Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Entonces vino Jesús, estando las puertas cerradas, y poniéndose en medio, dijo: Paz a vosotros.

En el principio creó Dios el cielo y la tierra.

Y le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza: y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.

Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y alzando los ojos al cielo, bendijo y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante de ellos; y repartió los dos peces entre todos. Y todos comieron y se saciaron.

Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta,

El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.

Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí, apareció un carro de fuego con caballos de fuego que apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.

He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

Y Él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas para ir a Jesús.

Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado; y una nube lo recibió, y lo encubrió de sus ojos.