34 Versículos de la Biblia sobre Adivinanzas
Versículos Más Relevantes
Y Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un cachorro de león que venía rugiendo hacia él. Y el Espíritu de Jehová cayó sobre él, y lo despedazó como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; pero no contó ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. Vino pues, y habló a la mujer que había agradado a Sansón.Leer más.
Y volviendo después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león, y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel. Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando llegó adonde estaban su padre y su madre, les dio también a ellos que comiesen; pero no les contó que había tomado aquella miel del cuerpo del león. Vino, pues, su padre a la mujer, y Sansón hizo allí banquete; porque así solían hacer los jóvenes. Y aconteció que cuando ellos le vieron, tomaron treinta compañeros que estuviesen con él; A los cuales Sansón dijo: Yo os propondré ahora un enigma, el cual si en los siete días del banquete vosotros me declarareis y descubriereis, yo os daré treinta sábanas y treinta mudas de ropa. Mas si no me lo supiereis declarar, vosotros me daréis las treinta sábanas y las treinta mudas de ropa. Y ellos respondieron: Exponnos tu enigma, y la oiremos. Entonces les dijo: Del comedor salió comida, y del fuerte salió dulzura. Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días.
Y aconteció que en el séptimo día, dijeron a la esposa de Sansón: Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos? ¿No es así? Y la esposa de Sansón lloró delante de él, y dijo: Solamente me aborreces y no me amas, pues que no me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo. Y él respondió: He aquí que ni a mi padre ni a mi madre lo he declarado; y ¿lo había de declarar a ti? Y ella lloró delante de él los siete días que ellos tuvieron banquete; y sucedió que el séptimo día él se lo declaró, porque ella lo presionaba; y ella declaró el enigma a los hijos de su pueblo.Leer más.
Y al séptimo día, antes que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron: ¿Qué cosa más dulce que la miel? ¿Y qué cosa más fuerte que el león? Y él les respondió: Si no araseis con mi novilla, nunca hubierais descubierto mi enigma. Y el Espíritu de Jehová cayó sobre él, y descendió a Ascalón, e hirió treinta hombres de ellos; y tomando el despojo, dio las mudas de ropa a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se fue a casa de su padre. Y la esposa de Sansón fue dada a su compañero, con el cual él antes se acompañaba.
Y soñó José un sueño y lo contó a sus hermanos; y ellos vinieron a aborrecerle más todavía. Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba, y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor, y se inclinaban al mío.Leer más.
Y le respondieron sus hermanos: ¿Has de reinar tú sobre nosotros, o te has de enseñorear sobre nosotros? Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y de sus palabras. Y soñó aún otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí.
Y ambos, el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban arrestados en la prisión, tuvieron un sueño, cada uno su propio sueño en una misma noche, cada uno conforme a la interpretación de su sueño. Y por la mañana José vino a ellos, y los miró, y he aquí que estaban tristes. Y él preguntó a aquellos oficiales de Faraón, que estaban con él en la prisión de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes?Leer más.
Y ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo interprete. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora.
Y aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño: Le parecía que estaba junto al río; y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado: Y que otras siete vacas subían tras ellas del río, de feo aspecto, y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río:Leer más.
Y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón. Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas subían de una sola caña: Y que otras siete espigas delgadas y abatidas del viento solano, salían después de ellas: Y las siete espigas delgadas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño. Y aconteció que a la mañana estaba agitado su espíritu; y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios: y les contó Faraón sus sueños, pero no había quien los declarase a Faraón.
Y en el segundo año del reinado de Nabucodonosor, soñó Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu, y su sueño se fue de él. Y el rey mandó llamar a magos, astrólogos, encantadores y caldeos, para que declarasen al rey sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey. Y el rey les dijo: He tenido un sueño, y mi espíritu se ha perturbado por saber del sueño.
Tres cosas me son ocultas; aun tampoco sé la cuarta: El rastro del águila en el aire; el rastro de la culebra sobre la peña; el rastro de la nave en medio del mar; y el rastro del hombre en la doncella.
Hijo de hombre, propón una enigma, y relata una parábola a la casa de Israel. Y dirás: Así dice Jehová el Señor: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro; arrancó el más alto de sus renuevos, y lo llevó a la tierra de comerciantes, y lo puso en una ciudad de mercaderes.Leer más.
Tomó también de la semilla de la tierra, y la puso en un campo bueno para sembrar, la plantó junto a aguas abundantes, la puso como un sauce. Y creció, y se hizo una vid de mucho ramaje, baja de estatura, que sus ramas miraban al águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y arrojó renuevos, y echó sarmientos. Hubo también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella por los surcos de su plantío. En un buen campo, junto a aguas abundantes fue plantada, para que echase ramas y llevase fruto, y para que fuese vid robusta.
En aquella misma hora salieron unos dedos de mano de hombre, y escribían delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la palma de la mano que escribía. Entonces demudó el semblante del rey, y sus pensamientos lo turbaron, y se desataron las ceñiduras de sus lomos, y sus rodillas se batían la una con la otra. El rey gritó en alta voz que hiciesen venir astrólogos, caldeos, y adivinos. Habló el rey, y dijo a los sabios de Babilonia: Cualquiera que leyere esta escritura, y me mostrare su interpretación, será vestido de púrpura, y tendrá collar de oro a su cuello; y gobernará como el tercero en el reino.Leer más.
Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, y no pudieron leer la escritura, ni mostrar al rey su interpretación. Entonces el rey Belsasar se turbó en gran manera, y se le demudó su semblante y sus príncipes quedaron atónitos.
Estas cosas os he hablado en parábolas; pero la hora viene cuando ya no os hablaré en parábolas, sino que claramente os anunciaré del Padre.
Un poco más, y no me veréis; y otra vez un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre. Entonces algunos de sus discípulos dijeron entre ellos: ¿Qué es esto que nos dice: Un poco, y no me veréis; y otra vez, un poco, y me veréis, y: Porque yo voy al Padre? Así que decían: ¿Qué es esto que dice: Un poco? No entendemos lo que habla.Leer más.
Y Jesús sabía que le querían preguntar, y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros de esto que dije: Un poco, y no me veréis; y otra vez, un poco, y me veréis?
Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia; porque es el número del hombre; y su número es seiscientos sesenta y seis.
Y el ángel me dijo: ¿Por qué te maravillas? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene siete cabezas y diez cuernos. La bestia que has visto, era, y no es; y ha de subir del abismo, y ha de ir a perdición; y los moradores de la tierra, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo, se maravillarán cuando vean la bestia, que era y no es, aunque es. Aquí hay mente que tiene sabiduría. Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer.
Y Él les dijo: Oíd ahora mis palabras: Si entre vosotros hubiere profeta de Jehová, yo le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Boca a boca hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová: ¿por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?
Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara;
Y ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte; mas entonces conoceré como soy conocido.
Acerca de esta salvación inquirieron y diligentemente indagaron los profetas que profetizaron de la gracia que había de venir a vosotros, escudriñando cuándo o en qué punto de tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, cuando prenunciaba los sufrimientos de Cristo, y las glorias después de ellos.
Judá, te alabarán tus hermanos: Tu mano en la cerviz de tus enemigos: Los hijos de tu padre se inclinarán a ti. Cachorro de león es Judá: De la presa subiste, hijo mío: Se encorvó, se echó como león, así como león viejo; ¿quién lo despertará? No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a él se congregarán los pueblos.Leer más.
Atando a la vid su pollino, y a la cepa el hijo de su asna, lavó en el vino su vestidura, y en la sangre de uvas su manto:
Y saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.
Subirá cual renuevo delante de Él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en Él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.
Mi boca hablará sabiduría; y la meditación de mi corazón será inteligencia. Inclinaré mi oído al proverbio; declararé con el arpa mi enigma.
Y Salomón respondió a todas sus preguntas; ninguna cosa se le escondió al rey, que no le pudiese responder.
Pero Salomón le respondió a todas sus preguntas; nada hubo tan difícil que Salomón no le pudiese responder.
por cuanto fue hallado en él un mayor espíritu y conocimiento e inteligencia, para interpretar sueños, descifrar enigmas y deshacer dudas, es decir, en Daniel; al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él mostrará la interpretación.
Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: Para entender sabiduría y doctrina; para conocer las razones prudentes; para recibir el consejo de sabiduría, justicia, juicio y equidad;Leer más.
para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura. Oirá el sabio, y aumentará el saber; y el entendido adquirirá consejo; para entender parábola y declaración; palabras de los sabios, y sus enigmas.
Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.
Como la nieve en el verano, y la lluvia en la siega, así no conviene al necio la honra. Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa.
Abriré mi boca en parábolas; hablaré cosas escondidas desde la antigüedad;
Y cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó, y les dijo: Oídme, varones de Siquem; que Dios os oiga. Fueron los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual por mí honran a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?Leer más.
Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, por ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron entonces todos los árboles al escaramujo: Anda tú, reina sobre nosotros. Y el escaramujo respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, y aseguraos debajo de mi sombra; y si no, fuego salga del escaramujo que devore los cedros del Líbano.
Y Jehová envió a Natán a David, el cual viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas; pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija.Leer más.
Y vino uno de camino al hombre rico; y él no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la corderita de aquel hombre pobre, y la aderezó para aquél que había venido a él.
Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.
Así me dijo Jehová: Ve, y cómprate un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo metas en agua. Compré, pues, el cinto conforme a la palabra de Jehová, y lo puse sobre mis lomos. Y vino a mí por segunda vez la palabra de Jehová, diciendo:Leer más.
Toma el cinto que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate, y ve al Éufrates, y escóndelo allá en la concavidad de una peña. Fui pues, y lo escondí junto al Éufrates, como Jehová me mandó. Y sucedió que después de muchos días me dijo Jehová: Levántate, y ve al Éufrates, y toma de allí el cinto que te mandé escondieses allá. Entonces fui al Éufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.
Todas estas cosas habló Jesús por parábolas a la multitud, y sin parábolas no les hablaba; para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta que dijo: En parábolas abriré mi boca; Enunciaré cosas que han estado escondidas desde la fundación del mundo.