47 Versículo de la Biblia sobre Compromiso a Jesucristo
Versículos Más Relevantes
Y Jesús les dijo: Seguidme, y yo haré que seáis pescadores de hombres.
Cuando Jesús se fue de allí, vio a un hombre llamado Mateo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*: ¿Sígueme! Y levantándose, le siguió.
Y al pasar, vio a Leví, {hijo} de Alfeo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo*: Sígueme. Y levantándose, le siguió.
Después de esto, {Jesús} salió y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: Sígueme.
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve {y} vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme. Pero al oír el joven estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.
Al día siguiente Jesús se propuso salir para Galilea, y encontró* a Felipe, y le dijo*: Sígueme.
Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que {Pedro} glorificaría a Dios. Y habiendo dicho esto, le dijo*: Sígueme.
Y que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener el mismo sentir los unos para con los otros conforme a Cristo Jesús,
Me refiero a que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo, yo de Apolos, yo de Cefas, yo de Cristo.
El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí. Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a {su} mujer e hijos, a {sus} hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Y llamando a la multitud y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.
Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.
El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga; y donde yo estoy, allí también estará mi servidor; si alguno me sirve, el Padre lo honrará.
Pero Jesús le dijo*: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
Todo el que procure preservar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la conservará.
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve {y} vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.
Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve {y} vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
Cuando Jesús oyó {esto,} le dijo: Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme.
Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene {lo suficiente} para terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: ``Este hombre comenzó a edificar y no pudo terminar."Leer más.
¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con diez mil {hombres} es {bastante} fuerte como para enfrentarse al que viene contra él con veinte mil? Y si no, cuando el otro todavía está lejos, le envía una delegación y pide condiciones de paz. Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser mi discípulo.
Porque para este propósito habéis sido llamados, pues también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas,
A otro dijo: Sígueme. Pero él dijo: Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.
También otro dijo: Te seguiré, Señor; pero primero permíteme despedirme de los de mi casa.
Y le seguía una gran multitud, pues veían las señales que realizaba en los enfermos.
Como resultado de esto muchos de sus discípulos se apartaron y ya no andaban con El.
Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.
Y al instante los llamó; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras El.
Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron {a Jesús} era Andrés, hermano de Simón Pedro.
Sin embargo, muchos, aun de los gobernantes, creyeron en El, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos. Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios {como} maestro, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con él.
El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré y me manifestaré a él.
Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor;
Entonces Jesús decía a los judíos que habían creído en El: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos;
Sed imitadores de mí, como también yo {lo soy} de Cristo.
Si alguno no ama al Señor, que sea anatema. ¡MaranataSeñor, ven!} O, {Maran ata,} que significa: { ¿El Señor viene!}>>!
Siervos, obedeced a vuestros amos en la tierra, con temor y temblor, con la sinceridad de vuestro corazón, como a Cristo; no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios.
Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos.
y todo lo que pidamos {lo} recibimos de El, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de El. Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y {que} nos amemos unos a otros como El nos ha mandado. El que guarda sus mandamientos permanece en El y Dios en él. Y en esto sabemos que El permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.
Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son castos. Estos {son} los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.
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