13 Versículo de la Biblia sobre Gente como rocas
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Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio del mar sobre tierra firme; y echaste en los abismos a sus perseguidores, como a una piedra en aguas turbulentas.
Los abismos los cubren; descendieron a las profundidades como una piedra.
Terror y espanto cae sobre ellos; por la grandeza de tu brazo quedan inmóviles, como piedra, hasta que tu pueblo pasa, oh SEÑOR, hasta que pasa el pueblo que tú has comprado.
¿Es mi fuerza la fuerza de las piedras, o es mi carne de bronce?
Cada uno será como refugio contra el viento y un abrigo contra la tormenta, como corrientes de agua en tierra seca, como la sombra de una gran peña en tierra árida.
{Entonces} lo trajo a Jesús. Jesús mirándolo, dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas (que quiere decir: Pedro).
Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
¿Cómo se ha ennegrecido el oro, {cómo} ha cambiado el oro puro! Esparcidas están las piedras sagradas por las esquinas de todas las calles.
también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Escuchadme, vosotros que seguís la justicia, los que buscáis al SEÑOR. Mirad la roca de donde fuisteis tallados, y la cantera de donde fuisteis excavados. Mirad a Abraham, vuestro padre, y a Sara, que os dio a luz; cuando {él era} uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué.
Su fortaleza a causa del terror pasará, y sus príncipes se espantarán {ante} el estandarte --declara el SEÑOR, que tiene su fuego en Sion y su horno en Jerusalén.
Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,
Y endurecieron sus corazones como el diamante para no oír la ley ni las palabras que el SEÑOR de los ejércitos había enviado por su Espíritu, por medio de los antiguos profetas; vino, pues, gran enojo de parte del SEÑOR de los ejércitos.