Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió.

Y hasta la vejez yo mismo; y hasta las canas, yo os soportaré. Yo hice, yo llevaré, yo soportaré, y guardaré.

Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes;

Y expiró, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de días y fue unido a su pueblo.

Y estos fueron los días de vida que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años.

Yo decía: Los días hablarán, y la muchedumbre de años declarará sabiduría.

Entonces Abraham cayó sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y si Sara, ya de noventa años, ha de dar a luz?

Y Abraham y Sara eran viejos, entrados en días: y a Sara le había cesado ya la costumbre de las mujeres.

Mas desde los cincuenta años volverán de su ministerio en el ejército, y nunca más servirán;

Cuando el rey David era viejo, y entrado en días, le cubrían de vestidos, mas no se calentaba.

Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él.

Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años; y murió.

En el antiguo está la sabiduría, y en la larga edad la inteligencia.

enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del siglo. Amén.

Y Sara concibió y dio a luz a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho.

a saber, el misterio escondido desde los siglos y generaciones y que ahora ha sido manifestado a sus santos,

Así dijo el SEÑOR de los ejércitos: Aún han de morar ancianos y ancianas en las plazas de Jerusalén, y cada cual con bordón en su mano por la multitud de los días.

Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo soy el SEÑOR.

Fueron, pues, todos los días de Matusalén, novecientos sesenta y nueve años; y murió.

que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna.

Y el mismo Jesús comenzaba a ser como de treinta años, hijo de José, como se creía; que fue hijo de Elí,

Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.

El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este presente siglo malo, conforme a la voluntad del Dios y Padre nuestro,

No siempre los grandes son los sabios, ni los viejos entienden el derecho.

Y Abraham era ya viejo, y bien entrado en días; y el SEÑOR había bendecido a Abraham en todo.

¿Qué es del sabio? ¿Qué del escriba? ¿Qué del filósofo de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría de este mundo?

Corona de los viejos son los hijos de los hijos; y la honra de los hijos, sus padres.

Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas, y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo.

No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.

Mas si fuere de sesenta años arriba, por el macho tu estimación será quince siclos, y por la hembra diez siclos.

la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció (porque si la hubieran conocido, nunca habrían colgado en el madero al Señor de gloria);

Corona de honra es la vejez, si se hallara en el camino de justicia.

Y no os conforméis a este siglo; mas transformaos por la renovación de vuestra alma, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

mas de los perfectos es la vianda firme, es a saber de los que por la costumbre tienen ya los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la lumbre del Evangelio de la gloria del Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Y era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.

Ninguno tenga en poco tu juventud; mas sé ejemplo de los fieles en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza.

Y fueron los días de Isaac ciento ochenta años.

Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.

Jesús el Cristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

También digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del siervo, aunque es el señor de todo;

Y vendrás en la vejez a la sepultura, como el montón de trigo que se coge a su tiempo.

Los días de nuestra edad son setenta años; y de los más valientes, ochenta años, y su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.

Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; la cual había venido en grande edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad;

Cualquiera que pasare por la cuenta, de veinte años arriba, dará la ofrenda al SEÑOR.

y aun hoy estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era entonces mi fuerza, tal es ahora, para la guerra, y para salir y para entrar.

Y añadió: ¿Quién dijera a Abraham que Sara había de dar leche a hijos? Que le he dado a luz un hijo en su vejez.

Porque pregunta ahora a la edad pasada, y disponte para inquirir de sus padres de ellas;

Y acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los malos días, y lleguen los años, de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.

que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.