27 Versículo de la Biblia sobre La muerte de personas no identificadas
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Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas, ¿y tú dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre?
¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? Y los profetas murieron; ¿quién te haces?
Porque la palabra del rey daba prisa, y había procurado que se encendiera mucho, la llama del fuego mató a aquellos hombres que habían alzado a Sadrac, Mesac, y Abed-nego.
Hubo pues, entre nosotros siete hermanos; y el primero tomó mujer, y murió; y no teniendo simiente, dejó su mujer a su hermano.
Fueron pues siete hermanos; y el primero tomó mujer, y muriendo, no dejó simiente;
Fueron, pues, siete hermanos; y el primero tomó mujer, y murió sin hijos.
Y la tomaron los siete, y tampoco dejaron simiente; a la postre murió también la mujer.
Y la tomó el tercero; asimismo también todos siete, y no dejaron simiente, y murieron.
Y él dijo: No descenderá mi hijo con vosotros; que su hermano ha muerto, y él solo ha quedado; y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis canas con dolor hasta el Seol.
Y nosotros respondimos a mi señor: Tenemos un padre anciano, y un joven que le nació en su vejez, pequeño aún; y un hermano suyo murió, y él quedó solo de su madre, y su padre lo ama.
Y levantándose contra mí los señores de Gabaa, cercaron sobre mí la casa de noche, con idea de matarme, y oprimieron mi concubina de tal manera, que ella fue muerta.
Y al séptimo día murió el niño; pero sus siervos no osaban hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre sí: Cuando el niño aun vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz; ¿pues cuánto más mal le hará, si le dijéremos que el niño ha muerto?
Mas David viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto; por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto.
Y hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y a la mañana hice como me fue mandado.
Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él.
Hablando él estas cosas a ellos, he aquí vino un principal, y le adoró, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
Hablando aún él, vinieron de casa del príncipe de la sinagoga, diciendo: Tu hija es muerta; ¿para qué fatigas más al Maestro?
Estando aún él hablando, vino uno del príncipe de la sinagoga a decirle: Tu hija está muerta, no des trabajo al Maestro.
Y pasaron muchos días, y murió la hija de Súa, mujer de Judá; y Judá se consoló, y subía a los trasquiladores de sus ovejas a Timnat, él y su amigo Hira el adulamita.
Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuya mano él se apoyaba; y le atropelló el pueblo a la entrada, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios, lo que habló cuando el rey descendió a él.
Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
Y habiéndole él tomado, y traído a su madre, estuvo sentado sobre sus rodillas hasta mediodía, y murió.
Y cuando llegó Eliseo a la casa, he aquí el niño que estaba tendido muerto sobre su cama.
y he aquí un gran viento que vino del lado del desierto, e hirió las cuatro esquinas de la casa, y cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para traerte las nuevas.