3005 casos en 6 traducciones

'Cuando' en la Biblia

Y vino por el Espíritu al templo. Y cuando sus padres trajeron al niño Jesús al Templo, para hacer por él conforme a la costumbre de la ley.

Y cuando cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

Y cuando fue de doce años, subieron ellos a Jerusalén conforme a la costumbre de la Fiesta.

Y cuando cumplieron los días, regresando ellos, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo José y su madre.

Cuando no Lo encontraron, volvieron y Lo buscaron en Jerusalén.

Y cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor.

Y cuando comenzó {su ministerio}, Jesús mismo tenía unos treinta años, siendo, como se suponía, hijo de José, {quien era hijo} de Elí,

Y le fue dado el libro del profeta Isaías; y cuando abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, que hubo una gran hambre en toda la tierra;

Cuando se hizo de día, salió y se fue a un lugar solitario; y las multitudes le buscaban, y llegaron adonde El {estaba} y procuraron detenerle para que no se separara de ellos.

Cuando cesó de hablar, dijo a Simón: Tira a alta mar, y echad vuestras redes para pescar.

Y cuando lo hicieron, encerraron una gran cantidad de peces, de modo que sus redes se rompían;

Y aconteció que estando Jesús en una de las ciudades, he aquí, {había allí} un hombre lleno de lepra; y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces ayunarán en aquellos días.

Y respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban;

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y escogió doce de ellos, a los que también dio el nombre de apóstoles:

¿O cómo puedes decir a tu hermano: ``Hermano, déjame sacarte la mota que está en tu ojo", cuando tú mismo no ves la viga que está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo y entonces verás con claridad para sacar la mota que está en el ojo de tu hermano.

Semejante es al hombre que edifica una casa, el cual cavó y ahondó, y puso el fundamento sobre piedra; y cuando vino una avenida, el río dio con ímpetu en aquella casa, mas no la pudo menear, porque estaba fundada sobre piedra.

Cuando {Jesús} terminó todas sus palabras al pueblo que le oía, se fue a Capernaúm.

Y cuando oyó hablar de JESÚS, envió a él los ancianos de los judíos, rogándole que viniera y librara a su siervo.

Cuando ellos llegaron a Jesús, le rogaron con insistencia, diciendo: {El centurión} es digno de que le concedas esto;

Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de su casa, envió el centurión amigos a él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado;

Y cuando los que habían sido enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo.

Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban fuera a un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda; y había con ella grande compañía de la ciudad.

Cuando los hombres llegaron a El, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, diciendo: `` ¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro?"

Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a hablar de Juan a la multitud: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña que es agitada por el viento?

Cuando todo el pueblo y los recaudadores de impuestos {le} oyeron, reconocieron la justicia de Dios, siendo bautizados con el bautismo de Juan.

Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, cuando entendió que estaba a la mesa en casa de aquel fariseo, trajo un alabastro de ungüento,

Y cuando vio esto el fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Éste, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.

Y cuando se juntó una gran multitud, y vinieron a Él de cada ciudad, les dijo por parábola:

Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando fue nacida, llevó fruto a ciento por uno. Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oídos para oír, oiga.

y cuando El bajó a tierra, le salió al encuentro un hombre de la ciudad poseído por demonios, y que por mucho tiempo no se había puesto ropa alguna, ni vivía en una casa, sino en los sepulcros.

El cual, cuando vio a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.

Y cuando los que los cuidaban vieron lo que había sucedido, huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos.

Cuando Jesús volvió, la multitud le recibió {con gozo}, porque todos le habían estado esperando.

Entonces, cuando la mujer vio que no se podía esconder, vino temblando, y postrándose delante de él le declaró delante de todo el pueblo la causa por qué le había tocado, y cómo luego había sido sana.

Y cuando El llegó a la casa, no permitió que nadie entrara con El sino {sólo} Pedro, Juan y Jacobo, y el padre y la madre de la muchacha.

Y cuando los apóstoles regresaron, dieron cuenta a Jesús de todo lo que habían hecho. Y El, tomándolos consigo, se retiró aparte a una ciudad llamada Betsaida.

Y cuando lo entendió el pueblo, le siguió; y él los recibió, y les hablaba del Reino de Dios, y sanó a los que tenían necesidad de cura.

Y cuando comenzó a declinar el día; llegan los doce, y le dicen: Despide la multitud, para que vayan a las aldeas, y campos de alrededor, y se alojen y hallen alimentos; porque aquí estamos en lugar desierto.

Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y cuando despertaron, vieron su majestad, y a aquellos dos varones que estaban con él.

Y aconteció que al día siguiente, cuando bajaron del monte, una gran multitud le salió al encuentro.

y sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente da gritos, y {el espíritu} hace que caiga con convulsiones, echando espumarajos; y cuando lo estropea, a duras penas se aparta de él.

Cuando éste se acercaba, el demonio lo derribó y lo hizo caer con convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre.

Y sucedió que cuando se cumplían los días de su ascensión, El, con determinación, afirmó su rostro para ir a Jerusalén.

Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado {del camino.}

Del mismo modo, también un levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado {del camino.}

Pero cierto samaritano, que iba de viaje, llegó adonde él {estaba;} y cuando lo vio, tuvo compasión,

Y otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al huésped, y le dijo: Cúralo; y todo lo que gastares de más, cuando yo vuelva te lo pagaré.

Y aconteció que estando él orando en un lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.

Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos; sea tu Nombre santificado. Venga tu Reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Me volveré a mi casa de donde salí.

Nadie, cuando enciende una lámpara, la pone en un sótano ni debajo de un almud, sino sobre el candelero, para que los que entren vean la luz.

La lámpara de tu cuerpo es tu ojo; cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando está malo, también tu cuerpo está lleno de oscuridad.

Así que, siendo todo tu cuerpo resplandeciente, no teniendo alguna parte de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara de resplandor te alumbra.

Cuando terminó de hablar, un fariseo le rogó* que comiera con él; y {Jesús} entró y se sentó {a la mesa.}

Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dice: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros.

Cuando salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarle en gran manera, y a interrogarle minuciosamente sobre muchas cosas,

Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando; de cierto os digo, que él se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá.

Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando el señor viniere, hallare haciendo así.

el señor de aquel siervo llegará un día, cuando él no {lo} espera y a una hora que no sabe, y lo azotará severamente, y le asignará un lugar con los incrédulos.

Pues cuando vas al magistrado con tu adversario, procura en el camino librarte de él; para que no te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.

Cuando Jesús la vio, la llamó, y le dijo: Mujer, libre eres de tu enfermedad.

He aquí, os es dejada vuestra Casa desierta; y os digo que no me veréis hasta que venga tiempo cuando digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.

Y aconteció que cuando Jesús entró en casa de uno de los principales de los fariseos un día de reposo para comer pan, ellos le estaban observando cuidadosamente.

Y comenzó a referir una parábola a los invitados, cuando advirtió cómo escogían los lugares de honor {a la mesa}, diciéndoles:

Cuando fueres llamado de alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más honrado que tú esté por él convidado,

Mas cuando fueres llamado, ve, y siéntate en el postrer lugar; porque cuando viniere el que te llamó, te diga: Amigo, ven arriba; entonces tendrás gloria delante de los que juntamente se sientan a la mesa.

Y dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; para que ellos te vuelvan a convidar, y te sea hecha compensación.

Cuando uno de los que estaban sentados con El {a la mesa} oyó esto, le dijo: ¡Bienaventurado todo el que coma pan en el reino de Dios!

Cuando el siervo regresó, informó {de todo} esto a su señor. Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su siervo: ``Sal enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los ciegos y los cojos."

No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él,

¿O qué rey, cuando sale al encuentro de otro rey para la batalla, no se sienta primero y delibera si con diez mil {hombres} es {bastante} fuerte como para enfrentarse al que viene contra él con veinte mil?

De otra manera, cuando aun el otro está lejos, le ruega por la paz, enviándole embajada.

y cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: ``Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido."

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