1704 casos

'Casa' en la Biblia

Entonces el rey dijo a la mujer: Vete a tu casa, que yo mandaré acerca de ti.

Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la iniquidad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sin culpa.

Mas el rey dijo: Váyase a su casa, y no vea mi rostro. Y Absalón volvió a su casa, y no vio el rostro del rey.

Se levantó por tanto Joab, y vino a Absalón a su casa, y le dijo: ¿Por qué han puesto fuego tus siervos a mis tierras?

El rey entonces salió, con toda su casa a pie; y dejó el rey diez mujeres concubinas para que guardaran la casa.

¿No estarán allí contigo Sadoc y Abiatar sacerdotes? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, darás aviso de ello a Sadoc y a Abiatar sacerdotes.

Y dijo el rey: ¿Dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí él se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre.

Y vino el rey David hasta Bahurim; y he aquí, salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simei, hijo de Gera; y salía maldiciendo,

el SEÑOR te ha dado el pago de toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado; mas el SEÑOR ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón; y he aquí tú eres tomado en tu maldad, porque eres varón sanguinario.

Y Ahitofel dijo a Absalón: Entra a las concubinas de tu padre, que él dejó para guardar la casa; y todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se esforzarán las manos de todos los que están contigo.

Pero fueron vistos por un joven, el cual lo dijo a Absalón; sin embargo los dos se dieron prisa a caminar, y llegaron a casa de un hombre en Bahurim, que tenía un pozo en su patio, dentro del cual ellos descendieron.

Y tomando la mujer de la casa una manta, la extendió sobre la boca del pozo, y tendió sobre ella del trigo majado, para que el negocio no fuera entendido.

Llegando luego los criados de Absalón a la casa a la mujer, le dijeron: ¿Dónde están Ahimaas y Jonatán? Y la mujer les respondió: Ya han pasado el vado de las aguas. Y como ellos los buscaron y no los hallaron volvieron a Jerusalén.

Y Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó, y se fue a su casa en su ciudad; y ordenó su casa, y se ahorcó y murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.

Y entrando Joab en casa del rey, le dijo: Hoy has avergonzado el rostro de todos tus siervos, que han hoy librado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus mujeres, y la vida de tus concubinas,

Y el rey David envió a Sadoc y a Abiatar sacerdotes, diciendo: Hablad a los ancianos de Judá y decidles: ¿Por qué seréis vosotros los postreros en volver el rey a su casa, ya que la palabra de todo Israel ha venido al rey de volverle a su casa?

y con él venían mil hombres de Benjamín; asimismo Siba criado de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte siervos, los cuales pasaron el Jordán delante del rey.

Porque yo tu siervo conozco haber pecado, y he venido hoy el primero de toda la casa de José, para descender a recibir a mi señor el rey.

Porque toda la casa de mi padre era digna de muerte delante de mi señor el rey, y tú pusiste a tu siervo entre los convidados de tu mesa. ¿Qué justicia pues tengo aún para quejarme más contra el rey?

Y Mefi-boset dijo al rey: Y aun tómelas él todas, pues que mi señor el rey ha vuelto en paz a su casa.

Y todo el pueblo pasó el Jordán; y luego que el rey hubo también pasado, el rey besó a Barzilai, y lo bendijo; y él se volvió a su casa.

Y luego que llegó David a su casa en Jerusalén, tomó el rey las diez mujeres concubinas que había dejado para guardar la casa, y las puso en una casa bajo guardia, y les dio de comer; pero nunca más se llegó a ellas, sino que quedaron encerradas hasta que murieron en viudez de por vida.

Y en los días de David hubo hambre por tres años consecutivos. Y David consultó al SEÑOR, y el SEÑOR le dijo: Es por Saúl, y por aquella casa de sangre; porque mató a los gabaonitas.

Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros pleito sobre plata ni sobre oro con Saúl, y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que vosotros dijereis os haré.

¿No será así mi casa para con Dios? bien que a toda mi salud, y a toda mi voluntad no se hará producir todavía. Mas él ha hecho conmigo pacto perpetuo ordenado en todas las cosas, y será guardado;

Y David dijo al SEÑOR, cuando vio al ángel que hería al pueblo: Yo pequé, yo hice la iniquidad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre.

Y envió el rey Salomón, y lo trajeron del altar; y él vino, y se inclinó al rey Salomón. Y Salomón le dijo: Vete a tu casa.

Ahora pues, vive el SEÑOR, que me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David mi padre, y que me ha hecho casa, como me había dicho, que Adonías morirá hoy.

Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio del SEÑOR, para que se cumpliera la palabra del SEÑOR que había dicho sobre la casa de Elí en Silo.

Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; mátale y entiérralo, y quita de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente.

La sangre, pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su simiente perpetuamente; mas sobre David y sobre su simiente, y sobre su casa y sobre su trono, habrá perpetuamente paz de parte del SEÑOR.

Entonces Benaía hijo de Joiada subió, y lo hirió, y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto.

Después envió el rey, e hizo venir a Simei, y le dijo: Edifícate una casa en Jerusalén, y mora ahí, y no salgas de allá a una parte ni a otra;

Y Salomón hizo parentesco con el Faraón rey de Egipto, porque tomó por mujer a la hija de Faraón, y la trajo a la ciudad de David, entre tanto que acababa de edificar su casa, y la casa del SEÑOR, y los muros de Jerusalén alrededor.

Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos; porque aún no había casa edificada al nombre del SEÑOR hasta aquellos tiempos.

Y dijo una mujer: ¡Ruego, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa.

Y aconteció al tercer día después que yo di a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ningún extraño estaba en casa, sino nosotras dos en la casa.

Y tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada uno de ellos estaba obligado a abastecer por un mes en el año.

Tú sabes como mi padre David no pudo edificar casa al nombre del SEÑOR su Dios, por las guerras que le cercaron, hasta que el SEÑOR puso sus enemigos bajo las plantas de sus pies.

Yo por tanto he determinado ahora edificar Casa al nombre del SEÑOR mi Dios, como el SEÑOR lo habló a David mi padre, diciendo: Tu hijo, que yo pondré en lugar tuyo en tu trono, él edificará casa a mi nombre.

Y mandó el rey que trajeran grandes piedras, piedras de precio, para los cimientos de la Casa, y piedras labradas.

Y los albañiles de Salomón, y los de Hiram, y los aparejadores, cortaron y aparejaron la madera y la cantería para labrar la casa.

Y fue en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, en el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, que él comenzó a edificar la Casa del SEÑOR.

La Casa que el rey Salomón edificó al SEÑOR, tuvo sesenta codos de largo y veinte de ancho, y treinta codos de alto.

Y el portal delante del templo de la Casa, de veinte codos de largo, según la anchura de la Casa, y su ancho era de diez codos delante de la Casa.

E hizo a la Casa ventanas anchas por dentro, y estrechas por fuera.

Edificó también junto al muro de la Casa un colgadizo alrededor, pegado a las paredes de la Casa en derredor del templo y del oráculo; e hizo cámaras alrededor.

El colgadizo de abajo era de cinco codos de ancho, y el de en medio de seis codos de ancho, y el tercero de siete codos de ancho; porque por fuera había hecho disminuciones a la casa en derredor, para no trabar las vigas de las paredes de la Casa.

Y la Casa cuando se edificó, la fabricaron de piedras perfectas que traían ya acabadas de labrar; de tal manera que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la Casa, ni ningún otro instrumento de hierro.

La puerta del colgadizo de en medio estaba al lado derecho de la Casa; y se subía por una escalera de caracol al del medio, y del medio al tercero.

Labró pues la Casa, y la acabó; y cubrió la Casa de labrados y de maderas de cedro puestas por orden.

Y edificó asimismo el colgadizo en derredor de toda la Casa, de altura de cinco codos, el cual se apoyaba en la casa con vigas de cedro.

Esta Casa que tú edificas, si anduvieres en mis estatutos, e hicieres mis derechos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo tendré firme contigo mi palabra que hablé a David tu padre;

Y edificó las paredes de la Casa por dentro con tablas de cedro, vistiéndola de madera por dentro, desde el solado de la casa hasta las paredes de la techumbre; y el solado lo recubrió de dentro con madera de haya.

Edificó también al cabo de la Casa veinte codos de tablas de cedro, desde el solado hasta las paredes, y se labró en la Casa un oráculo, que es el lugar santísimo.

Y la Casa, a saber, el templo adentro, tenía cuarenta codos.

Y la Casa estaba cubierta de cedro por dentro, y tenía entalladuras de calabazas silvestres y de flores abiertas. Todo era cedro; ninguna piedra se veía.

Y adornó el oráculo por dentro en medio de la Casa, para poner allí el arca del pacto del SEÑOR.

Así que vistió Salomón de oro puro la Casa por dentro, y cerró la puerta del oráculo con cadenas de oro, y lo vistió de oro.

Vistió pues de oro toda la Casa hasta el cabo; y asimismo vistió de oro todo el altar que estaba delante del oráculo.

Y puso estos querubines en la casa de adentro; los querubines extendían sus alas, de modo que el ala del uno tocaba a la pared, y el ala del otro querubín tocaba a la otra pared, y las otras dos alas se tocaban la una a la otra en la mitad de la Casa.

Y esculpió todas las paredes de la Casa alrededor de diversas figuras, de querubines, de palmas, y de flores abiertas, por dentro y por fuera.

Y recubrió de oro el solado de la casa, por dentro y por fuera.

En el cuarto año, en el mes de Zif, se pusieron los cimientos de la Casa del SEÑOR.

Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la Casa con todas sus pertenencias, y con todo lo necesario. La edificó pues, en siete años.

Mas su casa la edificó Salomón en trece años, y la acabó toda.

Y asimismo edificó la casa del bosque del Líbano, la cual tenía cien codos de longitud, y cincuenta codos de anchura, y treinta codos de altura, sobre cuatro órdenes de columnas de cedro, con vigas de cedro sobre las columnas.

Y en la casa en que él moraba, había otra sala dentro del portal, de obra semejante a ésta. Edificó también Salomón una casa para la hija de Faraón, que había tomado por mujer, de la misma obra de aquel portal.

Y en el gran atrio alrededor había tres órdenes de piedras labradas, y un orden de vigas de cedro; y así el atrio interior de la Casa del SEÑOR, y el atrio de la Casa.

Y puso cinco basas a la mano derecha de la Casa, y las otras cinco a la mano izquierda de la Casa; y asentó el mar al lado derecho de la Casa, al oriente, hacia el mediodía.

Asimismo hizo Hiram fuentes, y tenazas, y cuencos. Así acabó toda la obra que hizo a Salomón para la Casa del SEÑOR:

calderos, tenazas, cuencos; y todos los otros vasos que Hiram hizo al rey Salomón, para la Casa del SEÑOR de bronce bruñido.

E hizo Salomón todos los vasos que pertenecían a la Casa del SEÑOR; un altar de oro, y una mesa sobre la cual estaban los panes de la proposición, también de oro;

asimismo los cántaros, vasos, cuencos, cucharros, e incensarios, de oro purísimo; también de oro los quiciales de las puertas de la Casa de adentro, es a saber del lugar santísimo, y los de las puertas de la casa del templo.

Así se completó toda la obra que dispuso hacer el rey Salomón para la Casa del SEÑOR. Y trajo Salomón lo que David su padre había dedicado (Heb. las santidades de David), es a saber, plata, oro, y vasos, y lo puso todo en guarda en las tesorerías de la Casa del SEÑOR.

Y los sacerdotes metieron el arca del pacto del SEÑOR en su lugar, en el oráculo de la Casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.

Y cuando los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó la Casa del SEÑOR.

Y los sacerdotes no pudieron estar para ministrar por causa de la nube; porque la gloria del SEÑOR había llenado la Casa del SEÑOR.

Yo he edificado casa por morada para ti, asiento en que tú habites para siempre.

Desde el día que saqué a mi pueblo Israel de Egipto, no he escogido ciudad de todas las tribus de Israel para edificar Casa en la cual estuviera mi nombre, aunque escogí a David para que presidiera en mi pueblo Israel.

Y David mi padre tuvo en el corazón edificar Casa para el nombre del SEÑOR Dios de Israel.

Mas el SEÑOR dijo a David mi padre: En cuanto a haber tú tenido en el corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en tener tal voluntad;

pero tú no edificarás la Casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará Casa a mi nombre.

Y el SEÑOR ha hecho firme su palabra que había dicho; que me he levantado yo en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como el SEÑOR había dicho, y he edificado la Casa para el nombre del SEÑOR Dios de Israel.

¿Es verdad que Dios haya de morar sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta Casa que yo he edificado?

que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta Casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo hará en este lugar.

Cuando alguno hubiere pecado contra su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento delante de tu altar en esta Casa;

Cuando tu pueblo Israel hubiere caído delante de sus enemigos, por haber pecado contra ti, y a ti se volvieren, y confesaren tu nombre, y oraren, y te rogaren con humildad en esta Casa;

toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga de su corazón, y extendiere sus manos a esta Casa;

(porque habrán oído de tu gran nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido), y viniere a orar a esta Casa;

tú oirás desde los cielos, en la habitación de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman, como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta Casa que yo edifiqué.

Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú los enviares, y oraren al SEÑOR hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la Casa que yo edifiqué para tu nombre,

y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti hacia su tierra, que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste y la Casa que yo he edificado a tu nombre;

Y ofreció Salomón sacrificios pacíficos, los cuales sacrificó al SEÑOR, que fueron veintidós mil bueyes, y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la Casa del SEÑOR.

Aquel mismo día santificó el rey el medio del atrio que estaba delante de la Casa del SEÑOR: porque ofreció allí los holocaustos, y los presentes, y los sebos de los pacíficos; por cuanto el altar de bronce que estaba delante del SEÑOR era pequeño, y no cabían en él los holocaustos, y los presentes, y los sebos de los pacíficos.

Y cuando Salomón hubo acabado la obra de la Casa del SEÑOR, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer,

Y le dijo el SEÑOR: Yo he oído tu oración y tu ruego, que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta Casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.

yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta Casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y fábula a todos los pueblos;

y a esta Casa que estaba en estima, cualquiera que pasare por ella se pasmará, y silbará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así el SEÑOR a esta tierra, y a esta Casa?

Resultados de Búsqueda por Versiones

Resultados de Búsqueda por Libro

Todos los Libros

Biblia del Jubileo 2000 (Grátis) copyright