26 casos

'Casa' en la Biblia

Y luego saliendo de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y de Andrés, con Jacobo y Juan.

Y entró otra vez en Capernaum después de algunos días, y se oyó que estaba en casa.

A ti te digo: Levántate, y toma tu lecho, y vete a tu casa.

Y aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y con sus discípulos; porque había muchos, y le habían seguido.

cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?

Hablando aún él, vinieron de casa del príncipe de la sinagoga, diciendo: Tu hija es muerta; ¿para qué fatigas más al Maestro?

Y llegaron a la casa del príncipe de la sinagoga, y vio el alboroto, los que lloraban y gemían mucho.

Pero Jesús les decía: No hay profeta deshonrado sino en su tierra, y entre sus parientes, y en su casa.

Y dejando la multitud y entrándose en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola.

Y levantándose de allí, se fue a los términos de Tiro y de Sidón; y entrando en casa, quiso que nadie lo supiera; mas no pudo ser escondido.

Cuando fue a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija echada sobre la cama.

Y le envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.

Y llegó a Capernaum; y así que estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino?

Y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi Casa, Casa de oración será llamada por todas las naciones? Y vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

y el que estuviere sobre la casa, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa;

Como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio a sus siervos su hacienda, y a cada uno su cargo, y al portero mandó que velara.

Y estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer teniendo un alabastro de ungüento de nardo espique de mucho precio; y quebrando el alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.

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