31 Versículo de la Biblia sobre Los individuos están en silencio
Versículos Más Relevantes
Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado o no su viaje.
Y oyó Jacob que Siquem había amancillado a Dina su hija: y estando sus hijos con su ganado en el campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen.
Mas aquel día Saúl no dijo nada, porque se decía: Le habrá acontecido algo, y no está limpio; no estará purificado.
Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló.
Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.
Pero los hijos de Belial dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.
porque vive Jehová, que salva a Israel, que si fuere en mi hijo Jonatán, él morirá de cierto. Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiese.
Y le dijo su hermano Absalón: ¿Ha estado contigo tu hermano Amnón? Pues calla ahora, hermana mía; tu hermano es; no te angusties por esto. Y se quedó Tamar desconsolada en casa de Absalón su hermano.
Mas Absalón no habló con Amnón ni malo ni bueno, bien que Absalón aborrecía a Amnón, porque había forzado a Tamar su hermana.
Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
Y el pueblo calló, y no le respondió palabra: porque había mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis.
Pero ellos callaron y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.
Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sión; Echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; las vírgenes de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra.
Y les dijo: ¿Es lícito hacer bien en sábado, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.
Y ellos callaron. Entonces Él tomándole, le sanó, y le despidió.
Y no pudieron prenderle en sus palabras delante del pueblo; y maravillados de su respuesta, se callaron.
Pero ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, de quién había de ser el mayor.
Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuántos milagros y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.
Tras mi palabra no replicaban, y mi razón destilaba sobre ellos.
Mas yo, como si fuera sordo no oía; y estaba como un mudo, que no abre su boca.
«Al Músico principal, a Jedutún: Salmo de David» Yo dije: Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua: Guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí.
Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; y se agravó mi dolor.
Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.
Y cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto él era justo a sus propios ojos.
Y en esto llegaron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con la mujer; pero ninguno dijo: ¿Qué preguntas? O: ¿Por qué hablas con ella?
Mas he aquí, habla públicamente y no le dicen nada: ¿Habrán en verdad reconocido los príncipes que verdaderamente Éste es el Cristo?