.

836

Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio; Y cuando se amonestare al sabio, aprenderá ciencia.

837

Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo á pisón majados, No se quitará de él su necedad.

838

Los hombres escarnecedores enlazan la ciudad: Mas los sabios apartan la ira.

839

Empero tomado, paga las setenas, Da toda la sustancia de su casa.

840

El grande cría todas las cosas; y da la paga al insensato, Y la da á los transgresores.

841

El que hace errar á los rectos por el mal camino, Él caerá en su misma sima: Mas los perfectos heredarán el bien.

844

Pesada es la piedra, y la arena pesa; Mas la ira del necio es más pesada que ambas cosas.

845

Oh impío, no aceches la tienda del justo, No saquees su cámara;

846

El carbón para brasas, y la leña para el fuego: Y el hombre rencilloso para encender contienda.

847

En la alegría del rostro del rey está la vida; Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.

850

El camino del hombre perverso es torcido y extraño: Mas la obra del limpio es recta.

851

Así vendrá como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre de escudo.

852

Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, Para devorar á los pobres de la tierra, y de entre los hombres á los menesterosos.

853

Los ojos de Jehová miran por la ciencia; Mas él trastorna las cosas de los prevaricadores.

854

El siervo no se corregirá con palabras: Porque entiende, mas no corresponde.

855

Considera el justo la casa del impío: Cómo los impíos son trastornados por el mal.

856

A su ver es el perezoso más sabio Que siete que le den consejo.

857

Tener acepción de personas, no es bueno: Hasta por un bocado de pan prevaricará el hombre.

858

El rey que juzga con verdad á los pobres, Su trono será firme para siempre.

860

El alma del impío desea mal: Su prójimo no le parece bien.

863

No sea que me harte, y te niegue, y diga, ¿Quién es Jehová? O no sea que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.

866

El que roba á su padre ó á su madre, y dice que no es maldad, Compañero es del hombre destruidor.

868

Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto: Mas los rectos buscan su contentamiento.

869

Cuando los impíos son muchos, mucha es la prevaricación; Mas los justos verán la ruina de ellos.

872

Cuando los justos se alegran, grande es la gloria; Mas cuando los impíos son levantados, es buscado el hombre.

873

Yo ni aprendí sabiduría, Ni conozco la ciencia del Santo.

874

Esconde el perezoso su mano en el seno; Cánsase de tornarla á su boca.

875

Como el que se corta los pies y bebe su daño, Así es el que envía algo por mano de un necio.

876

Para la altura de los cielos, y para la profundidad de la tierra, Y para el corazón de los reyes, no hay investigación.

877

Quítale su ropa al que fió al extraño; Y al que fió á la extraña, tómale prenda.

878

En la prevaricación del hombre malo hay lazo: Mas el justo cantará y se alegrará.

879

Mis entrañas también se alegrarán, Cuando tus labios hablaren cosas rectas.

881

Para hacerte saber la certidumbre de las razones verdaderas, Para que puedas responder razones de verdad á los que á ti enviaren?

882

Saldrá la grama, aparecerá la hierba, Y segaránse las hierbas de los montes.

883

Porque para el malo no habrá buen fin, Y la candela de los impíos será apagada.

887

Vomitarás la parte que tú comiste, Y perderás tus suaves palabras.

888

No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los hijos afligidos.

889

Abominación es á los justos el hombre inicuo; Y abominación es al impío el de rectos caminos.

890

Porque es cosa deleitable, si las guardares en tus entrañas; Y que juntamente sean ordenadas en tus labios.

891

No sea que te deshonre el que lo oyere, Y tu infamia no pueda repararse.

892

El que pretende contenerla, arresta el viento: O el aceite en su mano derecha.

893

Aparta al impío de la presencia del rey, Y su trono se afirmará en justicia.

894

Espinas hincadas en mano del embriagado, Tal es el proverbio en la boca de los necios.

896

Si el hombre sabio contendiere con el necio, Que se enoje ó que se ría, no tendrá reposo.

897

La rapiña de los impíos los destruirá; Por cuanto no quisieron hacer juicio.

898

Las langostas, no tienen rey, Y salen todas acuadrilladas;

899

El pobre y el usurero se encontraron: Jehová alumbra los ojos de ambos.

900

Cuando hablare amigablemente, no le creas; Porque siete abominaciones hay en su corazón.

901

Porque su quebrantamiento se levantará de repente; Y el quebrantamiento de ambos, ¿quién lo comprende?

902

La benevolencia del rey es para con el ministro entendido: Mas su enojo contra el que lo avergüenza.

903

Los corderos para tus vestidos, Y los cabritos para el precio del campo:

906

Y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, y para mantenimiento de tu casa, Y para sustento de tus criadas.

907

Alzar las piernas del cojo. Así es el proverbio en la boca del necio.

908

Encúbrese el odio con disimulo; Mas su malicia será descubierta en la congregación.

911

No tendrá respeto á ninguna redención; Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.

912

Cuando los impíos son levantados, esconderáse el hombre: Mas cuando perecen, los justos se multiplican.

913

Porque mejor es que se te diga, Sube acá, Que no que seas humillado delante del príncipe Que miraron tus ojos.

914

Hay generación cuyos ojos son altivos, Y cuyos párpados son alzados.

915

Porque Jehová no lo mire, y le desagrade, Y aparte de sobre él su enojo.