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'Al' en la Biblia

Y los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR, y olvidaron al SEÑOR su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera.

Y clamaron los hijos de Israel al SEÑOR; y el SEÑOR despertó un salvador a los hijos de Israel y los libró; es a saber, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb.

Y clamaron los hijos de Israel al SEÑOR; y el SEÑOR les despertó un salvador, a Aod, hijo de Gera, hijo de Jemini, \'

Y luego que acabó de ofrecer el presente, despidió al pueblo que lo había traído.

Y saliendo Aod al patio, cerró tras sí las puertas de la sala con la llave.

Y cuando llegó, tocó la trompeta en la región montañosa de Efraín; y los hijos de Israel descendieron con él de la región montañosa, {estando} él al frente de ellos.

Y ella mandó llamar a Barac, hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: Esto ha ordenadoNo ha ordenado}>> el SEÑOR, Dios de Israel: ``Ve, marcha al monte Tabor y lleva contigo a diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón.

y yo atraeré a ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su multitud, y lo entregaré en tus manos?

Vinieron, pues, las nuevas a Sísara como Barac hijo de Abinoam había subido al monte de Tabor.

Mas Barac siguió a los carros y al ejército hasta Haroset de los gentiles, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada hasta no quedar ni uno.

Y Jael salal encuentro de Sísara, y le dijo: Ven, señor mío, ven a mí; no temas. Y él fue hacia ella a la tienda, y ella lo cubrió con una manta.

Y siguiendo Barac a Sísara, Jael salió a recibirlo, y le dijo: Ven, y te mostraré al varón que tú buscas. Y él entró donde ella estaba, y he aquí Sísara yacía muerto con la estaca por la sien.

Porque ha vengado las injurias de Israel, porque el pueblo se ha ofrecido de su voluntad, load al SEÑOR.

Oíd, reyes; estad, oh príncipes, atentos; yo cantaré al SEÑOR, alabaré al SEÑOR Dios de Israel.

Al escoger nuevos dioses, la guerra estaba a las puertas. ¿Se veía escudo o lanza entre cuarenta mil en Israel?

Mi corazón está por los príncipes de Israel, por los voluntarios en el pueblo; load al SEÑOR.

Al sonido de los que dividen las {manadas} entre los abrevaderos, allí repetirán los actos de justicia del SEÑOR, los actos de justicia para con sus campesinos en Israel. Entonces el pueblo del SEÑOR descendió a las puertas.

Los príncipes de Isacar {estaban} con Débora; como Isacar, así {también} Barac; al valle se apresuraron pisándole los talones; entre las divisiones de Rubén {había} grandes resoluciones de corazón.

Galaad se quedó al otro lado del Jordán; y Dan ¿por qué se estuvo junto a los navíos? Aser se asentó a la ribera del mar, y en sus quebraduras se quedó.

Maldecid a Meroz, dijo el ángel del SEÑOR; maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron en socorro al SEÑOR, en socorro al SEÑOR contra los fuertes.

Su mano tendió a la estaca, y su diestra al mazo de trabajadores; y majó a Sísara; le quitó la cabeza; hirió, y atravesó sus sienes.

Era, pues, Israel en gran manera empobrecida por los madianitas; y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR.

Y cuando los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, a causa de los madianitas,

Y Gedeón entró y preparó un cabrito y pan sin levadura con un efa de harina (22 litros). Puso la carne en una cesta y el caldo en un caldero, y {los} llevó y {se los} presentó al ángel debajo de la encina.

Y viendo Gedeón que era el ángel del SEÑOR, dijo: Ay, Señor DIOS, que he visto al ángel del SEÑOR cara a cara.

y edifica altar al SEÑOR tu Dios en la cumbre de este peñasco según el orden debido; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto sobre la leña del bosque que habrás cortado.

Y dijeron el uno al otro: ¿Quién ha hecho esto? Y buscando e inquiriendo, les dijeron: Gedeón hijo de Joás lo ha hecho. Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás:

Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, asentaron el campamento junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, al otro lado del collado de More, en el valle.

Y el SEÑOR dijo a Gedeón: Todavía el pueblo es demasiado numeroso; hazlos bajar al agua y allí te los probaré. Y será que de quien yo te diga: ``Este irá contigo", ése irá contigo; pero todo aquel de quien yo te diga: ``Este no irá contigo", ése no irá.

E hizo bajar el pueblo al agua. Y el SEÑOR dijo a Gedeón: Pondrás a un lado a todo aquel que lamiere el agua con su lengua, como lame el perro, y a todo el que se arrodille para beber.

Y aconteció que aquella noche el SEÑOR le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque yo lo he entregado en tus manos.

Y si tienes temor de descender, baja tú con Fura tu criado al campamento,

y oirás lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás al campamento. Y él descendió con Fura su criado al principio de la gente de armas que estaba en el campamento.

Y cuando Gedeón oyó la historia del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel, dijo: Levantaos, que el SEÑOR ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos.

Y les dijo: Miradme a mí, y haced como yo hiciere; he aquí que cuando yo llegare al principio del campamento, como yo hiciere, así haréis vosotros.

Llegó pues Gedeón, y los cien varones que llevaba consigo, al principio del campamento, al principio de la vela del medio, cuando solamente los guardias estaban despiertos; y tocaron los shofarot, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos.

Gedeón también envió mensajeros a todo el monte de Efraín, diciendo: Descended al encuentro de los madianitas, y tomadles las aguas hasta Bet-bara y el Jordán. Y juntos todos los varones de Efraín, tomaron las aguas de Bet-bara y el Jordán.

Y tomaron dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb; y después que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán.

Entonces los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que nos has hecho, al no llamarnos cuando fuiste a pelear contra Madián? Y lo criticaron duramente.

Y vino Gedeón al Jordán para pasar, él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados del alcance.

Y subió Gedeón por el camino de los que habitaban en tiendas al este de Noba y Jogbeha, y atacó el campamento cuando el campamento estaba desprevenido.

Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna; y tomó las planchas que sus camellos traían al cuello.

Y fue el peso de los zarcillos de oro que él pidió, mil setecientos siclos de oro; sin las planchas, y joyeles, y vestidos de púrpura, que traían los reyes de Madián, y sin los collares que traían sus camellos al cuello.

Y sucedió que al morir Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse con los baales e hicieron a Baal-berit su dios.

Dijeron entonces todos los árboles al escaramujo: Anda tú, reina sobre nosotros.

Ahora pues, si habéis procedido con verdad e integridad al hacer rey a Abimelec, y si habéis procedido bien con Jerobaal y su casa, y si habéis procedido con él como él merecía

Y saliendo al campo, vendimiaron sus viñas, y pisaron la uva, e hicieron alegrías; y entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec.

Y por la mañana al salir el sol te levantarás y acometerás la ciudad; y él y el pueblo que está con él saldrán contra ti, y tú harás con él según que se te ofrecerá.

Al ver Gaal a la gente, dijo a Zebul: Mira, viene gente bajando de las cumbres de los montes. Pero Zebul le dijo: Estás viendo la sombra de los montes como {si fueran} hombres.

Y aconteció al siguiente día, que el pueblo salal campo; y fue dado aviso a Abimelec.

Y él tomó a su gente, la dividió en tres compañías y puso emboscada en el campo; cuando miró y vio al pueblo salir de la ciudad, se levantó contra ellos y los mató.

Y después de combatir Abimelec la ciudad todo aquel día, la tomó, y mató al pueblo que en ella estaba, y asoló la ciudad, y la sembró de sal.

Al oír {esto} todos los habitantes de la torre de Siquem, se metieron en la fortaleza del templo de El-berit.

Entonces subió Abimelec al monte de Salmón, él y toda la gente que con él estaba; y tomó Abimelec un hacha en su mano, y cortó una rama de los árboles, y levantándola se la puso sobre sus hombros, diciendo al pueblo que estaba con él: Lo que me veis a mí que hago, hacedlo vosotros prestamente como yo.

En medio de aquella ciudad había una torre fuerte, a la cual se retiraron todos los hombres y mujeres, y todos los señores de la ciudad; y cerrando tras sí las puertas, subieron al techo de la torre.

Entonces él llamó apresuradamente al muchacho que era su escudero, y le dijo: Saca tu espada y mátame, no sea que se diga de mí: ``Una mujer lo mató." Y el muchacho lo traspasó, y murió.

Así pagó Dios a Abimelec por la maldad que había hecho a su padre al matar a sus setenta hermanos.

Mas los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, y sirvieron a los baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón, y a los dioses de los filisteos; y abandonaron al SEÑOR, y no le sirvieron.

los cuales molieron y quebrantaron a los hijos de Israel en aquel tiempo por dieciocho años, a todos los hijos de Israel que estaban al otro lado del Jordán en la tierra del amorreo, que es en Galaad.

Y los hijos de Israel clamaron al SEÑOR, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque hemos abandonado a nuestro Dios, y servido a los baales.

Y los hijos de Israel respondieron al SEÑOR: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te pareciere; solamente que ahora nos libres en este día.

Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron al SEÑOR; y su alma fue angustiada a causa del trabajo de Israel.

Y los príncipes y el pueblo de Galaad dijeron el uno al otro: ¿Quién será el que comenzará la batalla contra los hijos de Amón? El será cabeza sobre todos los que habitan en Galaad.

EXISTIA entonces Jephté, Galaadita, hombre valiente, hijo de una ramera, al cual había engendrado Galaad.

Y envió Jefté embajadores al rey de los amonitas, diciendo: ¿Qué tienes tú conmigo que has venido a mí para hacer guerra en mi tierra?

Y Jefté volvió a enviar otros embajadores al rey de los amonitas,

Entonces Israel envió embajadores al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra. Mas el rey de Edom no los escuchó. Envió también al rey de Moab; el cual tampoco quiso; se quedó por tanto Israel en Cades.

Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom y la tierra de Moab, y viniendo por donde nace el sol a la tierra de Moab, asentó su campamento al otro lado de Arnón, y no entraron por el término de Moab; porque Arnón término es de Moab.

``Por tanto, yo no he pecado contra ti, pero tú me estás haciendo mal al hacer guerra contra mí; que el SEÑOR, el Juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón."

Pero el rey de los hijos de Amón no hizo caso al mensaje que Jefté le envió.

Y Jefté hizo voto al SEÑOR, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos,

Y cuando él la vio, rompió sus vestidos diciendo: ¡Ay, hija mía! Me has abatido mucho, y tú eres de los que me afligen; porque yo he abierto mi boca al SEÑOR, y no podré retractarme.

Ella entonces le respondió: Padre mío, si has abierto tu boca al SEÑOR, haz de mí como salió de tu boca, pues que el SEÑOR te ha hecho venganza de tus enemigos los hijos de Amón.

Pasados los dos meses volvió a su padre, e hizo de ella conforme al voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón.

Y se apoderaron los galaaditas de los vados del Jordán al lado opuesto de Efraín. Y aconteció que cuando {alguno de} los fugitivos de Efraín decía: Dejadme cruzar, los hombres de Galaad le decían: ¿Eres efrateo? Si él respondía: No,

Y oró Manoa al SEÑOR, y dijo: Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, regrese ahora a nosotros, y nos enseñe lo que debemos hacer con el niño que ha de nacer.

Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y así que llegó al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que hablaste a esta mujer? Y él dijo: Yo soy.

Entonces Manoa dijo: Cúmplase pues, tu palabra. ¿Qué orden daremos al niño, y qué se ha de hacer con él?

Entonces Manoa dijo al ángel del SEÑOR: Te ruego que nos permitas que te detengamos, y aderezaremos un cabrito para poner delante de ti.

Y el ángel del SEÑOR respondió a Manoa: Aunque me detengas no comeré de tu pan; mas si quisieres hacer holocausto, sacrifícalo al SEÑOR. Y no sabía Manoa que aquel fuera el ángel del SEÑOR.

Entonces dijo Manoa al ángel del SEÑOR: ¿Cómo es tu nombre, para que cuando se cumpliere tu palabra te honremos?

Y Manoa tomó un cabrito de las cabras y un presente, y lo sacrificó sobre una peña al SEÑOR; y el ángel hizo maravillas a vista de Manoa y de su mujer.

Pues sucedió que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel del SEÑOR ascendió en la llama del altar. Al ver {esto,} Manoa y su mujer cayeron rostro en tierra.

Y al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos?

Y ella lloró delante de él los siete días que ellos tuvieron banquete; mas al séptimo día él se lo declaró, porque le constriñó a ello; y ella declaró el enigma a los hijos de su pueblo.

Y al séptimo día, antes que el sol se pusiera, los de la ciudad le dijeron: ¿Qué cosa hay más dulce que la miel? ¿Y qué cosa hay más fuerte que el león? Y él les respondió: Si no araseis con mi novilla, nunca hubierais descubierto mi enigma.

Pero la mujer de Sansón fue {dada} al compañero que había sido su amigo íntimo.

Al llegar él a Lehi, los filisteos salieron a su encuentro gritando. Y el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con poder, y las sogas que estaban en sus brazos fueron como lino quemado con fuego y las ataduras cayeron de sus manos.

Y al terminar de hablar, arrojó la quijada de su mano, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi.

Y teniendo gran sed, clamó luego al SEÑOR, y dijo: Tú has dado esta gran salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos?

Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue, y subió con ellas a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.

Y tenía ella {hombres} al acecho en un aposento interior. Entonces le dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Pero él rompió las cuerdas como se rompe un hilo de estopa cuando toca el fuego. Y no se descubrió {el secreto de} su fuerza.

Dalila tomó sogas nuevas, lo ató con ellas, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos se te echan encima! Pues los {hombres} estaban al acecho en el aposento interior. Pero él rompió las sogas de sus brazos como un hilo.

Y viéndolo el pueblo, loaron a su dios, diciendo: Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, al destruidor de nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros.

Y Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme tentar las columnas sobre las cuales se sustenta la casa, para que me apoye sobre ellas.

Entonces clamó Sansón al SEÑOR, y dijo: Señor DIOS, acuérdate ahora de mí, y esfuérzame ahora solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos, por mis dos ojos.

Y dijo Sansón: ¡Muera yo con los filisteos! Y se inclinó con todas sus fuerzas y el edificio se derrumbó sobre los príncipes y sobre todo el pueblo que {estaba} en él. Así que los que mató al morir fueron más que los que había matado durante su vida.

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