'Diciendo' en la Biblia
- 1.Gé 1:22-Éx 25:1
- 2.Éx 30:11-Números 19:1
- 3.Números 19:2-Josué 17:14
- 4.Josué 17:17-2 Samuel 11:5
- 5.2 Samuel 11:10-2 Reyes 7:14
- 6.2 Reyes 7:19-Nehemías 8:15
- 7.Nehemías 13:25-Jeremías 29:30
- 8.Jeremías 29:31-Ezequiel 31:1
- 9.Ezequiel 32:1-Mateo 17:9
- 10.Mateo 17:10-Lucas 5:26
- 11.Lucas 5:30-Hechos 11:4
- 12.Hechos 11:18-Apocalipsis 21:9
Y sucedió en el año duodécimo, el {mes} duodécimo, el {día} primero del mes, que vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
Y sucedió en el año duodécimo, el quince del mes, que vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
Y tú, hijo de hombre, di a la casa de Israel: ``Así habéis hablado, diciendo: `Ciertamente nuestras transgresiones y nuestros pecados están sobre nosotros, y por ellos nos estamos consumiendo; ¿cómo, pues, podremos vivir?'"
En el año duodécimo de nuestro destierro, a los cinco {días} del décimo mes, vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido tomada.
Pero en cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo hablan de ti junto a los muros y en las entradas de las casas; hablan el uno al otro, cada cual a su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd cuál es la palabra que viene del SEÑOR.
`Entonces sabrás que yo, el SEÑOR, he oído todas las injurias que has hablado contra los montes de Israel, diciendo: ``Están desolados; nos han sido dados para alimento."
Y cuando los hijos de tu pueblo te hablen, diciendo: `` ¿No nos explicarás qué quieres decir con esto?",
Pero al fin vino ante mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, en quien está el espíritu de los dioses santos, y yo le conté el sueño, {diciendo:}
El ha rechazado tu becerro, oh Samaria, {diciendo:} Mi ira se enciende contra ellos. ¿Hasta cuándo serán incapaces de lograr la purificación?
Pero vosotros hicisteis beber vino a los nazareos, y a los profetas les ordenasteis, diciendo: No profeticéis.
Oíd esta palabra que el SEÑOR ha hablado contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hizo subir de la tierra de Egipto, diciendo:
Entonces Amasías, sacerdote de Betel, envió {palabra} a Jeroboam, rey de Israel, diciendo: Amós conspira contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra {ya} no puede soportar todas sus palabras.
diciendo: ¿Cuándo pasará la luna nueva para vender el grano, y el día de reposo para abrir el {mercado de} trigo, achicar el efa, aumentar el siclo y engañar con balanzas falsas;
Visión de Abdías. Así dice el Señor DIOS acerca de Edom: Hemos oído un mensaje del SEÑOR, y un mensajero ha sido enviado a las naciones, {diciendo:} Levantaos y alcémonos contra él en batalla.
Vino palabra del SEÑOR a Jonás, hijo de Amitai, diciendo:
Vino palabra del SEÑOR por segunda vez a Jonás, diciendo:
Jonás comenzó a recorrer la ciudad camino de un día, y proclamaba, diciendo: Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada.
E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por decreto del rey y de sus grandes, diciendo: Ni hombre ni bestia, ni buey ni oveja prueben cosa alguna; no pasten ni beban agua,
Y sucedió que al salir el sol, dispuso Dios un sofocante viento solano, y el sol hirió la cabeza de Jonás y él desfallecía, y deseaba con {toda} su alma morir, diciendo: Mejor me es la muerte que la vida.
En aquel día se dirá contra vosotros un refrán y se proferirá una amarga lamentación, diciendo: ``Hemos sido totalmente destruidos; El ha cambiado la porción de mi pueblo. ¿Cómo me la ha quitado! Al infiel ha repartido nuestros campos."
Si un hombre, andando tras el viento y la falsedad, hablara mentiras, diciendo: ``Os hablaré del vino y del licor", {ése} sería el profeta para este pueblo.
Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes enseñan por precio, sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en el SEÑOR, diciendo: ¿No está el SEÑOR en medio de nosotros? No vendrá sobre nosotros mal alguno.
El año segundo del rey Darío, en el mes sexto, el día primero del mes, vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, diciendo:
Entonces vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo, diciendo:
Entonces Hageo, mensajero del SEÑOR, por mandato del SEÑOR, habló al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros --declara el SEÑOR.
El {día} veintiuno del mes séptimo, vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo, diciendo:
Habla ahora a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y al remanente del pueblo, diciendo:
El día veinticuatro del {mes} noveno, en el año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Hageo, diciendo:
Y la palabra del SEÑOR vino por segunda vez a Hageo, el {día} veinticuatro del mes, diciendo:
Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, diciendo: ``Yo estremeceré los cielos y la tierra,
El octavo mes del año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:
`No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas proclamaron, diciendo: ``Así dice el SEÑOR de los ejércitos: `Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras.'" Pero no me escucharon ni me hicieron caso' --declara el SEÑOR.
El día veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Sebat, el año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo:
Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: Proclama, diciendo: ``Así dice el SEÑOR de los ejércitos: `Estoy celoso en gran manera por Jerusalén y por Sion,
Proclama de nuevo, diciendo: ``Así dice el SEÑOR de los ejércitos: `Otra vez rebosarán mis ciudades de bienes, otra vez el SEÑOR consolará a Sion y de nuevo escogerá a Jerusalén.'"
Y dije: ¿Qué vienen a hacer éstos? Y él respondió, diciendo: Aquéllos son los cuernos que dispersaron a Judá, de modo que nadie ha podido levantar la cabeza; pero estos {artesanos} han venido para aterrorizarlos, para derribar los cuernos de las naciones que alzaron {sus} cuernos contra la tierra de Judá para dispersarla.
Entonces el ángel del SEÑOR amonestó a Josué, diciendo:
Y me respondió, diciendo: ¿No sabes qué son éstos? Y yo dije: No, señor mío.
Entonces me llamó y me habló, diciendo: Mira, los que salen hacia la tierra del norte aplacan mi espíritu en la tierra del norte.
Y háblale, diciendo: ``Así dice el SEÑOR de los ejércitos: `He aquí un hombre cuyo nombre es Renuevo, porque El brotará del lugar donde está y reedificará el templo del SEÑOR.
y a hablar a los sacerdotes que eran de la casa del SEÑOR de los ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Debemos llorar en el mes quinto y abstenernos como lo hemos hecho durante tantos años?
Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR de los ejércitos, diciendo:
Entonces la palabra del SEÑOR de los ejércitos vino a mí, diciendo:
y los habitantes de una irán a otra, diciendo: `Vamos sin demora a implorar el favor del SEÑOR, y a buscar al SEÑOR de los ejércitos. Yo también iré.'
Así dice el SEÑOR de los ejércitos: ``En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones asirán el vestido de un judío, diciendo: `Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.'"
Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo:
Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, he aquí, unos magos del oriente llegaron a Jerusalén, diciendo:
Después de haberse marchado ellos, un ángel del Señor se le apareció* a José en sueños, diciendo: Levántate, toma al Niño y a su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes va a buscar al Niño para matarle.
y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: DE EGIPTO LLAME A MI HIJO.
Pero cuando murió Herodes, he aquí, un ángel del Señor se apareció* en sueños a José en Egipto, diciendo:
En aquellos días llegó* Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo:
Porque este es aquel a quien se refirió el profeta Isaías, diciendo: VOZ DEL QUE CLAMA EN EL DESIERTO: ``PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR, HACED DERECHAS SUS SENDAS."
Pero Juan trató de impedírselo, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:
Por tanto, no os preocupéis, diciendo: `` ¿Qué comeremos?" o `` ¿qué beberemos?" o `` ¿con qué nos vestiremos?"
Y he aquí, se le acercó un leproso y se postró ante El, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Y extendiendo {Jesús} la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra.
y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, sufriendo mucho.
Y llegándose a El, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálva{nos}, que perecemos!
Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Quién es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
Y gritaron, diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes del tiempo?
y los demonios le rogaban, diciendo: Si vas a echarnos fuera, mándanos a la piara de cerdos.
Entonces se le acercaron* los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, pero tus discípulos no ayunan?
Mientras les decía estas cosas, he aquí, vino un oficial {de la sinagoga} y se postró delante de El, diciendo: Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
Al irse Jesús de allí, dos ciegos le siguieron, gritando y diciendo: ¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
Entonces les tocó los ojos, diciendo: Hágase en vosotros según vuestra fe.
Y se les abrieron los ojos. Y Jesús les advirtió rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie {lo} sepa.
A estos doce envió Jesús después de instruirlos, diciendo: No vayáis por {el} camino de {los} gentiles, y no entréis en {ninguna} ciudad de los samaritanos.
Y cuando vayáis, predicad diciendo: ``El reino de los cielos se ha acercado."
Y he aquí, {había allí} un hombre que tenía una mano seca. Y para poder acusarle, le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?
Entonces le respondieron algunos de los escribas y fariseos, diciendo: Maestro, queremos ver una señal de parte tuya.
Y les habló muchas cosas en parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar;
{Jesús} les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos puede compararse a un hombre que sembró buena semilla en su campo.
Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo,
Entonces dejó a la multitud y entró en la casa. Y se le acercaron sus discípulos, diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
Al atardecer se le acercaron los discípulos, diciendo: El lugar está desierto y la hora es ya avanzada; despide, pues, a las multitudes para que vayan a las aldeas y se compren alimentos.
Pero enseguida Jesús les habló, diciendo: Tened ánimo, soy yo; no temáis.
Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y empezando a hundirse gritó, diciendo: ¡Señor, sálvame!
Entonces los que estaban en la barca le adoraron, diciendo: En verdad eres Hijo de Dios.
Entonces se acercaron* a Jesús {algunos} escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:
Y he aquí, una mujer cananea que había salido de aquella comarca, comenzó a gritar, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija está terriblemente endemoniada.
Pero El no le respondió palabra. Y acercándose sus discípulos, le rogaban, diciendo: Atiéndela, pues viene gritando tras nosotros.
Pero acercándose ella, se postró ante El, diciendo: ¡Señor, socórreme!
Y ellos discutían entre sí, diciendo: {Lo dice} porque no tomamos panes.
Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
Y tomándole aparte, Pedro comenzó a reprenderle, diciendo: ¡No {lo} permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá.
Mientras estaba aún hablando, he aquí, una nube luminosa los cubrió; y una voz {salió} de la nube, diciendo: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido; a El oíd.
Mientras descendían del monte, Jesús les ordenó, diciendo: No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos.
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