3637 casos

'Al' en la Biblia

Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos (he aquí, tú te enojaste cuando pecamos), en ellos hay perpetuidad, y seremos salvos.

yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero; por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis; sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que no me agrada.

Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, y en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen el presente en vasos limpios a la casa de Jehová.

¿No te acarreaste esto tú mismo, al haber dejado a Jehová tu Dios, cuando Él te guiaba por camino?

asna montés acostumbrada al desierto, que en el ardor de su deseo olfatea el viento; en su celo, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se cansarán; la hallarán en su mes.

que dicen al leño: Mi padre eres tú; y a la piedra: Tú me has engendrado; pues me volvieron la cerviz, y no el rostro; pero en el tiempo de su tribulación dicen: Levántate, y líbranos.

Y acontecerá, que cuando os multiplicareis y creciereis en la tierra, en aquellos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la visitarán, ni la volverán a hacer.

¿A mí no me temeréis? dice Jehová; ¿no os amedrentaréis ante mi presencia, que al mar puse arena por término, por ordenación eterna, la cual no quebrantará? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán.

los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por su propia mano; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis al final de esto?

Declarad guerra contra ella: levantaos y asaltémosla al mediodía. ¡Ay de nosotros! que va cayendo ya el día, que las sombras de la tarde se han extendido.

Así dice Jehová de los ejércitos: Del todo rebuscarán como a vid al remanente de Israel; vuelve tu mano como vendimiador a los cestos.

No salgas al campo, ni andes por el camino; porque espada de enemigo y temor hay por todas partes.

y no oprimiereis al extranjero, al huérfano, y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro;

Ahora pues, id a mi lugar en Silo, donde hice que morase mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.

Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.

y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, y en pos de quienes anduvieron, a quienes consultaron, y a quienes adoraron. No serán recogidos, ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra.

Les dirás asimismo: Así dice Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no regresa al camino?

Pues Jehová de los ejércitos, que te plantó, ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad de la casa de Israel y de la casa de Judá, que hicieron contra sí mismos, provocándome a ira al ofrecer incienso a Baal.

Y yo era como cordero inocente que es llevado al matadero, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, y no haya más memoria de su nombre.

Toma el cinto que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate, y ve al Éufrates, y escóndelo allá en la concavidad de una peña.

Fui pues, y lo escondí junto al Éufrates, como Jehová me mandó.

Y sucedió que después de muchos días me dijo Jehová: Levántate, y ve al Éufrates, y toma de allí el cinto que te mandé escondieses allá.

Entonces fui al Éufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.

Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria caerá de vuestras cabezas.

Por tanto, yo los esparciré, como tamo que pasa, al viento del desierto.

Y sus nobles enviaron sus criados al agua; vinieron a las lagunas, y no hallaron agua; se volvieron con sus vasos vacíos; se avergonzaron, se confundieron, y cubrieron sus cabezas.

Si salgo al campo, he aquí muertos a espada; y si entro en la ciudad, he aquí enfermos de hambre; porque tanto el profeta como el sacerdote andan vagando en una tierra que no conocen.

¿Podrá el hierro quebrar al hierro del norte, y al bronce?

Tus riquezas y tus tesoros entregaré al saqueo sin ningún precio, por todos tus pecados, y en todos tus términos;

Mas primero pagaré al doble su iniquidad y su pecado; porque contaminaron mi tierra con los cuerpos muertos de sus abominaciones, y de sus abominaciones llenaron mi heredad.

Y el vaso de barro que él hacía se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de él otro vaso, según al alfarero le pareció mejor hacerlo.

y sal al valle del hijo de Hinom, que está a la entrada de la puerta oriental, y proclama allí las palabras que yo te hablaré.

Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento.

Y Pasur azotó al profeta Jeremías, y le puso en el cepo que estaba a la puerta superior de Benjamín, la cual conducía a la casa de Jehová.

Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló Jehová, y no se arrepintió; y oiga gritos de mañana, y voces al mediodía;

Y después, dice Jehová, entregaré a Sedequías rey de Judá, y a sus siervos, y al pueblo, y a los que quedaren en la ciudad de la pestilencia, y de la espada, y del hambre, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan sus vidas; y él los herirá a filo de espada; no los perdonará, ni se compadecerá de ellos, ni les tendrá misericordia.

Casa de David, así dice Jehová: Haced de mañana juicio, y librad al oprimido de mano del opresor; para que mi ira no salga como fuego, y se encienda, y no haya quien apague, por la maldad de vuestras obras.

Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras, dice Jehová, y haré encender fuego en su bosque, y consumirá todo lo que está alrededor de ella.

Sube al Líbano, y clama, y en Basán da tu voz, y grita hacia todas partes; porque todos tus amantes son destruidos.

Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que dijere: Carga de Jehová; yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa.

Así dirás al profeta: ¿Qué te respondió Jehová, y qué habló Jehová?

Y como los malos higos, que de malos no se pueden comer, ciertamente así dice Jehová: De la misma manera daré a Sedequías rey de Judá, y a sus príncipes, y al remanente de Jerusalén que queda en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto.

Y toda esta tierra será puesta en desolación y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años.

Y será que, cuando fueren cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, dice Jehová, y sobre la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.

y a toda la mezcla de gente, y a todos los reyes de la tierra de Uz, y a todos los reyes de la tierra de los filisteos, a Ascalón, a Gaza, a Ecrón y al remanente de Asdod;

y a Dedán, y Tema, y Buz, y a todos los que están al cabo del mundo;

los cuales sacaron a Urías de Egipto, y lo trajeron al rey Joacim, y lo hirió a espada, y echó su cuerpo en los sepulcros del vulgo.

Y los enviarás al rey de Edom, y al rey de Moab, y al rey de los hijos de Amón, y al rey de Tiro, y al rey de Sidón, por mano de los mensajeros que vienen a Jerusalén a Sedequías, rey de Judá.

Y todas las naciones le servirán a él, y a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra; y entonces muchas naciones y grandes reyes se servirán de él.

Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia.

Mas a las naciones que sometieren su cuello al yugo del rey de Babilonia, y le sirvieren, les dejaré en su tierra, dice Jehová, y la labrarán, y morarán en ella.

Y hablé también a Sedequías rey de Judá conforme a todas estas palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y servid a él y a su pueblo, y vivid.

¿Por qué moriréis, tú y tu pueblo, a espada, de hambre, y pestilencia, según ha dicho Jehová a la gente que no sirviere al rey de Babilonia?

No escuchéis las palabras de los profetas que os hablan, diciendo: No serviréis al rey de Babilonia; porque os profetizan mentira.

No los escuchéis; servid al rey de Babilonia, y vivid: ¿por qué ha de ser desierta esta ciudad?

Entonces el profeta Jeremías respondió al profeta Hananías, delante de los sacerdotes y delante de todo el pueblo que estaba en la casa de Jehová.

Entonces el profeta Jeremías dijo al profeta Hananías: Ahora oye, Hananías; Jehová no te envió, y tú has hecho que este pueblo confíe en mentira.

Y seré hallado de vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones, y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice ser llevados.

Y todos los trasportados de Judá que están en Babilonia, tomarán de ellos maldición, diciendo: Jehová te ponga como a Sedequías y como a Acab, los cuales asó al fuego el rey de Babilonia.

Y vendrán, y cantarán en lo alto de Sión, y correrán al bien de Jehová, y al pan, y al vino, y al aceite, y a las crías de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor.

Establécete señales, hazte majanos altos; pon tu corazón hacia el camino, vuelve al camino de donde te fuiste, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades.

Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los Caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre.

Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, conforme a la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y me dijo: Compra ahora mi heredad que está en Anatot, en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia, y a ti compete la redención; cómprala para ti. Entonces conocí que era palabra de Jehová.

Y edificaron altares a Baal, los cuales están en el valle del hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego a sus hijos y a sus hijas a Moloc, lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen esta abominación, para hacer pecar a Judá.

Y haré volver la cautividad de Judá, y la cautividad de Israel, y los edificaré como al principio.

voz de gozo y voz de alegría, voz de desposado y voz de desposada, voz de los que digan: Alabad a Jehová de los ejércitos, porque Jehová es bueno, porque para siempre es su misericordia; voz de los que traigan alabanza a la casa de Jehová. Porque volveré a traer la cautividad de la tierra como al principio, dice Jehová.

Al cabo de siete años dejará libre cada uno a su hermano hebreo que le fuere vendido; te servirá, pues, seis años, y lo enviarás libre de ti; mas vuestros padres no me oyeron, ni inclinaron su oído.

Pero sucedió que cuando Nabucodonosor rey de Babilonia subió a la tierra, dijimos: Venid, y entrémonos en Jerusalén, por miedo al ejército de los caldeos y por miedo al ejército de los de Siria; y en Jerusalén nos quedamos.

Fue firme la palabra de Jonadab hijo de Recab, el cual mandó a sus hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy, por obedecer al mandamiento de su padre; y yo os he hablado a vosotros, madrugando, y hablando, y no me habéis oído.

Y dijo Jeremías a la familia de los recabitas: Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Porque obedecisteis al mandamiento de Jonadab vuestro padre, y guardasteis todos sus mandamientos, e hicisteis conforme a todas las cosas que os mandó;

Y aconteció que cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió espantado a su compañero, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos al rey todas estas palabras.

Y entraron a donde estaba el rey, al atrio, habiendo depositado el rollo en la cámara de Elisama el escriba; y contaron a oídos del rey todas las palabras.

Y envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo, el cual lo tomó de la cámara del escriba Elisama, y leyó en él Jehudí a oídos del rey, y a oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban.

Y aunque Elnatán y Delaías y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír.

Entonces el rey mandó a Jerameel hijo de Amelec, y a Seraías hijo de Azriel, y a Selemías hijo de Abdeel, para que prendiesen a Baruc el escriba y al profeta Jeremías; pero Jehová los escondió.

Por tanto, así dice Jehová acerca de Joacim rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche.

Y reinó el rey Sedequías hijo de Josías, en lugar de Conías hijo de Joacim, al cual Nabucodonosor rey de Babilonia había constituido por rey en la tierra de Judá.

Y envió el rey Sedequías a Jucal hijo de Selemías, y a Sofonías hijo de Maasías el sacerdote, para que dijesen al profeta Jeremías: Ruega ahora por nosotros a Jehová nuestro Dios.

Entonces vino palabra de Jehová al profeta Jeremías, diciendo:

Así dice Jehová Dios de Israel: Diréis así al rey de Judá, que os envió a mí para que me consultaseis: He aquí que el ejército de Faraón que había salido en vuestro socorro, se volverá a su tierra en Egipto.

Y aconteció que cuando el ejército de los caldeos se retiró de Jerusalén por miedo al ejército de Faraón,

Y cuando llegó a la puerta de Benjamín, estaba allí un capitán de la guardia que se llamaba Irías, hijo de Selemías hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías, diciendo: Tú te pasas a los caldeos.

Dijo también Jeremías al rey Sedequías: ¿En qué pequé contra ti, y contra tus siervos, y contra este pueblo, para que me pusieseis en la cárcel?

Entonces dio orden el rey Sedequías, y pusieron a Jeremías en el patio de la cárcel, haciéndole dar una torta de pan al día, de la plaza de los Panaderos, hasta que todo el pan de la ciudad se gastase. Y quedó Jeremías en el patio de la cárcel.

Y dijeron los príncipes al rey: Te pedimos que sea muerto este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal.

Ebedmelec salió de la casa del rey, y habló al rey, diciendo:

Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han hecho al profeta Jeremías, al cual echaron en la mazmorra; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad.

Entonces mandó el rey al mismo Ebedmelec etíope, diciendo: Toma en tu poder treinta hombres de aquí, y saca al profeta Jeremías de la mazmorra, antes que muera.

Y tomó Ebedmelec en su poder hombres, y entró a la casa del rey al lugar debajo de la tesorería, y tomó de allí trapos viejos y raídos, y ropas viejas y andrajosas, y los echó a Jeremías con sogas en la mazmorra.

Después envió el rey Sedequías, e hizo traer a sí al profeta Jeremías a la tercera entrada que estaba en la casa de Jehová. Y dijo el rey a Jeremías: Voy a preguntarte algo, no me ocultes nada.

tú les dirás: Supliqué al rey que no me hiciese volver a casa de Jonatán para que no me muriese allí.

Y sucedió que al verlos Sedequías rey de Judá y todos los hombres de guerra, huyeron y salieron de noche de la ciudad por el camino del huerto del rey, por la puerta entre los dos muros; y el rey salió por el camino del desierto.

Y sacó los ojos al rey Sedequías, y le aprisionó con grillos para llevarle a Babilonia.

Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, los trasportó a Babilonia Nabuzaradán, capitán de la guardia.

Y aún no se había vuelto él, cuando le dijo: Vuélvete a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él en medio del pueblo; o ve a donde te pareciere más cómodo ir. Y el capitán de la guardia le dio provisiones y un presente, y le despidió.

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