'Cuando' en la Biblia
- 1.Gé 2:4-Éx 10:3
- 2.Éx 10:7-Levítico 22:9
- 3.Levítico 22:11-Deuteronomio 9:4
- 4.Deuteronomio 9:9-Josué 2:18
- 5.Josué 3:3-1 Samuel 3:2
- 6.1 Samuel 3:12-2 Samuel 11:19
- 7.2 Samuel 12:18-2 Reyes 3:24
- 8.2 Reyes 3:26-2 Crónicas 18:24
- 9.2 Crónicas 18:31-Job 33:15
- 10.Job 34:25-Salmos 137:3
- 11.Salmos 138:4-Isaías 58:7
- 12.Isaías 64:3-Ezequiel 20:41
- 13.Ezequiel 20:42-Zacarías 13:4
- 14.Malaquías 1:4-Marcos 14:26
- 15.Marcos 14:67-Lucas 24:12
- 16.Lucas 24:32-Hechos 19:34
- 17.Hechos 20:14-2 Pedro 1:17
- 18.2 Pedro 1:18-Apocalipsis 20:7
y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dice: Y tú con Jesús el Nazareno estabas.
Y cuando le hubieron escarnecido, le desnudaron la ropa de púrpura, y le vistieron sus propios vestidos, y le sacaron para colgarle del madero.
Y cuando le hubieron colgado del madero, repartieron sus vestidos echando suertes sobre ellos, qué llevaría cada uno.
Y era la hora de las tres cuando le colgaron del madero.
Y cuando vino la hora sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
Y cuando fue la tarde, porque era la preparación, es decir, la víspera del sábado,
Cuando pasó el sábado de la gran fiesta de la Pascua, María Magdalena, y María madre de Jacobo, y Salomé, habían comprado drogas aromáticas, para venir a ungirle.
Cuando miraron, ven la piedra removida; que era muy grande.
Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación sería ésta.
Y aconteció, que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
Porque he aquí, cuando llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Y aconteció que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores dijeron los unos a los otros: Pasemos pues hasta Belén, y veamos esto que ha acontecido, y el Señor nos ha mostrado.
Y cuando se cumplieron los días de su purificación, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor,
Y vino por el Espíritu al templo. Y cuando sus padres trajeron al niño Jesús al Templo, para hacer por él conforme a la costumbre de la ley.
Y cuando cumplieron todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
Y cuando fue de doce años, subieron ellos a Jerusalén conforme a la costumbre de la Fiesta.
Y cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor.
Y aconteció que, cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
Y le fue dado el libro del profeta Isaías; y cuando abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, que hubo una gran hambre en toda la tierra;
Cuando cesó de hablar, dijo a Simón: Tira a alta mar, y echad vuestras redes para pescar.
Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces ayunarán en aquellos días.
Y respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban;
Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre.
¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros! Porque así hacían sus padres a los falsos profetas.
Semejante es al hombre que edifica una casa, el cual cavó y ahondó, y puso el fundamento sobre piedra; y cuando vino una avenida, el río dio con ímpetu en aquella casa, mas no la pudo menear, porque estaba fundada sobre piedra.
Y cuando oyó hablar de JESÚS, envió a él los ancianos de los judíos, rogándole que viniera y librara a su siervo.
Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de su casa, envió el centurión amigos a él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado;
Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban fuera a un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda; y había con ella grande compañía de la ciudad.
Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.
Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a hablar de Juan a la multitud: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña que es agitada por el viento?
Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, cuando entendió que estaba a la mesa en casa de aquel fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando fue nacida, llevó fruto a ciento por uno. Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oídos para oír, oiga.
El cual, cuando vio a Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.
Entonces, cuando la mujer vio que no se podía esconder, vino temblando, y postrándose delante de él le declaró delante de todo el pueblo la causa por qué le había tocado, y cómo luego había sido sana.
Y cuando lo entendió el pueblo, le siguió; y él los recibió, y les hablaba del Reino de Dios, y sanó a los que tenían necesidad de cura.
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal, el Hijo del hombre se avergonzará cuando venga en su gloria, y del Padre, y de los santos ángeles.
Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y cuando despertaron, vieron su majestad, y a aquellos dos varones que estaban con él.
Y respondiendo Jesús, dice: ¡Oh generación infiel y perversa! ¿Hasta cuándo tengo que estar con vosotros, y os sufriré? Trae tu hijo acá.
Y otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al huésped, y le dijo: Cúralo; y todo lo que gastares de más, cuando yo vuelva te lo pagaré.
Y aconteció que estando él orando en un lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.
Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos; sea tu Nombre santificado. Venga tu Reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Cuando el fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee.
Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Me volveré a mi casa de donde salí.
Así que, siendo todo tu cuerpo resplandeciente, no teniendo alguna parte de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara de resplandor te alumbra.
Y el fariseo, cuando lo vio, se maravilló de que no se lavó antes de comer.
Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dice: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros.
Y cuando os trajeren a las sinagogas, y a los magistrados y potestades, no estéis solícitos cómo o qué hayáis de responder, o qué habréis de decir;
y vosotros semejantes a hombres que esperan cuando su señor ha de volver de las bodas; para que cuando viniere, y tocare, luego le abran.
Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando; de cierto os digo, que él se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y pasando les servirá.
Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando el señor viniere, hallare haciendo así.
Y decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y es así.
Y cuando sopla el austro, decís: Habrá calor; y lo hay.
Pues cuando vas al magistrado con tu adversario, procura en el camino librarte de él; para que no te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.
Cuando Jesús la vio, la llamó, y le dijo: Mujer, libre eres de tu enfermedad.
Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando viereis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, y a todos los profetas en el Reino de Dios, y vosotros ser echados fuera.
He aquí, os es dejada vuestra Casa desierta; y os digo que no me veréis hasta que venga tiempo cuando digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.
Cuando fueres llamado de alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más honrado que tú esté por él convidado,
Mas cuando fueres llamado, ve, y siéntate en el postrer lugar; porque cuando viniere el que te llamó, te diga: Amigo, ven arriba; entonces tendrás gloria delante de los que juntamente se sientan a la mesa.
Y dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; para que ellos te vuelvan a convidar, y te sea hecha compensación.
Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos, los ciegos;
De otra manera, cuando aun el otro está lejos, le ruega por la paz, enviándole embajada.
Y cuando la hubiere hallado, junta las amigas y las vecinas, diciendo: Regocijad conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y le comenzó a faltar.
Y su hijo mayor estaba en el campo; el cual cuando vino, y llegó cerca de casa, oyó la sinfonía y las danzas;
Mas cuando vino éste tu hijo, que ha consumido tu sustento con rameras, has matado para él el becerro grueso.
Yo sé lo que haré para que cuando fuere quitado de la mayordomía, me reciban en sus casas.
Y yo os digo: Haceos amigos con las riquezas de maldad, para que cuando éstas falten, seáis recibidos en las moradas eternas.
Así también vosotros, cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.
Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció, que yendo ellos, fueron limpios.
Y preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el Reino de Dios, les respondió y dijo: El Reino de Dios no vendrá con observación;
Y dijo a sus discípulos: Días vendrán, cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Os digo que los vengará presto. Pero cuando el Hijo del hombre viniere, ¿hallará fe en la tierra?
el cual cuando oyó la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello.
Jesús entonces parándose, mandó traerle a sí; y cuando él llegó, le preguntó,
diciendo: Id a la aldea de enfrente; en la cual cuando entrareis, hallaréis un pollino atado, en el que ningún hombre se ha sentado jamás; desatadlo, y traedlo.
Y cuando llegaron ya cerca de la bajada del monte de las Olivas, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzaron a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto,
Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré mi hijo amado; quizás cuando a éste vieren, tendrán respeto.
Vendrá, y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Que no sea así!
porque no pueden ya más morir; porque son iguales a los ángeles; y son hijos de Dios, cuando son hijos de la resurrección.
Y que los muertos hayan de resucitar, aun Moisés lo enseñó junto a la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de Jacob.
Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿Y qué señal habrá cuando estas cosas hayan de comenzar a ser hechas?
Pero cuando oyereis guerras y sediciones, no os espantéis; porque es necesario que estas cosas sean hechas primero; mas aún no será el fin.
Y cuando viereis a Jerusalén cercada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.
Y cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca.
Cuando ya brotan, viéndolos, de vosotros mismos entendéis que el verano está ya cerca.
Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, entended que está cerca el Reino de Dios.
Y él les dijo: He aquí cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare,
Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los doce apóstoles.
Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada.
Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación.
Y cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza;
Y cuando una criada le vio que estaba sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: Y éste con él estaba.
Y cuando fue de día, se juntaron los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y le trajeron a su concilio,
Y cuando llegaron al lugar que se llama de la Calavera, le colgaron del madero allí, y a los malhechores, uno en un madero a la derecha, y otro a la izquierda.
Y dijo a Jesús: Señor, acuérdate de mí cuando vinieres en tu Reino.
Y cuando era como la hora sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.
No está aquí, mas ha resucitado; acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio sólo los lienzos allí echados; y se fue maravillado entre sí de lo que había sucedido.
Resutados de la Búsqueda continuados...
- 1.Gé 2:4-Éx 10:3
- 2.Éx 10:7-Levítico 22:9
- 3.Levítico 22:11-Deuteronomio 9:4
- 4.Deuteronomio 9:9-Josué 2:18
- 5.Josué 3:3-1 Samuel 3:2
- 6.1 Samuel 3:12-2 Samuel 11:19
- 7.2 Samuel 12:18-2 Reyes 3:24
- 8.2 Reyes 3:26-2 Crónicas 18:24
- 9.2 Crónicas 18:31-Job 33:15
- 10.Job 34:25-Salmos 137:3
- 11.Salmos 138:4-Isaías 58:7
- 12.Isaías 64:3-Ezequiel 20:41
- 13.Ezequiel 20:42-Zacarías 13:4
- 14.Malaquías 1:4-Marcos 14:26
- 15.Marcos 14:67-Lucas 24:12
- 16.Lucas 24:32-Hechos 19:34
- 17.Hechos 20:14-2 Pedro 1:17
- 18.2 Pedro 1:18-Apocalipsis 20:7