Entonces el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban encerrados en la cárcel, tuvieron ambos un sueño en una misma noche, cada uno su {propio} sueño, {y} cada sueño con su {propia} interpretación.

Y el SEÑOR se le apareció aquella misma noche, y {le} dijo: Yo soy el Dios de tu padre Abraham; no temas, porque yo estoy contigo. Y te bendeciré y multiplicaré tu descendencia, por amor de mi siervo Abraham.

Y Dios habló a Israel en una visión nocturna, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí.

Y sucedió que esa misma noche la palabra del SEÑOR vino a Natán, diciendo:

Entonces el misterio fue revelado a Daniel en una visión de noche. Daniel entonces bendijo al Dios del cielo.

Habló Daniel, y dijo: Miraba yo en mi visión nocturna, y he aquí, los cuatro vientos del cielo agitaban el gran mar;

Tú has probado mi corazón, {me} has visitado de noche; me has puesto a prueba y nada hallaste; he resuelto que mi boca no peque.

A la noche siguiente se le apareció el Señor y le dijo: Ten ánimo, porque como has testificado fielmente de mi causa en Jerusalén, así has de testificar también en Roma.

Por la noche se le mostró a Pablo una visión: un hombre de Macedonia estaba de pie, suplicándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.

Y por medio de una visión durante la noche, el Señor dijo a Pablo: No temas, sigue hablando y no calles;