22 Versículos de la Biblia sobre Los cultivos
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Y será que, por haber oído estos derechos, y haberlos guardado y puesto por obra, el SEÑOR tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres; y te amará, y te bendecirá, y te multiplicará; y bendecirá el fruto de tu vientre, y el fruto de tu tierra, y tu grano, y tu mosto, y tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría.
Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su renta; mas el séptimo la dejarás libre y la soltarás, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás de tu viña y de tu olivar.
Pero a los quince del mes séptimo, cuando hubiereis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta al SEÑOR por siete días; el primer día será sábado; y el octavo día también será sábado.
Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña, y recogerás sus frutos;
Si anduviereis en mis decretos, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra; yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra dará su aumento, y el árbol del campo dará su fruto;
Al cabo de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás dentro de tus puertas. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, el extranjero, el huérfano, y la viuda, que hubiere en tus poblaciones, comerán y serán saciados; para que el SEÑOR tu Dios te bendiga en toda obra de tus manos que hicieres.
La fiesta solemne de los tabernáculos harás siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar.
No sembrarás tu viña de mistura, para que no se contamine la plenitud de la simiente que sembraste, y el fruto de la viña.
Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán dentro de tus puertas, y se saciarán.
Y te hará el SEÑOR que te sobreabunde el bien, en el fruto de tu vientre, y en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, sobre la tierra que juró el SEÑOR a tus padres que te había de dar.
Y tú volverás, y oirás la voz del SEÑOR, y pondrás por obra todos sus mandamientos, que yo te mando hoy. Y te hará el SEÑOR tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque el SEÑOR se convertirá para gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres;
Y que cada año traeríamos las primicias de nuestra tierra, y las primicias de todo fruto de todo árbol cada año, a la Casa del SEÑOR. Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestras bestias, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la Casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la Casa de nuestro Dios. Que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y de nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, del vino y del aceite, a los sacerdotes, a las cámaras de la Casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra a los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades.
Honra al SEÑOR de tu sustancia, y de las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus alfolíes con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.
Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi Casa; y probadme ahora en esto, dijo el SEÑOR de los ejércitos, y veréis si yo no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que no de abasto. Y reprenderé por vosotros al devorador, y no os corromperá el fruto de la tierra; ni la vid en el campo os abortará, dijo el SEÑOR de los ejércitos.
Visitas la tierra, y desde que la has hecho desear mucho, la enriqueces con el Río de Dios lleno de aguas; preparas el grano de ellos, porque así la ordenaste. Embriagas sus surcos, haces descender el agua en sus regaderas; la ablandas con lluvias, bendices sus renuevos.
si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones.
Luego sembró Isaac en aquella tierra, y halló aquel año ciento por uno; y le bendijo el SEÑOR.
Y os metí en tierra del Carmelo, para que comieseis su fruto y su bien; mas entrasteis, y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad.
Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra seguramente; y sabrán que yo soy el SEÑOR, cuando yo quebrare las coyundas de su yugo, y las librare de mano de los que se sirven de ellas. Y no serán más presa de los gentiles, y las bestias de la tierra nunca más las devorarán; sino que habitarán seguramente, y no habrá quien espante; Y les despertaré una Planta por nombre, y no más serán consumidas de hambre en la tierra, ni serán más avergonzadas de los gentiles.
Multiplicaré asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más recibáis oprobio de hambre entre los gentiles.
Porque la simiente de la paz quedará; la vid dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo posea todo esto.
Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y rogó en oración que no lloviera, y no llovió sobre la tierra tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.