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'Cómo' en la Biblia

Los rubenitas y los gaditas con la otra media tribu habían recibido {ya} su heredad, la cual Moisés les había dado al otro lado del Jordán, hacia el oriente, tal como se {la} había dado Moisés, siervo del SEÑOR:

Pero a la tribu de Leví no dio heredad: los sacrificios encendidos del SEÑOR Dios de Israel son su heredad, como él les había dicho.

todas las ciudades de la llanura, y todo el reino de Sehón, rey de los Amorreos, que reinaba en Hesbón, al cual Moisés hirió, así como a los jefes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, príncipes de Sehón que habitaban en aquella tierra.

y en el valle, Bet-aram, Bet-nimra, Sucot y Zafón, el resto del reino de Sehón, rey de Hesbón, {con} el Jordán como límite, hasta el extremo del mar de Cineret al otro lado del Jordán, al oriente.

Mas a la tribu de Leví no dio Moisés heredad: el SEÑOR Dios de Israel es la heredad de ellos como él les había dicho.

Estos {son los territorios} que los hijos de Israel recibieron como heredad en la tierra de Canaán, los cuales les repartieron como heredad el sacerdote Eleazar y Josué, hijo de Nun, y las cabezas de las casas de las tribus de los hijos de Israel,

Por suerte se les dio su heredad, como el SEÑOR lo había mandado por Moisés, que diera a las nueve tribus y a la media tribu.

Tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel, y repartieron la tierra.

Yo era de edad de cuarenta años, cuando Moisés, siervo del SEÑOR, me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le referí el negocio como lo tenía en mi corazón;

Y ahora El SEÑOR me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que el SEÑOR habló estas palabras a Moisés, que Israel ha andado por el desierto; y ahora, he aquí soy hoy de edad de ochenta y cinco años;

y aun hoy estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era entonces mi fuerza, tal es ahora, para la guerra, y para salir y para entrar.

Dame, pues, ahora este monte, del cual habló el SEÑOR en aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y grandes y fuertes ciudades. Por ventura el SEÑOR estará conmigo, y los echaré como el SEÑOR ha dicho.

Entonces los hijos de José hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué me has dado sólo una suerte y una porción como heredad, siendo yo un pueblo numeroso que hasta ahora el SEÑOR ha bendecido?

Y los hijos de José respondieron: La región montañosa no es suficiente para nosotros, y todos los cananeos que viven en la tierra del valle tienen carros de hierro, tanto los que están en Bet-seán y sus aldeas, como los que están en el valle de Jezreel.

Y así dieron por suerte los hijos de Israel a los levitas estas villas con sus ejidos, como el SEÑOR lo había mandado por Moisés.

Mas los campos de la ciudad y sus aldeas los dieron a Caleb, hijo de Jefone, como propiedad suya.

Ahora pues que el SEÑOR vuestro Dios ha dado reposo a vuestros hermanos, como se lo había prometido, volved, y regresad a vuestras tiendas, a la tierra de vuestras posesiones, que Moisés siervo del SEÑOR os dio al otro lado del Jordán.

Y los hijos de Israel oyeron decir como los hijos de Rubén y los hijos de Gad, y la media tribu de Manasés, habían edificado un altar delante de la tierra de Canaán, en los términos del Jordán, al paso de los hijos de Israel.

Lo cual como los hijos de Israel oyeron, juntóse toda la congregación de los hijos de Israel en Silo, para subir á pelear contra ellos.

Nosotros, pues, dijimos: ``Sucederá el día de mañana, que si nos dicen {esto} a nosotros o a nuestras generaciones, entonces diremos: `Ved la réplica del altar del SEÑOR que nuestros padres edificaron, no para holocaustos ni para sacrificios, sino más bien como testigo entre nosotros y vosotros.'"

He aquí os he repartido por herencia, a vuestras tribus todos estos gentiles, así los destruidos como los que quedan, desde el Jordán hasta el gran mar hacia donde el sol se pone.

Y el SEÑOR vuestro Dios los echará de delante de vosotros, y los lanzará de vuestra presencia: y vosotros poseeréis sus tierras, como el SEÑOR vuestro Dios os ha dicho.

mas al SEÑOR vuestro Dios os aferraréis, como habéis hecho hasta hoy.

Un varón de vosotros ha perseguido a mil; porque el SEÑOR vuestro Dios, él mismo ha peleado por vosotros, como él os dijo.

ciertamente sabed que el SEÑOR vuestro Dios no continuará expulsando a estas naciones de delante de vosotros, sino que serán como lazo y trampa para vosotros, como azote en vuestros costados y como espinas en vuestros ojos, hasta que perezcáis de sobre esta buena tierra que el SEÑOR vuestro Dios os ha dado.

Mas será, que como ha venido sobre vosotros toda palabra buena que el SEÑOR vuestro Dios os ha dicho, así también traerá el SEÑOR sobre vosotros toda palabra mala, hasta destruiros de sobre la buena tierra que el SEÑOR vuestro Dios os ha dado;

Y saqué á vuestros padres de Egipto: y como llegaron á la mar, los Egipcios siguieron á vuestros padres hasta el mar Bermejo con carros y caballería.

Y como ellos clamasen á Jehová, él puso oscuridad entre vosotros y los Egipcios, é hizo venir sobre ellos la mar, la cual los cubrió: y vuestros ojos vieron lo que hice en Egipto. Después estuvisteis muchos días en el desierto.

Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados cogían las migajas debajo de mi mesa; como yo lo hice, así me ha pagado Dios. Y le metieron en Jerusalén, donde murió.

Y dieron Hebrón a Caleb, como Moisés le había dicho; y él echó de allí a tres hijos de Anac.

Y quiso el Amorrheo habitar en el monte de Heres, en Ajalón y en Saalbín; mas como la mano de la casa de José tomó fuerzas, hiciéronlos tributarios.

Por lo cual también dije: ``No los echaré de delante de vosotros, sino que serán {como espinas} en vuestro costado, y sus dioses serán lazo para vosotros."

Y como el ángel de Jehová habló estas palabras á todos los hijos de Israel, el pueblo lloró en alta voz.

Por dondequiera que salían, la mano del SEÑOR era contra ellos para mal, como el SEÑOR había dicho, y como el SEÑOR lo había jurado; así los afligió en gran manera.

Con todo no escucharon a sus jueces, porque se prostituyeron siguiendo a otros dioses, y se postraron ante ellos. Se apartaron pronto del camino en que sus padres habían andado en obediencia a los mandamientos del SEÑOR; no hicieron como {sus padres.}

para que por ellos probara yo a Israel, si guardarían ellos el camino del SEÑOR andando en él, como sus padres lo guardaron, o no.

Y como los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos, y jebuseos,

Y como hubo entrado, tocó el cuerno en el monte de Ephraim, y los hijos de Israel descendieron con él del monte, y él iba delante de ellos.

Y en aquel tiempo hirieron de los moabitas como diez mil hombres, todos gruesos y todos hombres de guerra; no escapó varón.

Vinieron, pues, las nuevas a Sísara como Barac hijo de Abinoam había subido al monte de Tabor.

Cesaron los campesinos, cesaron en Israel, hasta que yo, Débora, me levanté, hasta que me levanté, {como} madre en Israel.

Entonces los sobrevivientes descendieron sobre los nobles; el pueblo del SEÑOR vino a mí como guerreros.

Príncipes también de Isacar fueron con Débora; y también Isacar, como Barac se puso a pie en el valle. De las divisiones de Rubén son grandes los pensamientos del corazón.

Así perezcan todos tus enemigos, oh SEÑOR; mas los que te aman, sean como el sol cuando nace en su fuerza. Y la tierra reposó cuarenta años.

Pues como los de Israel habían sembrado, subían los Madianitas, y Amalecitas, y los orientales: subían contra ellos;

Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas, que no había número en ellos ni en sus camellos; así venían a la tierra destruyéndola.

Entonces Gedeón tomó diez varones de sus siervos, e hizo como el SEÑOR le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche.

Y el espíritu de Jehová se envistió en Gedeón, y como éste hubo tocado el cuerno, Abiezer se juntó con él.

Y Gedeón preguntó a Dios: ¿has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho?

He aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que has de salvar a Israel por mi mano, como lo has dicho.

Y aconteció así: porque como se levantó de mañana, exprimiendo el vellón sacó de él el rocío, un vaso lleno de agua.

Entonces llevó el pueblo a las aguas; y el SEÑOR dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, aquel pondrás aparte; asimismo cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber.

Y Madián, Amalec, y todos los hijos del oriente, estaban tendidos en el valle como langostas en muchedumbre, y sus camellos eran sin contar, como la arena que está a la ribera del mar en multitud.

Y como Gedeón oyó la historia del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campo de Israel, dijo: Levantaos, que Jehová ha entregado el campo de Madián en vuestras manos.

Y les dijo: Miradme a mí, y haced como yo hiciere; he aquí que cuando yo llegare al principio del campamento, como yo hiciere, así haréis vosotros.

A los cuales él respondió: ¿Qué he hecho yo ahora como vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor que la vendimia de Abiezer?

Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes de Madián: ¿y qué pude yo hacer como vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, luego que él habló esta palabra.

Y de allí subió a Peniel, y les habló las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como habían respondido los de Sucot.

Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército como de quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el ejército de los hijos del oriente; y los muertos habían sido ciento veinte mil hombres que sacaban espada.

Luego dijo a Zeba y a Zalmuna: ¿Qué manera de hombres tenían aquellos que matasteis en Tabor? Y ellos respondieron: Como tú, tales eran aquellos ni más ni menos, que parecían hijos de rey.

Entonces dijeron Zeba y Zalmuna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna; y tomó las planchas que sus camellos traían al cuello.

Y aconteció que como murió Gedeón, los hijos de Israel tornaron, y fornicaron en pos de los Baales, y se pusieron por Dios á Baal-berith.

Y como se lo dijesen á Jotham, fué y púsose en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó, y díjoles: Oidme, varones de Sichêm; que Dios os oiga.

Ahora pues, si habéis procedido con verdad e integridad al hacer rey a Abimelec, y si habéis procedido bien con Jerobaal y su casa, y si habéis procedido con él como él merecía

Y viendo Gaal el pueblo, dijo a Zebul: He allí pueblo que desciende de las cumbres de los montes. Y Zebul le respondió: La sombra de los montes te parece como hombres.

El cual, tomando gente, repartióla en tres compañías, y puso emboscadas en el campo: y como miró, he aquí el pueblo que salía de la ciudad; y levantóse contra ellos, é hiriólos:

Como oyeron esto todos los que estaban en la torre de Sichêm, entráronse en la fortaleza del templo del dios Berith.

Y fue dicho a Abimelec como todos los de la torre de Siquem estaban reunidos.

Entonces subió Abimelec al monte de Salmón, él y toda la gente que con él estaba; y tomó Abimelec un hacha en su mano, y cortó una rama de los árboles, y levantándola se la puso sobre sus hombros, diciendo al pueblo que estaba con él: Lo que me veis a mí que hago, hacedlo vosotros prestamente como yo.

Y así todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza; de manera que todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y mujeres.

Y como los Israelitas vieron muerto á Abimelech, fuéronse cada uno á su casa.

Y los hijos de Israel respondieron al SEÑOR: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te pareciere; solamente que ahora nos libres en este día.

Y como los hijos de Amón tenían guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron para traer a Jefté de tierra de Tob;

Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: que el SEÑOR oiga entre nosotros, si no hiciéremos como tú dices.

sucederá que cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo vuelva en paz de los hijos de Amón, será del SEÑOR, o lo ofreceré como holocausto.

Y como él la vió, rompió sus vestidos diciendo: ­Ay, hija mía! de verdad me has abatido, y tú eres de los que me afligen: porque yo he abierto mi boca á Jehová, y no podré retractarme.

Ella entonces le respondió: Padre mío, si has abierto tu boca al SEÑOR, haz de mí como salió de tu boca, pues que el SEÑOR te ha hecho venganza de tus enemigos los hijos de Amón.

Y la mujer vino y lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, terrible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.

Y Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser el modo de vivir del muchacho y cuál su vocación?

Entonces dijo Manoa al ángel del SEÑOR: ¿Cómo es tu nombre, para que cuando se cumpliere tu palabra te honremos?

Porque aconteció que como la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar á vista de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra sobre sus rostros.

Pero su mujer le dijo: Si el SEÑOR hubiera deseado matarnos, no habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereal de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas estas cosas, ni nos habría permitido ahora oír {cosas} como éstas.

Y Samsón descendió con su padre y con su madre á Timnah: y como llegaron á las viñas de Timnah, he aquí un cachorro de león que venía bramando hacia él.

Y el Espíritu del SEÑOR cayó sobre él, y lo despedazó como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no dio a entender a su padre ni a su madre lo que había hecho.

Y los varones de Judá les dijeron: ¿Por qué habéis subido contra nosotros? Y ellos respondieron: A prender a Sansón hemos subido, para hacerle como él nos ha hecho.

Y vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto? Y él les respondió: Yo les he hecho como ellos me hicieron.

Y así que vino hasta Lehi, los Filisteos le salieron á recibir con algazara: y el espíritu de Jehová cayó sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se tornaron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos.

Y vinieron a ella los cardinales de los filisteos, y le dijeron: Engáñale y sabe en qué consiste su fuerza tan grande, y cómo lo podríamos vencer, para que le atemos y le atormentemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata.

Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu fuerza tan grande, y cómo podrás ser atado para ser atormentado.

Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré, y seré como cualquiera de los demás hombres.

Y los espías estaban escondidos en casa de ella en una cámara. Entonces ella le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando siente el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza.

Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras: descúbreme, pues, ahora, yo te ruego, cómo podrás ser atado.

Y él le dijo: Si me ataren fuertemente con cuerdas nuevas, con las cuales ninguna cosa se haya hecho, yo me debilitaré, y seré como cualquiera de los demás hombres.

Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató con ellas, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías estaban en una cámara. Mas él rompió las cuerdas de sus brazos como un hilo.

Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la tela.

Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, pues que tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué está tu gran fuerza.

Y como ella le presionaba diariamente con sus palabras y le apremiaba, su alma se angustió hasta la muerte.

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